Wahiba Sands, una noche en el desierto más accesible de Omán

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Por Alicia Ortego

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Llega la hora de hablar de otro desierto en este blog. Me emociono como cada vez que me aproximo a este medio. Wahiba Sands o el desierto de Wahiba es uno de los arenales más accesibles de Omán, y es precioso. Aquí te doy todas las claves que necesitas para ir.

Qué tendrá el desierto que tanto me gusta

El desierto es esa extensión falsamente monótona y ciertamente inhóspita en la que te puedes sentir absolutamente libre. La inmensidad y la belleza se respiran a partes iguales. Hay que ir y vivirlo, aunque es cierto que no es para todo el mundo.

Si te molesta la arena y el polvo, allí omnipresentes. Si te molesta no disponer de agua para ducharte. No tener cobertura móvil para comunicarte. Estar sin luz eléctrica y muchísimos otros accesorios de nuestra vida urbana y cómoda, No vayas al desierto. Pero si no tienes una respuesta clara para todo esto, no dejes de ir y comprobarlo por ti mismo.

A mí en cambio todas estas «molestias» me hacen feliz.

sombra de 4x4 en la arena y dunas detrás al atardecer en el desierto de wahiba
Avanzando por Wahiba Sands

Es probable que acabes fascinado por lo poco que uno necesita, por lo fácil que es darse cuenta de lo que es realmente importante.

Agua para beber, alimentos, vehículo, un guía para no perderse. Soledad y compañía del otro, porque ambas cosas son necesarias. El resto son regalos:

  • Noches en las que las estrellas se te caen encima. O bien la luna llena ilumina todo como si fuera una gran farola.
  • Conversaciones en voz baja y silencios largos en los que es fácil dejar la mente en blanco para dedicarse a sentir.
  • La hospitalidad de las gentes que viven allí, y saben que sin la generosidad del otro no es posible sobrevivir.
  • La absoluta independencia del reloj artificial.
  • El ritmo lento.

Wahiba Sands, el desierto más accesible

Después de un día en el que la costa Este de Omán nos había sorprendido por su belleza, llegaba la hora tan deseada de poner rumbo al desierto de Wahiba, más comúnmente conocido como las Wahiba Sands (Arenas de Wahiba).

Este es, dicen, una versión mini del Empty Quarter o Rub-al Khali, un gran vacío arenoso que se extiende por una buena parte de la Península Arábiga.  Habría ido a este otro famoso desierto de no ser porque no teníamos suficientes días disponibles. Una verdadera lástima.

Volviendo a Wahiba Sands. Menos mal que es mini, porque su extensión no es tontería:

Las dunas se extienden en corredores que fluyen de norte a sur. Una vez que te adentras en ellas, cubren todo el horizonte en un fantástico paisaje de color anaranjado.

mar de dunas y coche 4x4 entre ellas
Dunas de Wahiba Sands

Cómo organizar tu visita a las Wahiba Sands

En la mayoría de los viajes a Omán, lo más típico es ir a pasar una noche entre las dunas. Para ello, hay varios campamentos acondicionados. Algunos más lujosos, y otros más espartanos. Mi preferencia son los segundos, que además están más adentro de las dunas.

En los campamentos más básicos tendrás ducha compartida, probablemente sin techo, y una carpa que hace las veces de restaurante. En los más lujosos tendrás ducha dentro de tu tienda, y probablemente aire acondicionado. Luego te hablo del primero que conocí, aunque en mi segundo viaje a Omán me alojé en otro de más categoría.

En las Wahiba Sands hay acuíferos subterráneos que son los que permiten proveerse de agua a estos campamentos. Cuanto más cerca de los oasis, más agua habrá.

Si viajas con tu coche (de alquiler o propio), escojas el campamento que escojas, lo mejor es que contactes con ellos y les pidas que vayan a buscarte para guiarte hasta sus instalaciones. Aunque sea un trayecto corto, no conviene entrar en un desierto sin un guía local. Nunca. Las posibilidades de perderse son muchas.

