
Actualizado el 4 junio, 2023
¿Qué hacer en un solo día en Cotonou, la ciudad más importante de Benin? ¿qué hacer cuando tu mente está ya puesta en la vuelta? ¿o en conseguir un visado para otro país como Costa de Marfil? Tras mi segunda visita a esta ciudad en 2023, completo este post de qué ver en Cotonou.
El gran mercado de Cotonou, uno de los más extensos del país
Camino por las calles vacías del Grand Marché de Cotonou, el Gran Mercado. Los puestos de telas, cacharros, comida, e infinidad de mercancías están cerrados. Las chapas de colores ocultan la vida que allí se desarrolla en los días en que está abierto. Reina el silencio. Es domingo.
Sólo se oyen los pasos del turista mal informado, o despistado, o que no dispone de otro día para ir. Suenan pasos entre los restos de mercancías.
Al menos hay tejadillos que refugian del implacable sol.

Una figura oscura cruza una callejuela. Yo hago fotos, aprovechando que nadie me va a lanzar improperios, como me ha ocurrido en otros mercados del país.



Desembocamos en otra calle y de repente el mercado vuelve a la vida. O la vida del mercado está ahí. No todos pueden cerrar el día festivo de la semana.

Hay gente que para vivir, cada día, tiene que ir a vender sus mercancías. Verduras, frutas, telas, cacharros. Lo que sea. Hay gente que no puede descansar ni un sólo día. En África hay mucha gente así. Viviendo al día. Que no se nos olvide.


No es lo mismo que si fuera un lunes, pero algo es algo. Aunque empiezo a disfrutar de él, algunas vendedoras gritan a nuestro paso por el simple hecho de que llevamos las cámaras al cuello, aunque las manos estén en los bolsillos. ¿Qué les ocurre con las cámaras?!
Moussa, de Burkina Faso, va como un loco de puesto en puesto comprando cosas. Mañana vuelve a su casa y quiere llevar el máximo posible de regalos y bienes de consumo que en el país vecino no están disponibles. Desde una lámpara que no necesita enchufe para que su hijo estudie por las noches, hasta… no sé, mil pequeñas cosas útiles y algunas para revender.
Por fin decidimos irnos, porque ya no hay mucha tela que cortar y sí algo de tarde que aprovechar.
Justo al entrar en uno de los callejones silenciosos, cerrados, un vendedor de cebollas me pide que le haga una foto. Me lo pide con esa sonrisa decidida, franca y mirada directa a los ojos que a veces sólo te parece encontrar en África. ¡Y cómo le vas a decir que no! No espera que se la enseñe en la pantalla, pero yo lo hago y a él le gusta. Encima me da las gracias. Que te vaya bien, que tengas suerte, que vendas muchas cebollas, de corazón.

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La pequeña historia del gran mercado de Cotonou, el Dantokpa
Dan es una diosa vudú. Una serpiente con los colores del arco iris. Tokpa significa «laguna» en lengua fon.
Dantokpa, el nombre del grand marché de Cotonú, es «la laguna de la serpiente». Una laguna artificial construida en 1885 y que une el Atlántico con el lago Nokué.

El puente Martin Luther King hace de frontera y de punto de referencia si quieres ir allí, aunque se le conoce más como Nouveau Pont o puente nuevo. Los restos del mercado van a parar aquí, así que es una zona un poco dejada.


Desde fuera, cuando avanzas por una gran avenida antes de cruzar el puente, lo que ves es una especie de barrio de chabolas inmenso. Pero sí, este es el gran mercado, y dicen que es el más grande de África Occidental.

El Centro de Promoción de la Artesanía de Cotonou
Nos trasladamos a este otro punto de la ciudad, conocido simplemente como «Centro de Artesanía».
Un lugar muy tranquilo. Destinado a las compras de última hora antes de coger un avión. A gastar los CFAs que te quedan en el bolsillo.
Prácticamente somos los únicos clientes. A mí no me queda casi dinero, ni mucho interés en comprar. Aun así contemplo las artesanías de diferentes puntos del país y también de países vecinos.
En África eso de la globalización lo conocen desde mucho antes que nosotros. Finalmente me compro un par de cosas previo regateo.

En un par de ocasiones recibo propuestas claramente sexuales. Así como te lo cuento. Y pienso que si lo hacen, quizá es porque a veces reciben un sí. En fin, doy una negación firme y paso a otra cosa. Sobre todo paso a otro sitio cuando me veo sola entre los puestos y vendedores.
Lo que sí hay aquí es un restaurante junto a la puerta, creo que se llama restaurante Costa Rica, donde se come realmente bien y a un precio muy razonable.
La playa de Cotonou un domingo cualquiera
En una gran ciudad africana como esta, en principio fea y donde todo el mundo insiste en que es insegura para el extranjero, poco se puede hacer un domingo cualquiera. Si estás de paso y no la conoces.

Lo bueno es que hay playa, y que hay un tramo de la misma utilizada por las familias y grupos de amigos para pasar ese día de descanso semanal, así que el plan está claro.
Vamos a dar una vuelta mientras baja el sol y a observar cómo es el ocio de los habitantes de Cotonou ¿no?

