Actualizado el 20 noviembre, 2019
Ya os conté de Salalah, esa ciudad tan evocadora y remota del sur de Omán. Pero resulta que hay mucho más en sus alrededores, así que me he propuesto escribir sobre las visitas que hacer cerca de Salalah.
Lo malo es que esto significa que ya queda muy poco para desprenderme de este precioso viaje. Porque sí, aunque no venga a cuento, cuando escribo sobre un lugar de alguna manera me desprendo de él. Y un extraño vacío me envuelve.
Hay dos visitas que hacer cerca de Salalah, «típicas». Es lo que llaman el «tour del Este» y «tour del Oeste». No las hicimos al completo, pero sí nos llevamos una buena idea de lo que se puede ver… ¡Vamos con ellas!
Visitas que hacer cerca de Salalah, al sur de Omán
Salalah Este
En esta ocasión viajamos con Muhammad, chófer y guía profesional que nos habló de las bodas, sus 7 hijos e hijas, la casa, la familia, el matrimonio. Y flipó al saber que nosotras vivimos solas, je, je.
Comenzamos el día yendo a Taqah, pero antes paramos en su magnífica playa, una continuación de la de Salalah.
La mañana es perfecta. Nos recibe un cielo azul limpísimo que contrasta con la arena casi blanca. Con el verde de las palmeras cocoteras donde trabajan los bangladeshíes recogiendo sus frutos. Y con las aguas de mil tonos verdes y azules.
Hicimos algunas fotos y… sí, vimos delfines!! A unos 100 m. de la orilla, nadaban en paralelo a la costa. El día no podía empezar mejor. Bueno, yo con esto ya estaba realmente encantada.
¿Sabéis de esos momentos en que te enganchas a un paisaje, en que se te olvida parpadear?
Este fue uno de esos momentos :)
Después, nos subimos al acantilado que ponía fin a dicha playa. Las vistas son de nuevo impresionantes, como en la Costa Este de Omán.
Estando allí arriba, charlando con Muhammad, distinguimos unos peces enormes y un minuto después un par de preciosas tortugas nadando!!
Conseguí fotografiar una de ellas antes de que se sumergiera en el océano. Es ahí cuando cobré conciencia de que estaba en una especie de paraíso perdido.
Primera parada: Taqah
Taqah, a tan sólo 20 minutos de Salalah en coche, fue un próspero puerto. Allí se visita el pequeño fuerte de Taqah, reconvertido a museo.
A su alrededor, varias casas antiguas que aún lucen la decoración de antaño son testigos mudos de la historia. Están construidas con una piedra blanca extraída de canteras cercanas, que se oscurece con la exposición a los rayos del sol después de unos años.
El fuerte es casi una miniatura de los que habíamos visto en el norte. No nos sorprendió demasiado. El calor y la humedad ya eran tremendos a esas horas.
Yacimiento arqueológico de Khor Rouri (Sumhuram)
Khor Rouri sí que fue una sorpresa.
Este es el enclave de un antiguo puerto desde donde partían las caravanas cargadas de incienso, además de otras mercancías como la mirra o las especias. Salían de aquí para atravesar la Península Arábiga y alcanzar los mercados de Jerusalén, Alejandría, e incluso Roma.
También partían barcos hacia India e incluso China, y hacia el sur, parando en Zanzíbar y llegando a Madagascar.
Khor Rouri se conoce como el Palacio de la Reina de Saba, y fue alrededor del año 1000 a.C. cuando vivió su mayor esplendor como gran ciudad del Sudeste de Arabia.
Se sabe que Roma envió una expedición en el año 24 a.C. en busca de las tierras donde crecía el árbol del incienso. Nunca alcanzaron su objetivo. Murieron varios miles de soldados en los desiertos del norte de Yemen.
Las ruinas dominan una especie de bahía que en realidad es una laguna de agua dulce separada del mar por una lengua de arena blanca. Allí donde precisamente anidan los flamencos. El paisaje es de nuevo maravilloso, único. Por cierto, hay más lugares donde ver flamencos en Omán.
