ngaoundere camerun

Actualizado el 10 noviembre, 2019

Tenemos un día escaso para visitar N’Gaoundéré, antes de coger el tren nocturno a Douala. N’Gaoundéré se alza sobre la meseta de Adawama, a 1.300 metros de altitud, y debe su nombre al monte Ngaoundere, que en la lengua originaria significa “monte ombligo”. De hecho, divisamos un monte con una clara forma de ombligo…

Ngaoundere fue fundada en 1835 por un clan Peul procedente de Nigeria. Desde entonces mantienen su Lamidato, gobierno musulmán

Un gobierno medieval, que impone una relación de vasallaje a las tribus animistas que allí viven. Aunque el poder oficial lo perdieron cuando los alemanes fundaron allí su colonia, actualmente el Lamidato es muy importante.

cúpula y minarete de la mezquita de ngaoundere pintadas de verde

La actividad de N’Gaoundéré gira en torno al algodón y el ganado, que son transportados por tren al próspero sur, a Douala.

Es precisamente este medio de transporte y la mejora de las carreteras lo que ha hecho que la ciudad crezca en pocos años, llegando a albergar a más de 150.000 habitantes.

Los lagos de NGaoundere

A su alrededor hay varios lagos-cráter, y empezamos dirigiéndonos a uno de ellos, el Lac Tison, que es el más cercano y de más fácil acceso.

Lac Tison rodeado de vegetación selvática

Rodeado de bosque bajo,  de aspecto más tropical que la vegetación de las montañas del Norte de las que venimos, las aguas verdes nos reciben después de un paseito entre la maleza, y algún rebaño de vacas.

A su lado hay un chiringuito, pero está cerrado. Nos llaman la atención algunas flores tropicales, francamente curiosas y bonitas… parecen pequeños fuegos en medio de tanto verde!

El lago aparece tranquilo, lo rodeamos y contemplamos las vistas de la ciudad. Es un buen refugio para relajarse, si vais a pasar unos días en la ciudad.

Ngaoundere
dos libélulas negras y azules copulando ngaoundere

Carambolas del destino: presenciamos y tenemos un encuentro con el Lamido

Nos dirigimos al Palacio del Lamido, que se puede traducir como «líder». Lamido es el anglicismo de una palabra de la lengua peul o fulbé, laamiido, y en árabe se traduce como Emir. 

Aparcamos al lado de la mezquita, frente a la explanada ante la que se abre la puerta principal del palacio (en principio, un edificio bastante moderno). Nos encontramos con unos músicos tocando trompetas y tambores. Mientras, algunos señores vestidos de gala, que me recuerdan mucho a los Tuareg de Mali, entran.

nobles y músicos avanzan a la puerta del palacio del lamido ngaoundere

Hemos tenido la gran suerte de coincidir con una recepción del Lamido.

Los nobles o notables que se hallan bajo su mandato acuden a su llamada, y cada vez que uno o varios llegan, los músicos tocan en su honor.

Guau, esto pinta muy bien!!!

músico tocando una trompeta larga ngaoundere

Preguntamos si podemos visitar el Palacio, ya que normalmente se puede visitar pagando entrada, pero en estas circunstancias ni idea. Valga decir que no es una casa-museo. Aquí vive el hombre más importante de N’Gaoundéré, junto con sus esposas e hijos, así como su corte.
Nos dicen que sí, que no hay problema. ¡¡Bien!!!

hombre de mirada serena con vestido rosa y gorro bordado ngaoundere

Antes de entrar hay un pequeño altercado. Hicimos unas cuantas fotos de la entrada, con los músicos tocando y demás, y al ir a entrar éstos nos exigen un pago por las mismas. No es necesario y entramos, aunque se ponen de mal humor.

Ya dentro nos dicen que si queremos hacer fotos, hay que hacer un pago adicional de 1000 CFAS (1,5 €) por persona, a lo que no nos negamos. Por cierto, que esta tarifa es la que generalmente cobran en lugares similares a este.

