El País Lobi es una pequeña caja de sorpresas de Burkina Faso… y hoy me he propuesto tratar de hilar lo mejor posible mis recuerdos de aquellos días.
El animismo sigue presente en el País Lobi
Recuerdo con mucha fuerza el animismo, presente en todas partes. Visitamos la casa de lo que nosotros llamaríamos un «brujo». Vivía un poco aislado del resto de la población de la zona.
Sé que hicimos la visita desde Gaoua y que estaba bastante cerca, pero no recuerdo el lugar preciso.
Este hombre vivía rodeado de figuras que tenían un punto bastante inquietante, incluso terrorífico desde nuestra visión occidental.
Yo en estos lugares me pongo muy seria. No creo en ello, pero lo observo con atención, curiosidad y seriedad. Porque estas creencias son las responsables de cómo estas culturas miran al mundo, viven la vida, y se relacionan con la muerte. También suelen ser las responsables sobre cómo afrontan el presente y el futuro.
Todas estas figuras las había hecho él mismo cada vez que los espíritus se le aparecían en sueños y le ordenaban erigir una nueva estatua. ¿Son los antepasados quienes le hablan? sin duda. ¿Qué función tienen las estatuas? calmar a los espíritus y ganar su protección ante los avatares de la vida. Sanación de los enfermos, justicia, lluvias en años de sequía, comida cuando hay hambruna.
Nos invitó a entrar y a cambio de una donación nos haría una ceremonia…
El pasillo era muy angosto, y salía muchísimo humo de la habitación a la que nos dirigíamos, al fondo del laberinto de adobe que son allí las casas. Y no pude avanzar.
No pude porque la garganta y los ojos me empezaron a picar muchísimo. Sólo de pensar en llegar hasta el fondo y no poder salir a no ser que fuera la primera de la fila (o con los pies por delante si me pongo dramática, ji, ji), me angustiaba.
Quizá es que los espíritus no querían que yo llegara hasta el final, también puede ser eso. El caso es que salí antes de arriesgarme a morir ahogada, y esperé al aire libre. Primero recuperando el resuello y después dando una vueltecita por allí.
Después me contaron que además del humo en el ambiente y las paredes absolutamente negras por el hollín, la estancia estaba llena de conchas de cauríes. La famosa moneda de antaño. Todo mezclado entre algunas estatuas inquietantes semienterradas en las conchas. Y restos de plumas de los pollos sacrificados cada vez que el señor realiza sus ceremonias.
Quizá sea aquí, en el País Lobi, donde he visto de manera más palpable la relación con la muerte y con la creencia en un mundo paralelo que está ahí, muy próximo para los vivos. De hecho, constantemente interacciona con ellos.
Los que fallecen no se van del todo. Pueden habitar el árbol bajo el que te cobijas, o una vaca, o un objeto de la casa, o a otra persona.
De aquí surge el nombre de animismo. Aquéllos que murieron en extrañas o malas circunstancias pueden ser los peores. Al fin y al cabo están enfadados con el mundo donde les sucedió aquello que dio lugar a su muerte. Lógico. Pero en general son buenos y de hecho conviene que se queden cerca para que estén tranquilos. Para que no sean atacados por los malos espíritus. Para proteger a los que amaron, a los que les amaron.
¿De qué les protegen los espíritus?
De los genios de la noche que amenazan la razón y el equilibrio de los vivos. Las enfermedades mentales se interpretan como posesiones de los malos espíritus.
Es por ello que en muchos pueblos de el País Lobi los muertos están enterrados al pie de las casas de los vivos. Delante de la puerta que cada día cruzan para entrar y salir del hogar.
Se les representa con figuras antropomorfas de barro que incluyen ojos y boca, hechos con cauríes y ramas. Son montones casi informes de barro, pero ahí están, rodeados de sus vasijas para que no les falte de nada. Y los vivos se sientan al atardecer a su vera.
Algo muy similar me encontré en el Pais Somba de Benin.
Las casas del País Lobi
Las casas del País Lobi son de adobe y todas tienen una buena azotea en la que secar el grano y ver el paisaje.
Otra curiosidad son los ajuares del hogar. En todas las casas se apilan un montón de vasijas de barro que recuerdan mucho a los modelos neolíticos exhibidos en casi todos los museos arqueológicos del mundo, aunque estas son todas de gran tamaño. Es el ajuar de la mujer, y cuantas más tenga y más adornadas estén, más rica es. Por supuesto las vasijas se heredan y la colección va aumentando, incluso modernizándose con alguna pieza de metal. Una visión fascinante, a pesar del humo reinante en todas las casas.
El rey Gan
También en el País Lobi están los Gan, y con ellos su rey.
Otro país, dentro del País Lobi, dentro de Burkina Faso.
Los gan viven con su propio rey y sus propias normas, sus leyes, su reino. Una realidad paralela al orden vigente, y que funciona. Por supuesto el Estado burkinabés media en las cuestiones de envergadura como podría ser, si se diera, un asesinato o algo así. Bueno, al menos en teoría.
El rey Gan que yo conocí en 2008 llevaba cuatro años en el cargo. Nuestro guía le había conocido cuando aún era un príncipe, y gracias a ello nos recibió e incluso nos permitió hacerle un par de fotos, no más. De hecho, él decidió cuándo podíamos empezar a hacer fotos y cuándo parar. Oye, para eso es el rey. Además así se procuraba nuestra entera atención mientras hablaba, cosa que no está nada mal.
