Mi memoria hace que vuelva a aquél verano de 2008 en que viajé por primera vez al África subsahariana y quedé prendada. Y ahora que estoy a punto de emprender un nuevo viaje, quiero escribir sobre un rincón de Burkina Faso, del País Lobi para más señas, llamado Sansana. Una pequeña aldea con una gran historia.
Sansana, un rincón del País Lobi en Burkina Faso
Hoy os quiero hablar de Sansana, un pueblecito del suroeste de Burkina Faso, cerca de Gaoua, en la región Lobi si no recuerdo mal.
Recuerdo a los niños peleándose por cogernos de la mano, por una caricia de los visitantes, por una sonrisa, por una foto a contemplar después en la pantallita de la cámara. Bailando felices y divertidos. Y a los mayores saludando educadamente, sonriendo también.
Nos contaron que Sansana es famoso por los balafones que fabrican. ¿Qué es un balafón? un instrumento musical de madera, del que cuelgan pequeñas calabazas que le dan un sonido característico.
Ellos nos enseñaron orgullosos su sonido y los bailes que les acompañan. Nos contaron que con el balafón se habla con los antepasados, o se cuenta su historia. Por eso se utiliza en grandes acontecimientos como bodas o funerales. Viéndoles tocar y bailar, toda la chavalería reunida para hacernos una demostración, no dejé de pensar que la tradición oral-musical no se debe perder. Es un Patrimonio de la Humanidad, aunque no tenga ése «sello» oficial.
Los bailes fueron hacia el final de nuestra estancia, apenas una hora, o quizá dos, o quizá tres. No lo recuerdo y en cualquier caso el tiempo en África es así, no importa demasiado.
Lo que importa es el estar, el sentir, el vivir… y eso ya es un lujo, vivir.
Porque aquí, en Sansana, la pobreza se palpa y contrasta fuertemente con el verdor de la época de lluvias. Ese verde que creauna falsa impresión de prosperidad agrícola.
Niños con estómagos hinchados, de hambre y parásitos. Ropas raídas y gastadísimas.
La exhibición de balafones y bailes conlleva un pequeño pago por nuestra parte. Lo damos muy a gusto, claro que sí.
Sólo espero que los años posteriores de sequía no hayan sido demasiado duros para estas buenas gentes.
La pobreza que no es sinónimo de frialdad ni de distancia, sino todo lo contrario, de humanidad.
Una visita un poco triste
Nuestro guía Quim fue a saludar a uno de sus amigos, y se encontró con que después de su anterior visita había fallecido. Allí estaba su tumba, en la entrada de su casa, como es costumbre.
No hay que dejar a los muertos a su suerte, ni a los vivos tampoco. Unos cuidan de otros.
Entregó los regalos que llevaba a su viuda y familiares, y les saludó sentidamente. Fue un momento muy emotivo.
Me da por pensar que eso nos falta muchas veces a nosotros. Conocer personalmente a las gentes de un sitio, conocer la deriva de sus vidas. Quizá así no contemplaríamos los telediarios tan tranquilamente, ni haríamos muchas otras cosas tan tranquilamente. Sabríamos que lo que tenemos es muchísimo, realmente muchísimo, incluso a pesar de esta infame crisis. De esto he hablado más ampliamente aquí.
Busco referencias de Sansana en Google y me encuentro con una asociación creada para lograr mejoras en las condiciones de vida de estas gentes. Justo un año después de nuestro paso por allí. Os dejo por aquí el enlace: Escuela Sansana, aunque no les conozco personalmente. Escuela, letrinas, centro de formación para la mujer. No sé cuánto habrá cambiado el lugar. Pero mira, volver a saber algo de la vida de este pueblo ya me alegra :-)
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