Después de unos cuantos viajes a distintos desiertos, he decidido escribir este artículo con consejos para viajar al desierto desde mi experiencia, tanto de tipo práctico como de comportamiento.
¡Toma nota si tu próximo destino es un desierto!🐪 🌴
Me voy a centrar en los desiertos de arena y roca: Sáhara y Namib (África), Atacama (Chile), Gobi (Mongolia), dejando los de hielo para cuando viaje más a ellos 😉
Y quiero empezar con una pequeña advertencia: el desierto no es para todo el mundo. Igual que no todos los destinos son para todos.
¿Y cómo sé si el desierto es para mí o no? Pregunta de difícil respuesta. Quizá lo averigües en este artículo. O quizá sea mejor dejarte llevar, viajar a un desierto y comprobarlo por ti mismo. Igual te sorprendes.
Sea como sea, espero que este artículo te ayude.
Consejos prácticos para viajar al desierto
Cuál es la mejor época para viajar a los desiertos de arena y roca
Los desiertos como el Sáhara o los de la Península Arábiga No son muy practicables en verano. Las condiciones de calor extremo te pueden arruinar el viaje, y es por eso que casi nadie va entre los meses de mayo a septiembre.
A partir de octubre y hasta el mes de marzo son los mejores meses, aunque en algunos puedes ir en abril e incluso mayo.
Dentro de estos, te recomiendo los meses invernales: entre noviembre y febrero. No pasarás calor (al contrario, por la noche puede hacer mucho frío), y evitarás las tormentas de arena de la primavera.
Ojo, en el caso de los desiertos que están en el hemisferio sur las fechas se invierten. En Namibia o Chile la mejor época es entre mayo y septiembre-octubre, su invierno.
Y si quieres conocer el desierto del Gobi, en Mongolia, también te aconsejo que vayas en los meses de verano porque está muy al norte y el resto del año hace demasiado frío.
Equipaje recomendado para viajar al desierto
Cuando piensas en el desierto de dunas de arena, enseguida piensas en el calor. Mucho calor. Y, seguramente, piensas en ropa fresca y sandalias o incluso ir descalzo por las dunas. Claro que sí. Verano puro.
Pues no, o desde luego no te lo aconsejo. Fíjate en cómo visten ellos y recuerda que “allí donde fueres, haz lo que vieres”. Aunque lo de ir descalzo por las dunas tampoco es muy descabellado 😅
ROPA PARA EL DÍA
Tanto en invierno como en épocas más cálidas, la mejor ropa es la de entretiempo para las horas centrales del día. Llevar manga larga y pantalón largo, además de sombrero o gorra, siempre te va a proteger más y mejor del sol.
Intenta que sean telas de algodón y prendas amplias, o tejidos técnicos.
Añade también un foulard o pañuelo grande para protegerte el cuello o para usarlo como turbante.
ROPA PARA LA NOCHE
Si viajas al desierto en invierno, hará mucho frío por las noches. Repito: mucho frío, así que debes ir preparado para no pasarlo mal y coger un buen resfriado. Mis básicos son:
Si viajas a principios del otoño o en primavera no hace falta tanto, ni mucho menos, pero no te descuides y lleva siempre algo de abrigo para las noches y madrugadas. Puede ser una chaqueta térmica, un cortavientos, o la chaqueta de plumas antes mencionada, aunque quizá ya un forro polar no tenga mucho sentido.
Además de la ropa no vas a necesitar gran cosa, aunque hay algunos complementos que no debes olvidar:
Cómo viajar al desierto: agencia desde España o por libre
Si nos quedamos con un viaje al desierto “monográfico”, es decir, de mínimo 8 días en el interior del desierto, quizá te preguntes cómo organizarlo o con qué agencia ir.
Mi experiencia ha sido siempre la de viajar con agencias desde España, o contactar con una agencia local antes de ir.
No es lo mismo viajar a un país desértico como Omán o Jordania, que hacer un viaje al interior del Sáhara, ya sea en Argelia, Chad o Mauritania. La cantidad de infraestructuras son distintas, así como las distancias a recorrer.
Por otro lado, ten en cuenta que para hacer una travesía de varios días se necesitan dos coches (por si hay averías, para llevar todo el equipo y combustible), y eso hay que pagarlo.
Si viajas en solitario o con otra persona, creo que la mejor opción es unirte a un grupo de una agencia de tu país de origen.
Dentro de esto ¿qué tipo de agencia en España? Yo siempre escojo agencias que llevan grupos pequeños y tienen unos cuantos años de experiencia a sus espaldas. Son las llamadas “agencias de aventura”, más especializadas en destinos menos habituales. Banoa, Viajes Tuareg, Kumakonda, Trekking y Aventura…
Si optas por contactar con una agencia local, sobre todo si sois varias personas y queréis formar un grupo solo además de ahorrar unos euros, te aconsejo que busques una buena referencia del destino. Pregunta a los que ya han viajado allí, o lee blogs y opiniones en internet. No será fácil, pero se puede.
