¿Alguna vez te has preguntado por qué saltan los delfines? Yo la verdad es que no. Siempre me dejé llevar por esa idea de que se ponen “juguetones” cuando nadan al lado de los barcos. La salida de avistamiento de delfines y otros cetáceos que hice en La Palma me reveló la respuesta. Y aquí te la traigo, entre otras curiosidades 🤗
Planifica tu Excursión de Avistamiento de Delfines en La Palma
La publicidad de actividades como el avistamiento de delfines y ballenas siempre es optimista, y a la vez se guardan de prometer lo imposible: no te pueden garantizar nada.
Es lógico en todos los aspectos y lo entiendo, así que después de un par de intentos en viajes anteriores, volví a embarcarme tratando de aguantar mi ilusión por ver a estos preciosos cetáceos.
Te hago el gran spoiler: vimos muchos delfines. Tantos, que me emocioné. Pura gozada. Y no es que ese día tuviéramos mucha suerte. De hecho fue “normalito”. Pero en las aguas de La Palma es muy probable conseguir este éxito.

¿Dónde reservar el tour?
Cuando yo hice este avistamiento de delfines, no había más que un par de empresas que lo hacían desde el puerto de Tazacorte. Ignoro si ahora hay más, pero sí te puedo hablar de la que yo elegí: Ocean Explorer. Enseguida te cuento mis razones, pero desde ya te digo que la experiencia no sólo es buena, si no también responsable con el medio ambiente.
Entre las dos embarcaciones que tiene esta empresa, nosotros optamos por la del barco Flipper, que es un “safari” para ver delfines, ballenas, y lo que surja.

Compromiso medioambiental: Regulación de Canarias
El año anterior hice una salida para ver delfines en Lanzarote. También era el mes de agosto, y aunque parece ser que no es la mejor época, yo no quería dejar de intentarlo.
Elegí una excursión al atardecer por aquello de aprovechar mejor la luz bonita de esos momentos del día y para allá que me fui.
Resultado: se me hizo largo y no me gustó por una serie de detalles, como que iba extremadamente rápido. Esto de que un barco vaya muy rápido puede sonar divertido, pero no hay que olvidar que es muy agresivo para el medio ambiente.
Con estos antecedentes, antes de reservar un avistamiento de delfines en La Palma me ocupé de leer bien las garantías de responsabilidad con el medio ambiente de las distintas empresas que la ofertan.
Aquí, eso sí, no había posibilidad de hacerlo al atardecer. Sólo a las 11 de la mañana y a las 15 horas. Mis padres y yo decidimos ir por la mañana, siendo una excursión de unas 3 horas de duración.
En los barcos de Ocean Explorer llevan a bordo biólogos marinos que te explican lo que ves y todo lo que quieras preguntarles.
Durante la travesía nos contaron que el éxito de sus avistamientos se basa en poner mucha atención en la superficie del mar.
No hay trucos. No utilizan el sónar, que está prohibido por ley porque emite ondas de sonido que molestan mucho a los cetáceos. Y una vez que se acercan a un grupo de delfines, siguen estas normas:
Además, Ocean Explorer informa claramente sobre su compromiso con el desarrollo de los avistamientos responsables, cuentan con el certificado de “Bandera Azul” para sus embarcaciones, y se ciñen a la regulación de observación de cetáceos con fines turísticos del Real Decreto 1727/2007.
Esto puede parece un «publireportaje» de esta empresa, pero te aseguro que no tengo ninguna colaboración con ellos.


Por qué saltan los delfines: la respuesta científica
Cuando te encuentras con un grupo de delfines, seguramente veas que nadan perfectamente sincronizados, y muchas veces en parejas.
Entre sus idas y venidas, a veces saltan fuera del agua en lo que parecen piruetas alegres, pero las biólogas del barco nos sacan de nuestro error y nos explican las teorías de los científicos.
Sea como sea, es muy emocionante ver tantos a tu alrededor, su actividad vertiginosa, su expresión facial que es como una sonrisa permanente, la piel que parece tan lisa y suave, y sus siluetas bajo el agua. Y escuchar los sonidos que hacen para comunicarse entre sí 🥰



Mi experiencia, especies de Cetáceos en La Palma y consejos de fotografía
A la hora convenida nos subimos al barco en el puerto de Tazacorte y elegimos sitio bajo el toldo. El sol pega bien en La Palma.
No llevábamos mucho rato en mar abierto, contemplando la isla con cascada de nubes (efecto Föehn) en el horizonte, cuando nos avisan ¡Hay delfines!

Enseguida los vemos a nuestro alrededor, volviéndonos locos porque van rapidísimo. Por aquí un par de aletas, por allí un salto, chapuzones, zig zags, emergiendo y sumergiéndose. A veces parece que se tropiezan con las pardelas que revolotean sobre ellos.
Las Pardelas: El «Semáforo» que te indica dónde comer
Las pardelas son una especie de gaviota que anida en las abruptas costas de La Palma. Salen a pescar todos los días para ellas y sus crías. Y son una buena forma de localizar delfines en el mar.
¿Por qué sirven para saber si hay delfines? Cuando veas a un grupo de gaviotas y otras aves tirándose revolucionadas sobre la superficie del agua, es que han encontrado un banco de peces. Y si en la zona hay delfines, probablemente también estén ahí para hacer lo mismo: comer.


