Actualizado el 4 octubre, 2022
Te voy a llevar de la mano por las calles de Segovia. Una ciudad bien comunicada con Madrid. Con un gran tesoro que en sí mismo ya es una razón para visitarla: el acueducto romano. Pero no te engañes, Segovia tiene muchos más atractivos. Elegirla como escapada para huir de los humos de la capital, practicar la fotografía y buscar la belleza, fueron mis razones para pasar un día en Segovia ¿Cuáles serán las tuyas? 😊
Un día en Segovia está al alcance de todos los bolsillos
Pues sí, puedo empezar contándote que no hace falta un gran dispendio para pasar un bonito día en una de las ciudades históricas con más atractivo cerca de Madrid.
Cómo ir de Madrid a Segovia y viceversa
Para empezar, puedes ir a Segovia en transporte público. Te ahorrarás el coste del parking y ganarás muchas más cosas, como degustar sus vinos o tomarte unas cañas sin pensar en la vuelta. Ir a Segovia desde Madrid es fácil. Tienes autobuses con La Sepulvedana, que salen de la estación de Moncloa. Es la opción más recomendable en cuanto a rapidez y comodidad, si descontamos el AVE.
Sí, hay tren de alta velocidad entre Madrid y Segovia. Si andas lista, puedes conseguir una buena oferta y viajar cómodamente. Lo único a tener en cuenta es que la estación de Guimar está más alejada de la ciudad que la del tren de cercanías y tendrás que coger un autobús que te suba al centro. El billete del bus son 2€. El número 11 o el 12 te llevan al centro y la frecuencia es de 20 minutos aproximadamente.
Por último, está el tren de cercanías, cuya estación está cerca del centro. A unos 20 minutos andando desde el acueducto o 10 minutos en bus urbano. Yo opté por este medio para volver a Madrid (estación de Chamartín, lo mismo para el caso del AVE). Pero te hago una advertencia: va con retraso y es muy probable que al final del día te lo encuentres tan lleno que incluso te tocará ir de pie. Al menos en fin de semana. Cuando llegué a Madrid lo hice con la sensación de haber hecho un largo y cansado viaje.
Las diferencias en el servicio de trenes de este país son pasmosas, y en algunos casos vergonzosas, como en este caso.
Si no te convencen estas opciones, adelante, coge el coche. Hay un par de rutas, siendo la más directa la que va por la autopista. De pago, claro.
Comer en Segovia
Si estás atento a tu bolsillo y además quieres dedicar esta escapada de un día en Segovia a conocer sus encantos sin entretenerte en la mesa, estás de suerte. Hay muchos bares en el casco viejo y en especial alrededor de la Plaza Mayor.
Yo me decidí por entrar en el bar Las tres BBB, junto a la catedral. No lo conocía de nada, pero me dio buena espina. ¡Acerté! Un bocadillo de lomo y queso, tremendo tanto en tamaño como en sabor, y un refresco, me sirvieron para reponer fuerzas. Todo por 5€. También tiene zona de restaurante donde sirven, seguro, buenos platos.
Por supuesto si uno de tus objetivos es degustar la gastronomía segoviana, entonces dirígete a los restaurantes donde sirven cochinillo y cordero asado, que seguro que no te defraudan. El más famoso es el Mesón de Cándido, junto al acueducto, y sé de buena tinta que se come muy bien allí. Para asegurarte de que tienes mesa reserva antes, ¡que la fama tiene estas cosas!
Una buena opción para aprovechar bien el día o los días que pases en Segovia es apuntarte a una visita guiada que incluya el Alcázar o la Catedral. También puedes (lo tengo muy pendiente y un día lo voy a hacer) subirte a un globo y ver la ciudad desde lo alto. Puedes reservar estas y otras experiencias aquí.
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Un día en Segovia tiene que empezar y terminar en el Acueducto
Pues sí, te pongas como te pongas, el Acueducto es el mejor inicio y el mejor fin de esta escapada de un día en Segovia ¿Por qué contemplarlo sólo una vez, si pueden ser dos o más? Que lo hayas visto en fotos no significa nada. Que lo hayas visitado otras veces, tampoco.
El Acueducto de Segovia impresiona, siempre y en cada visita.
Sus enormes proporciones, la perfección de su construcción, lo ligero y recio que se ve, la textura que desprenden los bloques de granito con que está construido.
