bombay

Actualizado el 23 enero, 2019

Bombay es una de esas ciudades que no te dejan indiferente. De las que necesitas de un montón de adjetivos para tratar de describir cómo es. Seguramente esto haya cambiado desde que yo la visité en 2006, o no tanto.

Bombay es…

casas viejas con palomas en el cielo bombay

Loca, atareada, despiadada, divertida, monumental, pobre, rica, inquietante, sucia, entrañable, excitante, sorprendente, cruel, curiosa…

Los tres días que pasamos allí los recuerdo con esa mezcla de sentimientos que he tratado de expresar en el anterior párrafo. Pero con una prevalencia de sensaciones positivas.

Quizá porque era el final de nuestro viaje y quería apresar cada momento y disfrutarlo. O porque efectivamente es una ciudad que lo merece.

Llegamos de noche en un vuelo procedente de Goa

Habíamos intentado conseguir un billete de tren nocturno para llegar a Bombay desde allí, pero no había plazas hasta varios días después. En Goa no paraba de llover. A mares, literalmente. No vayáis en Agosto.

Así pues, decidimos comprar unos billetes por internet en una compañía local que salieron muy bien de precio. Eso sí, el vuelo salió con dos horas y media de retraso.

La salida del aeropuerto era un gran caos.

Varias filas de taxis (los oficiales, pintados de negro y amarillo) en paralelo, con unos policías organizando el cotarro. Un calor horrible, el humazo de todos esos coches saliendo sin piedad de los tubos de escape, el cansancio, la gente nerviosa…

Nos tocó un taxista que resultó que estaba más para allá que para acá.
No sé si había mascado demasiado betel o se había metido más cosas para el cuerpo. El caso es que circulando a gran velocidad hacia el distrito de Colaba, donde queríamos alojarnos, se le caían los ojos. Antonio tenía que darle algún que otro codazo o hablar en voz alta con nosotras para no estrellarnos.
Además, el tipo hablaba dos palabras de inglés, ni más ni menos.

Por fin llegamos al sitio que habíamos escogido en la Rough Guide para dormir. Decidimos que uno se quedara en el taxi con las mochilas mientras los otros dos subíamos a ver si había habitaciones y cómo estaban. No había, estaba lleno.
Ahí empezamos, después de discutir con el conductor que quería dejarnos ya, un peregrinaje de hora y media buscando un alojamiento. Vimos sitios realmente ruinosos y la mayoría no tenían habitaciones libres.

edificios coloniales y taxi negro y amarillo en bombay

Por fin, encontramos uno. En una calle muy tranquila, en una zona de edificios de la época colonial que se caen a pedazos comidos por la humedad y la dejadez. El nuestro también.

Una guesthouse regentada por musulmanes

Lo primero que nos preguntaron es si éramos israelíes. Les dijimos que no, la verdad. Nos pidieron los pasaportes, y por fin decidieron que podíamos quedarnos en una habitación para los tres.

No pusieron pegas a esto, siendo dos mujeres y un hombre. Siendo ellos claramente musulmanes ortodoxos. Bastante ortodoxos.

La habitación tenía una humedad increíble, aunque esa noche no nos dimos cuenta. El baño, puf. Las paredes rezumaban moho y quién sabe cuántas cosas más. Pero por un precio razonable era lo que había y no teníamos energías para seguir intentándolo.

Salimos a recorrer Bombay

El barrio, en pleno distrito de Colaba, era una sucesión de calles con muy poco tráfico y muchos edificios ruinosos. Un pequeño oasis en la bulliciosa megalópolis.

No recuerdo qué itinerario exacto hicimos. Sé que estuvimos todo el día andando de aquí para allá, igual que el día siguiente, y que la ciudad nos fue gustando y sorprendiendo a cada paso…

carteles anunciando clínica de sexo en bombay

Dirigiéndonos hacia Victoria Terminus, la estación de trenes central de Bombay

Construida en 1887 a imagen y semejanza de la estación de St. Pancras en Londres, la Victoria terminus se alza en medio del caos de Bombay.

Por el camino nos encontramos con muchos edificios y rincones que -de no ser por el ambiente de calor y gentes- parecían transportarnos a Inglaterra.

estación de tren de bombay

Incluso había algún que otro parque de césped verde!!

Cruzar las calles, toda una aventura. Soportar el calor y la humedad, otra. Aparte de grandes chaparrones monzónicos, típicos del verano.