Delfines moteados
El primer grupo que vimos eran delfines moteados, y muchos eran jóvenes porque las “motas” de su piel estaban poco definidas, además de ser más pequeños.
Los delfines moteados (Stenella frontalis) se mueven más y mejor lejos de la costa. Son reconocibles por las motas blancas que cubren su lomo, y negras sobre el vientre claro.
Las crías y los jóvenes aún no las tienen muy definidas, mientras que en los más ancianos son muy visibles.
Dicen que es una especie muy social y que necesitan bastante oxígeno para respirar, lo que les obliga a salir a la superficie más veces que otros.
Su diámetro alcanza sólo 2 metros y, aunque son muy robustos, su pico largo y fino les hace parecer más estilizados.

¡Segundo grupo de delfines a la vista! Delfines mulares
En un momento dado, el capitán y las biólogas avisan que nos vamos. Como ya te he contado, no podemos estar más de 30 minutos junto a una manada para no perturbarles demasiado.
Despacio, los dejamos atrás y nos acercamos más a la isla. Yo me había subido al piso superior del barco poco antes para poder ver a los delfines desde arriba, y escuché al capitán y las biólogas avisándose entre sí de que había otro grupo de delfines más allá. Por supuesto había un gran grupo de pardelas haciendo de semáforo.
Un inciso: la vista desde la parte de arriba de este barco es espectacular. No sé si me gustaba más ver a los delfines nadando bajo la superficie del agua, a pocos centímetros de la barandilla, o verlos desde arriba.


En esta ocasión se trataba de una manada de delfines mulares. Mucho más grandes que los moteados, y más oscuros, igualmente activos y diría que más saltarines aún. Fue alucinante.
Me pareció que era una manada mucho más grande que la anterior, pero quizá fue una ilusión óptica por su tamaño. Disfrutamos tanto los niños como los adultos que no estábamos mareados, porque fue muy espectacular.
Los delfines mulares (Tursiops trucantus) suelen vivir más cerca de las costas, en especial de las islas, y su presencia es mucho más común en los mares.
Cuando nacen, ya miden 1 metro, pero pueden llegar a los casi 4 metros de longitud. Su peso puede superar los 600 kilos y tienen unos 100 dientes en cada uno de los maxilares.



Después de otros 20 o 30 minutos observando a los delfines mulares, llegaba la hora de decirles adiós y acercarnos a la costa. Me dio penita.
Consejos para fotografiar delfines en acción
Si llevas una cámara pequeña, puedes disparar en automático, pero al no controlar tú los parámetros, puede que te salgan movidas. Si llevas una cámara réflex, te aconsejo que dispares en Manual y utilices estos valores.


Ya sólo te queda disfrutar de los delfines en La Palma y, quién sabe, de las ballenas, tortugas… todo es cuestión de tener un poquito de suerte. Por ejemplo, sé que al día siguiente unos conocidos hicieron esta misma excursión y avistaron una ballena ¡Me hubiera encantado verla!

Complementos de la excursión
Porís de Candelaria y Cueva Bonita vistos desde el mar
En estas excursiones siempre se incluye un paseo frente a la costa, entre Porís de Candelaria y Tazacorte, que es el punto de salida y retorno.
Porís de Candelaria es un lugar peculiar y único en la isla de La Palma.
Se trata de un pequeño asentamiento de casitas blancas con puertas y ventanas pintadas de azul, encajadas perfectamente en las cuevas de los acantilados de la costa oeste de La Palma.


Llegar por mar es sencillo, otra cosa es por tierra. Últimamente se ha popularizado mucho, y al menos en verano va mucha gente, pero viendo el camino que hay para bajar (y el mini parking donde dejar el coche, en medio de una cuesta empinadísima), nosotros decidimos no intentarlo.
Me hubiera encantado ver un atardecer en Porís de Candelaria, desde tierra quiero decir, y también fotografiar la vía láctea desde allí, pero no pudo ser y realmente no me apetecía jugarme las rodillas por llegar 🤷♀️
Tras esta vista, continuamos rumbo a Tazacorte junto a la costa. Admirando los acantilados de lava, de vez en cuando vemos una casita encajada en la lava y nos quedamos pensando en qué se le pasa a uno por la cabeza para establecerse en un lugar tan inaccesible, con tan poco espacio vital a su alrededor.
Desde luego tienes el horizonte del mar para ti, pero apenas unos metros de tierra a tu alrededor.

Enseguida llegamos a la Cueva Bonita. Esta cueva tiene varias entradas, todas desde el mar, y allí el agua es de un color azul turquesa profundo maravilloso. El barco se acercó con calma y entró por la galería más amplia. Fue precioso.


Dónde comer: un buen broche en el puerto de Tazacorte
Ya eran más de las dos de la tarde cuando desembarcamos. Mi padre se había mareado bastante entre el vaivén del barco y mirar por el visor para hacer fotos a los delfines. El pobre se puso bastante malo.
Total, que lo primero que hicimos fue sentarnos en un bar que hay junto al muelle para que se tomase una infusión. Mientras, yo me dediqué a buscar un sitio para comer por allí, y enseguida encontré el Bar Restaurante Varadero.
No puedo dejar de recomendar este restaurante que está en el mismo puerto. No tienen página web, pero puedes encontrar su teléfono en los buscadores de internet.
De apariencia humilde, con comensales tanto locales como turistas, su oferta es totalmente marinera y tradicional.
La terraza es modesta, pero merece la pena esperar un ratito, como hicimos nosotros, para comerte un buen plato de quisquillas o camarones, otro de calamares a la romana, una sopa de pescado… y de postre un buen barraquito completo. Su oferta es mucho más amplia.



A todo esto ¿Te ha quedado claro por qué saltan los delfines? No, no es porque les guste jugar o exhibirse ante los humanos, sino por pura necesidad 😉
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