Actualizado el 18 febrero, 2023
¡Me encantan los cactus! Y sus primas las plantas suculentas, también. Podría decir que es porque son plantas capaces de vivir en condiciones muy severas, pero… no, mis razones son más prosaicas. Me encantan sus formas, colores, flores y texturas. Son como de otro planeta. Total, que cuando supe de la existencia del Jardín de Cactus en Lanzarote, lo incluí en mis planes con toda la ilusión del mundo y hoy te lo voy a enseñar en detalle 😉
El Jardín de Cactus de Lanzarote es la última obra de César Manrique
El último gran proyecto de César Manrique fue esta intervención en una cantera o rofera abandonada que hay cerca de la costa, y dicen que era su favorito. Se inauguró en el año 1991 y desde entonces hace las delicias de los visitantes de Lanzarote.
Como si de un teatro antiguo se tratara, tiene forma semicircular, más bien ovalada, y está dispuesto en gradas o terrazas de roca volcánica sobre las que se asientan los cactus.
Las roferas son los lugares de los que se extraen piedras y grava volcánica para fabricar casas, delimitar campos y adecentar jardines y parques. Hoy en día es una actividad muy regulada para que sea sostenible, localizada en determinados puntos de la isla.
Dicen en su página web que el Jardín de Cactus tiene unos 4.500 ejemplares de unas 450 especies. Es decir, unos 10 ejemplares por especie, que provienen de 13 países. Un viaje en toda regla por medio mundo en lo que se refiere a cactus, y la verdad es que este dato me sorprendió. Yo imaginaba, antes de ir, que sería una muestra de cactus de Lanzarote o de las Islas Canarias como mucho 😏
Mi primera impresión, no obstante, fue que el Jardín de Cactus es una turistada que, a partir de las 10.30 h aproximadamente, ya tiene una cola respetable para entrar. Yo llegué un rato antes, así que pude disfrutarlo un poco sin tanto público, pero enseguida se empezó a “llenar”. En realidad lo visité en el verano de 2020 con la pandemia de covid y había cierta limitación de aforo, menos mal, pero… ¿cómo sería en la normalidad de antes?
Empecé a bajar las escaleras desde la entrada teniendo que elegir el camino de la derecha o el de la izquierda, como en un videojuego pero con todo el Jardín de Cactus a la vista. Lo primero que sentí fue un poco de desconcierto. No sabía para dónde mirar, para dónde hacer fotos, con tanto estímulo a mi alrededor.
En realidad el lugar no es tan grande como pueda parecer en las fotos (otra sorpresilla) y, como todo, una vez que te ubicas ya sólo se trata de recorrerlo.
Al menos hay un punto de orientación muy claro: el molino que se alza en la parte superior de las gradas. Es un molino de viento antiguo de los que se usaban para moler el gofio.
👉 Puedes subir al molino para contemplar los campos de lava, los volcanes y los cultivos de tuneras donde crece la cochinilla que en su día fue uno de los grandes activos del comercio de Lanzarote. Ya conté que de la cochinilla se extrae el tinte rojo utilizado tanto en alimentación como en tejidos, y que a mí siempre me ha fascinado la historia de valor y codicia que hay en torno a este parásito de plantas cactáceas.
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Gozando con la cámara en el Jardín de Cactus
No me sonrojo al decir que me volví loca haciendo fotos, y eso que el día no acompañaba demasiado por el cielo nublado de la mañana.
Tantos cactus, con flor y sin flor, con su tono de verde particular, a veces rojo o amarillo, con sus espinas o sus botones, pequeños y enormes, formas poliédricas, aspecto jurásico… es para volver loca a cualquiera que le guste la fotografía.
En los caminillos que discurren por todas partes la gente no para de hacerse selfies y hay que ser paciente. En mi caso no paraba de disparar a diferentes distancias, buscando el mejor encuadre, agachándome, subiéndome a alguna piedra. Creo que me llegaron a doler un poco los dedos y me tuve que obligar a parar para mirar fuera del visor. Ya lo dije al principio: me encantan los cactus 😇
Ejemplares que parecen de otro planeta
Lo maravilloso de esta gran colección es tener la oportunidad de observar y comparar las increíbles formas que adoptan.
