Trekking en Rumsiki, norte de Camerún

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Por Alicia Ortego

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Hoy hacemos un trekking en Rumsiki. Abandonamos el pueblo andando, bajando hacia el magnífico valle que se abre a los pies de este pueblecito, siempre con las formaciones basálticas a la vista.

Me recuerdan a las montañas Kaga Tondo de Mali. El paisaje es mucho más verde por ser época de lluvias, pero me da la sensación de que la desforestación ha hecho estragos en la zona.

Un trekking en Rumsiki es encontrar el placer de un gran paisaje y los detalles que lo pueblan

paisaje muy verde con agujas de roca sobresaliendo trekking en rumsiki

Bajamos con calma por un caminito de cabras. A veces está muy empinado, otras no tanto, pero con paciencia y ese paisaje delante, no hay queja alguna.

El herrero

Cuando llegamos abajo, entre campos de mijo y otros cultivos, hacemos una parada en una cabañita donde un hombre está trabajando el ébano.

hombre trabajando tronco de ébano trekking en rumsiki

Nunca había visto esta madera “al natural”!! Y me sorprende: lo que es negro es su corazón, mientras que las capas externas son de color claro.

Este hombre es el herrero o forgeron (nombre dado por los colonialistas) de la zona, una clase aparte en todas estas tribus.

Por la noche, leo en la guía el siguiente dicho procedente de la tradición oral africana


El primer tejedor es la araña,
El primer constructor es la hormiga,
El primer artesano es el herrero


trekking en Rumsiki

Efectivamente, las actividades y responsabilidades de los herreros son muchas, que van más allá de la manipulación de los metales.

Los herreros se encargan de fabricar herramientas para el campo, joyería, instrumentos musicales. Incluso de construir los hornos en los que se cuece el pan. También organizan los funerales y se hacen cargo de enterrar a los difuntos.  Además, ejercen de curanderos.

Son, como digo, una clase aparte que es respetada y a veces temida. Poseer el secreto de la forja, del fuego, no es baladí. Los herreros se conforman como un clan aparte dentro de la tribu, y es una profesión hereditaria de padres a hijos.

No obstante, decir también que los herreros están de capa caída. La introducción de productos manufacturados, sobre todo procedentes de China, hace que sus servicios se requieran con mucha menos frecuencia que antes.

El paisaje

montaña de roca con granjero a sus pies labrando con burritos trekking en rumsiki

Continuamos andando por el valle, ascendiendo ligeramente entre los campos.
Aquí y allá hay agricultores con sus bueyes y arados labrando la tierra, mujeres en sus faenas, o pastores con su rebaño de vacas.

arado tirado por dos burritos

Las vacas de por aquí son las que se encuentran en buena parte del Sahel y aledaños.

Son vacas altas, con grandes cuernos, que recuerdan en parte a las pintadas y esculpidas en las pinturas rupestres del Sáhara argelino y libio, y posteriormente en los jeroglíficos del Antiguo Egipto.

Por cierto, que nos encontramos con un rebaño de vacas que es de nuestro chófer! :-)

vacas de largos cuernos curvados

Además, me voy fijando en las cosas pequeñas del camino… insectos y mariposas preciosos.

Alicia argelia

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Antes de la tormenta

Volvemos a ascender, esta vez es una subida bastante empinada.

El cielo se nubla, se levanta un viento fuerte que va arreciando por momentos y apretamos el paso. Al llegar arriba, las vistas son impresionantes desde otro ángulo diferente al de Rumsiki. El caso es que no podemos detenernos mucho, ya que en poco tiempo se nos echa encima otra gran tormenta ¡lloviendo a lo bestia!

paisaje de montañas con cielo nublado al atardecer
montañas llenas de vegetación bajo cielo nublado trekking en rumsiki

Así acabó nuestro trekking en Rumsiki, de forma abrupta y por los pelos…

Y un mercado pasado por agua y sin testimonio de imágenes, para terminar el día

De ahí nos vamos a Mogodé, donde es día de mercado. Sigue lloviendo a cántaros.

En el mercado hay poca gente y todos están cobijados bajo los tenderetes hechos de troncos y plásticos tan característicos de África.

Doy una vuelta bajo el chubasquero, pero no hago ninguna foto. Casi somos los únicos que andan entre puesto y puesto. Todo el mundo nos mira y es muy probable que alguien se moleste.

Sólo nos queda refugiarnos en el bar, tomar una cerveza, y de paso picar algo: un par de huevos duros. Este tipo de tentempié es siempre accesible.

Cuando ves en los mercados o por las calles a niños y mujeres llevando hueveras en la cabeza, la mayor parte de las ocasiones se trata de huevos cocidos. Es el tentempié más popular de buena parte de África del Oeste.

Ellos suelen llevar también sal y un condimento picante para que lo adereces a tu gusto.

La verdad es que los cameruneses no suelen parar a hacer una comida principal, como hacemos nosotros, sino que entre el desayuno y la cena van picoteando. Un huevo duro por aquí. Un pinchito de carne por allí. Unos buñuelos. Etcétera. Vamos, que se dedican a la “tapa” aun más que nosotros :-) !!!

Acabamos en Maroua de nuevo, pasando ya nuestra última noche en el Extremo Norte. Al día siguiente emprenderemos el viaje a N’gaoundéré y de ahí al sur, en el tren nocturno que recorre una distancia de 800 km.

Cerramos el círculo de los Montes Mandara y dejamos atrás, pues, la que es quizá la región de Camerún menos conocida turísticamente hablando.

Personalmente la que más me ha gustado del viaje, aunque aún quedan muchas sorpresas y rincones maravillosos por descubrir en Camerún!

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