Ya lo avisé en otros posts del viaje a Ladakh y Cachemira: las carreteras del Himalaya indio se merecen un homenaje. Etapa por etapa, estas carreteras son un universo en sí mismo. Tienen sus propios habitantes, sus centros de peregrinación, sus ritos de paso, acontecimientos, humor, y por su supuesto sus personalidades. Vamos a ello.
Las carreteras del Himalaya indio: una sorpresa difícil de olvidar
He decidido organizar el post desgranando las distintas rutas o etapas que hicimos, durante unos 15 días, entre Ladakh y Cachemira. Porque fue así. Cada paso era una sorpresa y, cuando te dormías un rato en las muchas horas on the road, te daba mucha pero que mucha rabia.
Pero antes de entrar en cada ruta, quiero contarte algunas generalidades de las carreteras del Himalaya indio.
La rutina del día a día
Madrugar mucho siempre es buena idea para acometer una de estas rutas. Las condiciones climatológicas y sobre todo el estado de estas carreteras del Himalaya indio, que en su mayor parte sólo abren unos meses al año (de Junio a Octubre o incluso menos), cambian constantemente. El resultado es una velocidad media de 40 km/h, y eso con suerte.
Las prisas, por tanto, no van con un viaje por esta zona del planeta. Y puedo decir lo mismo de la vertiente pakistaní, entre las últimas estribaciones del Himalaya y la cordillera del Karakorum, en el Baltistán, pasa lo mismo.
Por otro lado, no es raro encontrar controles donde hay que enseñar la documentación del coche y los pasaportes.
Puedes leer aquí mis posts del viaje al Norte de Pakistán, otra región del mundo donde las carreteras son de vértigo.
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Los trabajadores del BRO
Los trabajadores del BRO son los habitantes forzosos de las carreteras del Himalaya indio.
Es la primera vez que les veo, así que me detengo a contarte. Son hombres y mujeres, casi en mismo número. Casi en paridad.
Visten con prendas superpuestas, raídas. Camisetas, camisas, alguna chaqueta de chándal. Muchos con la cara embozada en pañuelos y bufandas para protegerse del polvo y del frío, del humo de los camiones y los coches.
Trabajan con sus manos y algunos con martillos de mango largo o mazas. Como si estuviéramos en el Antiguo Egipto, preparan la grava para el pavimentado sólo con esas armas. Golpe a golpe.
Los hay de todas las edades, pero predominan los jóvenes ¿16, 20 años?
De piel mucho más oscura que la de la gente de la zona, vienen de otro Estado, de otros rincones del sureste de India. Una región mucho más pobre que esta.
La necesidad les ha llevado a distanciarse varios miles de kilómetros de su casa para hacer un trabajo que aquí nadie quiere hacer. Han pasado del calor y la humedad tropicales, al frío de la alta montaña.
Se juegan la vida por un sueldo de unos 200 €/mes según nos contaron. Son felices porque esta oportunidad no la tienen en su tierra. Porque son jóvenes y poco conscientes del futuro a largo plazo, pienso yo también.
Muchos nos saludan divertidos, hacen bromas e incluso posan para la cámara que asoma por la ventanilla. Otros continúan con su trabajo, nos miran fijamente y serios, pero suelen sonreír si les saludas amablemente. De alguna forma, somos una distracción para ellos.
Sus campamentos se extienden en las laderas, entre las curvas de estas carreteras tan alucinantes. Lonas de plástico de color azul o amarillo, bien visibles. Por si las avalanchas, me digo.
BRO, la Border Road Organization (Organización de Carreteras Fronterizas)
La organización que contrata a esta gente, la BRO, creo que forma parte de las Fuerzas Armadas de India, pero no estoy segura. En todo caso, es la organización encargada de la construcción de carreteras fronterizas en India, más concretamente del Tibet indio.
En la sección «about BRO» de su página web, que pude leer hace un tiempo pero ahora no funciona el link, se puede leer un discurso cargado de simbolismo y emoción. En él hablan de la sangre de los trabajadores caídos en acto de servicio, que son muchos 😥
En el año 2010 el Estado de India decidió construir carreteras en las zonas fronterizas con China y Pakistán, en los estados de Uttarakahnd, Himachal Pradesh, Jammu y Cachemira, entre otros. Finalizaba así la estrategia de no tener carreteras cerca de las fronteras.
Ruta de Manali a Sarchu
Salimos de Manali antes del amanecer. Una niebla espesa se cierne sobre nosotros. Apenas vemos el coche que va delante, o los camiones que vienen de frente. Los enormes árboles, altísimos, que se despliegan en las laderas de las estribaciones himaláyicas, sólo se adivinan.
