Actualizado el 29 noviembre, 2019
Nos despedimos con pena del Parque Nacional del Huascarán y del Callejón de Huaylas. En tres días intensos habíamos descubierto espacios maravillosos, y ya no volveríamos a ver al señor Huascarán, el pico más alto de Perú. Realmente me dio pena, pero había que continuar. La siguiente etapa era Chavin de Huántar, uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de Perú.
Tras la última noche en Huaraz, tomamos rumbo a Chavín de Huántar. Lo más lógico es hacerlo al revés (visitar primero Chavín y después dirigirse a Huaraz antes de volver a Lima), pero quienes van hasta Chavín es para visitar el yacimiento arqueológico de la cultura preincaica más antigua encontrada hasta el momento (1.400 a.C.). Dicho yacimiento cierra los lunes, y la combinación no nos venía bien así que lo hicimos al revés.
Cruzando el Altiplano de los Buenos Aires
El camino hasta allí consiste en un larguísimo día de carreteras repletas de curvas, subidas y bajadas. Las últimas horas se hacen especialmente cansadas. ¡Pensar en rehacer el camino al día siguiente se hacía duro!!
Luego no fue tanto, ya sabéis, cuando uno hace el camino por segunda vez siempre se hace más corto ;-)
Primero subimos al Altiplano de los Buenos Aires. Se llama así porque nunca sopla un viento fuerte ni demasiado frío. Desde allí los nevados de la Cordillera Blanca nos saludaban, así que aunque no era lo mismo que en el Callejón, me puse contenta, je, je.
Laguna de Quenuccocha
Avanzando hacia ellos, por una quebrada, llegamos a la laguna de Quenuccocha. Un lago de preciosas aguas azules y verdes, presidida por el nevado Yanamarey Norte (5.237 m.).
Aquí se rodó «Paloma de Papel», una película que habla sobre el reclutamiento y adoctrinamiento de niños por Sendero Luminoso para la lucha en la guerrilla. Les hacían actuar como señuelos ante el ejército. Les enseñaban a manejar las armas, a evitar las lágrimas. A no distinguir entre el bien y el mal en su concepto más puro. A matar.
Os la recomiendo, creo que está disponible en Internet.
No sé si fue ése mismo día cuando Héctor nos habló de la época del conflicto armado con Sendero Luminoso. Él estuvo en el ejército por aquellos tiempos y en «zonas calientes» como ésta. Nos habló de las barbaridades que se cometieron por ambos bandos, aunque afirma que no por el grupo en el que él estaba.
Las víctimas, como siempre, las buenas gentes del pueblo. Muertes inútiles por el fanatismo de un lado y el exceso de poder que dan las armas y la autoridad por otro lado. En estas pampas se oyeron los tiros, se hizo desaparecer a muchas personas que únicamente querían vivir en paz. O sencillamente les mataron de hambre robándoles toda su comida, ganado, leña con la que sobrevivir al duro invierno. Sus medios de subsistencia.
Impresiona que te lo cuente uno de los participantes que hoy es profesor de Historia y Guía Turístico. Con voz tranquila, manteniendo el sentimiento pero también el equilibrio en el relato. Esforzándose por llegar a cierta objetividad, aunque es imposible cuando has participado a ese nivel en los hechos. Gracias Héctor, un privilegio.
Había bastante turismo local y unos niños se intentaban ganar unos soles con sus corderos y crías de llama en brazos, a costa de posar para los turistas.
También recuerdo a una pareja que me pidió hacerles una foto. Después, tras preguntarme si era chilena y responder que no, que soy española, me pidieron hacerme una foto con ella «para el Facebook». Por ahí andaré, ja, ja.
Después de un túnel que cruza la cordillera a 4.500 metros de altura, llegamos a la provincia de Chavín
La carretera sigue pero casi sin asfaltar. Hay muchas curvas y pendientes de vértigo que hacen que la conducción sea lenta y pesada. Éste es el tramo más duro, estoy cansada hasta de leer, y el paisaje ya me resulta un poco agobiante.