Antes de entrar en las dunas, además, debes pasar por un taller para que quiten algo de aire a las ruedas del coche.

Si no quieres «jugártela», siempre puedes apuntarte a un tour de uno o dos días. En GetYourGuide hay varias posibilidades para ir a Wahiba Sands y puedes encontrar algunas de oferta.

Después de instalarte en el campamento elegido, lo que se suele hacer es ir a ver la puesta de sol en las dunas, cogiendo el coche y dando un paseo largo. Por supuesto, tienes que ir con alguien de los campamento.

Al día siguiente, puede que te inviten a dar un paseo en dromedario. Además, al actualizar este post he descubierto que ahora también se ofrecen vuelos en globo sobre el desierto. Señal de que es un sitio mucho más turístico que cuando yo fui, pero es lo que hay.

Si no, es tiempo libre para dar un paseo por los alrededores antes de volver.

A continuación, te cuento mi experiencia.

De camino a las arenas de Wahiba

Cuando nos íbamos aproximando al arenal, lo primero que nos encontramos es con una gran llanura pedregosa, plagada de pequeñas acacias y enmarcada por las no tan lejanas montañas. Algún que otro pueblo salpica la ruta, destacando las mezquitas blancas.

Te dejo aquí un vídeo que  hice con el móvil desde el coche. Ya te aviso de que no es bueno, pero sirve para que te hagas una idea. Al fondo podrás ver cómo las dunas se alzan en el horizonte.

Oasis de Bidiyah, la puerta del desierto de Wahiba

Superada esa llanura o hamada, fuimos a Bidiyah, un perfecto oasis al pie del desierto de Wahiba. Este es el sitio donde los beduinos seminómadas vienen a vivir en los meses de verano. Se instalan y recogen la cosecha de dátiles del palmeral, el más grande de la zona.

Después de parar en un pequeño taller para que bajaran el nivel de aire de las ruedas, operación necesaria antes de entrar en el arenal, visitamos a unos amigos de nuestro guía.

desierto de wahiba
Oasis de Bidiyah en las puertas de las Wahiba Sands

Nos dieron la bienvenida en una casita a las afueras. Se trataba de una habitación independiente, amueblada únicamente con alfombras, cojines en el suelo, y un aparador pulcramente protegido con el plástico que seguramente es el mismo con el que lo compraron. Todo sea por proteger lo más preciado del polvo del desierto.

Delante de nosotras, según van entrando, se saludan repitiendo las fórmulas de cortesía, que consisten en una serie de preguntas y respuestas rápidas.

En esta ocasión, el jefe de familia, un hombre de unos 60 o 65 años, nos recibía en compañía de dos de sus hijos. Estos nos observaban fija y calladamente.

Nuestro guía hizo entrega al jefe de un precioso bastón. Era un regalo personal que le gustó mucho. Los gestos de agradecimiento fueron suaves, casi imperceptibles, pero sentidos. Creí leer el agradecimiento en su mirada. Y el cariño en el rostro del que hacía el regalo.

Unos minutos después se sumarían a la visita cuatro o cinco hombres más que nos fueron puntualmente presentados. Todos eran hijos o yernos del jefe. Y Salama, la reina de la casa, nieta del jefe.

Con un precioso vestido de terciopelo rojo y los ojos pintados de khol (protección contra el sol, las infecciones y el mal de ojo), Salama y sus cuatro años nos conquistaron, como a todos los demás. Y nosotras fuimos sus juguetes nuevos. Hasta el punto de que su padre trajo una bolsa con refrescos y chucherías y ella decidió invitarnos dándonos uno para cada una (zumo de frutos rojos) e instándonos a beber con ella. Era su particular rito de hospitalidad en claro paralelismo con el de los adultos: café y dátiles que ya habían circulado entre los asistentes (empezando por nosotras, las invitadas).