Las tarifas para las cámaras de vídeo son bastante más altas, aprox. 6 €, así que si lleváis cámara de fotos con opción de vídeo, y siempre y cuando no queráis hacer un trabajo muy fino, os podéis ahorrar una pasta!!

Entramos en el palacio del Lamido mientras los preparativos de la recepción transcurren a nuestro alrededor

Después de atravesar un vestíbulo amplio, salimos a un patio y frente a nosotros se alza un edificio curiosísimo. Diferente a todo lo que he visto hasta ahora. Es la entrada al palacio propiamente dicha.

Una construcción típicamente peul

Un tejado muy alto, de forma cónica, cubierto con paja (¿de mijo?), se deja caer hasta prácticamente el suelo. Así se forma un porche estrecho -a los lados de la puerta- bastante fresco.

Ngaoundere

El edificio está conformado por una única sala que está soportada por columnas pintadas con dibujos de vivos colores.

Y allí están los nobles, sentados en el suelo, distribuidos por toda la estancia entre las columnas. Es la sala de Recepción, y están esperando a que el Lamido (que no sabemos dónde está) les haga pasar.

Más tarde nos dicen que cada noble tiene un sitio asignado, que por supuesto conocen y sólo deben ocupar ellos. Aquí hay todo un protocolo digno de cualquier casa real, y ¡¡ay de quien se lo salte o se muestre irrespetuoso!!!

Atravesamos la sala, entre los nobles, y nos hacen pasar a un segundo patio donde tenemos que esperar a que empiece la recepción. No nos está permitido esperar en la sala de los notables. Lógico, no tenemos sitio asignado :-P

puesta del palacio y dentro sala de columnas todo pintado de colores ngaoundere

Practicamos la espera paciente, esa virtud que en África es casi un deporte

Aún no sabemos si podremos presenciar la ceremonia y tampoco tenemos claro dónde será. A la derecha se abre otro patio, después de un murete y pasillo estrecho, y justo a lado hay otro edificio con el mismo tejado que el anterior.

Algunos de los invitados salen a esperar también en el patio, tendidos de lado o sentados cómodamente, arreglándose los trajes de vez en cuando (una especie de gran túnica con muchos metros de tela, generalmente con bordados). ¡¡Qué emoción!!

nobles saliendo del palacio ngaoundere
Ngaoundere

Los minutos transcurren, y periódicamente escuchamos cómo los músicos tocan una música rítmica, monótona, pero que a la vez hipnotiza. Especialmente la melodía producida por una especie de trompeta que parece seguir la técnica de la gaita.

músico con vestido amarillo y bordados azules tocando una trompeta ngaoundere

El músico no despega los labios de la boquilla en ningún momento, los carrillos llenos de aire continuamente, y cada pieza dura varios minutos.

músico tocando una trompeta ngaoundere

En un muro del patio podemos ver la genealogía de los lamidos, el tiempo que reinó cada uno, y en algunos casos cómo murió (asesinado, destituido…). El primer Lamido, cuando los peul llegaron y se establecieron, comenzó su reinado en 1830, aunque en 1838 fue sustituido por el siguiente. Por lo que puedo ver, no duran muchos años.

Y comienza la ceremonia, es hora de no perderse ni un detalle

Después de algo más de media hora, hay movimiento. Los nobles empiezan a salir cruzando el patio por uno de sus laterales. Como he dicho antes, todos llevan sus ropas tradicionales, las mejores galas.

Además, van equipados con sus espadas, con ricas empuñaduras muy trabajadas, y en fundas rodeadas por gruesos cordones.

Mayores, jóvenes… todos van circulando ordenadamente, seguramente según la posición que ocupan. Algunos nos miran, otros van concentrados en sus pensamientos. Cuando pasan los últimos, nos dicen que también podemos entrar nosotros ¡guau!

El Lamido espera semioculto. Misterioso, señorial.

Nos dan paso a otro patio, más pequeño. A la derecha hay otro edificio con el mismo tipo de techo, y bajo el porche, semioculto, está el Lamido.

