Actualizado el 11 febrero, 2023
Quién me iba a decir a mí que iba a volver tan pronto a Omán, un destino que me encandiló desde el minuto uno, hasta el último. Tenía curiosidad por revivir y descubrir nuevos lugares, y por mis reacciones ante un destino que inevitablemente había idealizado. Hoy te traigo, pues, las imágenes y sensaciones de Omán después de un segundo viaje al país de Simbad el Marino (sí, he repetido).
Imágenes y sensaciones de Omán
Como decía antes, es inevitable idealizar un destino. Si la experiencia de un viaje fue buena, o extraordinaria, por el momento y la compañía, lo idealizas en tu cabeza. Al menos yo soy así. El entusiasmo te puede y lo que más recuerdas son las partes buenas.
Volver tan pronto a un lugar que te sorprendió puede tirar abajo algunos prejuicios positivos, y también ensalzar otros. Es lo que me ha ocurrido con Omán.
Reencontrarme con Mutrah, la parte vieja de Mascate, la capital, fue una sensación bonita. A pesar del calor y humedad altísimos y del cansancio por las horas de vuelo, volver a ver a los taxistas de Mascate en sus sillas esperando clientes, los edificios que recuerdan los tiempos ilustres de comercio marítimo, el zoco con tiendas de las Mil y Una Noches, el aroma del incienso… hicieron que se pintara una sonrisa en mi cara.
👉 Si quieres leer más sobre Mascate o Muscat, mira esta guía completa que publiqué aquí.
Hubo reencuentro con personajes como Amina, la voluntaria de la mezquita del Sultán Qaboos de Mascate que arreció con su discurso «evangelizador» pero al fin y al cabo entrañable en sus gestos.
O con el imam Alí, que regenta una librería en la vieja Nizwa además de llevar su propia mezquita. Hubo abrazos, o el favor de llevarnos en coche para lograr una perspectiva de la fortaleza de Nizwa iluminada en la noche.
Una buena idea es recurrir a los servicios de cambio de moneda con Exact Change antes de ir al país. Yo misma lo he hecho para varios viajes. Puedes comprar online en su página web o por teléfono en 900 103 740 / 683 597 459. Si lo haces por teléfono, o si entras en su web otro día, añade el código VIAJESDEALI para que sepan que vas de mi parte.
Omán ofrece experiencias inigualables
Atardeceres y amaneceres que en esta ocasión he disfrutado como nunca por tener más noches de acampadas y alojamientos en plena naturaleza.
Cielos nocturnos inmensos, de esos que se echan de menos en nuestra «civilización» ¡Cómo hemos disfrutado haciendo fotos a las estrellas!
Bañarte en el mar, por la noche, y que al mover los brazos aparezcan cientos de puntitos luminosos. ¿Polvo de hadas? Es el plácton que bulle en la misma orilla de la playa. El responsable de que esas aguas sigan siendo ricas en pescado.
Observar cómo es el saludo tradicional omaní: dos o tres toques nariz con nariz. A lo esquimal, con lo lejos y diferente que está un lugar del otro. Entre hombres, o con alguna mujer si es de la familia. No lo recordaba del anterior viaje, no sé si porque es uno de esos retazos de memoria que se pierden por no anotarlos en la libreta y en su momento.
Disfrutar de la hospitalidad, en el salón de invitados de toda casa omaní que se precie. Una estancia aparte reservada a los encuentros masculinos, pues las mujeres se reúnen en la casa principal siempre -de donde no deben salir, me atrevo a decir-. Las extranjeras sí somos invitadas a ese rincón masculino, donde se realiza el ritual del café, fruta y dátiles. Fruta de los huertos de los oasis, como las granadas y las naranjas. De temporada.
Escuchar constantemente el sonido del árabe, menos árido cuanto más lo escuchas. Aprender más palabras de esta lengua que se antoja tan difícil.
Omán es un paraíso para los fotógrafos
Siempre falta tiempo para fotografiar como quieres, si viajas con los días contados. Esto es así y hay que intentar adaptarse, con frustración y todo. Pero esta vez tenía otra oportunidad. Volver a Omán y tratar de recaptar su luz, sus colores, su espíritu, las sensaciones, era uno de mis objetivos de viaje.
Una oportunidad de hacerlo de forma diferente y a ser posible mejor, aunque el plan de viaje no estaba orientado a la fotografía.
He llevado un gran angular 11-16 mm., y un objetivo fijo de 35 mm. El segundo casi no salió de mi mochila, pero sí el primero ¿Lo habré logrado?
