Tras la visita al mercado de Tourou, el día nos ofrece más sorpresas, y es que nos adentramos más en los Montes Mandara, en la tierra de los kapsikis. Esta es la zona más espectacular, con grandes formaciones basálticas que dominan el horizonte. Un paisaje precioso, tremendo desde Rumsiki! :)
Por el camino vamos hablando sobre lo que se cultiva, lo que comen las gentes de por aquí, y nos cuentan que además del siempre presente mijo, tubérculos, cacahuetes, maíz, y verduras, pescado seco o de río, pollo y ocasionalmente vaca, también comen perro.
En realidad el perro no forma parte de la dieta como tal, sino que es una comida ritual,que se hace en un determinado lugar o casa especializada en cocinarlo. Se come cuando alguien ha sido poseído por un espíritu…
¿Por qué el perro? ¡Pues tiene toda su lógica! Aquí los perros son los guardianes nocturnos de la casa. Se mantienen despiertos durante la temida noche. Son capaces de ver en la oscuridad. De sentir presencias que los humanos no pueden percibir: los espíritus. Si uno se alimenta con su carne puede expulsar al espíritu intruso.
Rumsiki, uno de los parajes más bellos de Camerún
Llegamos a Rumsiki después de varias paradas en la carretera. Admiramos y fotografiamos el paisaje, más aún según nos vamos acercando a las agujas volcánicas.
Nos alojamos en el Campement Rumsiki, una de las dos o tres posibilidades que ofrece este pueblecito. Tiene unas vistas que quitan el hipo.
Como en otras ocasiones, el alojamiento consiste en una serie de bungalows circulares, bastante limpios y con ventilador. Además, dispone de un generador de luz propio para el interior de las habitaciones (no para el terreno entre una y otra). De todas formas se racionan las horas de luz eléctrica. En el pueblo, de hecho, no había luz desde la última tormenta y probablemente tardarán en arreglarla.
En África es muy recomendable tener a mano la linterna o frontal cuando cae la noche. No sólo para alumbrar el camino -aunque a veces está muy bien andar en la oscuridad, los ojos se acostumbran y resulta más natural-, sino también para poder ver (y evitar, si es necesario) a la fauna del lugar.
Por ejemplo, alguien descubrió una serpiente boa bastante grande, justo al lado de uno de los bungalows. Hay muchos sapitos así que está claro por qué estaba allí este animalillo que medía varios metros de longitud.
Lo malo de este hotel es que hinchan los precios lo que quieren, también con el restaurante. En fin, comemos unos espaguettis bolognesa muy caros, pero después cenamos bastante barato en un restaurantito que hay justo en el centro del pueblo, a la luz de las velas.
El menú, encargado al mediodía, era el tradicional: pollo en salsa de cacahuete (muy rico), «cuscus» camerunés que no tiene nada que ver con el árabe sino que es una pasta de maíz bastante compacta que se acompaña de salsas (en este caso, salsa de hibisco, también rica), y arroz -muuuyy pasado. La verdad es que no he conseguido un arroz decente en ninguna parte del país. De postre, guayabas. No hay más posibilidades. :-)
Las vistas desde el hotel son de infarto :)
Qué ver y hacer en Rumsiki
El brujo del cangrejo, toda una institución en Rumsiki
Después de instalarnos y comer, salimos a conocer el pueblo. Lo encontramos un poco vacío porque no es día de mercado y muchos hombres y mujeres están en el campo trabajando. Pero vamos a ver a un gran personaje: el Brujo del Cangrejo.
Suena a broma eh?, pues no! En efecto, este hombre hace sus adivinaciones con ayuda de un cangrejo de río que cada dos años o así es renovado. El cangrejo parecía de mar, pero este está muy lejos y el bicho estaba vivito y coleando, así que supongo que será de río!
A cambio de 1000 CFAS (1,5 €) el brujo nos hace una consulta. Mmmm… parece ser que este hombre lo hace siempre, es decir, que ha puesto su oficio al servicio del atractivo turístico de Rumsiki. De todas formas no me cabe duda de que seguirá ejerciendo de forma auténtica para sus paisanos, porque si tiene que ganarse la vida con la cantidad de viajeros y turistas que llegan aquí, creo que no sacará mucho. Por eso no deja de ser interesante.
Después de saludarle, nos sentamos frente a él y comienza el ritual. A sus pies tiene una vasija de cerámica llena de arena húmeda. En ella empieza a clavar palitos y trocitos de cerámica en vertical, alrededor del borde. Nos va diciendo qué representan (y el joven de Rumsiki que nos hace de guía, va traduciendo): una somos nosotros, otra Rumsiki, otra Camerún, otra África, otra España, otra el Mundo.
Después nos pide que formulemos nuestras preguntas, y empezamos con que queremos saber qué tal nos va a ir el viaje. Así podemos comparar con el brujo de la lluvia del Monte Ziver.
Después coloca el cangrejo dentro y tapa la calabaza con otra vasija.
Esperamos en silencio, aparte de escuchar cómo dice unas palabras mágicas. Cuando quita la tapa el cangrejo intenta salir pitando de ahí. Parece que la respuesta es positiva (según los movimientos del cangrejo). El viaje será fantástico y volveremos muy contentos y siendo muy amigos. Es decir, cuadra con la predicción del otro brujo ¡¡¡biiieeennn!!