Sequedad y pedregales ocupan casi todo el horizonte desde hace rato. Las montañas lucen desnudas prácticamente de nieve y glaciares que claramente han retrocedido en los últimos años.
Al cabo de… ¿un par de horas? vemos el valle de Chavín propiamente dicho y paramos.
El paisaje vuelve a cambiar. Es precioso, con las laderas cultivadas en terrazas como hacían los antiguos habitantes de estas tierras, hasta casi la misma cima.
La visita al yacimiento de Chavín de Huántar
En el fondo del valle hace un calor tremendo. Comemos algo enseguida, para evitar «la hora punta» de las visitas, y entramos en el yacimiento.
Tened en cuenta que no hay sombras en prácticamente ningún sitio del mismo. Hay que llevar agua, sombrero y protector solar (o bloqueador, como dicen allí).
El yacimiento fue descubierto por la ciencia -el lugar siempre ha estado habitado- por Julio César Tello, un médico graduado a principios del s. XX que continuó estudiando y especializándose en Antropología -becado- en EEUU y el Reino Unido. Es considerado «el padre de la Arqueología peruana».
Perú debe a este apasionado por la Arqueología grandes descubrimientos, por ejemplo en Paracas y en el Valle de Urubamba.
Poco a poco se ha ido reconstruyendo la historia del lugar, al principio un tanto misteriosa pues se encontraron restos de cerámica y tejidos de muchas otras zonas del Perú. En dichos lugares también se han encontrado objetos de aquí, pero no había evidencias de que fuera una cultura tan extendida.
Chavin de Huantar fue un centro de peregrinaje, una especie de «Lourdes» de la época.
Las gentes viajaban hasta aquí desde muchos lugares para rezar, consultar al oráculo, pagar limosnas, abastecerse de alimentos. Un lugar que difícilmente podría haber soportado una gran población estable, pero de fácil acceso siguiendo el curso del río Mosna.
Los españoles ya hicieron referencia a este lugar cuando llegaron. Fray Antonio Vázquez de Espinosa, en el siglo VII, cuenta que vio:
Un santuario de los más famosos entre los gentiles; como entre nosotros Roma y Jerusalén, adonde venían los indios a ofrecer y hacer sus sacrificios, porque el demonio del lugar les declaraba muchos oráculos, y así acudían de todo el reino.
Y aún hoy en día se sigue excavando (allí estaban los arquéologos y peones dándole al pico y la pala).
Cuando Julio César Tello empezó, estaba prácticamente en su totalidad enterrado en unas pequeñas colinas junto al pueblo. La teoría dominante es que un gran terremoto sepultó el santuario. Quizá las lomas de alrededor aún oculten más tesoros arqueológicos.
Las ruinas, a simple vista, no son especialmente bellas, pero tienen rincones sorprendentes y una historia apasionante.
Nos recibe una réplica de la «estela de Raimondi»
Raimondi fue un naturalista italiano que visitó el lugar en el s. XIX y encontró la estela en casa de Timoteo Espinoza, que la utilizaba de mesa después de haberla encontrado en sus campos. La original se muestra en el Museo de Arqueología, Antropología e Historia de Perú, en Lima.
Delicadamente cincelada, representa a un dios que dicen se parece a Wiracocha, el dios Sol.
Después, la piedra que pudo ser observatorio astronómico
Más adelante, y tras pasar un buen rato bajo el sol implacable de la gran plaza central de lo que fue el santuario, fuimos al encuentro de una piedra con 7 hoyos que coinciden con las estrellas de la Nebulosa de Orión.
Dicen que si los huecos se llenan de agua en una noche clara y en determinada estación del año, las estrellas se ven reflejadas en cada uno de ellos.
Esta sería la primera de las demostraciones que encontramos en los yacimientos preincas e incas de cómo los sacerdotes utilizaban la observación del cielo para poder anunciar cuándo llegaban las estaciones meteorológicas.