Llegar al destino sin tener nada reservado, más si es “temporada alta”, puede ser un quebradero de cabeza. Si tienes el tiempo justo, además, no te lo aconsejo para nada. Ellos tienen que organizar el material, la logística, poner a punto los vehículos, etc. Un viaje al desierto hay que prepararlo con tiempo.
Cómo moverte por el desierto: coche vs. caminar
Aunque estemos hablando de un viaje a partir de una semana, hay al menos dos formas de acercarse al desierto: en coche y caminando.
Por supuesto no son las únicas. Siempre puedes ir en bici o en patinete, pero digamos que ir en coche o en un viaje de trekking son las formas más populares.
Si somos puristas, siempre va a haber coches 4×4 de por medio. Se necesitan, eso está claro. Pero puedes hacer un viaje de trekking con un par de coches de apoyo, o un viaje montado en el coche casi todo el tiempo. En este último, por supuesto se hacen paradas en los lugares que hay que ver, para comer y para acampar.
En los viajes de trekking por el desierto se suele caminar unos 15-20 km al día. También hay algunos donde se combinan ambas cosas. Unas horas caminando (5-7 km) y el resto en coche. Todo depende de las distancias que se quieran abarcar.
Yo he disfrutado ambos tipos de viaje por igual, pero mi consejo es que si puedes elegir, escojas la opción de caminar en el desierto.
La experiencia de caminar en el desierto es una inmersión mucho mayor en el medio. El viento, la arena, los horizontes… todo lo vas a experimentar de una forma mucho más directa, durante más tiempo.
¿En qué desiertos puedes elegir entre un viaje de trekking o uno clásico en coche?
- Desierto Blanco de Egipto.
- Sáhara: Mauritania, Argelia, Marruecos.
- Wadi Rum de Jordania.
Hay otros desiertos en los que no suele ser posible hacer viajes de trekking. Siempre tendrás oportunidad de dar paseos largos, pero son las grandes distancias impiden establecer rutas de trekking para pocos días. Me refiero al desierto del Namib en Namibia, o al desierto de Ennedi en Chad.
Con el Desierto de Atacama, en Chile, la película cambia. Allí se suelen hacer excursiones de un día desde San Pedro de Atacama a distintos puntos de la zona. Algunos están a más de 4.000 metros de altura, y todos o casi todos son espacios protegidos, por lo que no se puede acampar.
No te olvides del seguro de viaje
Un básico imprescindible para viajar al desierto es hacerlo con un buen seguro de viajes. Yo siempre recomiendo IATI Seguros porque son los que mejor cobertura me dan siempre, y su respuesta cuando he tenido algún problema, ha sido de diez.
Como llevo tantos años viajando con ellos, además, tengo un acuerdo para ofrecer un 5% de descuento a mis lectores 💃💃
¿Qué seguro escoger para viajar al desierto?
Entre la oferta de IATI Seguros, que es de las más completas del mercado porque están muy especializados en viajes, yo siempre me fijo en las coberturas y uso el comparador que tienes en su propia web.
Para mí, lo más importante, es que tenga la cobertura de salvamento y repatriación. Por ejemplo, con el IATI Mochilero. Este seguro tiene, además, una cobertura de gastos de hospitalización de medio millón de euros.
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Otros consejos prácticos
Hidratarse bien
Suena obvio, pero a veces se nos olvida que hidratarse es muy importante. En el desierto se puede sudar mucho, pero no tanto en invierno, y en cualquier caso la sequedad ambiental hace que se evapore rápido.
Si no repones líquidos a menudo, te deshidratas y puedes sufrir dolor de cabeza, mareos…
Además del agua, aprovecha los tés a los que seguro te invitan, y las sopas de las cenas (todo un clásico).
Botiquín de primeros auxilios
Aunque reduzcas el equipaje, no dejes de llevar un buen botiquín, porque en el desierto no hay farmacias. Lo mínimo para curar una herida, ampolla, o tomar algo si tienes algún problema estomacal. Crema solar, por supuesto, también.
Entierra tus desechos orgánicos
Cuando vayas a cagar, recuerda no dejar tus desechos a la intemperie.
Las agencias locales suelen llevar una pala para este menester, pero si no, siempre puedes utilizar un palo o algo así. La idea es cavar un hoyo antes de hacer tus necesidades, lo más profundo que puedas. Luego procedes a «ello» y después lo entierras bien. Así no habrá sorpresas para otras personas ni para la fauna del lugar.
Y el papel usado, como he dicho antes, mejor te lo llevas a la bolsa de basura colectiva, o lo quemas allí mismo si no hay vegetación.
Evita llevar toallitas húmedas, por favor. No se degradan en muchos años y son una verdadera lacra en nuestros mares y campos.
Protege tus aparatos electrónicos
Una vez más, la arena y el polvo son los grandes enemigos a batir. Es mejor llevar la cámara dentro de una funda con buen cierre y limpiarla todas las noches con un pincel.
También la puedes envolver en papel film de cocina o algo así, sobre todo si la quieres llevar colgada al cuello todo el tiempo.
