Actualizado el 28 enero, 2019
Mysore, en el estado de Karnataka, fue otro gran hito de aquél viaje al Sur de la India que tanto me gustó. Esta ciudad me sorprendió para bien. Una vez más porque no tenía ninguna idea preconcebida. Tan sólo sabía que era un lugar que según la Rough Guide que llevábamos (una guía que me encanta, aunque está en inglés), merecía la pena.
Por el camino nos enteramos de que al día siguiente a nuestra llegada era domingo. Por tanto, coincidíamos con la fiesta dominical que se monta en el Palacio del Maharajá. ¡¡Toma ya!!. Eso ya nos puso de buen humor, je, je…
Nos costó un poco encontrar un hotel de precio medio-bajo y que estuviera bien situado con respecto al Palacio y la parte vieja de Mysore. Pero lo conseguimos. Eso sí, con sus «visitantes» en el baño, bastante calor, y en general más falta de higiene de la que nos pareció en un primer vistazo. En fin, sólo serían un par de noches, si no recuerdo mal. El hotel era el S.C.V.D.S., en Sri Harsha Road.
¿Qué se puede ver y hacer en Mysore?
Pues en este par de días largos a nosotros nos dio tiempo a dar un buen garbeo por su bazar, visitar el Palacio del rajá o maharajá, de día y por supuesto en la noche festiva del domingo, y subir a la colina de Chamundi, un lugar sagrado. Empecemos por ésta…
La colina de Chamundi, o Chamundi Hill domina a Mysore desde las alturas
Se puede subir andando, que es como lo hacen los peregrinos. O en bus, desde el centro de la ciudad. Esto es que hicimos nosotros, dejando el paseo para la bajada, que hacía mucho calor!! :D. Bueno, también se puede subir en taxi, pero ahí ya cada uno.
Aquí está el templo Chamundeshweri dedicado a la deidad escogida por los rajás de Mysore, la diosa Chamundi o Durga. Chamundi encarceló al demonio búfalo Mahishasura.
Justamente el día que subimos era la «fiesta mayor» del templo. Fue inmejorable porque estaba lleno de vida. La gente haciendo cola para pasar a ver a la diosa (y nosotros entre ellos), todo lleno de puestos de ofrendas y viandas, ceremonias…
Prácticamente no había más turistas aparte de nosotros. ¡¡De lujo!! :)
Entramos al templo, para el que hay que descalzarse, como siempre, y dejar los zapatos en un pequeño recinto para que los cuiden (1 rupia). También hay que pagar la entrada al templo. Los extranjeros pagamos mucho más, como siempre también.
Entonces se inicia un recorrido marcado por la propia cola de los peregrinos. Todo muy organizadito pero como vas con ellos, no es lo mismo que si fuera un tour para turistas. Puede ser también que ése día concreto, por ser festivo y haber gran afluencia de gente, fuera así.
Una vez llegados a la diosa, nos encontramos con que ésta es una figura de oro macizo. Está casi sepultada en las ofrendas que los peregrinos hacen llegar y dan a los sacerdotes que custodian a la misma. Sacerdotes con una pinta de «guardas de seguridad» que a mi no me cayeron bien. Pero no nos dijeron nada, todo hay que decirlo.
Justo antes de ver a la diosa se pasa por delante de unos pies labrados en un metal que podría ser plata. Están sobre una gran base de piedra. Aquí se detienen los fieles a dejar flores y otras ofrendas. No sé qué significaban :S
Ah! durante la espera, fuimos amenizados por la compañía de esos monos que abundan en India y con los que hay que tener cuidado… ¡¡los babuinos!!!
Después de ver a la diosa, sobre todo las mujeres, iban a beber a una fuente cuyas aguas repartía otro sacerdote. Supongo que es agua bendita. Y se sentaban un rato en una especie de patio que había allí mismo.
Fuera del templo, justo al lado, estaban preparando una procesión. No llegamos a verla «arrancar».
Volviendo a Mysore por el camino de los peregrinos
Después de dar toda la vuelta al templo, y en vista de que el calor apretaba bastante, decidimos emprender la bajada de la colina por el camino de los peregrinos.
El camino discurre en buena parte con escaleras a veces artificiales y a veces aprovechando las rocas de la colina. Siempre con muy buenas vistas de todo el valle y la ciudad.
En los tramos en que el camino se estrecha, ojo con lo que tenéis delante porque nos topamos con un gran número de telarañas que cruzaban el camino y sus moradoras con una pinta «temible».Yo diría que había alguna que otra Viuda Negra!!
La gente las evitaba. Muchas veces estaban más o menos a la altura de la cabeza, y la verdad es que llegamos a emparanoiarnos un poquito con esto, ja, ja.
