El rumor de los pinos azotados por el viento del norte, frío y cristalino como el aire que respiras. El agua abriendo regueros por todas partes, con chorlitos de hielo en las zonas umbrías incluso en primavera. Los pájaros trinando y un entorno poco frecuentado por los humanos. Una inmersión sensorial en toda regla. Poco más se puede pedir en estos tiempos en los que escribo. Y tan cerca de una gran ciudad como es Madrid. El Parque Nacional de Guadarrama guarda un entorno precioso y este rincón es una buena muestra de ello ¿Te apuntas a hacer una ruta desde el Puerto de Navafría hacia la vertiente segoviana? 😊
Ruta en el Puerto de Navafría casi improvisada
Mis amigos y yo nos habíamos planteado pasar el día al aire libre, haciendo una ruta de senderismo pero sin tener claro el objetivo. No solemos hacerlo así, pero bueno, algunos ya conocían un poco el entorno y no teníamos grandes pretensiones. Yo había buscado posibilidades y ojeado la ruta del Pico de la Nieve pero tiene un nivel medio-alto y no todos estábamos en buena forma. Qué más da, se trataba de disfrutar y lo hicimos 😊
Nada más llegar al Puerto de Navafría entramos en Castilla y León. Sólo hay que andar unos pasos desde el parking del puerto y ya estás en Segovia. Cruzamos la frontera entre provincias y comunidades autónomas sin enterarnos. Qué cosa absurda esta de las fronteras, y qué vigencia tienen con la pandemia.
Enseguida cogemos el camino que sale a la izquierda junto a una casa de piedra. Es el Centro de Esquí Nórdico de Navafría. Ese día estaba cerrado a cal y canto porque ya no había nieve. Al lado, un panel con información de rutas, flora y fauna de la Sierra de Guadarrama.
El camino es una pista de esquí de fondo muy cómoda, ancha y bien marcada. Andamos junto a una valla hecha con palos de madera, un tanto maltrecha. Es una valla de las tradicionales, ya que hoy en día se hacen de un material más artificial. El camino tiene algunas cuestas pero no son pronunciadas, y lo mejor son las preciosas vistas que empezamos a disfrutar al cabo de unos minutos.
Lo que es alucinante es que casi no nos cruzamos con nadie. A nuestro alrededor sólo se oyen los pájaros, el agua que fluye entre la hierba y el rumor de nuestra propia conversación.
Y si algo me gusta, o me encanta más bien, son los altísimos pinos de Valsaín o pinos silvestres. Son realmente altos, impresionantes, de corteza naranja y con pocas hojas hasta la copa, sólo interrumpidos por algunos tejos y enormes acebos. Me acordé mucho de la ruta a la Cascada del Cancho Litero que hice unos meses antes. Claro, es la misma sierra.
Estamos a casi 1.800 metros de altura y se nota en el fresco del ambiente. Anoto en mi cabeza que en los días de verano, cuando el calor aprieta mucho en los valles, este debe de ser un sitio ideal. Aun así el camino no ofrece muchas sombras. Tampoco hay fuentes, salvo una (creo) en las cercanías del Puerto de Navafría.
Poco a poco nos internamos en los pinares de Guadarrama
Sobre la marcha decidimos intentar llegar al Chorro de Navafría, ya que vemos carteles que anuncian «El Chorro». Consultando el móvil de vez en cuando, pues nos vamos encontrando con algunos desvíos que nos hacen dudar, llegamos al refugio de Regajohondo. Para ello hemos dejado a la derecha el Altar de la Virgen de las Nieves que tiene un pequeño prado delante y caminamos por otra pista entre pinos. Vemos también que la actividad maderera sigue vigente, a juzgar por unas pilas de troncos.
En no más de medio kilómetro ya estamos junto al Arroyo del Chorro y paramos a descansar en un pequeño puente de madera. Reponemos fuerzas y contemplamos el agua correr. Qué paz, qué felicidad. El lugar es idílico, al menos sin gente, insisto.
El refugio de Regajohondo es uno de los siete refugios que hay en la zona. Todos están (o suelen estar) abiertos y son de uso libre por si alguien los necesita. Algunos son fácilmente distinguibles por su techo abovedado, otros tienen tejado a dos aguas. Imagino que los hacen así para que soporten la caída de la nieve y el agua. Si te interesa, en el blog El Guadarramista te cuentan cómo hacer la ruta integral de los 7 refugios.
A partir de ahí el camino va bajando en una pendiente algo pronunciada y no podemos evitar pensar que después habrá que subirla 😅. El Arroyo del Chorro se va hundiendo más y más entre los árboles, a nuestra izquierda. Y así hasta que llegamos al Mirador de las Cebadillas.