La luz de Omán y sus colores
La luz de Omán y sus colores no han cambiado. Menos mal. Es lo que más me gusta. Son ligeramente diferentes porque el mes es otro, pero ahí están la blancura, el azul, la roca de la montaña, la arena del desierto y el adobe de los antiguos edificios llenándolo todo. Y es maravilloso.
Poco a poco se te mete dentro, en la retina y en la cabeza. Pura armonía de paisajes. Al menos he traído más de esa belleza contenida en megapíxeles.
Y he descubierto nuevos rincones que también me he traído en la cámara
El Sugar Desert, la isla de Masirah, más rincones de las montañas o el mercado de pescado y la fortaleza de Barka, además de nuevos Wadis, son pequeñas nuevas estrellas que ya brillan en mis recuerdos.
Y he visto más dhows navegando que en el anterior viaje. Esos barcos que disparan la imaginación. El recuerdo de cuando los árabes surcaban los mares hacia Oriente y África. Muchos ya no son de madera, pero mantienen su forma original y con ella los sueños.
Pero…
La falta de cuidado del medio ambiente en Omán me ha llegado a ofender
Sí. En el anterior viaje quizá presté menos atención aunque lo vi. También podría ser que el problema se vaya agravando rápidamente.
El caso es que no hay un rincón del desierto que no se libre de una botella o un envoltorio de plástico. Ni siquiera en las playas vacías de gente. Los pocos que pasan por allí en los días festivos dejan su rastro. Las mareas hacen otro tanto trayendo parte de la basura que flota por los océanos de todo el mundo. Ni una montaña, por remota que parezca, se libra.
Contemplar con impotencia cómo la gente se acerca a la barandilla del ferry para tirar al mar, impunemente y con toda tranquilidad, un vaso de té o una botella, es desolador.
O cómo, tras una noche de juerga en la playa, todo se queda ahí… y llega un camión de limpieza y se lleva 10 de los 100 desperdicios, y sólo de los «nuevos», no los de «anteriores ediciones».
Gracias a que la población de este país es escasa no viven en un verdadero basurero, pero tiempo al tiempo.
La imagen del Sultán Qaboos hace aguas
En el primer viaje a Omán me llevé una imagen muy idealizada del Sultán Qaboos. Era la que me transmitieron los propios omaníes con quienes hablamos el año pasado.
Creo que entonces, en Abril de 2015, los ánimos estaban altos porque el sultán acababa de volver tras varios meses de tratamiento de cáncer en Europa. Supongo que estaban más contentos de lo habitual, aunque es cierto que a este hombre se le agradece la unidad, desarrollo y paz que ha logrado Omán en las últimas cuatro décadas. Pero he descubierto (por fin) que no es oro todo lo que reluce y que hay voces discordantes.
Qué importante es el momento actual del lugar que visitas, para la imagen que te llevas de él. Y qué poco nos damos cuenta.
Para empezar, el sultán hace tiempo que no sale en los medios de comunicación y la población no sabe cuál es su estado. Ni siquiera si sigue vivo. Una vez haya muerto (o se sepa), el gobierno tiene que ponerse de acuerdo en un candidato para sucederle. El elegido sería uno de sus familiares porque no tiene hijos reconocidos oficialmente. Si no lo consiguen, dicen que Qaboos ha dejado escrito en un papel quién debe de ser su sucesor. Las antiguas rencillas entre tribus amenazan con salir a la superficie.
Estando allí, nos enteramos de que ese día habían cerrado el único periódico crítico con el gobierno. El desencadenante fue denunciar, demostrándolo con papeles, una trama de corrupción en el gobierno. Todo el personal del periódico fue enviado a la cárcel. No he vuelto a saber más, y en cualquier caso esta es la versión de un omaní cuyo nombre no voy a revelar aquí.
Esperemos que no sigan con la espiral de autoritarismo absurdo de otros países y que el país se mantenga estable. De momento lo es, y Omán es muy seguro para viajar (de los países más seguros en los que he estado).
Actualización diciembre 2021: el Sultán Qaboos murió en enero de 2020 con 79 años de edad y después de estar casi 50 años al frente de su país. Le ha sucedido su primo Haitham bin Tariq Al Said, que fue Ministro de Cultura y Patrimonio de Omán entre 2002 y 2020 entre otros cargos, como el de Presidente Honorario de la Asociación de Omán para Discapacitados, o Secretario General de Asuntos Exteriores. Parece que la línea de estabilidad y diplomacia se continúa.
