La Cordillera Blanca y los sueños

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Por Alicia Ortego

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¡Qué ganas tenía de empezar a escribir sobre esta región peruana, que fue una de las grandes sorpresas del viaje! Me refiero a la Cordillera Blanca, y más en concreto a la zona del Callejón de Huaylas (palabra quechua que significa «verdor»).

Clara y rotundamente, la región donde la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra se miran de frente, separadas por el río Santa, fue el principio de un amor…


cordillera blanca

¿Por qué Cordillera Negra?

Porque los vientos cálidos que llegan de la costa no permiten que la nieve se acumule y permanezca. Su apariencia es la de cerros suaves cubiertos de matorral bajo. Las rocas que la conforman son volcánicas y pizarrosas, muy porosas. Poco retentivas de raíces y agua. La verdad es que es como el «patito feo» de su espejo, la Cordillera Blanca.

cordillera negra y campo de cereal delante en el callejón de huaylas
La cordillera Negra a la altura de Yungay

¿Por qué Cordillera Blanca?

Porque los vientos alisios que vienen del Atlántico se enfrían al llegar a esta cordillera, y permiten que la nieve y el hielo permanezcan en las alturas. Sus rocas son de tipo granítico y las laderas muy abruptas. Nada que ver con su melliza y… bellísima.

Sí, amor, porque allí se ubica el Huascarán. La montaña más alta de Perú y -dicen- la montaña tropical más alta del mundo, con sus 6.768 m. de altura.
Siempre nevada, aunque no tanto como antaño por culpa del cambio climático. Con impresionantes glaciares colgando alrededor de su cumbre. El Huascarán es una mole que se ve de lejos.

huarcarán en la cordillera blanca

Me encantó desde el primer momento en que la vi.

El camino de Lima a Huaraz

Llegar hasta allí nos costó. Muchas horas de autobús desde Lima y experimentar por primera vez las molestias de la altura, que incluyen mareo, dolor de cabeza y de estómago.
No en vano ascendimos en un solo día desde el nivel del mar hasta un puerto cuya altura superaba los 4.000 m. de altura. Luego bajamos hasta Huaraz, donde dormimos a 3.100 m.

Las primeras horas del día transcurrieron como flotando por la mítica Panamericana -esa cinta de asfalto que recorre todo el continente-. Entre nieblas y cielos nublados de un frío y deprimente gris blanquecino. Parecía que estábamos atrapados en un mal sueño. Ni siquiera el paisaje se podía lucir con ese ambiente.

montón de pimientos rojos secos

Sin embargo, al rato de girar en dirección contraria a la costa y de comenzar a subir en altura por un valle con forma de V, el cielo se fue despejando. Sólo entonces me di cuenta de cuánto echaba de menos el azul del cielo y el sol tras un par de días sin ellos.

En estos valles se cultiva todo tipo de frutas y hortalizas. En Agosto se secan los ajís o pimientos, picantes y no picantes, y el choclo (maíz).

secando pimientos en perú

Paramos para ver de cerca uno de estos secaderos, que no es más que el aprovechamiento de las empinadas laderas para extenderlos y removerlos a fin de que la humedad no los enmohezca.

secando pimientos

Uno de los trabajadores que estaba en plena faena, al vernos, nos dijo: ¿van a poner las fotos en Internet?

Yo le dije que sí, no muy segura de lo que ello podría significar, o más bien temiendo que nos echara una bronca. Yo aún no había levantado la cámara hacia él.
Pero resulta que se puso muy contento y quiso posar para nosotros. Acto seguido nos preguntó dónde las podría ver. Yo le dije el nombre de este blog, y le advertí que aún tardaría unos dos meses en publicarla. Espero que la encuentre, porque aquí está! :)

señor con rastrillo en campo lleno de pimientos dispuestos para secarse

Después continuamos por la carretera llena de curvas, cada vez con más sol y menos nubes. Ascendiendo sin parar, llegamos al puerto cercano a la laguna de Conoccocha.

La Cordillera Blanca y los sueños

Entrábamos en el Departamento de Ancash, y allí estaban los picos con los que había soñado las semanas anteriores. No el Huascarán, aún no, pero igualmente el paisaje era fantástico.

cordillera blanca


Hacía bastante frío por el viento helado que soplaba, y un ligero mareo me acompañaba. Pero estar allí lo compensaba con creces. Estar en lugares como éste te llenan de energía, te hacen sentir especial. Sabes que no todo el mundo llega allí lo hace especial. En fin, ser consciente de dónde estás es en sí mismo un placer :)

Enseguida iniciamos el descenso hasta un pueblecito donde fuimos a comer, siendo ya las tres de la tarde. La primera comida del lugar: levantamuertos.

sopa levantamuertos en la cordillera blanca

Este plato de descriptivo nombre es recomendado para recuperarse del mal de altura o soroche.

Se trata de una riquísima sopa hecha con gallina y llunca -cereal- que me sentó de maravilla. De segundo, una trucha al ajo. Compartí ambos platos con mi compañero Martín para no comer demasiado (las digestiones son más pesadas cuando andas por encima de los 3000 m.), y aun así fue más que suficiente.

Un mate de hojas de coca, el primero del viaje, completaron la reparadora comida. Efectivamente ¡me sentó muy bien!! Aunque fuera sólo por un rato, porque el soroche va y viene, y siempre vuelve.

Huaraz

Y así, continuando por la sinuosa carretera, llegamos a Huaraz cuando el sol empezaba a ocultarse. Esta es la capital de Ancash y principal centro comercial del Callejón de Huaylas, con unos 160.000 habitantes.

Por cierto, a los habitantes del Callejón les llaman serranos o cholos (despectivo), pero la palabra correcta según ellos es andinos.