Hay cactus que parecen serpientes enroscadas, o grupos de grandes gusanos protegidos con una coraza de espinas. Otros que son árboles hechos y derechos con sus troncos y ramas. Están los de forma fálica, los que lucen flores minúsculas de vivos colores que parecen pegadas por una mano externa, los que parecen tener barbas a las que les hace falta un buen afeitado. El “asiento de la suegra” (un apodo con muy mala leche) y los “candelabros”. Una colección que deja pequeña a la de mi querido Jardín Botánico de Madrid.
Los cactus son plantas que aprendieron a vivir sin agua almacenándola en su interior. Sin hojas para minimizar el esfuerzo y energía que requiere su crecimiento. Y con espinas para protegerse de los depredadores.
Las plantas suculentas son algo menos áridas y más floridas, pero todas con hojas carnosas donde también almacenan el agua para sobrevivir.
Las especies más raras
Entre todas las especies que se pueden ver en el Jardín de Cactus, me quedé fascinada con la suculenta rosa negra (aenomium arboreum zwartkop).
Tiene forma de flor, como una rosa abierta, y es de color negro como indica su nombre. Parece salida de una novela romántico-gótica con un rotundo aire dramático, y es originaria de las Islas Canarias. Un año después volvería a encontrármela en la isla de La Palma, en la ruta de los Dragos.
Y la Euphorbia Tithymaolides con sus flores rojas, originaria de las zonas tropicales y subtropicales del continente americano. Tiene muchos nombres, entre otros: Pinipini, Planta Zig Zag, Zapatilla del Diablo, Planta Mágica. La verdad es que esto de los nombres de los cactus y suculentas debe de dar para un libro 🤩.
Además hay varias especies de cactus de Madagascar. La imaginación se dispara cuando escucho el nombre de esa gran isla africana que espero conocer algún día. Ojalá vea allí la palma de Madagascar o la extraña Alluaudia Procera creciendo de forma silvestre 🥰
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Información práctica de la visita al Jardín de Cactus
El Jardín de Cactus es una de las atracciones más populares de Lanzarote, así que te aconsejo que vayas temprano, incluso poco antes de su apertura, para poder disfrutarlo un rato con tranquilidad.
- El horario es de 10 a 17 horas en verano, y hasta las 16.30 h en invierno. Me habría encantado verlo al atardecer o al amanecer, pero en esos horarios está cerrado.
- En cuanto al tiempo de visita, ya he dicho que el lugar es pequeño y creo que en media hora puedes verlo sin mucha prisa. Ahora bien, si quieres recrearte observando y haciendo fotos, te puede llevar todo lo que quieras. En mi caso estuve una hora y media o algo más.
- Puedes ir al Jardín de Cactus en transporte público con la guagua 7 desde Arrecife, por 1,90 €, y tarda media hora en llegar. Después puedes volver a Arrecife, o continuar hasta Punta Mujeres (1,40 € / 15 minutos de trayecto) con la misma línea. Consulta los horarios antes de ir para aprovechar bien tu visita. Hay una frecuencia de buses razonable pero puedes encontrarte con tener que esperar hasta una hora en según qué momento del día.
- También puedes ir en coche. Hay un pequeño aparcamiento junto a la entrada, y de nuevo te recomiendo que vayas un poco antes de las 10 h si quieres conseguir sitio.
- El precio de la entrada regular del Jardín de Cactus es de 6,5 € para los adultos, 3,25€ para los niños de 7 a 12 años, y gratis para los niños hasta 6 años (información actualizada en febrero 2023).
Dentro del Jardín de Cactus hay un bar debajo del molino. Como todo lo demás es creación de César Manrique y sirven tapas tan curiosas como la hamburguesa de cactus. También hay baños y una tienda de recuerdos donde puedes comprar hasta semillas de distintas especies de cactus ¡Suerte con el cultivo!
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¡Ay, sí! Estuve hace unos años en ese jardín de cactus y me pareció espectacular, como toda la obra de César Manrique. Me ha encantado a volver a leer sobre el jardín y disfrutar de las fotos. ¡Gracias por compartirlo en este estupendo post!
Gracias Concha, me alegro de que te haya gustado!!