Después le preguntamos si recuerda o le habían hablado sus mayores sobre los primeros blancos que llegaron aquí (este señor ronda los 90 años).
Lo que está documentado en los libros es que fue el explorador suizo René Gardi quien “descubrió” Rumsiki en 1953. En cambio, este hombre nos dice que el primer blanco que pisó el pueblo fue un alemán, según le contaron sus mayores. Los alemanes estuvieron en Camerún hacia 1900. Intentamos que nos diga si conoció a Gardi, pero creo que no nos entiende e insiste en la primera visita de los alemanes.
Para terminar pasamos uno a uno delante de él para que nos bendiga. Por lo visto, hasta hace no mucho tiempo esta bendición consistía en escupir sobre los pies del cliente, pero parece que esto ha dejado de hacerlo. Francamente, lo agradezco.
La cooperativa de mujeres ceramistas
Después de la visita al brujo, a escasos metros, andando por caminitos que sortean la ladera de la montaña y que están muy bien arreglados con piedra, llegamos al lugar de las alfareras.
Se trata de una cooperativa de mujeres que hacen piezas de cerámica tradicionales.
Con el dinero que obtienen de su venta pagan la escuela a las niñas del pueblo. Como en tantos otros lugares, las niñas son las últimas en acceder a la escuela, o no lo logran nunca, siempre con la prioridad de los varones por encima…
Los precios son fijos, no se puede regatear, pero no lo dudo. La cerámica me encanta y desde luego estoy más que dispuesta a ayudar a esta causa.
La cerámica de Rumsiki tiene un color negro brillante muy bonito.
Nos explican los usos de cada pieza. Muchas son reproducciones de cacharros que tienen un sentido ritual: para guardar la casa, para que beban los recién casados, para celebrar el cumpleaños de los hijos gemelos.
Los gemelos y mellizos son, aquí y en muchas otras zonas de África, signo de buena suerte. Una bendición especial a esa familia. Si te encuentras con una madre y sus dos retoños –algo bastante fácil-, te los mostrará orgullosa.
Los tejedores
Después, nos encaminamos a otro rincón del pueblo. Allí están los hilanderos o tejedores. De nuevo, esto tiene más pinta de “puesta en escena” que otra cosa, pero no se lo reprocho… Rumsiki es el pueblo que más turismo recibe (y no es para menos), teniendo en cuenta que en la época seca acuden escaladores de muchos países, especialmente Suiza, para abordar tanto el Monte Rumsiki, que se alza justo encima del pueblo, como las otras agujas basálticas de la zona.
Los encargados de tejer son los hombres, mientras que las mujeres son las que hilan el algodón.
Hoy en día la ropa manufacturada, generalmente de segunda mano, ha desplazado a estos tejidos. Se siguen utilizando para envolver a los difuntos durante el funeral.
El algodón se teje en bandas estrechas y muy largas, así que me imagino al difunto envuelto y no puedo evitar acordarme de las momias del Antiguo Egipto. ¿Habrá alguna conexión? Es más que probable, ya que restos de telares como estos se han encontrado en yacimientos del Neolítico.
Durante nuestro paseo por Rumsiki el encuentro con los habitantes del pueblo es en general algo distante. Las excepciones son algunos jóvenes que se buscan la vida o aspiran a ello como guías, y los críos que hay por todas partes y que si les dedicas atención enseguida se ponen a jugar y reír contigo.
No es gente poco amable, sencillamente siguen con sus vidas, te miran al pasar, y poco más.
En otras regiones del país las cosas son diferentes. De hecho me ha llamado mucho la atención ver cómo el carácter de la gente y la manera en que se relacionan con nosotros es tan diferente, según dónde estemos. Quizá esto mismo le pase a un extranjero en nuestro país ¿no?
El mirador y la puesta de sol, fin de jornada perfecta en Rumsiki
De aquí salimos por un caminito que discurre entre vegetación y rocas. Zigzagueamos un poco, subimos y nos encontramos con una incipiente puesta de sol, con los valles y montañas a nuestros pies. Un balcón al infinito paisaje verde que a esas horas cambia de color a cada segundo.
No hay palabras para atardeceres como estos, cuando el paisaje es tan soberbio y las luces, aumentadas y enriquecidas por las nubes, van cambiando y acentuando las formas.
Dejo algunas imágenes y juzguen uds. mismos!! (puedes hacer click en una imagen y las verás a mayor tamaño con las flechas para avanzar y retroceder)
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Hola Ali! Lo primero, me alegro que te decidieras a comenzar con el blog, porque está claro que tienes buen material para ello ;), además llevas un ritmoo!! Que curioso lo del cangrejo jejeje, y menudas fotos, espectaculares!
Te sigo leyendo, gracias a que el mundo es un pañuelo :p
Muchas gracias, Dany!! me alegro que te guste!! uf, sí que he empezado fuerte, supongo que por miedo a la "página vacía" ;-), pero bueno, ahora ya lo iré dosificando un poco, por aquello de que tengo que dormir y trabajar, je, je… Mañana uno nuevo! :-)