En este post te invito a conocer un par de las numerosas tribus de Benin: los Taneka y los Somba, conocidos por su arquitectura y sus prácticas animistas, son reductos del África más tradicional y visitas obligadas en este país.
Las tribus de Benin y los sueños antropológicos
En los montes Taneka y el País Somba aún se respiran esas escenas que aquellos que hemos leído algo de antropología nos han llegado a la mente más de una vez.
Pueblos de adobe con una arquitectura cuidada y curiosa, que parecen de cuento. Gentes con escarificaciones que hacen las veces de DNI. Brujos que fuman en pipa y nos observan con desafío y curiosidad a la vez. Aquí tienes mi experiencia, espero que te sirva para la tuya, o te transporte a aquéllas tierras por un ratito.
El País Taneka
Llegamos a Taneka Koko, que significa «pueblo de la montaña», y es uno de los pueblos del País Taneka. Lo primero que hacemos es buscar al guía que nos lo va a mostrar. Esto es obligatorio, y también muy recomendable. Además, no es caro.
Visitar estos pueblos con un guía local te permitirá hacer fotos cuando se pueda (él te lo indica), conocer su historia, y disponer de un intérprete. Además, te indicará por qué sitios se puede ir y por qué sitios no se puede pasar, ya que son suelos sagrados o tabú.
Llega un chico alto y guapo, vestido con una túnica blanca al estilo musulmán. Sí, el Islam ha llegado y se ha quedado. Habla francés y chapurrea el inglés bastante bien. Con gesto grave, nos indica el camino a seguir.
Grandes árboles y campos de maíz y mijo marcan el camino de tierra roja. Todo está muy verde porque es agosto, la época de lluvias.
Las casas y los graneros de barro, circulares en su mayoría, empiezan a aparecer. Incluso hay calles empedradas con grandes placas traídas de la montaña.

Antes de llegar al pueblo, miro a mi derecha y, por un camino que viene a cruzarse con el nuestro, veo acercarse a varios hombres mayores. Todos ellos de cabellos canos.
Uno de ellos camina prácticamente desnudo. Su vestido consiste en una piel en torno a su cintura. Nos dicen que es piel de mono. También lleva un gorro con forma de casquete de rafia trenzada, y algunos colgantes al cuello. Porta una larga pipa (de 45 centímetros, leo después en mi guía).
Es uno de los «feticheros». Esta es una palabra creo que un tanto despectiva y que ellos no utilizan a no ser que hablen en francés. Deberíamos llamarles sacerdotes animistas, una mezcla de doctor y sacerdote espiritual.
En ese momento pensé: madre mía ¡Dónde estoy! Y me acuordé de los libros de antropología que leí en la universidad. Me acordé de un pasado que nunca había conocido.

Hice una foto rápida y entonces recibí el primer aviso de que debía pedir permiso antes de levantar la cámara. Especialmente si es gente mayor. Entendido. Lo sentí, me pudo el entusiasmo. Ya no hubo más avisos, aprendí la lección.
Entrevista con un fetichero
Llegamos a una especie de caserío y allí había otro de esos hombres, algo más joven.
Lo vemos moverse entre las piedras y el humo que sale de su casa. No es el sacerdote jefe. Ése no está (quizá fuera el que se iba por aquél camino). Es «el segundo sacerdote». Vale, no hay problema si quiere recibirnos.

Esperamos y, unos minutos después, reaparece entre el humo y se sienta en lo que supongo es su piedra preferida. Bajo uno de los árboles de la plazuela.

Nos habla de lo que él hace con voz profunda y una lengua indescifrable para nosotros. Le miro fascinada. Observo cómo fuma su larga pipa y las tenazas que cuelgan de su pierna, que le sirven para manejar las brasas de esa pipa. Fuma el tabaco que allí se cultiva.
Habla haciendo pausas y sin hacer gestos con las manos.
Ahora que lo pienso, la mayoría de sacerdotes que he conocido en mis viajes por África se parecen en este. Miden sus gestos, seguramente porque cada uno tiene una carga simbólica detrás. O porque no quieren desatar fuerzas que no deben desatarse.
O porque el no ponerse nervioso y el «saber estar» es una de las cosas que les confiere un aura diferente. Revestirse de autoridad, dignidad, respeto.
El caso es que estos doctores-sacerdotes están para atender a aquellos que necesitan curarse de algún mal, que se sienten nerviosos, o que van a emprender un viaje, o un negocio, o una nueva etapa de su vida.
Están para responder al dolor, a la incertidumbre, a la preocupación, al miedo… Porque ellos se comunican con los espíritus o saben qué hacer para que estos ayuden.
Nos cuenta que no están solos. Que, por ejemplo, si hay una epidemia, los sacerdotes de los pueblos de la montaña se reúnen y trabajan juntos. Debaten el problema -bajo un gran baobab seguramente-. Adoptan decisiones sobre qué hay que hacer, y realizan los rituales correspondientes.
En las tribus de Benin, de Burkina, de Camerún… estas creencias están vivas, son su día a día