El Mirador de las Cebadillas o del Castillejo y una cascada oculta
Situado en una curva de la pista, ante nosotros se abre la sierra para dejar paso a un valle ancho con Navafría en el centro. La vista es espectacular y se ve más que enriquecida aún con la visión de un macizo rocoso que rompe la monotonía del pinar, a nuestra izquierda. Es la roca llamada el Castillejo, y no se me ocurre mejor nombre porque sí, es como la muralla de un castillo natural 😊. Precisamente en esas paredes, un poco más abajo, está el Chorro de Navafría, una cascada de 20 metros de altura que no se alcanza a ver desde este mirador.
Justo antes del mirador hay un sendero con un cartel que indica “el Chorro”. Decidimos bajar por ahí y lo primero que nos encontramos es otro pequeño mirador que está a un nivel un poco más bajo que el primero y más a la izquierda, pero tampoco vemos ninguna cascada. Ilusos de nosotros, sin mirar el mapa pensábamos que teníamos ahí al lado el famoso Chorro de Navafría, pero no.
Decidimos coger un camino que sale a la izquierda desde este segundo mirador y que nos lleva a cruzar el arroyo por un puente de madera nuevo. A partir de ahí sube otro camino por la ladera hacia una fuente, según el cartel indicador, pero nosotros llevábamos andados unos 7 kilómetros y no queríamos seguir alejándonos tanto. Sin embargo ¡oíamos una cascada con total claridad!
Decidimos explorar un poco en las cercanías, no fuera a ser que el famoso Chorro de Navafría estuviera allí al lado. Tiramos a la derecha y enseguida llegamos a una caída de agua sobre grandes piedras graníticas de unos 8 o 10 metros. Es El Chorro que indica el cartel, sin el apellido «de Navafría», porque no lo es. Señores ¡un poco más de variedad en los nombres no vendría nada mal! 😂. El sitio es precioso y además nos regala otra perspectiva de El Castillejo.
Por cierto, si no hubiéramos bajado con tanta prisa hacia el puentecito de madera, podríamos haber visto esta cascada desde la orilla de enfrente, según he comprobado en algunas fotos de internet al volver a casa, siendo un acceso más fácil. Anótalo, en caso de que quieras hacer esta excursión.
Decidimos comer en un pequeño claro junto al puente y volver, pero en vez de salir al camino principal por el que bajamos, nos quedamos en este lado del río, ya que parece haber un camino. Está un poco desdibujado, tiene mucha piedra y raíces, y está claro que será más difícil, pero también más divertido.
Mientras avanzamos sumergidos, ahora sí, en el bosque, nos sorprendemos con las piedras cubiertas de musgo y las evoluciones del arroyo. Está lleno de pequeños saltos de agua y pozas excavadas en la pura roca de la montaña, y no podemos dejar de pensar que es un sitio de cuento.
No obstante, al rato nos encontramos con que la senda desaparece, pero decidimos continuar porque parece que podemos abrirnos paso sin problema. Pasamos de largo un desvío que cruza el arroyo y más adelante llegamos a un salto de agua. Unas rocas grandes nos impiden el paso y tenemos que decidir: o nos damos la vuelta para cruzar por el paso que habíamos dejado atrás, o buscamos otra salida.
Mirando de nuevo el mapa en el móvil (previamente descargado porque hay muchas zonas sin cobertura y esta es una de ellas), descubro que hay una pista un poco más arriba. Para eso tenemos que ascender la pendiente entre los pinos, dando la espalda al arroyo. Son unos cuantos metros que nos dejan un poco exhaustos porque la cuesta es empinadísima, pero en cuanto llegamos arriba ya todo es coser y cantar. En realidad este es otro camino que sale del refugio de Regajohondo (¡vaya nombre!) y que viene dando muchas vueltas.
Datos de la ruta y cómo llegar al Puerto de Navafría
- Longitud: unos 14 km ida y vuelta.
- Mapa con el recorrido dibujado un poco a mano alzada. Como ves cuando hagas zoom en él, hay unas cuantas rutas o pistas en la zona, así que mira bien el mapa para no perderte. Eso sí, es fácil que te encuentres con grandes pendientes.
- Para llegar al Puerto de Navafría desde Madrid tienes que ir por la A-1 hasta la salida 69 y allí poner rumbo al pueblo de Lozoya. Desde Lozoya ya sólo te queda subir por la carretera estrecha y llena de curvas en dirección al Puerto. No tiene pérdida.
- El aparcamiento del Puerto de Navafría es pequeño y suele llenarse pronto, así que debes madrugar para poder aparcar.
- Antes de ir a la montaña consulta la previsión del tiempo y echa siempre algo de abrigo.
- No olvides llevar agua, algo de comer y buen calzado, a ser posible que te sujete los tobillos y tenga buena suela. Unas zapatillas de deporte no suelen servir.
- Recuerda que estás en la naturaleza y además en un Parque Nacional: debes dejar el sitio como estaba, así que llévate todos tus desperdicios.
¡Espero que te haya gustado la ruta! A nosotros nos encantó pasar el día en la Naturaleza y desde luego el Puerto de Navafría es un lugar al que pienso volver 🤗
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