No voy a negar que la ciudad me decepcionó.

De arquitectura moderna y nada bonita, con muchas casas sin terminar, Huaraz apenas tiene atractivo o encanto «típico». Si sólo nos fijamos en sus calles y edificios, claro. Después sabría que esto ocurre con la mayoría de las poblaciones del Callejón. Pero tiene una buena razón.

Huaraz fue completamente arrasada por un terremoto en 1970

Acabó con las viviendas, iglesias y la propia catedral. Con todo. De hecho, esta última aún sigue reconstruyéndose sobre la base de lo poco que quedó en pie, su fachada.
Por supuesto se dice, se cuenta, que por allí rondan las almas de los sepultados por el terremoto.

Nos alojamos en el hotel Santa Cruz que nos recibió con un jardín trasero con vistas alucinantes!

vistas de cordillera blanca con picos nevados
Las vistas desde el Hotel Santa Cruz

Aunque está un poco a desmano del centro, vale la pena. Cuando digo «a desmano» me refiero a unos 15′ subiendo una cuesta muy empinada. A más de 3.000 m de altura resulta algo lejos, je, je. La limpieza y el desayuno también son más que recomendables, y sí, tiene wifi gratuito ;)

cordillera blanca y huaraz

Nos costó salir del calorcito y bienestar del mate de coca y la estufa del salón que da al patio. Mientras, mirábamos hipnotizados la Cordillera Blanca.

nevados de la cordillera blanca

Pero también queríamos conocer Huaraz así que salimos a pasear y cenar.

muros de Huaraz en cordillera blanca
Cartel electoral del partido local Maicito

Nuestra primera tarde-noche la recuerdo andando por las calles y plazas. Con calma, pues el soroche nos estaba pegando. También buscando con la mirada los magníficos nevados que los colores del atardecer realzaban.
Cumbres que hipnotizan, no me extraña que sean la morada de los espíritus y los dioses a los que los quechuas oran y piden para que las cosas vayan bien.

calles de Huaraz en cordillera blanca

Fue muy curioso, porque la primera parte que recorrimos, bajando siempre por la calle principal, estaba todo bastante tranquilo, prácticamente vacío.

plaza de huaraz en cordillera blanca

Sólo algunos grupos de adolescentes andaban por las plazas. Siendo domingo por la noche y además época de vacaciones escolares. Como en tantos otros sitios del mundo, los adolescentes, adolescentes son :)

Sin embargo, fue ir un poco más allá y nos encontramos con un montón de vidilla. La Avenida Luzuriaga es la arteria principal de Huaraz: comercios, gente yendo y viniendo, tráfico. Noté que había muchas peluquerías y barberías, todas abiertas, y comercios de ropa de abrigo, así como telefonía móvil y tecnología.

mujer de Huaraz perú

Después de pasear a placer, decidimos ir a cenar a La Brasa Roja, un restaurante con música en directo y muchísima gente y ruido, pero donde la comida estaba bastante bien (aunque un poco lentos en el servicio).

Huaraz me había desilusionado, pero no el entorno, ni la Cordillera Blanca con la que esa noche soñaría. En los siguientes días la veríamos mucho más de cerca.

No te vayas de Huaraz sin subir al mirador de Rataquenua

El principio de este gran amor se continuó y reforzó cuando al día siguiente, de buena mañana, subimos al mirador de Rataquenua. Teníamos así una mejor vista del Callejón de Huaylas, de Huaraz y de la Cordillera Blanca.

Con ella y la enooorrrmmeeee cruz que señala el lugar, me despido por ahora :)

mirador de huaraz en cordillera blanca
cordillera blanca huaraz

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10 comentarios en «La Cordillera Blanca y los sueños»

  1. MUCHOS SALUDOS ALICIA, EL CALLEJON DE HUAYLAS Y SUS ENCANTOS ES UN MUNDO POR DECUBRIR, INVITO A QUE LO VISITEN Y DISFRUTEN DE SU CLIMA AFABLE Y BELLEZA NATURAL, NEVADOS, LAGUNAS,PUEBLOS PINTORESCOS CON COSTUMBRES ANCESTRALES. LOS ESPERAMOS "VIVA EL PERU" Y EL HERMOSO CALLEJON DE HUAYLAS.

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  2. ¡Uy qué buena pinta tiene esto!

    Con casi toda seguridad, el 10 de marzo aterrizo por allí. Más de un mesecito estaré por allí con los ojos muy abiertos, ¡será la primera vez que piso Sudamérica! :D

    Voy a cotillear un poco más Perú en tu blog…

    Un besote,

    Claudia

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    • Sí Claudia, es una zona impresionante y muchísimo menos frecuentada por el turismo, no hay que perdérsela, hay para mucho trekking, y belleza a tope, aunque los pueblos son bastante feúchos, pero no la gente, por supuesto :)
      Besos, y que sepas que muero de envidia!! Perú es una joya!
      Alicia

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  3. Hola Alicia, excelente crónica! Hace un par de meses pude recorrer el Callejón de Huaylas y el Parque Nacional Huascarán; es increíble cómo se notan aún los estragos del terremoto de 1970. Como dato curioso, el terremoto fue un día antes de la participación de Perú en el Mundial de México 1970, por lo que usaron una camiseta roja en homenaje a las víctimas. A día de hoy sigue siendo la equipación alternativa de la selección peruana.

    Lo que más me impresionó del viaje (además de los nevados: Huascarán, Pastoruri, Alpamayo…) fue la cultura Chavín de Huántar y la tecnología que manejaban para tener más de 2000 años de antigüedad.

    Ojalá la gente supiera más de este peculiar enclave en el centro norte del Perú.

    Un saludo!

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