Después llega el turno de las fotos y él considera que todos debemos hacernos una con él, porque él supone que es lo que queremos. O quizá porque a él también le gusta ser fotografiado, quién sabe.
A mí no me gusta esta parte, pero no iba a hacerle un feo. Menos mal que sólo éramos cinco, y… No, no pienso colgar aquí la que me hice con él. Realmente no me gusta. Es como si mi piel fuera intensamente blanca y falta de vida a su lado ¡¡Desteñida!!
Se despide con un bye, bye pronunciado en tono falsete y una leve sonrisa. Como diciendo «qué te crees, yo también sé idiomas». Es la nota más discordante e inesperada de la jornada 😅
La tumba sagrada de los sacerdotes
La tumba sagrada de los sacerdotes es una cabaña circular con techo de paja. En el centro se van enterrando los sacerdotes difuntos. Cuando muere uno, se excava y se hacen a un lado los huesos del anterior.
Colgados de las vigas hay cráneos de vacas y otros animales sacrificados en los rituales funerarios, o cuando hay alguien gravemente enfermo, buscando así la protección de estos insignes difuntos.

Y después seguimos andando. Por el camino tenemos que evitar una casa por la que no se puede pasar ni fotografiar, porque hay un enfermo en su interior.
Superamos campos de maíz protegidos con fetiches que tienen el poder de paralizar al intruso que se internó en ellos para robar. Cuentan que algunos ladronzuelos mueren de hambre y sed porque puede ser que el dueño no pase por allí en un par de días, y ellos no pueden moverse.
Y subimos un poco a la montaña para ver la panorámica.

El guía nos cuenta entonces que los planes de la comunidad es devolver al pueblo su aspecto tradicional con los tejados de paja de las casas. La arquitectura tradicional fue abandonada a favor de la más cómoda y duradera chapa.
Son planes pensados para intentar que el turismo venga más y se quede más tiempo, y con ello conseguir más prosperidad. Y ellos… ¿Seguirán viviendo allí? mmmm… parece que no, que se mudarán a un «barrio moderno».
Tras anunciar que ha terminado sus explicaciones, el joven guía también nos pregunta si lo ha hecho bien, y si nos ha gustado. Y sí, claro que sí!

Taneka Koko es el pueblo más grande y donde reside la monarquía Taneka. Me gustaría tener mucho más tiempo, invertir quizá hasta una semana en la zona. Alojarme en alguna de sus casas si tienen a bien acogerme, y tratar de comprender cómo se vive allí. Empaparme de esos encuentros que sólo en África se producen.


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Las cascadas Kota
Entonces decidimos continuar hasta las cataratas Kota, a poco más de una hora de Taneka Koko. Este es un lugar muy poco frecuentado y precioso desde el que divisar todo el paisaje de bosque circundante.

No son cascadas «espectaculares», ni por su caudal ni por su altura. Pero están en plena naturaleza y abren una brecha en el bosque donde no hay absolutamente nadie más. Después se puede continuar para contemplarlas a placer hasta un mirador que sí, es espectacular.



El País Somba
Después de dormir en Natitingou, la principal población de esta zona, nos acercamos al País Somba.
Los montes Taneka se quedaron casi «a la altura del betún» cuando me encontré en estas tierras altas salpicadas de tata sombas (casas somba) que se yerguen como pequeños castillos de adobe.

Aquí no pude evitar acordarme del País Lobi y del Dogón, e incluso de Rumsiki en Camerún. Y sin embargo tiene su propia identidad, inequívoca, rotunda y maravillosa.


Las tata somba
Las tata son como los hórreos gallegos o asturianos. Son casas independientes para toda una familia. Los animales y la cocina ocupan la planta baja, bien compartimentada, y las personas duermen en el piso superior.
Los somba son polígamos, así que cada mujer tiene su propia habitación que ocupa con sus hijos. Él visita cada noche una, o cuando ella lo permite.
Cada torreta es una habitación y desde la terraza se divisan las tierras, los vecinos, quién viene y quién va.