Hacerte consciente de que estás ante una obra de los antiguos romanos que desafía a la gravedad aumenta las sensaciones. Pero en sí mismo tiene un poder hipnótico brutal. Dan ganas de recorrerlo de punta a punta, aunque su longitud es de unos 16 kilómetros.
Te diré que la mayoría de gente se dirige al centro histórico directamente una vez visto el acueducto en su parte central. Yo te sugiero que no te olvides de subir la cuesta que lo recorre en dirección contraria. Arriba encontrarás una amplia curva y una buena perspectiva del mismo.
Un poco de historia
El Acueducto de Segovia se construyó en el siglo II después de Cristo. Hasta hace muy pocos años se pensaba que tenía unos 50 años más, pero recientes hallazgos en sus cimientos -restos de cerámica y una moneda acuñada posteriormente-, han permitido situar mejor su fecha.
Ahora sabemos que es una obra de los tiempos en que Hispania vivía un momento dulce, económicamente hablando. Era una tierra próspera que aprovechó para enriquecerse culturalmente y mejorar su bienestar con grandes obras de ingeniería como esta.
No se sabe a ciencia cierta, pero parece que Trajano inició esta obra y el emperador Adriano la concluyó.
Adriano… el mismo que construyó el muro de Britania que marcaba los límites del Imperio Romano. El emperador romano más viajero, dicen por ahí. Con fuertes lazos en Grecia, pero también en Hispania. Sólo gobernó 21 años pero parece que fueron muchos más si atendemos a lo que le dio tiempo a hacer.
Adriano viajó a todas y cada una de las provincias del Imperio Romano de aquella época. Se ocupó tanto de la disciplina militar como de las artes. Hubo paz durante su reinado, pero también se le acusa de haberse cargado a cuatro senadores y algunas otras intrigas que levantaban la indignación de los ciudadanos romanos. Acabó muriendo por una enfermedad, y se intentó evitar que se le deificara como a sus antecesores, enterrándole de tapadillo fuera de Roma. Su sucesor Antonio Pío consiguió que, al final, Roma rindiera los honores pertinentes a Adriano.
Vamos con otra cuestión: ¿qué es un acueducto?
Estas estructuras tan complejas no son más que una canalización a través de la cual conseguir traer agua para el abastecimiento de las ciudades. Así podían beber, cocinar, lavar, y muchísimas otras cosas. Sin el agua no somos nada.
Los acueductos tenían que salvar las irregularidades del terreno. El canal que lleva el agua, en su parte superior, a cielo abierto, no debe encontrarse con inclinaciones «cuesta arriba» porque entonces no puede circular. Obvio ¿no? De ahí que en algunos sitios se eleven tanto. En Segovia, pero también en Mérida, tenemos buenos ejemplos.
El Acueducto de Segovia en cifras
Te decía que su longitud es de casi 16 kilómetros. En realidad estoy contando con todo el trayecto que recorre desde la Sierra de Guadarrama, su fuente nunca mejor dicho hasta Segovia. En la ciudad son unos 800 metros de obra.
La parte más alta llega a elevarse casi 30 metros sobre el suelo. Esta es la que vas a ver primero, probablemente, y con más claridad. En el mismo centro de la ciudad. De lujo.
120 pilares sostienen 167 arcos. Todo ello en piedra de granito de la misma sierra, y sin un gramo de argamasa que ayude a unir esas moles que hoy lucen muy desgastadas por el tiempo y la polución. Todo un desafío que esconde un perfecto estudio de las fuerzas de empuje.
En algún momento hay que lograr separarse del acueducto y empezar a recorrer las calles de Segovia… ¡vamos!
La oficina de información turística de Segovia está en la Plaza del Azoguejo, junto al acueducto. Una buena idea es entrar y pedirles un plano, además de aprovechar para preguntar lo que se te ocurra.
A partir de ahí, coge la calle Cervantes, que te lleva directa, con sus curvas, a la Plaza Mayor. Por el camino te encontrarás con la Casa de los Picos y un poco más adelante, a la izquierda, con el Palacio de Cascales, de los condes de Alpuente y su bonita fachada.
Al seguir subiendo, enseguida verás la Plaza de Medina del Campo y la plazuela de San Martín anexa. Este es uno de los puntos más bonitos de la vieja Segovia, desde mi punto de vista.