Junto con la observación del clima y sus ciclos, «predecían» los acontecimientos que más importaban a un pueblo que dependía de la agricultura: lluvias, sequías, tiempo de siembra…
Un poco más allá «El Castillo» se alza con sus muros ligeramente inclinados para evitar que se derrumbaran por los seísmos.
Son los primeros muros de piedra labrados hace miles de años que veo en este viaje. Me dejan con la boca abierta por su perfección, sin saber que en realidad son algo «toscos» al lado de lo que vería más adelante. ¡Me encantan!
El submundo de Chavin de Huantar
Lo bueno de Chavín es que puedes entrar en el templo y sumergirte en las galerías construidas con enormes bloques de piedra. Alucinante.
En la Galería de las Ofrendas está el Lanzón de Chavín. Un monolito de cuatro metros y medios de altura, en forma de cuchillo, en el que están grabados los rasgos de un dios terrible.
Hoy en día sólo se puede ver a través de un cristal. Antes se podía acceder hasta él y rodearlo pero ya se sabe, la gente no lo respetaba debidamente.
La galería es un poco claustrofóbica. Se visita en fila india, y si hay más gente esperando sólo puedes estar unos segundos. Se puede hacer fotografías, sin flash por supuesto (además rebotaría en el cristal y no serviría de nada).
En otro punto del templo hay una zona de galerías que realmente impresiona, mucho más altas y anchas. El trabajo de la piedra es maravilloso y me recordó mucho al yacimiento de la Edad del Bronce de Newgrange en Irlanda.
En todas estas galerías se encontraron vasijas con restos de bebida y comida, tubos con alucinógenos hechos a base una harina obtenida de un tipo de judía. También consumían el jugo de un cactus llamado San Pedro después de hervirlo más de 6 horas (mescalina), huesos de llamas, aves.
Aquí se encontraron huesos de 21 personas… cocidos o asados y roídos. Sí, se practicaba el canibalismo.
Por último, otro de los tesoros más célebres de este yacimiento: las cabezas clava
Quizá el mejor hallazgo es éste. Son cabezas de piedra que estaban empotradas en los muros exteriores del templo, a unos cuatro metros del suelo. Hoy en día sólo hay una en su lugar original, pero se han encontrado decenas de ellas y siguen saliendo más a la luz en cada campaña arqueológica.
Todas tienen una cara distinta, de tipo felino.
La mayoría lucen ojos saltones.
Algunas, además, tienen unas líneas que salen de sus narices hacia abajo. Se cree que representan las mucosidades que tenían los sacerdotes o los iniciados cuando consumían mucha mescalina. Los ojos saltones también remiten a su estado por el consumo de droga.
Los rasgos felinos tienen también su explicación. Siendo el puma y felinos de este tipo animales muy importantes en la simbología de estas religiones, se cree que la aspiración -nunca mejor dicho- de los sacerdotes era convertirse en uno de ellos. Por eso utilizaban la mescalina y los otros alucinógenos.
Como en tantas otras culturas, los alucinógenos llevan a creer al ser humano que traspasa alguna puerta hacia otra dimensión.
Dicen que vivían aquí unos 200 sacerdotes, todos hombres, pero no se ha encontrado ningún enterramiento hasta la fecha.
El museo de Chavin
Terminada la visita, con un cielo del que nos llegaban truenos, fuimos a ver el museo que hay a las afueras de Chavín. Es muy interesante porque allí están la mayoría de cabezas clava originales encontradas en el yacimiento. Además hay una reproducción del Lanzón que te permite verlo entero, y buena parte de los hallazgos de cerámicas y otro utensilios. También hay fotografías de cuando Julio César Tello hizo las primeras excavaciones.
El edificio se ha levantado con ayuda de Japón, y la verdad es que la exposición está muy bien.
Eso sí, no se permite hacer fotos así que tenéis que ir a verlo!!
El pueblo de Chavín
Nos quedamos a pasar la noche en el Hostal La Casona, un sitio un poco guarrete aunque su patio y tipismo es muy bonito. Su ubicación es la mejor, en plena plaza de Armas.