Ella marcaba su territorio y buscaba la caricia que la hacía consciente de su reinado.

¡Que nadie se olvidara de Salama aunque estuviera muy ocupada jugando con las extranjeras!

También vino un niño, no sé si el hermano de Salama. Era un chico de unos 7 años guapísimo. Sonreía sin parar y fruncía un poco el ceño cuando Salama se excitaba demasiado.

desierto de wahiba
Salama jugando – Wahiba Sands

Mientras, los hombres hablaban de sus cosas. Suponemos que también de nosotras, a juzgar por algunas miradas y expresiones. En su árabe suave.

No tengo fotos de esta escena porque quise vivir el momento y porque no me pareció correcto. No pedí permiso y sencillamente la cámara se quedó a un lado. Salama miraba de vez en cuando a la máquina e incluso la señalaba discretamente, juguetona, pero no la levanté.

Cuando te invitan a tomar café en Omán, algo muy común, hay una etiqueta que seguir. La buena educación dice que debes aceptar tres tazas de café. Lo normal es que te ofezcan más, pero si sigues aceptándolas puedes resultar un poco «gorrón» o pesado (ya sabes, algo tipo «visitas que se hacen largas»). Para rechazarlo, tienes que balancear un poco la taza. Si lo haces así, aunque no bebas ni un sorbo, creo que no quedas mal.

Al salir a «la calle» descubrí que el sol ya estaba bajando y el color de las dunas, que empezaban allí mismo, estaba encendiéndose. Bellísimo.

Conociendo a los camellos de Wahiba

Pero todavía no nos íbamos a internar en las dunas. Primero iríamos a visitar a los camellos. Estaban en su corral esperando a que les llevaran la cena (hierba fresca) y a que los bebés pudieran ser amamantados por sus madres.

retrato de camello de perfil
Dromedario de Wahiba Sands
cría de camello mamando de las ubres de su madre
Cría de dromedario amamantando

Puesta de sol y noche en el desierto de Wahiba

Antes del campamento, la puesta de sol nos espera en el arenal

Cuando nos dirigíamos hacia allí, nuestro guía nos preguntó si queríamos ir directamente al campamento o dar una vuelta por las dunas e ir a algún lugar a ver la puesta de sol. Respuesta obvia.

El «paseo» fue genial. Subir y bajar por las dunas en el 4×4, bamboleándonos hacia todos los lados. Con el ligero temor a quedar atascados. Con los suspiros de alivio cuando se supera la pendiente. 

En mi caso, además, volvía a ver y sentir la arena. Iba emocionada e ilusionada como los niños pequeños.

Alicia argelia

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Vimos a un grupo de coches en lo alto de unas dunas. Resulta que eran los otros huéspedes de nuestro campamento y uno de los anfitriones, y allí nos quedamos.

No me gustó mucho eso porque hubiera preferido ir a un sitio más solitario. Pero lo bueno del desierto es que a nada que echas a andar un poco (sin pasarte, porque perderse es facilísimo), la inmensidad que te rodea hace que te olvides de todo y de todos. Te quedas con tus pensamientos.

No hay mucho más que decir, sólo mostrar las imágenes de esa tarde que se iba, de ese sol que se ponía… 

desierto de wahiba
Preparando el té sobre la arena de las Wahiba Sands
desierto de wahiba
Wahiba Sands
itinerarios para viajar en Omán wahiba sands
Dunas de Wahiba Sands al atardecer
dunas de perfil con luz de atardecer desiertos de omán
Atardecer en Wahiba Sands

Haz click en una de las imágenes para ver la siguiente galería cómodamente 😊

hombre árabe haciendo sus oraciones en el desierto
Rezo tras la puesta de sol en las Wahiba Sands
sol naranja en el atardecer sobre dunas
Puesta de sol en el desierto – Wahiba Sands

Después sí, llegó el momento de ir a nuestro campamento para pasar la noche.