A los pocos kilómetros de ascensión constante llegamos a nuestro primer border pass donde hay que enseñar los papeles del coche y nuestros pasaportes. El proceso suele llevar un rato, así que nos animamos a tomar un chai calentito (té con leche y especias que está riquísimo). Y aprovechamos para ir a unos baños portátiles muy apañados. Un lujo que pocas veces se repite.
También nos entretenemos fotografiando la niebla y los pequeños tesoros que oculta 😉
No te pierdas mi post sobre qué ver en Manali y alrededores, un entorno que parece estar en Suiza.
Seguimos avanzando y aparece un templo fantasmal, unas banderas de oración y una excavadora que acaba de retirar los escombros del último desprendimiento.
El puerto Rothang Pass
Llegamos a nuestro primer puerto de montaña, el Rothang Pass, donde destacan las banderas de oración del Budismo tibetano. Estamos a más de 4.000 metros de altura y este puerto conecta el Valle de Kullu con Lahaul, en el camino a Leh.
Todo el mundo se hace fotos junto al cartel que atestigua el dato. Seguimos bajo un cielo muy nublado o más bien sumergidos en la niebla, pero todo me da igual. Estoy feliz.
No es exactamente como había soñado, pero por fin estoy en uno de esos puertos que se aproximan a lo que he leído y visto durante años. A lo que he anhelado. Aunque no pueda ver los picos impresionantes que lo rodean, estoy allí. Ligeramente mareada por la altura, pero repito ¡Da igual!
Si vas a viajar a este u otro destino donde haya altitud, no te pierdas mis consejos para evitar el mal de altura.
Las banderas de oración llevan los cinco colores que aluden a los cinco elementos del universo, según el budismo tibetano. También hay hitos de montoncitos de piedras que todos vamos levantando aquí y allá. Es un paso y un punto de peregrinaje, un lugar simbólico. Por eso y porque es el primero de mi vida, me emociona.
Iniciamos el descenso. Las nubes se van despejando y es entonces cuando hay que esforzarse para no quedarse dormido con el traqueteo de los coches.
Casi no hemos empezado a bajar y nos encontramos con un pequeño atasco. Ha habido un desprendimiento más adelante y tenemos que esperar a que los amigos del BRO despejen el camino. La cosa lleva unos 15 minutos.
Continuamos camino observando cómo las nubes juguetean en las laderas de las montañas que recorremos en un enorme zig zag junto a camiones y motos. Otra parada por otro desprendimiento. Esperemos que no nos toque probar la piedra. Que no pasemos en el momento preciso en que esta cae.
Más adelante paramos a comer en otro Border Pass más equipado que el primero. Hay algunos sitios de comidas y varias tiendas. Un campamento militar un poco más allá.
Probamos los momos, una de las comidas típicas de Ladakh y los acompañamos con una rica mazorca de maíz asada a fuego lento.
Muchas horas de carretera y poca monotonía
Más tarde el día avanza entre precipicios y curvas cada vez más impresionantes. Los glaciares, muy arriba y bastante disminuidos, no sé si hablan del verano, del calentamiento global, o de todo junto.
Su visión me produce cierta melancolía. No sé por qué, estoy segura de que hace no muchos años aquí había mucho más hielo en la misma época del año.
Avanzamos lentamente con más paradas con chai, montañas que cada vez tienen menos vegetación y sobre todo más colores, los colores de la tierra.
Hay un punto en esta ruta, antes de llegar a Sarchu, en la que se anuncia la última gasolinera antes de los próximos 365 Km. Esta es otra pequeña «novedad» y también dato importantísimo a tener en cuenta. Obviamente, es parada obligatoria.
Mi primera noche a más de 4.300 metros de altura
Al final del día, siendo ya noche cerrada, llegamos al valle de Sarchu y a nuestro campamento. Tenía curiosidad por saber cómo llevaría mi cuerpo eso de dormir a tanta altura, pues era mi primera vez.
El campamento me sorprendió. Las tiendas, para dos personas, son muy amplias y cuentan con un baño privado equipado con lavabo y taza de wc. Pensarás que es muy pijo, pero se agradece enormemente. Por la mañana te sirven un cubo de agua caliente para que te laves y las camas tienen varias mantas. No se puede pedir más.
Al día siguiente descubriría que hay otros tres o cuatro campamentos a lo largo del valle, así que ya sabes.