Lleva snacks para ti y para compartir
Las agencias suelen incluir todas las comidas, pero seguro que a media mañana o media tarde te entra hambre. Más si haces una ruta de trekking, así que no te olvides de llevar frutos secos y barritas energéticas, por ejemplo.
Si tienes tiempo, lo puedes comprar en el oasis o la ciudad más cercana al desierto. Así, además, contribuyes un poco a la economía local, y seguramente te salga más barato que comprarlo en tu país.
Actitud y responsabilidad para viajar al desierto
La actitud ante el desierto
El desierto engancha a muchos, entre los que me encuentro, y no podemos evitar transmitir una mirada romántica.
Pero también sabemos que es un medio duro, árido, y que puede afectar incluso al ánimo. Desde lo positivo a lo negativo. Desde el sentimiento de libertad y vida, hasta el de agobio y confusión.
Sin embargo, sobre todo en los desiertos más accesibles, mucha gente va a pasar una noche o dos entre las dunas. Buscan esa imagen romántica del desierto sin saber a dónde van.
Te hacen unas fotos, disfrutan de una gran puesta de sol entre las dunas, y ponen el check del “Sáhara” en su lista de sitios que ver antes de morir.
Si se alojan en un campamento “de lujo”, con ducha y cama con somier, mejor que mejor. Si hay fiesta por la noche en una jaima superguay, mejor. Probablemente vuelvan quejándose del polvo y la arena, pero riéndose con el recuerdo de los bailes que se echaron en esa noche “de ensueño”.
Sí, hay esquinitas del desierto que se han mercantilizado. Pienso mucho en el Sáhara porque es el que más conozco y donde más lo he visto, pero Paracas en Perú es otro buen ejemplo. El Wadi Rum de Jordania y las Wahiba Sands de Omán también, con sus pequeñas variaciones en cuanto a lujos y jaleo.
Y me da mucha pena. Me da pena que la gente no entienda qué es el desierto. Que no se acerque a él con respeto y que no lo vivan como hay que vivirlo. En su pureza.
Realizando una travesía de varios días. No un atardecer y una sola noche.
Sintiendo el calor, el viento, la arena y el polvo.
Saboreando los encuentros casuales con los tuareg, beduinos, nómadas fulani o el pueblo que lo habite.
Saludando como se debe. Compartiendo unos tés, preguntando por la familia y la ruta.
Sin duchas. Durmiendo en el saco, dentro de una tienda de campaña de las de toda la vida o a cielo raso. En el suelo, con una colchoneta y ya.
Despidiendo el día en torno a una fogata y una buena conversación.
Contemplando el cielo estrellado. Escuchando el silencio.
Viajar al desierto como creo que se debe significa pasar por muchas incomodidades. Pero es lo que permite poder apreciar, más que nunca y en su justa medida, nuestros privilegios. Además de sentirte integrado en ese medio hostil para el ser humano.
A todo esto me refiero con la actitud.
Responsabilidad a la hora de viajar al desierto
La responsabilidad en el desierto es algo muy serio, y en varios sentidos.
En el sentido más vital, hay que ser consciente en todo momento que un descuido puede costar muy caro.
Separarse mucho del grupo y perder el contacto visual puede hacer que te pierdas y que cueste mucho encontrarte. Si pasan horas y no vas bien equipado, en especial con agua y protección solar, ni te cuento.
En el sentido medioambiental, hay que ser consciente de que el desierto no es un gran vacío en el que depositar tus desperdicios porque, total, puede que nadie los encuentre nunca.
No es un basurero. Y la naturaleza no es todopoderosa a la hora de hacer desaparecer la basura.
El desierto es un medio tan delicado como muchos otros, y por tanto hay que cuidarlo
Un ejemplo: la comunidad de tuaregs de Djanet se ven obligados, cada año, a hacer una campaña de limpieza del Parque Nacional del Tadrart, que es el principal reclamo de la zona en el sur de Argelia.
No siendo un lugar de turismo masivo ni muchísimo menos, los cientos de personas que lo visitan cada año dejan su huella. Si no lo limpian, hoy sería ya un vertedero.
Cuando lo visité, de hecho, era bastante fácil encontrarse con restos de papel higiénico, toallitas húmedas, y por supuesto bolsas de plástico, latas, etc. Dan ganas de llorar.
Además de los desperdicios de los humanos, también están los de las máquinas. Lógicamente hay que viajar en coches 4×4, pero en los desiertos de más fácil acceso se han puesto de moda actividades como la de montar en quad para hacer el cabra por las dunas. Que sepas que con ello estás contribuyendo a erosionarlas, a soltar aceite y humos, y a llenar de ruido absurdo el medio 😫
En fin, aquí lo dejo para que le des una vuelta si te planteas hacer un viaje al desierto. Entiendo que mucha gente no es consciente de estas cosas. Yo también he aprendido con el tiempo y los distintos viajes, y espero seguir aprendiendo.
No te pierdas los posts en los que te hablo de los distintos desiertos que he visitado
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