La visita se completa en un pequeño museo. Está prohibido hacer fotos, pero tiene algunas piezas que merecen la pena.
Wadi Dirbat o Darbat
Era ya cerca de mediodía cuando nos encaminamos hacia este Wadi, frecuentado por los habitantes de Salalah para ir de picnic los días festivos. Esta es, por cierto, una tradición muy extendida en el mundo árabe y persa.
Durante el monzón e inmediatamente después el paisaje aquí es muy verde. El río fluye con alegría y hay lagos y piscinas naturales en los que refrescarse. Pero en el mes de Abril no es así.
Paramos en la carretera ante lo que parecía un chiringuito hecho con un par de chamizos, pero equipado con mesas y sillas. La idea era comprar comida para llevar al Wadi.
Llevado por bangladeshíes, nos ofrecieron varios tipos de arroz: con pescado, con vegetales, con carne de camello, cordero o ternera. Yo opté por la de camello, bastante sabrosa. El de pescado también estaba muy bueno, es el que compró Muhammad para él, y nos dio a probar.
La carretera transcurre entre árboles y lo que a buen seguro serán prados en el monzón.
Hay camellos, burros y vacas por todas partes.
A propósito de los burros, nos cuenta nuestro chófer que son salvajes y una verdadera plaga. De hecho bromea con que si nos queremos llevar uno a casa, no hay problema, allí estarán encantados.
Los burros de esta zona tienen una línea negra en la base del cuello. ¿Señal de que están emparentados con las cebras? El caso es que los vi exactamente iguales en el Norte de India.
El paisaje está muy seco, sí, pero la estampa es poética e incluso tiene un punto de fantástica. Prácticamente no vemos un alma, por cierto.
Acabamos dando un minipaseo en barca en el fondo del Wadi, allí donde el río aún tenía un poquito más de agua.
La tumba de Bin Ali o el Santo Job
La siguiente parada se halla en las montañas, a unos 1.200 metros de altitud. En realidad ya no estamos en la zona Este de Salalah, sino al norte.
La tumba del Santo Job, el de la paciencia, es un lugar de peregrinación y veneración porque los musulmanes también le consideran un profeta. Igual que los cristianos y hebreos. Quizá no conozcáis su historia…
Satán, con permiso de Dios, decidió poner a prueba la fidelidad de Job hacia el Creador.
Job era un ganadero muy rico con 7 hijos y 3 hijas, que empezó a ser azotado por diversos males: la sarna, por lo que se retiró a estas montañas para sufrir en silencio el dolor, el abandono de su esposa y la muerte de sus hijos.
Job lo aguantó todo, con infinita paciencia, y salió victorioso por lo que Dios restituyó su familia y pertenencias multiplicadas además.
Las mujeres debemos cubrirnos la cabeza con un pañuelo.
El lugar, junto a una mezquita, está bastante descuidado. Un enorme ataúd cubierto por una mugrienta tela verde (el color del Islam) está situado en el centro de la única estancia.
Es de proporciones gigantescas, porque se supone que era un señor realmente grande (dicen que medía 4 metros de altura). En el exterior, junto a la puerta, se conserva una huella de pie enorme, que dicen es de Bin Ali.
Salalah Oeste
Amanece un nuevo día, esta vez con el cielo cubierto por los restos de una gran tormenta de arena que llega de Arabia Saudí. Nos preparamos para otra de las visitas que hacer cerca de Salalah.
Según nos contó Suhail, nuestro guía para ese día, la tormenta había obligado a cerrar los aeropuertos de Salalah y Muscat. Nos quedábamos una noche más y las previsiones eran buenas para el día siguiente así que no nos preocupamos :)
Suhail, 50 años, bien parecido, barba cuidadísima y muy amable, hacía bromas sin parar y la verdad es que me encantó conocerle.
Igual que Muhammad, nos habló de su familia, sus hijas e hijos, y en este caso parecía un poco más «progresista» con respecto a respetar los deseos de ellas. Ya fuera continuar con los estudios, ya fuera sobre elegir a quien quisieran para casarse.
