una conferencia del Dalai Lama

Actualizado el 14 mayo, 2019

Un momento cumbre en el viaje del pasado mes de agosto: el día que fui a una conferencia del Dalai Lama. Sí, él. Personaje histórico. Simbólico. Religioso. Político. Premio Nobel de la Paz. Kundun. Aquél niño que tuvo que huir de su trono y su vida en el país más alto del mundo, el Tibet, objeto de mis sueños viajeros desde hace muchísimo tiempo. Una tierra que sigue viviendo un horror silenciado. 

Sabíamos que el Dalai Lama estaba «de gira» por Ladakh en ese mes de Agosto de 2016

Lo sabíamos desde que llegamos a esta región del Himalaya indio, pero no aspirábamos a coincidir con él.

Por donde pasábamos veíamos banderas con los cinco colores del budismo tibetano y carteles de bienvenida al más puro estilo Bienvenido Mr. Marshall.

Fuimos a visitar el monasterio de Thiksey y vimos que estaban preparando un escenario enorme en la explanada que hay al pie del mismo.

monasterio de Thiksey desde arriba con paisaje y nubes una conferencia del dalai lama

Al preguntar por ello, nos dicen que el Dalai Lama iba a ir a dar una conferencia, al día siguiente. Que de ahí los preparativos. Y que lo sienten, pero no podríamos comer en el restaurante del monasterio como queríamos hacer, porque allí se alojaba con su séquito.

Cambiamos los planes. ¿Quién no lo haría!? Mi cabeza, un poco embotada por la altura, no daba crédito. ¿Realmente íbamos a asistir? Nos dijeron que sí, que podíamos ir -había que preguntar y asegurarse de que permitirían la entrada a un grupo de guiris-.

Poco después me entero de que la mayor parte de la asistencia estaría formada por gente de diversas tribus de Ladakh.  Acudirían con sus mejores galas a escuchar a este símbolo viviente. Entre ellos, muchos refugiados de su Tíbet natal.

mujeres tibetanas andando una conferencia del dalai lama

Ahí, en ese mismo momento, la emoción y la imaginación se me disparan. Ya no sé qué quiero más, si ver el ambiente o ver al Dalai Lama.
Me imagino haciendo fotos a todos lados y me preocupa que no esté permitido. Por si acaso, me mentalizo para no por ello dejar de disfrutar de esa experiencia. De esa oportunidad que el viaje ha puesto en el camino :)

Cómo es una conferencia del Dalai Lama en Ladakh

Nos dijeron que comenzaría sobre las 8.30 a.m., pero cuando llegamos resulta que el Dalai Lama ya llevaba un buen rato hablando ante miles de personas.

panorámica de una conferencia del Dalai Lama

Para entrar, pasamos por varios controles de seguridad. En ellos se obliga a dejar objetos como navajas, y también tabaco y mecheros. Todo se podía recuperar al salir. Dos cacheos en total. Aunque no lo había pensado antes, esta seguridad tiene toda la lógica del mundo.

También te daban una botella de agua mineral y dos galletas caseras, grandes. Todo un detallazo, ya que asistir a un evento de varias horas bajo un sol que ya cascaba fuerte a esas horas no es ninguna tontería.

Algunos pensaréis «no esperaba menos del Dalai Lama», pero yo no lo esperaba… bueno, porque no sabía qué esperar!

mujeres tibetanas con trajes de seda bordados y trenzas una conferencia del dalai lama

Nos condujeron a un espacio acotado a la derecha del catafalco bajo el que ya estaba sentado sí, él, el Dalai Lama! En una silla enorme, tipo trono. Le veíamos de lado.

una conferencia del Dalai Lama
monjes en una conferencia del Dalai Lama

En este área, a escasos metros de él y del espacio donde se apiñaba un buen número de monjes, nos concentrábamos las apenas dos o tres decenas de occidentales que habíamos ido al evento. También algunas y algunos tibetanos o ladakhíes.

una conferencia del Dalai Lama anciana


Por el sistema de megafonía sonaba una traducción simultánea al inglés. Esta es la razón de que habilitaran ese espacio para los occidentales. El problema es que no se entendía prácticamente nada. Además había otro traductor al ladakhí, porque el Dalai Lama habla en tibetano, y también se le oía a él. Un cristo de voces y lenguas :D

Al cabo de un rato nos repartieron unos libros escritos en tibetano y en inglés, con enseñanzas de los Dalai Lamas sobre el budismo. El mismo que repartían al resto de la concurrencia. Otro detallazo.

una conferencia del Dalai Lama
mano alzando libro del dalai lama

Durante una hora aproximadamente intentamos escuchar e intenté hacer fotos. Levantarte suponía ganar algún reproche de los que estaban sentados detrás, pero ¿quién se resistía?

