Actualizado el 28 abril, 2022
Llevo tiempo recuperando las fotos de mi viaje a India del Sur, allá por 2006. Éste fue el último año que viajé con cámara analógica, así que ya te puedes imaginar a qué me refiero con «recuperar» las fotos. Hoy me apetece escribir sobre aquélla parte del subcontinente indio y el viaje que hice en compañía de dos de mis grandes amigos. Empezamos en el estado de Tamil Nadu, una zona de India poco conocida para el turismo y que es increíble ¿Te vienes? ☺
Belén y yo repetíamos. Viajamos juntas a India por primera vez en el año 2000, pero por el Norte. La ruta clásica. Antonio se estrenaba en este gran país.
La verdad es que inicialmente no pensábamos ir allí, sino a Vietnam, pero los precios de los vuelos para el mes de agosto a ese otro país eran muy altos, así que Belén me propuso volver a India, esta vez al Sur.
Yo tenía mis dudas porque el anterior viaje me había dejado un sabor agridulce que no sabría muy bien explicar. Quizá es esa famosa reacción de muchos viajeros hacia este inmenso país y su cantidad de estímulos, contradicciones, miserias, y un largo etcétera, difícil de asimilar en unas pocas semanas.
El caso es que nos decidimos y empezamos a documentarnos un poco. No teníamos ni idea de lo que hacer por allí, qué ver, etc. «Más abajo» de Bombay todo era un misterio.
Cogimos varias guías de la biblioteca y empezamos a leer y a reconocer el terreno. Uf! aún recuerdo lo difíciles, lejanos y extrañísimos que nos parecían los nombres de los sitios!:
Kanchipuram, Mamallapuram, Thanjavur, Kumbakonam, Madurai, Allapuzha, Kochi, Periyar, Mysore…
Ja, ja, es más, todos o casi todos tienen dos nombres que no se parecen mucho. Por ejemplo: Mamallapuram también es Mahabalipuram. Aun ahora tengo que cerciorarme de ellos, la memoria juega malas pasadas ;)
India del Sur me reconcilió con la India
En India del Sur me encontré con grandes diferencias respecto al Norte, empezando por Tamil Nadu. La gente es suave, agradable, simpática, cariñosa, hospitalaria. Hay mucho menos turismo, pero lugares y monumentos realmente espectaculares.
Las mujeres llevan siempre un ramillete de flores de azahar en el pelo para extender su perfume. Los hombres… bueno, hay de todo. No olvidemos que la sociedad india es tremendamente machista y la cultura misógina campa por su reino. La comida también es diferente a la de India del Norte. Bastante buena aunque como siempre picante.
Una vez encontramos en una carta «huevos fritos con patatas». Casi lloramos de la emoción. Cuando llegaron a la mesa, contemplamos con tristeza que estaban bien sazonados con pimienta negra.
Primera parada en Tamil Nadu: Mamallapuram
Llegamos a Chennai (Madrás) a las 6 de la mañana y cogimos un taxi a Mamallapuram directamente.
No queríamos pasar tiempo en la capital, Madrás, porque habíamos leído que es una ciudad bastante insalubre y con pocos atractivos. En fin, no nos apetecía y decidimos pasar de ella.
Según llegamos a Mamallapuram buscamos y conseguimos una guesthouse a buen precio (Sri Murugan Guest House) y salimos a dar una vuelta. Sin embargo, la cantidad de horas durmiendo poco y el opresivo calor y humedad hicieron que volviéramos para echarnos una larga siesta bajo el ventilador.
Ventilador que esa misma noche se estropeó gracias a un rayo enorme que debió de caer cerca y que iluminó la habitación de madrugada. ¡Nos dio un susto de muerte! A partir de ahí, sólo nos quedaba tumbarnos bajo las mosquiteras y abanicarnos. La llamamos «la noche de los abanicos» 😂.