Es una sociedad muy machista
Sí, no es ningún secreto, pero es así. Omán es un país muy machista. Como todos los de alrededor.
A su favor hay que decir que los hombres hablan con las mujeres mirándonos a la cara, a los ojos, como de igual a igual en sus gestos y tono de voz. No hablo sólo de su actitud para con las extranjeras, tambien con las suyas… pero si son de su familia o trabajadoras de cara al público.
Pero la mujer sigue siendo «algo» con menos derechos. Personas que deben ocultarse de las miradas de los que no sean de su familia. Incluidas las extranjeras.
Las omaníes van muy tapadas, salen poco de casa, y sus matrimonios se siguen concertando. Es cierto que conducen sus coches, algunas trabajan, muchas estudian en la universidad y no sabemos cuántas ejercerán la profesión.
Pero siguen utilizando las máscaras medievales de tela negra que usaban sus antecesoras. Siguen rehuyendo tu mirada y es difícil encontrar complicidad o comunicación con ellas, de mujer a mujer. Para empezar, tienes que ser autorizada por uno de sus hombres a entrar en la casa y hablar con ellas un rato. Es posible que en la calle se nieguen a intercambiar unas palabras contigo, aunque estén solas en ese momento, y sobre todo cuando son jóvenes.
Pero más allá de estos peros, y sabiendo que ningún país se libra de los suyos propios, espero que estas imágenes y sensaciones de Omán te sirvan de inspiración para considerarlo como un destino. Aquí tienes un vídeo que espero refuerce más mis palabras 😊
Aquí tienes todos los posts de Omán
- Wadi Shab: senderismo fácil en Omán cerca de la capital
- Patrimonio de la Humanidad en Omán: la ciudad amurallada de Bahla
- Segunda visita a la cordillera Al Hajar, las montañas de Omán
- Un mercado de pescado en Omán: Barka
- Masirah, la isla prometida (Omán)
- Itinerarios para viajar en Omán
- Desiertos de Omán: arena, sal y azúcar
- Muscat, capital de Omán. Qué ver y hacer en esa ciudad
- Imágenes y sensaciones de Omán
- Vida cotidiana en Omán y el hasta pronto
- Visitas que hacer cerca de Salalah, un paraíso remoto en Omán
- Nizwa, capital cultural del mundo islámico
- Salalah, esa ciudad… de Omán
- Día de festival en Nizwa, la capital cultural del mundo árabe 2015
- Oasis de Omán
➡️ Este post NO ha sido escrito por la IA (Inteligencia Artificial).
➡️ Este post contiene enlaces a sitios afiliados. Esto significa que si haces una reserva desde dichos enlaces, yo ganaré una pequeña comisión. En ningún caso tú pagarás más y en alguno conseguirás un descuento, como en IATI Seguros. Puedes leer más en este artículo.
¿Quieres seguirme en redes sociales? ¡Aquí las tienes! 😊
¡Me ha encantado saber de este país a través de tus ojos! Ya sabes que soy fan de tus viajes y me gusta descubrir «tus lugares». No sabía nada sobre Omán la verdad y con tus imágenes me ha sorprendido un montón. Lo que sí me esperaba es su «peor cara» con el medio ambiente y la mujer… ¡Aunque espero que sigan mejorando en esos temas! ¿Llegará el día en que seamos todos iguales en el mundo? Utopías o no me ha gustado que también muestres el lado «menos bueno» del país. ¡Un granito de arena para la lucha!
Aún así has mostrado un país súper apetecible y con unos cielos de infaaaaaarto. ¿Cuándo practicamos esas nocturnas ;)?
Muchas gracias guapa!! bueno, tienes más posts de Omán ya en el blog desde hace tiempo, por si te apetece profundizar, y habrá más, lógicamente :)
Revisitar un país que tanto te gustó, con tan poco tiempo desde el anterior viaje, hace que algunas cosas las puedas poner en su sitio… o bien quizá tú eres la que cambias tu mirada.
No creo que llegue el día en que seamos todos iguales, ja, ja, así dicho hasta no suena bien, aunque entiendo lo que quieres decir, perfectamente… pero eso no quita que no luchemos por algunas causas. De todas formas, claro, nuestro concepto del bien es nuestro.
Muaaaacckkk!!!! Seguro que hay ocasión de practicar esas nocturnas, llegará :)