Ahí la iglesia de San Martín se alza con sus soportales y aire románico. De hecho se construyó en el siglo XII. Si está abierta, no dejes de entrar. Es pequeña pero bonita. De todas formas no soy objetiva porque unos amigos se casaron allí hace unos años y la recuerdo con mucho cariño. Junto a dicha iglesia está la Cárcel Medieval de Segovia.
Sigues andando y llegas a una encrucijada en la Plaza Corpus
En esta plazuela encontrarás buenos ejemplos de fachadas esgrafiadas de Segovia, es decir, decoración de dibujos mudéjares con motivos florales o geométricos. Muy bonitos.
Y como he dicho, aquí hay una encrucijada, por tanto hay que tomar una decisión: ¿sigues hacia la Plaza Mayor, o continúas por la izquierda y te adentras en la Judería de Segovia? Yo es lo que hice, curiosa porque no conocía esa parte de la ciudad de mis anteriores visitas.
La Judería de Segovia
En un recodo me encontré con el cartel de la Iglesia Corpus Cristi, antigua Sinagoga Mayor de la ciudad. Decidí entrar, siendo el precio del ticket de 1€.
La mezcla de dos de las religiones más importantes del mundo se ve a simple vista. Grandes arcos de herradura perfectamente encalados, capiteles muy bonitos y un techo artesonado que se tuvo que rehacer tras el gran incendio de 1899, conviven con imágenes barrocas cristianas.
No obstante, te diré que me gusta mucho más la Iglesia de Santa María la Blanca de Toledo, que guarda algunos aspectos en común.
Después te puedes dedicar a andar por las calles estrechas de la judería. Enseguida verás una calle ligeramente inclinada que lleva a una antigua puerta. Se trata de la Puerta del Sol, y al cruzarla podrás contemplar las murallas de la judería y unas buenas vistas del río.
Volviendo a entrar en la ciudad, por la misma puerta si quieres, y continuando hacia la izquierda, enseguida llegas a la parte de atrás de la Catedral. Un callejón te guía hacia la Plaza Mayor, y por el camino las gárgolas del gran templo te miran desde las alturas. Son magníficas. En ese tramo cuidado con el tráfico rodado, es difícil no mirar hacia arriba, pero hazlo desde la acera ;)
La Catedral es otro imprescindible de esta excursión de un día en Segovia
La Catedral de Segovia me sorprendió muchísimo. No me esperaba que fuera tan bonita, la verdad ¿Estoy muy despistada o no tiene la fama que se merece? El exterior es llamativo, pero el interior sí que te deja uf!
La entrada general a la catedral de Segovia cuesta 3€ entre los 10 y los 65 años de edad, y 2,5€ para los jubilados. Los domingos por la mañana, entre las 9.00 y las 11.00 en primavera-verano y las 9.30 a 11.30 en invierno, se puede entrar gratuitamente.
La catedral de Segovia es la última catedral gótica de España, finalizada en el siglo XVIII. Tardaron dos siglos en construirla, y por eso también hay una buena mezcla de distintos estilos. Retablos barrocos, neoclásicos, una gran nave despejada como me gustan a mí, y un claustro bien hermoso.
Entre sus hitos históricos, hay uno que destaca por encima de los demás. Un acontecimiento que afectó a toda la ciudad.
El jueves 18 de septiembre de 1614 una tormenta eléctrica, debió de ser tremenda, provocó un incendio en el antiguo chapitel de madera que coronaba la torre. Hasta entonces decían que esta era la torre más alta, más que la de Sevilla, y más ancha que la de Toledo. El tremendo incendio derritió el plomo que revestía el chapitel, y aunque todos los vecinos acudieron a sofocarlo, no fue suficiente. La lluvia llegó unas horas más tarde y con ella se inundó la Catedral. Un día para olvidar. No fue el primer ni el último rayo que impactó en la torre, pero las sucesivas construcciones fueron más seguras.
Visita guiada a la torre de la Catedral de Segovia
Hoy se puede subir a la torre de la catedral. Para ello hay que pagar 7€, porque es visita guiada y porque incluye la entrada al templo. Cuando entré y vi que había esa posibilidad, lo tuve claro. ¡Lo que me gustan a mí unas buenas vistas desde las alturas!