Cenamos lo que podemos en la tienda-comedor, en el centro del campamento, junto con algunos de esos motoristas que hacen estas rutas en las famosas Royal Enfield. Ellos sí que hacen un viaje duro. Soportan la niebla, el frío, el cruce de ríos de aguas heladas y las ocasionales tormentas de agua o incluso nieve que, aun siendo verano, se suceden por aquí. La mayoría son indios, muchos de Bombay o Delhi, y de clase social más bien alta.
El temido mal de altura: algunos de los síntomas
He dicho que «cenamos lo que podemos». Cuando estás a tanta altura, lo mínimo que te puede pasar es que te marees, en plan vértigo. Además las pulsaciones se te disparan y el corazón late con fuerza ante cualquier movimiento «extraño».
Defíneme movimiento extraño, dirás. Pues mira, cosas tan simples como agacharte para coger algo del suelo, subir dos o tres escalones o una ligerísima cuesta, andar un poco más rápido, y no digamos dar una pequeña carrera.
También es normal que te falte el apetito y la sed. Esto último es peligroso porque la deshidratación es rápida. Y el insomnio y dolores de cabeza también son relativamente habituales. Justo esto es lo que me pasó, que apenas pegué ojo en una noche que se hizo muuuyyyy larga. Menos mal que nos levantamos antes del amanecer. Y menos mal que no me dio por vomitar ni por tener diarrea, como a otros que sí escuché en esa noche de vigilia ¡Pobres!
Amanecer en el Valle de Sarchu
No puedo cerrar esta ruta, a riesgo de alargarme demasiado, sin hacer mención al amanecer. El sol se abría camino entre las laderas de rocas de colores y la hierba de las praderas que nos rodeaban. Un autobús avanzaba lentamente por la carretera que parte por la mitad el valle de Sarchu, y parecía tan irreal como todo lo demás ¡El mundo en technicolor!
Ruta de Sarchu a Leh
Continuamos camino con el objetivo de llegar a Leh, la capital de Ladakh. Mi expectación crecía por momentos ¡Por fin íbamos a entrar en las tierras de Ladakh, el Pequeño Tíbet! ¡Por fin!!
Volvemos a ascender, esta vez a 5.064 metros de altura en el puerto de Lachungla. ¡Wow! Un nuevo récord para mi cuerpo. Y realmente fue durillo. El mareo y la sensación de cabeza pesada se intensificaron. Aquí sí que me costaba respirar.
Para entonces ya nos habíamos despedido de las laderas boscosas de Manali y las posteriores montañas verdes. Aquí sólo hay rocas y de vez en cuando algunas flores de altura. El color ocre y la gama de grises es lo que predomina, pero la belleza del paisaje sigue siendo emocionante. Quizá más, por su desnudez.
Y… si los motoristas habían provocado mi admiración, ahora aparecían ciclistas en el Himalaya. Otros «habitantes» de estas carreteras, aunque de paso como nosotros. Hombres y mujeres, de nuevo en su gran mayoría indios, subían hasta los mismos puertos que nosotros pero con su esfuerzo. Increíble.
Junto a ellos y nosotros están los camiones decorados con colores y ribetes de chapa en las cabinas. También llevan grandes carteles pidiendo que por favor utilices la bocina para adelantarles. Algunos llevan el retrato del Dalai Lama en el centro de la parte superior. Otros algún dios indio, otros una mujer.
Thanglangla, paso de 5.359 metros de altura
Dicen que Thanglangla es el segundo paso para tráfico rodado más alto del mundo. A partir de allí ya se trata de bajar hasta los 3.500 metros de Leh, donde pasaremos casi una semana visitando monasterios y haciendo algún trekking.
A diferencia de lo que me ocurrió en Lachungla, supongo que por efecto de la aclimatación medida en horas, aquí respiraba y me movía mejor.
Después, al bajar de altura, una tormenta enorme precedió a una de las imágenes que nunca olvidaré de este viaje: las primeras casas de arquitectura tibetana.
Sé que puedo resultar pesada, pero realmente para mí era un sueño llegar a un lugar de cultura tibetana. ¡¡Qué quieres!! Son muchos años de leer e imaginar sobre esta cultura y las gestas de viajeros y viajeras de principios del siglo XX como Alexandra Dàvid-Neel.
Así que sí, ver esas primeras casas me hizo muchísima ilusión. Igual que ver a los primeros tibetanos vestidos de tibetanos, alguno incluso con su molinillo de oraciones en la mano, andando por la carretera.