Nos dimos una vuelta por el pueblo mientras caía la noche. Chavín es bastante agradable, sobre todo viniendo de los pueblos del Callejón de Huaylas que ya no tienen arquitectura tradicional.
Callejeando te puedes encontrar con rincones tan curiosos como un molino de los de antes en plena faena, con la gran piedra moliendo el grano. Eso sí, a la mujer que estaba trabajando no le hizo ninguna gracia que nos asomáramos. Y menos con las cámaras colgando del cuello. Nos despidió con cajas destempladas.
Aquí las casas son de adobe y lucen pintadas de colores excepto las de la Plaza, que son blancas.
Cenamos en uno de los sitios populares que hay detrás de la iglesia. Los parroquianos eran familias indígenas u hombres solos. Llegaban, comían y se iban con bastante rapidez. La tele estaba puesta y emitía noticias desastrosas. El periodismo alarmista que se estila por allí combinado con anuncios publicitarios que nos resultaban muy graciosos. También parte de una telenovela si no recuerdo mal, con actores muy sobreactuados y mucho melodramatismo.
No soy aficionada a la tele, pero de vez en cuando hay que ver un rato de la de donde vas, porque forma parte de su vida y refleja «algo» de ella.
Cuando nos trajeron nuestros platos no nos lo podíamos creer. Yo había pedido «Dieta de gallina», una sopa hecha con gallina, algunas verduras y fideos. Otros pidieron espaguettis. Eran raciones enormes, gigantescas. ¡Una sopera entera para cada uno!
No pude casi ni empezar, a la quinta cucharada estaba agotada sólo pensando en la «faena» que tenía por delante y en lo imposible de la misma. Al final me dejé mucho más de la mitad.
¡¡Creo que ha sido la primera vez en mi vida que se me ha quitado el hambre al ver tanta comida destinada a mi!! El precio fue «de risa». Junto con una bebida creo que no llegamos a pagar más de 3 € cada uno.
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Hola ali!
Gracias por tu blog, está siendo muy inspirador para nuestro proximo viaje a Perú.
Respecto a esto, queria preguntarte cómo organizaste los trasportes a la zona norte y cómo/con quien/por qué precio mas o menos contrataste las excursiones por huascaran y chavin de huantar. No es tan facil encontrar info sobre estás zonas y me están apeteciendo mucho aunque dudo sobre mi estado de forma.
Un beso!
Hola Sara! pues yo fui con todo organizado en un mismo paquete desde España, así que no contraté allí nada directamente. No obstante, puedes contactar con la comunidad humacchuco a través de su web y pedirles presupuesto por hacer noche y caminatas con guía, tienes el link hacia el final de este post: https://losviajesdeali.com/comunidad-humacchuco-peru/
Para llegar a Huaraz puedes ir en autobús desde Lima o desde otras ciudades, en esta web lo puedes ver: http://www.huaraz.es/transporte.php También hay vuelos, pero será más caro y para la aclimatación a la altura, mucho peor… de todas formas consúltalo si el dinero no es problema o el tiempo sí lo es, ya que el vuelo es poco más de 1 hora.
Para ir a Chavín seguro que hay buses desde Huaraz.
En Huaraz, que es la principal de la zona, hay más agencias locales seguro, así que no creo que sea muy difícil darte una vuelta por allí y contratar según lo que necesitéis o queráis ver…
Con respecto a tu estado de forma, no hay por qué hacer grandes trekkings, pueden ser caminatas muy accesibles como la del sendero de Josefa en el P.N. de Huascarán, además de visitar las principales lagunas. Lo único que tienes que tener más cuidado es con el mal de altura. Para esto lo mejor es ser escrupuloso con los hábitos y no obsesionarse mucho con el tema. Te dejo también este post donde expliqué en detalle lo que se debe hacer: https://losviajesdeali.com/evitar-el-mal-de-altura-consejos/
Saludos y que vaya muy bien, espero que puedas ir a esta zona porque Perú es maravillosa!
Alicia