La estación tiene su propio caos por dentro, con los trenes que entran y salen y los viajeros bajando o subiendo en masa.

Todo un espectáculo del que siento no tener mejores fotos :S.

Aquí se rodaron las imágenes finales, por ejemplo, de la película Slumdog Millionaire, esa peli que muestra lo que los viajeros de paso sólo atisbamos o intuimos.

interior estación tren bombay

Más al norte, la mezquita del viernes, la Jami Masjid

Rodeada de comercios y bazares, es la zona más abigarrada y agobiante en tráfico y cantidad de gente que recorrimos.

Por cierto, por allí fui a cruzar la calle y metí el pie hasta media pierna en un charco hediondo… hasta los del lugar me miraron con cierto horror. Sólo sé que una heridilla que tenía en un dedo del pie me empezó a escocer muchísimo, y llevaba deportivas + calcetines!!

Bueno, el pie sigue entero así que no fue para tanto, ja, ja. La suciedad y polución es una constante de esta ciudad.

calle llena de camiones y hombres llevando cosas entre el tráfico en bombay
barrio musulmán con mezquita en bombay
gente andando con mezquita detrás en bombay

La playa de Chowpatty

Toda una institución de Bombay, el lugar de escape urbano por excelencia, sobre todo los fines de semana.

No tanto para nadar, ya que el agua y la orilla están realmente sucias, sino para tomar zumos y chucherías, refrescarse los pies, y me imagino que mirar el ancho horizonte. Para dar rienda suelta a los sueños, como hacemos la mayoría de nosotros frente al mar.

Leyendo novelas de autores indios como Tigre Blanco de Aravind Adiga, o la magnífica Juegos Sagrados de Chanda, te das cuenta de que sí, éste es un escenario de Bombay muy recurrente. Un lugar donde pueden pasar muchas cosas y donde se viene a soñar.

Un lugar al que hay que ir por la tarde sí o sí, para ver cómo es el tiempo libre de los que lo tienen aquí.

Además, se muestran curiosos con los extranjeros, o piden que les saques una foto, o que aparezcas tú en una de las suyas.

Después, se puede dar un buen paseo por el Marine Drive que se extiende a continuación y que llega a Colaba, jalonado de parejas de enamorados y grupos de amiguetes.

Desde nuestra guesthouse, a menos de 20 minutos andando, estaba también uno de los grandes iconos de la ciudad.

puesto de bebidas multicolores en playa de bombay

La Puerta de la India de Bombay

Tenía especial curiosidad y ganas de conocer este monumento levantado en 1924 para conmemorar la visita a la India de los reyes ingleses (George V y Queen Mary).

Sin embargo, este lugar es más recordado por ser el lugar elegido para la partida final, la salida de los ingleses y el fin de su ocupación.

El 28 de Febrero de 1948 el último batallón de tropas pasó bajo el arco de la puerta y embarcó rumbo al Reino Unido.

Allí observamos cómo un grupo de mujeres rodeaba a una señora albina, que se dirigía a ellas.

Supusimos que era una especie de gurú, quizá una activista feminista, o femenina, no lo sé. Todas la miraban y escuchaban arrobadas y aunque preguntamos, nadie supo decirnos quién era exactamente (no hablaban inglés, o no sabían).

mujer albina con sari dando charla a mujeres junto a puerta de la india en bombay

No olvidaré esta ciudad caótica, alegre y triste a la vez.

Cómo olvidar a los mendigos de Colaba Causeway que te piden limosna en cada esquina con una mirada triste y ése balanceo de cabeza que sólo ellos saben hacer…

Muchos de estos mendigos son niños, o mujeres con bebés de ojos muy abiertos. Seguramente sometidos a las mafias, aunque nunca lo sabes. No eres capaz de saberlo.

hombre dando de comer a las palomas en bombay

Una ciudad que ejerce de gran promesa para las gentes del campo, y que al final es una trampa. Como tantas otras.

Donde se produce un número ingente de películas a las que todo el mundo se rinde: Bollywood.  Hay todo un mundo paralelo compuesto de actores de éxito que viven a todo tren junto a la clase rica india. Gente que se deja ver poco por la calles que he comentado aquí.

cuatro hombres sentados mirando al mar en bombay

Una ciudad de fuertes contrastes que hacen que la odies, o la ames… Quizá vuelva.

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