Es un hombre bastante grueso. Aquí la gordura sigue siendo signo de prosperidad y riqueza, y desde luego el máximo jefe no debe moverse más que lo mínimo necesario.

nobles sentados en el suelo en torno al lamido ngaounderev

Su posición evita mirar de frente a sus súbditos, y perpetuar cierto misterio y señorío alrededor de su figura.

Ya están prácticamente todos sentados en el suelo. Los últimos en llegar, después de nosotros, hacen una reverencia hacia el Lamido antes de sentarse.

Ngaoundere
Ngaoundere
hombre con túnica bordada escuchando al lamido ngaoundere

Toda una ceremonia para emitir un breve mensaje

Los músicos siguen tocando.

músico tocando una gran trompeta ngaoundere

Hay uno especialmente llamativo, un hombre muy alto, con una nariz enorme y muy aplastada. No sé si padece acromegalia, popularmente conocida como “elefantiosis”.

Toca una trompeta larguísima que me recuerda a las tibetanas, aunque el sonido es diferente. También hay un hombre con un megáfono diciendo cosas (en su dialecto, así que ni idea!).

En un momento dado, se hace el silencio y sale un hombre a hablar de pie, en medio de los nobles. Es el secretario del Lamido, su portavoz.

Les da la bienvenida, dice unas palabras más, y vuelve a su sitio.

hombre con turbante blanco bordado ngaoundere

Los músicos vuelven a tocar, el del megáfono dice más cosas a voz en grito, y un minuto después todo vuelve a quedarse en silencio y de nuevo sale el portavoz con otro mensaje.
Parece ser que el mensaje que ha provocado esta recepción es que se tienen que preparar porque un Ministro del gobierno va a venir a visitarles próximamente. Y ya. Tanta ceremonia para esto, increíble!! Cómo será un evento importante!!

Vuelve el jaleo de los músicos y de repente, a un gesto del Lamido (que me lo cuentan, porque yo no lo veo desde donde estoy sentada), todos se levantan y salen con paso muy rápido, casi corriendo, y a la vez.

Fue un movimiento repentino que nos pilló por sorpresa. Nos dicen que nosotros también tenemos que salir. Algunos se quedan en el patio anterior charlando un poco, visiblemente más relajados. Nosotros también, en espera de comenzar la visita al palacio propiamente dicha.

consejos prácticos para viajar a Camerún

Ahora sí, recorremos el palacio del Lamido, prácticamente vacío

Empezamos por uno de los edificios peul, que está en ese mismo patio. Es el lugar donde se celebran los juicios. Aquí se dirimen disputas “menores”, mientras que los delitos de sangre son derivados al Estado camerunés.

En el pasado, traían a los esclavos para cortarles el cuello si se habían salido del tiesto. Esto es una constante en los lamidatos y chéfferies que visitamos después, su pasado sanguinario.

Ahora sí podemos entrar en la sala de Recepción y contemplar las columnas pintadas. A todas luces no es una decoración antigua, sino moderna. Las pinturas brillan y hay motivos modernos fusionados con los tradicionales, todo cargado de mucho simbolismo. Desde tablillas con aleyas coránicas, hasta animales-tótem, pasando por un fusil…

Después queda volver al edificio donde estaba el Lamido. Pero resulta que éste aún no se ha ido, y nos piden que esperemos. Al principio decimos que sí, pero viendo la hora que es, y con la sensación de que el palacio vacío no tiene ni la mitad de gracia después de haber visto la ceremonia, les decimos que nos tenemos que ir (un miembro del palacio es quien nos hace de guía), y éste consulta dentro.

El Lamido accede a que entremos. Ahora sí le vemos con claridad, acompañado del secretario-portavoz. Con un gesto señorial nos permite hacerle alguna foto.
Después pasamos a la sala de música delante de él, saludándole educadamente. Él responde igualmente, con esa mirada de los nobles que parece que se dirige a ti pero que en realidad está mirando a algún punto más allá.
Ojo a la espada con funda de oro que tiene el señor a su izquierda… y al calendario moderno de la pared!