El gran Nandi
En este camino hay una importante parada que hacer. Es el gran Nandi o toro sagrado, muy venerado en todo el Sur de India.
Dicen que éste de Mysore es el más grande tallado en una sola pieza de granito negro. Luego está el más grande en otro material, je, je. Tiene cinco metros de altura y desde luego es impresionante.
Justo al lado se venden reproducciones de Nandi, Ganesh y los lingam de Shiva. Están hechas en materiales más baratos, claro.
Un sacerdote custodia un templete. El señor nos estuvo mirando cómo hacíamos fotos al Nandi y nos invitó a acercarnos para bendecirnos y por supuesto llevarse alguna rupia.
No recuerdo bien cuánto tardamos en bajar la colina. Un par de horas quizá, pero desde luego es un básico que no hay que perderse.
El mercado o bazar de Mysore
Nos gustó también mucho. Se trata de un dédalo de callejones tranquilos. Lo de «tranquilos» puede ser por la hora, porque fuimos por la tarde.
Enseguida te das cuenta de que está organizado por mercancías. La parte de las flores, que es algo que se consume muchísimo porque se utiliza para todo: ofrendas, adorno personal y del hogar diario. La de los polvos de colores para teñir ropas. Los cocos y otras frutas, verduras…
La gente era muy simpática y acogedora, y por todos lados nos iban preguntando de dónde éramos. Al decir «Spain», salían con nombres tan peregrinos como Miguel Bosé, Ricky Martin, Raúl. Ya sabéis que estas cosas pasan, incluso en los sitios más lejanos :S
Oh! lo olvidaba! dos mercancías por las que Mysore es famosa: el incienso y la seda. El primero, se puede ver cómo se fabrica en el mismo mercado (y por supuesto comprarlo). La segunda, hay tiendas de saris de seda que después de regatear se pueden quedar a muy buen precio. No compré ninguno de estos dos artículos, pero doy fe de ello ;)
El Palacio del Maharajá de Mysore
Y llegamos al lugar más curioso y famoso de la ciudad. El Palacio del Maharajá.
El palacio fue acabado por el 24º Rajá Wadiyar, en 1912, en el mismo lugar donde estaba el viejo palacio de madera que se incendió en 1897. Tiene 12 templos alrededor, y 6 entradas.
Nos fuimos una mañana para allá, y junto con los visitantes locales y extranjeros pasamos los controles de taquillas y policía. Prohibidísimo y controladísimo el tema de las fotos en el interior.
El exterior del palacio tiene una estética bastante parecida a lo que se puede uno imaginar cuando oye hablar de «un palacio de maharajá», pero el interior es otra historia.
El interior es una mezcla de estilos decorativos desde el Art Noveau hasta el Rococó. Pensad en la época. Creo que este rajá era el típico que viajó o fue a estudiar a Inglaterra, Francia quizá, y se encaprichó de todos estos estilos que para él serían exóticos.
Mientras dábamos una vuelta por sus jardines observamos cómo los «operarios», unos tipos trepando por frágiles escaleras en la fachada, revisaban y probaban las bombillas que recubren la fachada en su totalidad.
¿Y esto?? Esto es parte de la fiesta que todos los domingos se monta en el palacio.
La fiesta del palacio de Mysore
El palacio abre sus puertas justo antes de que se ponga el sol. Me refiero a la puerta principal, que es distinta de la de las visitas. A esa hora se permite la entrada libre a todo el que quiera. Acuden tanto los habitantes de Mysore, como los peregrinos y los extranjeros que andan por allí.
Junto con ellos, vendedores de globos y golosinas infantiles pululan por aquí y por allí. Es como una feria, pero provisional.
A la hora convenida se realiza el «encendido de luces»: 5.000 bombillas se encienden a la vez!
Es todo un espectáculo, y las reacciones de la gente también. Justo medio minuto después del encendido, una banda de música militar toca el himno de India. Nos lo dijo alguien que teníamos al lado porque no teníamos ni idea de «qué canción» era esa. Seguida de algunas piezas más, tipo pasodoble. El recinto cierra media hora después del encendido. Creo que es la fiesta más breve a la que he asistido jamás, ja, ja, pero nos lo pasamos genial!.
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Jo, que guapo post y fotos.
Y que bonitos lugares para perderse.
Saludos
Gracias Gildo!! Es un sitio muy chulo! las fotos las he recuperado de negativos, más o menos han quedado "apañadas" :D
Un abrazo
Muchas gracias por todas las explicaciones, me voy al sur de la India y me van muy bien. preciosas fotos Ali ! Seguiré tu blog. Besos desde Barcelona
Qué bien Cris!! Disfrútalo, y nos vemos por aquí!!! Un abrazo y buenos vientos :)