Las escaleras que dan acceso a la terraza superior desde la cocina, son exactamente iguales que las Dogón de Mali o las de los Montes Mandara de Camerun: un tronco tallado.



Los muros de adobe escarificados
Los muros exteriores de las tata somba parece que están escarificados como la piel de sus habitantes. Muestran los diseños que pertenecen a esa familia, ese clan. Su seña de identidad, la misma que llevan todos en la cara finamente escarificada.
Las mujeres son las encargadas de hacer estos diseños y para ello se reúnen todas las del pueblo. Las rayitas y puntitos se hacen a mano ¡En un día son capaces de hacerse una casa!

Una tata somba no está completa sin sus fetiches
Los fetiches están por todas partes en las tata somba. Colgados del muro junto a la puerta de entrada. Huesos, cáscaras de huevo, cráneos de animales, incluso la cabeza de un muñeco de plástico.
O en forma de pequeñas estatuas antropoformas que representan a los miembros de la familia y que tanto me recordaron a las tumbas animistas del País Lobi, con la diferencia de que aquí no entierran a los difuntos debajo de ellos.
Los fetiches protegen a los habitantes de la casa de cualquier mal que intente entrar.


Pero las tata somba son difíciles de mantener. Cada año las lluvias dañan sus muros de barro y los techos de paja se pudren. De nuevo la chapa ha hecho su aparición. Y como la chapa es cuadrada, las casas nuevas ya no son redondas sino rectangulares. Y como el barro es débil, se ha sustituido por el cemento.
También nos cuentan que ahora, por fin, tienen luz eléctrica. Gracias a las placas solares que se venden en todos los mercados de Benin junto a las ollas y las radios.
El abandono de la tata somba tradicional no es total aún, ni mucho menos, pero con el paso de los años quedarán algunas para mostrar al turismo, y ya.


A propósito del turismo, a favor de los somba diremos que se esfuerzan por cuidar su entorno y atraer un turismo responsable y sólo gestionado por ellos (y los Taneka también). Algo más que loable, desde mi punto de vista.
Los recorridos por el País Somba requieren, por tanto, también de un guía. Este se adelanta antes que tú para llegar a la casa y preguntar si nos permiten entrar a cambio de un pequeño pago. Además, allí prácticamente nadie habla francés ni inglés, sólo su lengua.

Y así, llamando de puerta en puerta y entre campos de cultivo y enormes baobabs, se te va el día tranquilamente.



En la sección Gentes del Mundo de este blog tienes la pequeña historia de nuestra visita a una de esas casas, donde sólo estaba la mujer y su hija o nieta especial.

Las escarificaciones
Llega el momento de hablar de esas marcas, que entre los Somba alcanzan una perfección y profusión impresionantes. En el resto de Benin, Togo, y puedo asegurar que otros países del entorno como Burkina Faso y Mali, son también comunes.

Las escarificaciones son marcas que se realizan practicando incisiones superficiales en la piel. Los antropólogos dicen que es la alternativa al tatuaje, ya que este es difícilmente visible en la piel negra. Además, las pieles con más melanina tienden a producir así las cicatrices.
No sólo se hacen cortes en la piel, generalmente durante ritos específicos. También las cauterizan con cenizas vegetales que desinfectan y aportan el relieve.

Hay cuatro tipos básicos de escarificaciones



Si pensaba que la visita a los montes Taneka había sido un sueño, andar varias horas por los campos somba y los gallardos baobabs de los que probamos su fruto por el camino, yendo de casa en casa, acompañados por algunos niños curiosos, fue una experiencia intensa y preciosa. Única, inolvidable. Me atrevo a decir que posiblemente lo mejor de Benin.