Ruta de Leh a Pangong Lake
La ruta entre Leh y el Lago Pangong es de ida y vuelta y lleva al menos dos días. No obstante, en Leh venden excursiones de ida y vuelta en el día (también de varios días) que puedes consultar aquí.
El Lago Pangong es un lago fronterizo con China. Más concretamente, con el Tibet ocupado por China. El camino hasta allí compite en belleza con la ruta anterior, en valles y colores impresionantes, pero con el premio final del lago.
Tras un montón de horas, avistar el lago como un triángulo de color turquesa entre montañas de preciosos beige y ocres es uno de esos momentazos que no olvidaré jamás. Si quieres leer sobre más sobre el lago Pangong, haz click aquí.
Lo que sí te puedo decir es que los campamentos militares están muchísimo más presentes que en las otras rutas, aunque el valle de Leh también va bastante servido.
China invadió con sus tropas esta zona, con el objetivo de anexionarse más territorio. India consiguió repeler el ataque después de muchos meses de combates y desde entonces mantiene una vigilancia muy estrecha. El estado de alerta sigue siendo constante, y aquél suceso es lo que dio origen a tantos años sin infraestructuras en las carreteras del Himalaya indio. En invierno sólo los soldados de los campamentos fijos se quedan allí, aislados entre nieve y hielo ¡Qué duro debe de ser!
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Ruta de Leh a Lamayuru
Después de volver a Leh y pasar allí un día y una noche, tocaba ponerse en marcha en dirección a Cachemira. La primera parada y fonda sería en Lamayuru.
El camino hasta ese pueblo fronterizo con Cachemira nos ofreció nuevos paisajes impresionantes, empezando por la confluencia de dos grandes ríos: Indo y Zanskar.
Y terminando con un paisaje lunar maravilloso, llamado precisamente el Valle de la Luna, junto a Lamayuru. En Lamayuru hay un monasterio budista y varias aldeas que son una pasada. Puedes leer mi experiencia en este post.
Ruta de Lamayuru a Srinagar (Cachemira)
La siguiente etapa es este trayecto que se puede hacer en un solo día. Intenso, eso sí. En nuestro caso, dado que había tensiones en Srinagar (capital de Cachemira), fuimos con cierta tranquilidad y paramos en Sonamarg a esperar a que cayera la noche para hacer el último tramo hasta Srinagar. Esto fue una indicación de nuestros guías, no una decisión libre, y lo hacía todo el mundo en esas fechas.
Aquí empezó el rock n’roll y la belleza máxima. Si las carreteras anteriores nos habían parecido épicas, fue un error de cálculo porque lo mejor estaba por llegar.
De nuevo observo cambios en las gentes que nos cruzamos en el camino. A veces son familias con todas sus pertenencias sobre la recua de caballos con la que viajan. Nómadas con pinta de pakistaníes o afganos, que establecen sus campamentos de verano en los sombríos valles. Sencillamente alucino y de nuevo me siento transportada a esos relatos de viaje que me fascinaron con sus descripciones.
De nuevo vuelven el verde y las nubes. Ahora hay tramos de carretera que producen vértigo y pistas de roca y polvo con precipicios gigantes.
Y pastores con sus rebaños de cabras de orgullosos cuernos. Tan bonitas como todo lo demás.
Epílogo: advertencias inteligentes y llenas de humor
Lo contaba al principio, las carreteras del Himalaya indio tienen hasta su propio humor. Y de nuevo el BRO es el responsable.
Me explico: en todas las carreteras se suceden carteles en inglés, ladakhí y urdu cuando entras en Cachemira, dando consejos a los conductores. Un inglés muy propio, por cierto 🤗
El urdu es la lengua que domina Pakistán y Cachemira. Su escritura proviene del alfabeto persa que, a su vez, viene del árabe.
Voy a confesar una cosa: yo no conocía la organización BRO, y al ver los carteles precedidos por estas siglas, pensé que era una versión corta de «Brother» y formaba parte del mensaje 😃
Algunos mensajes tienen un claro sabor local. Cosas que allí cobran sentido, a las que allí dan valor como llegar a casa y tomar un té. Otros podrían estar en nuestras carreteras, y de hecho yo se lo recomiendo a las autoridades de Tráfico españolas ¡Un poco de arte, por favor!
Total, que me dediqué a ir anotando los mensajes porque no tienen desperdicio, y donde pude les hice fotos. Voy a tratar de traducirlos por si no sabes inglés, aunque pierden gracia en algunos casos… ¡ Y no me mates si no lo hago bien en todos los casos!
