Cuando la brisa hace susurrar a las hojas amarillas de los chopos, y oyes el piar de cientos de buitres, sabes que estás en el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza. Hoy te voy a mostrar una de las rutas que se pueden hacer en este entorno ¿Vamos?
El Parque Natural de las Hoces del Río Riaza
La ruta de las Hoces del Río Riaza que te voy a enseñar es la llamada Senda del Río, que en google maps la encontrarás como Hoces del Río Riaza Viaducto (PRC-SG6) y enlaza con la senda del Embalse de Linares del Arroyo (PRC-SG10), añadiendo sólo un par de kilómetros. Son unos 14 kilómetros en total.
Pero antes, un poco de contexto, ya que estamos en un Parque Natural joven. Por cierto, yo visité estos parajes hace unos 25 años. Por aquél entonces no era un entorno protegido, pero desde luego el lugar lo merecía.
El Parque Natural Hoces del Río Riaza es una realidad desde finales del año 2004. Tiene más de 5.000 hectáreas y abarca terrenos de los municipios de Maderuelo, Montejo de la Vega de la Serrezuela, y Valdevacas de Montejo.
¿Sabes qué es una «hoz» en términos geográficos? Se trata de un valle que suele ser estrecho y traza una curva pronunciada, muchas veces producto de la erosión del agua.
Durante unos 5 kilómetros el río Riaza, embalsado desde 1954 con la presa Linares del Arroyo, ha excavado un cañón de altas paredes que es realmente espectacular. Recuerda mucho, por cierto, a las Hoces del Duratón, también en la provincia de Segovia.
La flora está compuesta por bosques de ribera con chopos, fresnos y sauces, seguidos de bosques conformados de robles, encinas, sabinas, enebros y pinos a medida que se alejan del agua. Después, siempre subiendo hacia las rocas, los matorrales tapizan el suelo hasta el límite de la roca.
El otoño es una de las mejores épocas para visitar estos parajes. El amarillo de las hojas de los chopos y fresnos compite con el azul del cielo (si está despejado) y el verde del arbolado perenne.
“Y al animal que más quiero, es al buitre carroñero”
Pero aunque estemos ante un gran paisaje, los principales protagonistas son las aves. Y dentro de las aves, los reyes absolutos son los buitres leonados. Esta es, de hecho, una de las mayores colonias de cría de Europa.
Si tienes suerte, puede que también veas alimoches, halcones peregrinos, incluso águilas reales y búhos reales. Si tienes suerte…
Caminamos pues bajo la atenta mirada o vigilancia, según se mire, de los buitres leonados. Los hay a cientos. Vuelan con elegancia, a veces como obuses, otras como los grandes planeadores que son. Imposible no ir mirando hacia el cielo aun a riesgo de tropezar.
Sus buitreras están en las cornisas del cañón que transitamos.
Si caminas un rato en silencio, les oirás piar. Eso significa que están peleándose, ya que en general son bastante silenciosos.
Desde luego les puedes ver con toda claridad posarse en los riscos y volar en grandes grupos aprovechando las corrientes térmicas, muchas veces formando columnas. Suben, bajan, giran el cuello a un lado y al otro en busca de comida.
Se les ve mejor, más cerca, por la tarde. Por si quieres ir tomando nota.
¿Te acuerdas de la canción de Extremoduro? Bueno, al menos del estribillo “y al animal que más quiero es al buitre carroñero”. Pues no puedo evitar que me venga a la cabeza cuando pienso en los buitres 😅.
Ojo que me encantan. Me parece que son alucinantes. Verlos volar en el cielo con esa elegancia a pesar de su tamaño me deja siempre con la boca abierta. Cuando tuve la oportunidad de fotografiarlos muy de cerca en Extremadura mi fascinación subió un montón de puntos.
Te cuento algunas cosillas de ellos que quizá no sepas:
- El buitre leonado puede llegar a medir 2,5 metros y pesar entre 6 y 9 kilos. Es una rapaz inmensa.
- Y es un ave carroñera, sí, pero como tal siempre cumple con una labor sanitaria muy importante para el campo y la naturaleza. Limpiar los montes de cadáveres.
- La coloración y el perfil de sus plumas y pico es distinta según la edad que tengan, si bien solemos diferenciarlos de otras especies por sus colores marrones.
- Su cuello largo y sin plumas está perfectamente adaptado para “entrar” en los cadáveres y no dejar más que los huesos.
- En España habitan más del 80% de los buitres leonados de toda Europa, si bien es una especie que está presente en África, Norte de la India, Pakistán, Afganistán, Irán, Turquía, Arabia y norte de los Balcanes.
✍ Si quieres leer más sobre esta especie te aconsejo la web SEO/Birdlife.
