
Tenía pocas ideas preconcebidas de Cuzco, y no me había informado mucho sobre lo que podría ver allí. Esta vez lo hice adrede. Había oído que es una de las ciudades más bonitas del Perú, y sabía que tiene una gran historia detrás que se ha recreado una y otra vez en novelas de todo tipo y condición. Así que sólo con estas referencias me enfrenté a ella.
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Mi primera visión fue nocturna, porque fuimos a pasar noche antes de abandonarla al día siguiente para visitar algunos sitios del Valle Sagrado. Bajo la luz de las farolas, Cusco o Cuzco se iba desvelando poco a poco como un lugar fantástico y familiar a la vez, lleno de energía y entrañable. También triste a medida que conoces su historia, la que los españoles marcaron de forma indeleble. No sólo en su arquitectura sino en el recuerdo de todo un pueblo.
Imperdonables fueron las atrocidades que cometieron, el pillaje, la sed de venganza (¿de qué, de no encontrar el oro prometido?). Los miles de muertos, la anulación psicológica a la que sometieron a sus habitantes. Su cultura, su religión, no valían nada y tenían que someterse en cuerpo y alma, literalmente.

Por supuesto los conquistadores no lo consiguieron, esas cosas no se consiguen por la fuerza ni la imposición.
Quizá suene esto a discurso demasiado dramático. Seguro que más de uno pensáis que es exagerado, o que ya es parte de la Historia y el acento sobra. Pero creedme si os digo que allí se siente y se piensa de manera mucho más clara, más fresca, más vívida.

Andando por Cuzco, la ciudad de los Incas
Hoy en día hay que guardarse un poco, no demasiado pero sí un poco, del pillaje a los turistas.
Movimientos de «placaje» para meter la mano en el bolsillo pueden ser fáciles de encontrar en la Plaza de Armas. O quizá en algún callejón oscuro en medio de la noche. Pero no tiene por qué llegar a mayores y la verdad es que en general me sentí muy segura de día y de noche. Únicamente tuvimos un pequeño altercado con uno de esos que iban haciendo placajes en los soportales de la Plaza. Poder decirle en tu propio idioma por dónde se puede ir, está bastante bien ;P



Cuzco es una ciudad muy manejable en su precioso casco histórico. Las piedras incas sostienen los muros coloniales, blanqueados y con balcones de madera ricamente tallados. Pintados de azules y verdes, recuerdan a rincones del Mediterráneo y sin embargo no desentonan, porque sabes que llevan ya unos siglos allí.


Plaza de Armas de Cuzco
La Plaza de Armas es el punto neurálgico de la ciudad colonial tras ser arrasada por los españoles. Una plaza preciosa que a ratos recuerda la de algunas localidades españolas, como puede ser Chinchón o Trujillo.


La catedral barroca se alza con sus imponentes torres dominando todo un lado de la plaza. A su vera se alza la Iglesia de La Compañía.

Unas calles por detrás está la famosa casa en cuyo muro inca se puede ver la piedra de los 12 ángulos.
Puede llevar un rato encontrarla, pero pronto llegará algún guía con sus «guiados» para mostrársela y hacer las fotos de rigor, así que no os preocupéis que no os iréis sin verla, je, je.



Los nombres de las calles nos traen a esta tierra directamente, por si mentalmente nos hemos escapado. Algunos impronunciables, todos son incas y su lectura es un entretenimiento muy recomendable.

Koricancha
El Koricancha es uno de los pasos obligados en la visita a la ciudad. Este era el verdadero centro neurálgico de la capital inca y aquí se guardaban sus tesoros, materiales y espirituales.
Fue el gran objetivo de los españoles que, después de saquearlo, lo utilizaron como edificios civiles hasta que fue cedido a la Orden de los Dominicos.
Estos siguen siendo los propietarios. De momento las autoridades peruanas no han conseguido recuperar esta fortaleza-templo tan importante para el pueblo inca.
Así que igual que os digo que hay que visitarlo para conocer la esencia de Cusco y del pueblo inca, también os digo que el pago de la entrada (10 soles, unos 3 € en agosto 2014) va a las arcas de la Iglesia, en concreto a la orden de los Dominicos.
Aparte, es más que probable que algún guía os ofrezca acompañaros a cambio de la voluntad, o de un mínimo de 2-3 soles por persona, a cambio de sus explicaciones. Valoradlo… Depende de si lleváis vuestra propia guía o libro. De si os apetece o no. Es recomendable que de alguna manera conozcáis la historia del lugar y sus detalles para poder apreciarlo como se merece.
Además de poder ver lo que queda del Koricancha, hay buenos ejemplos de cómo construían los incas esos muros tan magníficos y perfectos, sin ningún tipo de argamasa. Es realmente impresionante ver cómo los ensamblaban. El resultado final, el más perfecto que podéis encontrar, está ahí mismo.



Museo Inca de Cuzco
Después de estar en el Koricancha decidimos ir al Museo Inca, un poco ávidos de más conocimiento sobre la ciudad y la historia de esta antigua civilización.
Dicen que es uno de los museos más interesantes de la ciudad pero aunque es cierto que tiene muy buenas piezas, la exposición está muy descuidada y a veces prácticamente a oscuras.
Eso sí, no faltan los agentes de seguridad que no te dejan ni a sol ni a sombra para asegurarse de que no hagas ninguna foto. Claro, así la gente no puede saber el descuido en el que está el museo.
La entrada cuesta también 10 soles.


Aunque hay más oferta de museos, decidimos que habíamos tenido bastante y que lo que nos apetecía realmente era pasear, así que decidimos subir al Barrio de San Blas.

Barrio de San Blas
Este es un barrio de ambiente bohemio, lleno de artesanos y gentes de muchos rincones del mundo que han decidido quedarse por allí, dándole un aire hippie al ambiente.
Aquí se concentran gran número de guesthouses y hostels, y en general fue la zona que más me gustó de Cusco porque mantiene el aire de poblado tranquilo.




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Mercado de San Pedro
Al otro lado de la ciudad, el Mercado de San Pedro es otro espacio que no hay que perderse. Ya sea para ir a comer. O sencillamente para curiosear entre los puestos y el ambiente, es imperdible. Como todo mercado.





Y así me despido de las crónicas del viaje a Perú. Un país precioso, muy variado, lleno de gente amable y que espero volver a visitar en el futuro.
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