29 advertencias de tráfico (y no apunté todas)
¡Yo de mayor quiero trabajar escribiendo mensajes así! ¿Qué te parecen las carreteras del Himalaya indio? 😊
Sigue leyendo sobre India
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Guau Ali, me ha encantado el post, no conocía para nada esa zona porque me parece que no es de los sitios más turísticos del mundo y es muy interesante.
¡Un abrazo!
Gracias Carla!! sí, no es de los más turísticos, lo cual es una gran ventaja, así que apúntatelo que seguro te gustaría mucho!! :)
Un abrazo!
Vaya pedazo de pasada de artículo, my friend. Fotos que dejan embobado y relato que deja fascinado. Y vaya envidiaca que me has dado!!!
Un abrazote!!!!
jajajajaja, muchas gracias!!! me ha costado, pero también he disfrutado mucho escribiéndolo!! Las fotos, es que el sitio… bueno, ya lo ves, un viaje así es impagable, así que ya sabes, tienes que volver y tirar para arriba!! :)
Un besazo y gracias de nuevo!
Qué lugar y qué fotos para trasladarnos a aquella zona tan ansiada por nosotros. Algún día… Enhorabuena por haber estado allí y gracias por contárnoslo tan bien
Gracias chicos!! hay que ir, hay que ir ;)
Abrazo!!
¡Vaya pasada de fotos! Me volvería loco en estos lugares… algún día :)
Te volverías loco, sí, garantizado!! algún día y muchas gracias!! :)
Hola Ali, es lugar es increíble, de sueño! cómo llegaste allí? que tipo de transporte hay para llegar, público o privado? y el alojamiento? nos gustaría conocer algún dato más practico para poder llegar a ese maravilloso lugar! Gracias!!!:)
Hola! Pues hay que ver opciones según presupuesto, hay buses, podéis alquilar motos, incluso bicis… Y coches privados, si. Según presupuesto, aunque excepto buses, en general esta zona de India es más cara (no en comidas pero si alojamiento y alquiler de transporte) Yo iba en coche privado, viaje en grupo
Un abrazo
Alicia
Gracias Ali! Un abrazo!!
No esperaba ni esos paisajes ni esas carreteras. Si en Nepal me pareció de locos, me imagino que a esas alturas y con esas condiciones climatológicas será aún «peor». El paisaje no lo quita nadie, y ole esos BRO y sus citas célebres ;)
Pues sí, Sara, esta es una cara de India poco conocida y maravillosa ? No creo que sean peor que Nepal, de hecho en verano este es azotado por el Monzón mientras que está zona de Ladakh y Cachemira es mucho más suave. Olé por los BRO!!
Un abrazo!
Sólo puedo decir una cosa Alicia…. ¡¡A-LU-CI-NAN-TE!!
Te felicito. Por las fotografías, pero sobre todo por la experiencia que has vivido.
Uooh!! Muchas gracias Antonio!!! Apuntatelo!!! Abrazo!
Muy bonito tu report de fotografías del Himalaya y muy buen post, he podido recordar lo sufrida que fueron mis 12 horas de bus en una de estas carreteras.
Muchas gracias Karmen!
Cuentame Alicia, cuanto tiempo le dedicaste a esta parte de India? Es que estoy realmente crazy y a estas horas (bastante tarde), estoy enganchada leyendote. Las fotos (algunas tardan bastante en cargarse ) mas los relatos son alucinantes, espectaculares y todo adjetivo que se le parezca. Me gustaria saber el costo de viajar en grupo y con coche privado, como le hiciste con el grupo, viajaste asi desde Espana o lo armaste alla? No me imagino hacer este viaje en transporte publico, debe ser harto dificil llegar a ciertos lugares como los que mencionas . Cual fue el precio de los campamentos? Disculpa que te pregunte de precios pero para viajeros (as) sin mucho presupuesto, es vital. Gracias …..
Hola: fueron 23 días en total, e iba en grupo, pero con más tiempo lo puedes hacer en transporte público, o contratando excursiones en Leh, por ej al Lago Pangong. Esta es la parte de India más cara, pero hay opciones económicas. Seguro que hay información en internet más específica, yo no te puedo contar más de primera mano. Viajé así desde España porque no disponía de más tiempo, no todo fue en coche pero la parte de Ladakh sí. Lógicamente ahorras tiempo así, pero no es imposible hacerlo por tu cuenta, a Leh hay buses y allí agencias locales que arman grupos con viajeros independientes, y algunos buses también.