Disfrutando de la Senda del Río en las Hoces del Río Riaza
Las choperas amarillean en otoño, la vegetación de la ribera del río Riaza se enmaraña en sus márgenes, y las plantas acuáticas limpian el agua. Una mirada que hay que ir alternando con los riscos de caliza de unos 100 metros de altura. En un cañón de entre 200 y 300 metros de anchura.
Parece una muralla hecha por la mano del hombre ¡hay hasta torreones! ¡Qué fuerza tiene el agua! 😮😮
En esas paredes hay, además, muchas cuevas y oquedades perfectas para ser la casita de los buitres. Y quién sabe si llegaron a ser morada para los hombres del Neolítico, ya que en la zona se han encontrado numerosos yacimientos de ese periodo.
Fíjate en las fisuras. Hay una en concreto que recorre en horizontal toda la base de las grandes rocas. Parece un camino olvidado, pero no es más que eso, una línea de corte que quién sabe si acabará siendo tan profunda que haga caer a esas torres. Dentro de unos cuantos millones de años, posiblemente.
En este paisaje se pueden apreciar muy bien los cambios de vegetación. De los pedregales con algún que otro matorral, a los bosques de suelo seco que vuelven a cambiar según te acercas al río.
El camino transcurre llaneando desde que cruzas el río. Poco a poco nos aproximamos al viaducto del tren. Es la línea Madrid-Irún y es espectacular. ¿Sigue en uso? Debe de ser una chulada ver pasar el tren, pero no tuvimos esa suerte.
Pasando bajo los pilares y arcos uno se siente tan pequeño en este mundo… Y de alguna forma es como una puerta, porque poco después el paisaje vuelve a cambiar.
Empezamos a atravesar bosquecillos de robles y encinas cuyos troncos están llenos de “barbas” o líquenes, señal de la pureza del aire. En muchos tramos llegan a formar una bóveda que protege del sol y completa la sensación de caminar por un bosque primigenio.
Ermita de San Martín del Casuar
Desde al menos 1 kilómetro antes de llegar, los restos de una espadaña donde habría un par de campanas, coronada con una cruz de piedra inclinada, sobresalen por encima de los árboles. La imagen es preciosa.
La ermita de San Martín del Casuar es una preciosa construcción que da fe (nunca mejor dicho) de la presencia de una comunidad monástica de los siglos XI y XII. Dependiente de San Pedro de Arlanza, hoy sólo se conservan estos restos de todo el asentamiento humano que se desarrolló a la vera del río.
El nombre del Casuar proviene de la villa de Covasuar, según reza el cartel informativo que hay delante de la misma.
La ermita fue nombrada Bien de Interés Cultural junto con el entorno que la rodea en el año 1997, pero su estado de conservación deja mucho que desear y queda muy lejos de otros ejemplos románicos de la península.
No me refiero sólo al rastro de la historia. Lo digo porque puedes ver graffitis ocupando buena parte de las paredes del interior del ábside. La firma de un gilipollas. Hoy en día las puertas tienen una reja con candado.
La villa de Casuar fue atacada y destruida en la Guerra de la Independencia (1808-1814). Las tropas francesas creían que aquí se escondía Juan Martín Díez El Empecinado, famoso guerrillero que les traía de cabeza. Lo destruyeron todo. Imagino que mataron a la mayoría de los habitantes de Casuar. Y la iglesia de los monjes benedictinos fue abandonada.
Con todo, aún se puede apreciar las ventanas con forma abocinada, algunos canecillos con tallas, y molduras decoradas.
Un pequeño desvío para la vuelta
Ya que estamos ¿por qué no seguir hasta la presa del embalse de Linares? Total, sólo en 1 kilómetro más… y otro tanto para retomar el camino y volver al parking.
No es que vayas a encontrarte con un paisaje diferente, pero te ofrece la posibilidad de alargar un poco más la ruta y ver el cañón desde uno de sus extremos.
Haz esta extensión según tus fuerzas y ganas de seguir andando. Si no, vuelve a subir a partir del puente de madera por el que cruzaste el río a la ida.
Descripción de la ruta Senda del Río
La Senda del Río comienza en el Parking de la Cantera de Maderuelo, que tiene una capacidad de 26 coches + 1 plaza de minusválido + plaza para 1 autobús. No es posible continuar con el coche a partir de este punto, y de hecho hay una barrera que lo impide.
Casi la mitad de la ruta transcurre por la carretera asfaltada que lleva a la presa, y que es utilizada por los operarios que se encargan de ella. Siguiendo el perfil de una de las paredes de las Hoces, las vistas son inmejorables desde el principio.
Cuando llegues al nivel del río, sólo tienes que cruzar un puente de madera y continuar por el camino que gira a la derecha para recorrer el otro lado del cañón hasta el viaducto y más allá.
Puedes parar cuando quieras, pero yo te aconsejo que sigas hasta la ermita. Ese es un buen sitio para tomar un tentempié o comer, según la hora que sea, mejor a la orilla del río.