La tradición le obliga a heredar todo lo que su padre dejó, incluidas las mujeres e hijos
Las suyas y las del anterior, su abuelo… Así, por aquél entonces, el chaval tenía 14 mujeres y 71 hijos!!
No es ninguna bicoca. El ahora rey llevaba antes una vida más moderna en la capital, a la que se fue a estudiar. Tuvo que volver cuando el padre falleció para hacerse cargo de las nuevas responsabilidades. Un trabajo enorme si tenemos en cuenta que debe asegurar el sustento de todos ellos y de los que sigan viniendo. Por supuesto, no tiene que compartir lecho con todas las mujeres, alguna podría ser su abuela y la mayoría su madre. Pero sí es el cabeza de familia oficial. Entre otras cosas, nos contó que tenía algunos proyectos para mejorar la vida de sus súbditos, y modernizarla también. Desde luego los chavalines llevaban ropas realmente pobres, llenas de agujeros y rasgones.
Junto al pueblo, un poquito apartado, está el santuario de los reyes Gan.
Aquí se entierra a todos los reyes y reinas de la dinastía desde hace un montón de generaciones.
A diferencia de otros pueblos lobi, las estatuas son más realistas y están protegidas por chozas especiales para ellos y ellas. Algunos además lucen un cartel con su nombre.
Gaoua, la capital del País Lobi
No recuerdo mucho de la ciudad porque llovía a mares en los días que estuvimos alojados en un hotel, capitaneado por un libanés en el que servían hummus para cenar. Sí recordaré siempre la visita a la asociación de mujeres de Gaoua. Entre otras cosas se ocupan de educar sobre la ablación. Intentan erradicar esta práctica cruel que no tiene más objeto que someter a la mujer hasta en lo más profundo de su ser, ocasionando muertes e infecciones horribles.
Con un explícito «maniquí» las mujeres de la asociación recorren los pueblos educando sobre las consecuencias de la ablación.
Allí conocimos la historia de una campaña llamada «L’ablació no es bona per a mi». Sí, está escrito en catalán porque su autor es un fotógrafo conocido por sus proyectos de denuncia social. La campaña tiene detrás una historia triste y oscura, que me dejó muy pensativa.
Él cuenta que un amigo africano le invitó a presenciar y fotografiar una ablación. El reportaje ganó varios premios y mucha fama. La víctima tiene nombre, Kadi, y en aquél momento 5 años de edad. Pero por allí (Burkina) dicen que en realidad esa ablación fue encargada para que él pudiera retratarla. Aunque a Kadi le hubieran hecho la ablación en otro momento.
Cuando el reportaje se hizo público y ganó tantos premios, en Burkina alguien «habló» o denunció el hecho de que fuera encargada. Y cuentan que él, afirmando que no sabía de aquél «encargo», pidió perdón. Más o menos en ese momento decidió destinar el dinero ganado con los premios a los estudios de la niña.
He leído un par de entrevistas al fotógrafo hechas unos años después. En ellas cuenta lo mal que lo pasó en la experiencia de fotografiar este atroz acto. Sólo pudo aguantar allí unos segundos haciendo fotos. Dice que no avisó a ninguna ONG para impedirlo porque según él se habría cancelado todo. Lo habrían negado y ocultado. También cuenta que un año después volvió a contactar con la niña y la mujer que había realizado la ablación. Habló con la primera y le ofreció todo el dinero ganado con los premios para sus estudios. Con respecto a la mujer que había practicado la ablación, estaba encarcelada y él consiguió liberarla. Le escribió una carta en la que le decía que era una segunda oportunidad. Que de ella dependía volver a hacerlo y acabar de nuevo en la cárcel, o redimirse.
Todo esto es lo que él cuenta unos años después de realizar aquél reportaje. Ni una palabra de los rumores, ni del hecho de que fuera engañado o algo similar. De esa versión, la que cuentan, dicen, se rumorea… no he encontrado rastro alguno en internet, aunque no significa que no exista.
Yo sí puedo contar que a mi me la contaron allí. En cualquier caso, siempre ha sido un tema controvertido y que da que pensar dónde y cómo se ponen límites a la comunicación. ¿Es necesario ver explícitamente cómo es una ablación, aunque sea a través de fotografías? ¿Es necesario ver cómo se realiza a una niña de 5 años (o de 10 años, o de meses)?
Habrá gente que quizá sólo así cobre conciencia. Pero a lo mejor es algo que no depende de mostrarlo. ¿Quién decide que con las imágenes uno se conciencia más y mejor?
En fin, es todo un debate al que mucha gente lleva años dándole vueltas a propósito de imágenes o reportajes de este tipo, como aquél del niño desnutrido acechado por un buitre.
Ruinas arqueológicas en el País Lobi
Para terminar, contaros que en el País Lobi te puedes encontrar hasta con las ruinas de Loropeni, que forman parte del Patrimonio de la Unesco desde el año 2009. Grandes muros que parecen datar de entre el s. XIV y XVII están ahí, en la selva, como un gran misterio. Se sabe que un par de pueblos lo habitaron para extraer el oro de la zona y poco más. Aún no se han realizado excavaciones.
En fin, una región apasionante y que me demostró, una vez más, que no es necesario que haya monumentos a visitar y ni siquiera una naturaleza espectacular para disfrutar de un viaje.
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Hola Alicia! Me ha encantado tu post. Muy interesante, de verdad. Y comparto que ciertamente no es necesario monumento ni naturaleza increíble para disfrutar de los viajes :)
Saludos!
Hola! muchas gracias, me alegro mucho de que te haya resultado interesante!!
Abrazo viajero :)
Alicia