Algo de lo que entendí del discurso del Dalai Lama…

Habló de la meditación y sus beneficios para el espíritu. También de que hay que dejar los sentimientos negativos a un lado. De hacer el bien. De mantener la mente y el cuerpo limpios. Sé que citó a China en varias ocasiones, pero no sé muy bien en qué sentido, por más que me esforcé. Como os he dicho, el traductor no ayudaba mucho :/

una conferencia del Dalai Lama

A mi, lo que más me llegó, fue su risa.

Con toda naturalidad paraba el discurso y decía algo o llamaba a alguno de los monjes o lamas que había sentados por allí. Decía alguna cosa y se reía.

Era una risa que, se notaba, nacía del estómago. Transmitía pura felicidad.

En serio que esa risa era sorprendente y emocionante a partes iguales. No me ha pasado nunca esto de sentir tanto la risa de otro.

una conferencia del Dalai Lama

Otro momento que recuerdo mucho es cuando oraba. Sacando esa voz profunda, cavernaria, igual que todos los monjes y lamas que escuché en los monasterios de Ladakh.

Llegó el momento de ver más de cerca el ambiente

No todos los días se asiste a una conferencia del Dalai Lama, en un escenario así, así que no podía estar todo el tiempo allí sentada.

Llegó el momento en que mi curiosidad hacia el personaje estaba algo saciada y quería ver más de cerca a los cientos de monjes, y sobre todo a las gentes de Ladakh que habían acudido. Así que probé suerte y no muy segura de que estuviera permitido, me levanté y salí de la zona para guiris. Nadie me dijo nada.

monjes en una conferencia del Dalai Lama

Casi todo el mundo estaba bajo paraguas multicolores resguardándose del sol. No podía andar entre toda esa gente sentada en el suelo, muy juntos todos. Sólo rodearles paseando por los pasillos que estaban vigilados por agentes de seguridad y soldados. Pero menos es nada.

cientos de paraguas de colores y el monasterio de thiksey al fondo sobre la montaña una conferencia del dalai lama
público en una conferencia del Dalai Lama

Allí estaban las mujeres con sus mejores galas. Vestidos de ricos brocados, multicolores, y peinados en elaboradas trenzas. Algunas con pantalones de chándal de conocidas marcas occidentales debajo del atuendo tradicional.

dos mujeres bajo un paraguas escuchando al dalai lama
mujeres en una conferencia del Dalai Lama
bolsa tibetana toda bordada con muchos colores una conferencia del dalai lama
pies calzados con zapato tibetano bordado de colores y calcetines de adidas
ande yo caliente…

Los ancianos, con sus caras apergaminadas, cuidando de los nietos y nietas. El que sobrevive en estas duras tierras, vive mucho tiempo.

anciana tibetana con gafas y gorro de lana en una conferencia del dalai lama
mujer posando con tela de color rosa sobre la cabeza una conferencia del dalai lama
anciano tibetano con un gorro de señora de color rosa en una conferencia del dalai lama
El abuelo…
niña en una conferencia del Dalai Lama
… y la nieta

La gente atendía más o menos al Dalai Lama. Probablemente el traductor al ladakhí tampoco fuera muy bueno, aunque no lo sé. De vez en cuando sí que todos se aprestaban a rezar.

una conferencia del Dalai Lama público

Cuando decidimos irnos, antes de que terminara la conferencia para evitar el cisco de salida que probablemente se montaría, vimos cómo un grupo de voluntarias y voluntarios traían teteras grandes para repartir té a todo el mundo.

Todos estos «detallazos» son lo más curioso del evento.

La organización tenía muy presente la atención al «otro», eso que nosotros vamos camino de olvidar (algunos ya lo han hecho). También la acogida al visitante, sea quien sea. Y el que todos se sientan como iguales, porque lo somos, en el sentido más puro del término: seres humanos que se merecen cuidado y respeto.

Fue un día de emociones que no terminó ahí, pero sí en este post ;)

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