Hay atasco en la carretera que discurre paralela a la franja ancha de arena. Hay un escenario enorme con un sector de la playa cerrado. Una especie de festival patrocinado por una conocida marca de telefonía.
Incluso nos adelanta un descapotable al que todo el mundo mira porque en él va un futbolista famoso. Por lo visto es una estrella internacional, pero como a el fútbol ni me va ni me viene, pues no puedo decir quién era el tipo.
Por fin encontramos nuestro sitio y avanzamos hacia el mar. Las familias han montado sus picnic en una una hilera de cobertizos de paja, y cComo ya es por la tarde, es la hora del baile y las bebidas.

Alegría, niños correteando por todos los lados, música, ritmo. Cometas, parejitas, y la playa llena de basura consumista: plásticos, papeles, etc.

Fotografías sin cesar cerca de la orilla. Con el móvil, con cámaras compactas. Selfies, fotos de grupo. Posados adolescentes, familiares.

¿En qué se diferencia de un día de playa en España? En poco, pienso. Y sonrío, porque esta es una prueba más de que no somos tan diferentes.

Actualización: el avión de la playa y el arte urbano
Cuando he vuelto en el año 2023, ocho años después, me encuentro con algunos cambios. Ahora hay más rascacielos y edificios muy modernos en una zona de la ciudad, la más cercana al aeropuerto si no me equivoco. Y también cercana a la playa.

Aunque sólo fui a tramitar el visado de Costa de Marfil en la embajada de este país, cuando terminamos decidimos dar una vuelta antes de volver a Grand Popo, el lugar donde nos alojábamos.
Y ahí fue cuando descubrimos un par de lugares que quiero destacar en esta actualización.
Air de Jeux Mikeland – plage Erévan
¿Qué nombre es este? Se trata de una atracción que está en la playa Erévan, muy cerca del aeropuerto de Cotonu. Y es tan friki que no te lo crees.
Resulta que allí hay un avión comercial perfectamente aparcado en la arena. Con escalerillas y todo, resulta que se puede subir previo pago de 1.000 CFAs, no llega a 2€.

De repente estamos dentro de un avión de los años 80 o 90, con sus ceniceros en los asientos, los departamentos para equipajes mucho más pequeños y altos que los actuales, etc. Todos los asientos están tal cual se quedaron, y podemos entrar en la cabina del avión. Es una especie de viaje en el tiempo muy loco, y no sé porqué me acordé mucho de la serie Lost.

Se trata de una aeronave Lockheed Tri-Start L10 y los encargados de los tickets nos dicen que alguien decidió comprarlo y ponerlo allí en la playa como una atracción, pero no les sacamos más información.
Puedes leer más de esta atracción en el artículo que te enlazo aquí.
A todo esto, observo que la playa que yo visité hace 8 años se ve muchísimo más limpia. Al menos en el sector donde está ese avión.
Los murales de arte urbano
De camino a la playa pasamos junto al puerto comercial, uno de los más importantes de esta costa. Y nos encontramos con una larga hilera de vallas o muros pintados de arte urbano.
Son murales gigantescos, muy coloridos y de gran calidad, que parecen hablar del camino de la tradición a la modernidad. Benin is the future es una leyenda que aparece en alguno de ellos.


Últimos recuerdos de Cotonou (2015)
Nos acercamos a una tienda a comprar algo para la cena. De repente unos niños vienen corriendo. El más pequeño se abraza a mis piernas. Los otros, con grandes sonrisas, nos dan la bienvenida a su país. ¿No es emocionante?

El sol cae, es hora de retirarse al hotel. Cotonou es inseguro por la noche, al menos para los blancos, o eso dice todo el mundo. Además madrugamos mucho para coger el vuelo, aunque algunos no llegaron a cogerlo y otros tuvimos que esperar por el overbooking hasta el último momento.
Pero en ese momento, antes de retirarnos a nuestra guarida, miro hacia arriba y veo unas preciosas nubes trazando una especie de arco en el cielo mientras se deshilachan.

Son estos los momentos que reconfortan de una ciudad estresante y de la que no te ha dado tiempo a conocer nada prácticamente. Ni siquiera su gran mercado. Quizá un día vuelva y trate de entenderla. Quizá.

P.D. Cotonou no es la capital de Benin, a pesar de que aquí está la sede del gobierno, el aeropuerto internacional y sea la ciudad más grande e importante económicamente hablando del país. La capital oficial es Porto Novo.
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Interesante el contraste en tus fotos.
Saludos
Gloria
Gracias Gloria :)
Hola! Recuerdas el nombre del hotel donde te alojaste? Recomendable? Precio? GRACIAS MIL!!!
Hola Manuel, creo que era el Green Horse Hotel… Bastante justito, pero para una noche o dos, suficiente (te parecerá mejor a la vuelta, si pasas allí la última noche 😀)
Muy interesante tu relato sobre esta ciudad de Benín.
Saludos desde Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Gracias Juan Manuel! Saludos desde Madrid 🙂