Para visitar la torre de la catedral de Segovia hay varios pases, recién ampliados para 2018, pero mejor consulta su página web si lees esto más tarde:
- Del 1 de Noviembre al 31 de Marzo: 10.30, 12.30, 13.30 y 16.30 h.
- Del 1 de Abril al 31 de Octubre: 10.30, 12.00, 13.30, 16.30, 18.00 y 19.00 h. Seguro que ver el atardecer desde allí arriba merece la pena :)
Además, puedes visitar la catedral a la hora que más te convenga y volver después para subir a la torre en uno de los pases que hay. Más cómodo imposible ¿no?
Ahí se acaba la comodidad, porque tienes que saber que hay que subir andando 190 escalones. Además, la escalera tiene forma de caracol y es muy estrecha. No obstante, se hacen tres paradas donde el guía te explica los detalles de su historia así que no es tan dramático como puedas pensar.
También tienes que tener en cuenta que la visita dura entre 1 hora y 1 hora y cuarto.
Eso sí, las vistas desde la última parada, allí donde están las campanas, son buenísimas. Toda la ciudad de Segovia se extiende a tus pies como si se tratara de una maqueta, de un juguete.
El oficio de campanero
Lo que más me gustó de las explicaciones fue la parte dedicada al campanero. Este señor tenía unas dependencias en la parte alta de la torre, cerca del objeto de su trabajo.
Imagínate, tenía que estar siempre presto a dar todo tipo de noticias, anunciar las horas (todas las del día), las misas, y las alarmas que pudieran surgir. Desde la «sala del reloj» (nombre totalmente apropiado, porque las campanas eran el reloj de la ciudad), manejaba las campanas mediante cuerdas.
La diferencia con cualquier servicio de emergencias actual es que no había turnos. Era un señor, y ya. Podía tener familia, eso sí, pero debían de vivir allí arriba. Cada trajín diario requería hacer buena parte de ese camino tortuoso por los peldaños. Ir a comprar el pan, llevar la ropa a lavar, etc. Hablamos de la mujer y los hijos, porque él poco o nada se debía mover de allí.
Un oficio que perdió su sentido cuando llegó la tecnología. Como tantos otros…
No se acaban los atractivos, vamos al Alcázar de Segovia!
Desde la Catedral, la calle Marqués del Arco te lleva, todo seguidito, hasta otro punto crucial de la ciudad de Segovia: el Alcázar. El Alcázar de Segovia es un castillo-palacio que sirvió de inspiración a Disney, nada más y nada menos.
Tenía ganas de conocerlo, de verlo de cerca. Pero en el soleado sábado de Octubre que había elegido para esta excursión me encontré con una cola enorme para comprar los tickets y visitar su interior. Me entró una pereza terrible, así que decidí obviarlo.
A cambio, me fui por un caminito que corre pegado a las murallas. La idea es ver el Alcázar desde la distancia, recortándose en el horizonte. El Mirador de la Pradera de San Marcos es «ése» lugar. Lástima que tuviera el sol justo encima. Nota mental: la próxima vez voy a primera hora de la mañana para tener el sol detrás iluminando el alcázar.
Volví por el paseo que atraviesa la zona ajardinada que hay debajo de las murallas, junto al río Eresma. Es realmente agradable.
Guiándome un poco por la lógica, en un momento dado decidí subir al centro. Pasé por la plaza e iglesia de la Santísima Trinidad, la preciosa iglesia de San Esteban, y la Casa de Antonio Machado. Lo malo es que si no atiendes a los horarios y trazas un plan para combinarlos de la mejor manera posible, te los encuentras cerrados. Otra vez será.
Ya sólo me quedaba disfrutar de nuevo de la Plaza Mayor y dar unas vueltas más, volviendo a bajar hacia el precioso Acueducto.
… Y emprender la vuelta a Madrid en el odioso tren de cercanías ¿Te animas a pasar un día en Segovia? ¡Estoy deseando volver!
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Me ha encantado. Estuvimos hace muchos años en viaje familiar y es un sitio al que tengo muchas ganas de volver. Quiero ver de nuevo el acueducto y recorrer el paseo bajo las murallas.
Se lo paso a mi hermana que va este fin de semana 😉
Un abrazo guapa.
Uoh! La verá con nieve, de cuento!! 😍 Pues si, vuelve que te va a encantar! Gracias guapa!