Teníamos reserva en el Nomadic Desert Camp, un campamento que yo misma había escogido con la guía Bradt de Omán y chequeándolo por Internet. No quería tener una mala experiencia como la de Wadi Rum. Es decir, no quería dormir en un sitio calificado «deluxe» con todo tipo de comodidades y show por la noche.

Además, este campamento está ubicado más en el interior de las arenas de Wahiba. El resto de alojamientos, o la mayoría de los que ubiqué vía Google Maps, se quedan más cerca de los límites.

foto vertical dunas rojas y cielo azul oscuro con luna creciente en lo alto

Yo quería una experiencia en el desierto tranquila y lo más auténtica posible. Teniendo en cuenta que somos turistas y que no estamos de expedición de varios días por el desierto (como tanto me gustaría) si no que íbamos a pasar una única noche. Es decir, sin pedir «peras al olmo» pero haciendo lo posible por conseguir al menos una 😉

Y acerté. Encontramos lo que creo puede ser el mejor que podíamos encontrar para un plan como este. Por eso te lo recomiendo vivamente. Además era más barato que otros campamentos.

desierto de wahiba
Noche estrellada en el Nomadic Desert Camp de Wahiba Sands
desierto de wahiba
Noche en el Nomadic Desert Camp de Wahiba Sands

En este campamento no hay luz eléctrica, excepto en la carpa donde se come. Es muy recomendable, por tanto, llevar un frontal. Yo te recomiendo este tipo de frontales sin pilas, que eso sí, debes cargar antes de ir.

No hay baños privados en las tiendas, pero sí hay unos para compartir con el resto del campamento. Incluso tiene unas duchas -rústicas y a cielo abierto- que es mucho más de lo que esperaba.

Los chicos que llevan el campamento son muy amables y después de una sencilla pero rica cena tipo buffet, que está incluida en el alojamiento (también el desayuno), te ofrecen té o café.

Es el momento de compartir un rato de conversación alrededor de la hoguera, tumbados sobre alfombras y cojines… o que cada uno haga lo que quiera.

Y ya está. Sencillo. No hace falta más.

Despertar en el desierto

Al día siguiente, después de desayunar, nos ofrecieron dar una vuelta en los dromedarios que habían traído dos hombres al amanecer.

Marita nunca había montado y yo hacía años que no lo hacía así que… ¿por qué no? Ya que estábamos allí, íbamos a aprovecharlo. Era otra manera de ver el gran arenal que nos rodeaba. Antes vimos los camellos y comprobamos que tenían muy buen aspecto.

Me acordé de cómo se ve el desierto desde el lomo de este animal que siempre ha llevado al hombre y sus mercancías a través de la arena y las llanuras pedregosas.

dos camelleros preparando sus camellos en el desierto
Camellos en las Wahiba Sands

Esta vez no me molesté en calzarme.

yo subida a un camello en el desierto de wahiba en omán
Montada y lista para partir a pasear por las Wahiba Sands

Si el día anterior me había sentido envuelta dulcemente por el abrazo del desierto, hoy esas emociones se intensificaban.

perspectiva desde el camello con su cuello y cabeza delante y muchas dunas alrededor
Perspectiva desde lo alto del camello – Wahiba Sands

Espero que este post te sirva para decidir incluir las Wahiba Sands en tus planes de viaje en Omán, y te ayude con los recursos que necesitas.

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4 comentarios en «Wahiba Sands, una noche en el desierto más accesible de Omán»

  1. Si voy con mi 4×4 pero no me fío de ir solo, puedo contratar un conductor experto que me lleve al campamento.? Donde se contratan? Y luego otro que me saque del desierto. Gracias.

    Responder
    • Hola, por lo que sé, deberías escribir al campamento donde vayas a dormir y pedirles que envíen a alguien a por ti, y lo mismo para salir, consultando la tarifa. La mayor parte de estos campamentos tienen web con posibilidad de contactar vía email.
      Saludos.

      Responder

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