Así que ya sabes, si quieres conocer a dos de las tribus de Benin más curiosas y originales, no dudes en parar en el País Taneka y el País Somba.
Sigue leyendo sobre Benin
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Hola, Alicia:
Estoy leyendo con mucho interés tus artículos sobre el oeste de África, abajo de Senegal. La información en la blogosfera es escasa, y aún más en lengua española, así que leer tus experiencias sobre estos países es como encontrar un oasis en medio del desierto.
Aparte de Senegal y Gambia no conozco esta parte de África, y como viajero todoterreno que me considero pienso que ya me toca. Tengo idea de ir, si nada se tuerce, a Ghana, Togo y Benín estas Navidades. Aún está por decdir si iré con mi pareja o iré solo…
Más o menos tengo decididos los sitios que quiero visitar, pero no tengo claro cómo moverme. ¿Te moviste en transportes colectivos, contrataste algún tour con agencia local, lo negociaste in situ…? Me encantaría que me contaras cómo lo hiciste.
El tema de la salud es lo que preocupa a mi chica, si es que viene. ¿Hiciste tratamiento profiláctico contra malaria? Igual al ir en temporada seca no hay tanto problema de mosquitos y basta con repelente y manga larga, no sé. Pero ya tuve dengue en un viaje entre Malasia y Camboya y mis problemas de salud me hicieron volver a casa antes de lo previsto.
Muchas gracias y que pases una semana estupenda.
Ricardo Lafita.
Hola Ricardo!! muchas gracias por tus palabras sobre mis posts :)
Con respecto a la salud, sí he tomado profilaxis contra la malaria todas las veces que he ido, aunque siempre he ido en época de lluvias. Aparte de eso, hay que tener cuidado con las hepatitis, tifus y demás… qué te voy a contar. Me tuve que poner también la de la Meningitis. Y aparte, necesitas la vacuna de la fiebre amarilla, esta es obligatoria para entrar al menos en Benin, creo que en Togo también, os la piden así que tenéis que llevar la cartilla amarilla. Yo que vosotros iba a Sanidad Exterior, o el servicio que tengáis disponible donde estéis, para que os informen y pongan las vacunas que sean necesarias. Con todo, y sentido común, no tiene por qué pasar nada así que yo no dejaría de ir por el tema de la salud, díselo a tu chica, je, je.
De Ghana me han hablado muy bien, por cierto :)
En mi caso, este viaje lo he realizado con una agencia desde España, de estas que llevan grupos pequeños (éramos 5 personas, para que te hagas una idea) y están especializadas en esos destinos. El año pasado sólo disponía de 15 días y viajar por tu cuenta allí es bastante lento, así que no podría haber visto ni la mitad. Sí hay autobuses colectivos entre poblaciones, pero van a ritmo africano… puede suponer que estés mediodía esperando a que se llene el bus, o 1 día, o más. Te hablo de Togo y Benin. En Ghana parece ser que las cosas funcionan mejor!!
Por otro lado, la agencia local con la que viajamos era de Burkina Faso. La verdad es que en esta parte de África encontrar gente que funcione bien es un poco complicado, y los pocos que lo hacen, trabajan para las agencias de aquí. De todas formas creo que sigo teniendo el contacto del chófer de Benin, un tipo majo y serio, por si te interesa, aunque en Navidad supongo que tendrá lío pero siempre puedes intentarlo si queréis ir en ese plan. También conoce Togo, en eso no hay problema.
Por otro lado, si también dispones sólo de un par de semanas (por lo que comentas de que quieres ir en Navidades), creo que abarcar los 3 países es demasiado.
Espero haberte ayudado!! Senegal… a ver si puedo conocerlo el próximo año!! :D
Un abrazo e igualmente, buena semana!
Alicia
Hola
Me ha parecido muy interesante todo lo que he leído. Quería hacer una pregunta.
Yo viaje por trabajo a Congo Belga y mi experiencia fue mala porque la empresa no era seria.
Ahora me están ofreciendo ir por trabajo a TOGO y solo iría si viniera mi mujer, porque estaríamos varios meses. Me da el temor de que no sea un lugar adecuado para mi mujer ni quizá para mi. Que opinas por favor?
Hola Chema! pues lo siento mucho pero no te puedo ayudar… yo viajé a Togo por turismo, y estuve muy pocos días, así que no tengo elementos de juicio suficientes para aconsejarte o desaconsejarte este país, y si a ello le sumas que no os conozco, y por tanto no sé qué es adecuado para tu mujer y para ti… ;) Lo siento, de verdad.
Saludos
Ali
Hola Alicia!
Me parece muy interesante tu blog.He estado este verano de cooperante en una aldea de Benín y durante una semana hicimos turismo con un miembro de la familia donde estaba alojada.Qué lástima no haber leído antes tus indicaciones…te puedo asegurar que él,que se supone que es guía,no nos dijo ni.la.mitad de lo que tu explicas.
Me gustaría, si es posible,que me dijeras el nombre de la agencia con la que viajaste y el contacto del chófer en Benín,si aún lo conservas.Mi idea es volver el.próximo año .
Muchas gracias y un saludo .Victoria
Hola Victoria, muchas gracias!! La verdad es que no todo lo que publico proviene de las explicaciones de los guías locales, aunque algunas sí, claro. Te recomiendo la guía de Benin Laertes, del antropologo Joan Riera, contiene muy buena info del país! No conservo estos contactos, los perdí no sé cómo y los he buscado varias veces 😪😪