También hay en el muro, aunque casi no se ven, dibujos de fusiles como el que hemos visto en la sala de recepción. Detalles.

lamido de ngaoundere con su espada de oro al lado

Con esa sensación de que has visto algo extraordinario, nos vamos al tren

Salimos del palacio y nos vamos a comer, prescindiendo del mercado, a pesar de que está muy cerca del palacio, detrás de la mezquita. Pero debemos recoger las maletas e irnos a coger el tren. Hay que estar un par de horas antes, como en los aeropuertos.

Luego resulta que la salida del tren se retrasa porque al ser Ramadán deciden esperar a la puesta de sol para que los musulmanes (mayoría), puedan hacer la última oración del día «en tierra firme».

Ngaoundere

La experiencia de un tren nocturno en África

Viajamos en Primera clase, vagones con literas.

Estas plazas dan prioridad a los blancos y extranjeros, en principio, pero unos días atrás al llamar para confirmar las reservas, nuestro guía se encontró con que no había plazas, las habían vendido.

Después de un montón de llamadas exigiendo plaza a plaza (al principio ofrecían 3, luego 1 más…), y amenazando con llamar a la Embajada de España, consiguió restituirlas.

estación de ngaoundere con tren a punto de salir

Datos prácticos a tener en cuenta

El viaje duró 13 horas (800 km), aunque esto puede variar en función de las lluvias, de algún incidente, etc.

literas del tren a ngaoundere

El billete cuesta 25.000 CFAs = 38 €.
Los vagones, con cuatro literas cada uno, están bastante bien, aunque las sábanas y mantas están guarras.

Si se deja la ventanilla demasiado abierta, se corre el riesgo de que en alguna de las numerosas paradas se deslice alguna mano en busca de mochilas u objetos de valor.

Además, hace fresco por la noche.

En mi caso la ventanilla estaba rota y con el traqueteo (bastante fuerte), se iba bajando sola así que nos turnábamos para subirla, entre sueños casi… No obstante, por lo que pude observar los vendedores ambulantes se dirigían a los vagones de las otras clases, donde hay más compradores. Vendedores que ofrecen comida de todo tipo, para las largas horas de viaje…

vendedoras de comida en las vías del tren ngaoundere

A las 5 de la mañana tocan enérgicamente nuestra puerta. Abrimos y la mujer encargada del vagón (en Primera clase la hay, junto con un vigilante que cuida de que no entre nadie ajeno a la obra), nos pregunta si somos musulmanes, porque es la hora del primer rezo.

No, no lo somos!!! Y nos preguntamos: el que quiera rezar, que se ponga el despertador ¿no?

En fin, con la noche toledana de traqueteos, ventanilla que se baja y demás, no teníamos mejor humor, qué le vamos a hacer!

Más cosas a saber del tren entre Ngaoundere y Douala, si viajas en Primera…

El vagón restaurante se llena de gente al poco de ponerse en marcha el tren. Gente que duerme en los bancos de las mesas.

Se puede comprar la cena en el tren, de bandejita siendo Primera, y aunque nosotros pasamos, pudimos ver bandejas con pescado y pollo bastante completas. Otro detalle: los baños se limpian regularmente. Dentro de todo no está nada, pero que nada mal (el recuerdo de una noche de tren birmano sigue asaltándome en sueños).
Por la mañana nos ofrecen un rico desayuno. Una bandeja para cada uno con croissant, pan, mantequilla, fruta, tortilla y té o café. Oleeeé!!!! Está genial, y más sabiendo que hasta media mañana no llegamos a Douala.

Tanto en N’gaoundéré como en Douala, frente a la puerta principal de la estación se concentra una multitud bastante caótica. Hombres que quieren llevarte la maleta, vendedores ambulantes de bebidas y comida o de regalitos varios, y por supuesto carteristas (ojito, que los hay y son rápidos).
Eso sí, una vez te acercas a la entrada, los viajeros se ordenan en filas. Los polis controlan los billetes y ya no pasa nadie más (excepto los maleteros). La verdad es que está muy bien organizado y da un punto de seguridad, pensé que sería mucho peor.
Por cierto, aunque hago alguna foto discretamente, está prohibido, como todos los puntos considerados “estratégicos”.

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