Porque sí, el matrimonio concertado sigue existiendo en la sociedad omaní, aunque cada vez depende más de la mentalidad más o menos tradicional del cabeza de familia.
Las Montañas de la Luna o Jebel Qamr
Con él enfilamos hacia las montañas que se alzan en el extremo oeste de Salalah, directos hacia la frontera con Yemen. No llegamos hasta ese punto, pero sí paramos para admirar los famosos árboles de incienso que siguen procurando parte de la riqueza a la región de Dhofar.
Los árboles en sí no son muy espectaculares y se confunden con el suelo seco, pero tienen un valor simbólico (y real, económico) muy importante.
El paisaje, en cambio, es soberbio. Montañas de piedra oscura que se recortan en el mar, playas escondidas que te hacen soñar con pequeños paraísos desiertos.
La playa de Mughsail
Otro punto de este tour es la fantástica playa de Mughsail. A un lado, el agua rezuma entre las rocas, y en la parte central, la playa se extiende a lo largo de 5 km., casi vacía.
Allí nos quedamos un buen rato solas mientras Suhail iba y volvía de la mezquita más cercana para hacer sus oraciones.
Justo acabábamos de empezar a comer cuando en su móvil sonó el canto del muecín. Es la alarma para avisarle de que tiene que ir a rezar, así que cogimos la comida y él se marchó con el coche para volver un rato después.
El picnic de ese día lo había preparado su mujer y consistía en el pan integral tradicional, samosas, falafel, dátiles y bananas pequeñitas muy dulces.
Para beber, una bebida hecha con té y café, jengibre y cardamomo (sí, todo esto junto), que estaba riquísima.
Fue un almuerzo perfecto en un escenario fantástico, donde el tono rojizo de la atmósfera contrastaba con el azul turquesa del agua.
Los camellos de los beduinos, que a mi se me antojaban de rasgos yemeníes (los beduinos, digo, no los camellos, ji, ji), están por todas partes. Verles en la playa intensifica la sensación de estar en un lugar muy remoto y de otro tiempo, o en una especie de sueño. Impresionante.
Para planificar tu visita a Salalah puedes reservar estos tours aquí.
Volvimos a Salalah a echar la siesta (muy importante en Omán!) y después a visitar las ruinas de El Balid, junto a la ciudad, pero esa ya es una historia que os he contado.
En aquel rato de descanso me asomé al balcón de nuestra habitación y vi a la gente disfrutar de su día festivo en la playa.
Un hombre bañaba a su caballo en el mar, otros estaban sentados en la arena mirando las olas.
Fue nuestra última noche en Salalah, y no me quería ir.
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Súper Ali:
Que sepas que en tus fotos sale una chica muy parecida a mí, jajaja.
Fotazas, por cierto.
Un besazo.
Súper Marita!! Así es, la más guapa de Oman! Muchos besos!!
Sigo diciendo que me encanta la luz y los colores de este país. ¡Muy grandes las fotos, Ali!
Muchas gracias Kate!! Si, es precioso ??
Alicia, qué preciosidad de fotos y qué ganas de descubrir Omán !!!
Un saludo
Gracias Victor!! Altamente recomendable!! ?
Antes que nada gracias por compartir esta bonita experiencia. Me encanta todo lo que relatas, y las fotos son preciosas.
En Noviembre nos vamos de crucero a M.oriente. Pararemos en el puerto de muskat y Salalah. Tendremos un día en cada ciudad. Me gustaría saber si nos puedes aconsejar algo para sacar el máximo provecho, ya que estaremos muy limitados de tiempo.
Gracias.
Hola Khadija! Pues no te preocupes, no son lugares grandes, son bastante manejables. En Muscat es muy fácil, zoco, corniche y old Muscat que se llega enseguida en taxi… En Salalah no sé muy bien donde está el puerto, pero con un taxi podéis ir al zoco de incienso y a old Salalah. Mira el post que escribí de estas ciudades, ahí explico más ?