Mamallapuram es un pueblo precioso (para los estándares indios). Muy tranquilo, con una playa que mira al Pacífico de aguas bravas donde nadan los tiburones y las rayas. Aquí llegó el famoso tsunami de 2005 matando a unas cuantas personas.
Su gran atractivo e interés, además de permitir eludir la contaminadísima Madrás, son sus templos excavados en la roca, antiquísimos
Los días que pasamos allí fueron, sencillamente, geniales. Prácticamente nadie hablaba inglés y no recuerdo cómo conseguimos orientarnos en la estación de buses para ir pasar el día en los alrededores viendo templos espectaculares, pero el caso es que lo hicimos.
Desde Mamallapuram puedes visitar Kanchipuram
Kanchipuram es una ciudad llena de templos que a su vez están llenos de vida. Fiestas, peregrinos, color… Realmente uno de los imprescindibles de Tamil Nadu. Fuimos y volvimos en bus desde Mamallapuram, aunque también podríamos haber dormido allí. Sea como sea, no dejes de ir.
Templos a menudo pintados de colorines como si Walt Disney les hubiera asesorado. Aunque por dentro conservan ese aire medieval de galerías oscuras y llenas del humillo de las velas y el incienso, con la roca ennegrecida por dicho humo. Allí resuenan las voces de aquellos que alzan sus plegarias hacia los dioses.
No se me olvidarán tampoco los talleres de seda que aún siguen en funcionamiento. Donde viven familias enteras sin sitio para moverse alrededor de los telares.
Y los templos de Madurai que son Patrimonio de la Humanidad
Entre mis recuerdos está el color, siempre el color de este país. Alegra los corazones y es capaz de disfrazar parte de sus miserias.
Quizá este sea el viaje en el que más me he reído. Tanto por mis amigos como por la cantidad de curiosidades que nos íbamos encontrando por el camino.
Todas las noches veíamos alguna peli en la tele de la guesthouse de turno. ¡Esas pelis de Bollywood inacabables y a cada cual más loca!!
Un chico en el bus que quería conocernos y se empeñaba en que fuéramos a su casa.
Gente que decía que yo me parezco a una actriz de Bollywood. Incluso se hacían fotos conmigo, aunque sigo sin dar crédito.
Los elefantes que te bendicen con la trompa en la puerta de los templos o incluso en el interior, como en Madurai. La fiesta del palacio del rajá de Mysore -los domingos por la noche-…
…y un sinfín de momentazos que hicieron de éste un viaje muy especial. Un destino que siempre recomendaré, aun a costa de sacrificar el afamado Taj Mahal.
Empezar por Tamil Nadu es un gran acierto si te planteas viajar a India del Sur. Allí te esperan todas estas maravillas así que no te lo pienses más 😉
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¡Qué estupenda entrada!
Me alegro de que el Sur te reconciliara con el país. A mi me sigue pareciendo un cuento inexplicable dentro de todos los que he podido conocer en este planeta.
Y del Sur no conozco nada, tengo que volver, no menos de medio año, para aprender todo lo que pueda. Mientras tanto, entradas como la tuya me siguen haciendo soñar con él. Cómo he disfrutado leyéndola. (Y las fotos en analógico siguen teniendo ese nosequé que las digitales no conseguirán jamás).
¡A seguir así!
Muchas gracias Antonio!! Me alegro de que hayas disfrutado y te sirva para seguir soñando con esa parte de India que es, como muy bien dices, un cuento precioso e inexplicable :))
Muy chulo todo, me suenan las fotos, je, je,
Gracias Antonio, compañero de aventuras! :D
Un besazo
Jo, estoy leyendo lo que cuentas y viendo las fotos y me han entrado una ganas de revivir todo aquello!!!Coincido contigo amiga, fue un viaje muy especial.
Un beso viajero.
Gracias guapa!! un beso viajero enorme, y que nuestros caminos se crucen nuevamente… cuando sea! Muack!