Se vuelve por el mismo camino. Esto no tiene por qué ser aburrido, porque verás el paisaje desde el punto de vista que tenías a la espalda cuando hacías el camino de ida. Siempre hay diferencias, siempre puedes encontrar nuevos detalles.
Como puedes ver en las fotos, no es una ruta complicada. Ni siquiera hay una gran inclinación en el camino. El nivel técnico es cero y tu único enemigo, si no estás acostumbrado a andar, será la distancia. Nada insalvable si te tomas las cosas con tranquilidad.
Información práctica para ir al Parque Natural de las Hoces del Río Riaza
- Las Hoces del Río Riaza están en la provincia de Segovia, muy cerca del límite con Burgos.
- Para llegar a las Hoces del Río Riaza desde Madrid y en concreto al Parking de la Cantera de Maderuelo donde empieza la ruta que te he contado, debes ir por la A1 hasta el desvío de la BU-932. Son unas 2 horas de conducción.
- Otra opción que te hará ahorrar casi media hora es desviarte en Boceguillas para coger la carretera SG-V-9112 y dirigirte a Maderuelo pasando antes por Pajarejos, Campo de San Pedro y Fuentemizarra. Este es el camino que tomamos de vuelta, y la verdad es que fue muy cómodo.
Otras rutas que puedes hacer en el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza son las siguientes, aunque tendrás que mirar primero la ruta en coche para llegar a su comienzo:
- Senda de la Ermita del Casuar (PRC-SG7): parte del pueblo Valdevacas de Montejo y son 10,5 km. y baja a la ermita de forma más directa que la senda del río. Antes de bajar, eso sí, puedes ver las Hoces del Río Riaza desde arriba.
- Senda del Cerro “El Alto” (PRC-SG8): también parte de Valdevacas y es muy cortita, sólo 1,4 km (unos 30 minutos). La excusa son las espectaculares vistas de las sierras de alrededor.
- Senda la de las Tenadas de Valdevacas (PRC-SG9): son 4,5 km y te lleva entre sabinares, tierras de cultivo y tenadas, que son pequeñas cabañas para resgarduar al ganado. Una parada imprescindible es el Collado de Cabeza Grande.
- Senda Entre puentes (PRC-SG5): parte de un sitio cercano a Montejo de la Vega de Serrezuela. Desde el parking, a 1,5 km del pueblo, son 6 kilómetros de ruta. En este pueblo está, además, la Casa del Parque Hoces del Río Riaza, sitio de información turística del parque.
✍ Las Hoces del Río Riaza se pueden visitar libremente entre agosto y diciembre, pero no entre enero y julio porque es la época de cría de los buitres leonados. En esos meses se necesita un permiso que debes solicitar en la Casa del Parque hay en Montejo de la Vega de la Serrezuela (tfno. 921 532459).
❗ Debes saber además que se limitan las visitas a este entorno en grupos de:
- Máximo 10 personas entre enero y julio.
- Máximo 25 personas entre agosto y diciembre.
👉 Otros consejos a tener en cuenta:
- Consulta siempre la previsión meteorológica y ve preparado por si cambia el tiempo bruscamente.
- Si vas a hacer la ruta en solitario, informa a tu entorno, o déjalo dicho en la Caseta del Parque.
- Ten en cuenta que no hay cobertura móvil en buena parte de las Hoces, y tampoco hay ningún sitio donde comprar agua y comida.
- Lleva buen calzado y calcetines, así como tiritas por si acaso aparece alguna rozadura.
- Los bastones de marcha siempre son una buena ayuda, en especial si tienes algún tipo de lesión en las rodillas.
- Si tienes prismáticos no te los olvides en casa porque así podrás disfrutar mucho más de la visión de los buitres. Tanto cuando están volando, como cuando se posan en lo alto de las rocas.
Cuida el entorno, por favor. No dejes botellas o envoltorios, llévate el papelito con el que te limpias después de hacer tus necesidades y tira todo al contenedor apropiado cuando llegues a una población. No cuesta nada. El beneficio es para todos. Hago esta advertencia porque nosotros mismos recogimos algunos de estos desperdicios, incluyendo una botella de cristal.
No te voy a hablar del cambio climático, ya somos mayorcitos, así que te pregunto otra cosa ¿a ti te gusta ver el monte limpio o con basura? ¿te da igual? Si la respuesta es que te da igual o que no te importa encontrar basura, te pido que no vayas.
✍ Si terminas pronto, te sugiero que te pases por Maderuelo, un pueblo medieval precioso del que te hablo en otro post que puedes leer aquí. Además allí tienes varias opciones de alojamiento rural que puedes ver aquí (¡reserva con tiempo!) y un par de restaurantes donde tomar algo y comentar la jornada 😉.
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