Metsovo es un pueblo de montaña del norte de Grecia. Totalmente desconocido para mí hasta que, buscando qué podía haber de interesante entre Meteora y la Costa Jónica, me fijé en él. Hoy te cuento por qué te recomiendo visitarlo si te decides a hacer una ruta similar.
Entre las muchas vueltas que dimos al mapa para dibujar nuestra propia ruta en Grecia continental, decidimos descartar ir directos entre Meteora y Delfos. Entre otras cosas porque ese camino lleva tres horas, después sobra mucho día por delante, pero no el suficiente como para visitar las ruinas sin prisa. Al menos con los horarios de invierno.
Una buena alternativa era seguir camino desde Meteora por el norte de Grecia, hasta llegar a la Costa Jónica y bajar por la misma. Esa costa tiene fama de gran belleza, y a nada que busques fotos lo entenderás.
Bien, pero ¿Habría algo interesante por el camino? Primero busqué en google maps y entre otros lugares, saltó a la palestra Metsovo. Después me lo encontré en la vieja guía de Grecia que me habían prestado mis padres. Sí, soy un poco de la vieja escuela. Por muchas pestañas que abras en internet, el manejo del papel me gusta más para estas cosas 😊.
Tras leer un poco sobre Metsovo, decidimos que sería un buen sitio para parar. Yendo por la autopista desde Kalambaka se trata de un viaje de sólo una hora y cuarto en coche, así que ni tan mal. Perfecto para estirar las piernas antes de seguir, y para tomar un café a media mañana.
Metsovo, la aldea de los pastores valacos del norte de Grecia
En dicha guía, que por cierto es una de esas “visuales” que no me dan mucha confianza pero que, una vez me acostumbro a ellas, resultan bastante prácticas, Metsovo se describe como una ciudad del norte de Grecia que en origen fue comunidad de pastores valacos. Uno de los muchos pueblos de los Balcanes de los que no se conocen bien sus orígenes.
Se sabe que eran pastores trashumantes y que su lengua no tiene forma escrita. Hablan un dialecto del rumano. Los que mantienen el pastoreo (pocos) pasan el verano en las montañas, y el invierno en la llanura de Tesalia.
Esto de los «valacos» me recordó a la historia del origen de los gitanos más pobres de Bulgaria que conocí en Sliven. Te lo conté aquí.
Metsovo está a 1.150 metros de altura. El aire fresco se cuela entre nuestras ropas nada más bajar del coche, pero brilla el sol.
Estamos en la región del Epiro, en los montes Pindo, una cadena montañosa del norte de Grecia, y junto al paso de Katara. La carretera nacional E92 lo cruza, cerca de la autopista A2.
Aunque empezó siendo una aldea de pastores, recibió privilegios en el pago de impuestos a cambio del control de dicho paso en tiempos de los Otomanos (siglo XV a XVIII) y se convirtió en un centro comercial muy importante del norte de Grecia. Los mercaderes invirtieron en la ciudad.
En la Wikipedia Metsovo es descrito como el mayor centro de cultura aromún o arumana de Grecia. Los aromunes son un pueblo latino que vive en los Balcanes Meridionales. Precisamente en esta región de Grecia, y también en Albania centro-meridional y Macedonia del Norte. Con razón me traía recuerdos del viaje a Albania cuando paseé por sus calles, sobre todo de la ciudad de Gjirokaster.
A pesar de este brillante pasado, es cierto que Metsovo y la autonomía que había alcanzado cayó en desgracia con el régimen autoritario de Alí Pachá.
En 1854 hubo una revuelta en el Epiro y las tropas otomanas destruyeron Metsovo para reprimirlo.
Hacia 1912 consiguió independizarse y fue entonces cuando algunos benefactores lo levantaron de nuevo. Entre ellos, el barón Tositsa y el político y escritor Averoff. Justo los nombres de los dos museos que tiene la ciudad.
En invierno las nieves se adueñan del lugar, pero precisamente por eso hay dos estaciones de esquí muy cerca de Metsovo. De ahí que cuente con alojamientos y restaurantes para el turismo.
Qué ver en Metsovo
Antes de continuar, te diré que estuvimos en Metsovo una hora y media aproximadamente, incluyendo unos 15 minutos de café en una terraza. No nos entretuvimos más porque queríamos llegar al mediodía a la costa, pero me fui con la sensación de haber hecho una visita muy parcial.
En la parte más antigua, a partir de la Plaza Mayor (podríamos llamarla así, aunque en internet aparece como “Metsovo Square”), el suelo empedrado y las escaleras van dando paso a casas de piedra y madera. Muchas con su leñera junto a la puerta. Algunas con balcones de estilo otomano como los de las ciudades históricas de Albania.
Metsovo es un pueblo de casas con tejados a cuatro aguas, muchos de pizarra, otros de tejas rojas. Parece trepar por la ladera empinada del monte cubierto de bosque, y por supuesto tiene una buena dosis de cuestas. Desde la misma plaza, que cuenta con un parque un poco alzado, se obtienen unas buenas vistas.
En dicho parque y a su alrededor algunas estatuas de bronce y algún cartel informa de que en la zona sigue habiendo osos. Me da que los Montes Pindo tienen bastante contenido para pasar algunos días por allí, en especial si te gusta el trekking. De hecho el Parque Nacional de los Montes Pindo está muy cerca y contiene grandes paisajes, cañones naturales, espesos bosques y fauna autóctona.
Pero voy a seguir con Metsovo, que me lío. En un lado de la plaza hay un nutrido grupo de tiendas de artesanía y souvenirs en lo que parecen casas antiguas.
Los artesanos de Metsovo siguen siendo famosos. La fabricación de los cayados de pastor es una de sus señas de identidad. También la de los kilim o tapices con los mismos diseños geométricos que en otros países de los Balcanes, así como los bordados y la elaboración de quesos y vino.
Más o menos detrás de ese mercadillo hay un recinto que parece un parque con una valla. Dentro de él, al fondo si lo miras desde la plaza, está la Iglesia de San Paraskevi, del siglo XV. Los otomanos permitían construir iglesias, sí, pero prohibían que fueran más altas que las mezquitas.
La calle Averof sube junto a dicha iglesia y se va curvando hacia la izquierda. Es la que conduce a las calles más antiguas de Metsovo, así que es la que tomamos.
Subiendo escaleras y pasando junto a callejones estrechos damos con el Museo del Folklore o de Artesanía Popular. Se trata de una casa que perteneció a la familia Tositkas, buen ejemplo de comerciantes de la época. Se puede visitar, pero tiene que ser de manera guiada y supone media hora, puede que más. Por lo que he leído es como las casas museo de Gjirokaster, en la vecina Albania, así que decidimos no entrar y seguir paseando. Hacía tan buen día…
👉 Un pequeño apunte: no sé si te has dado cuenta de que primero escribí barón Tositsa y luego familia Tositkas, así como escritor Averoff y calle Averof. No me he equivocado, pero en Grecia esto pasa mucho. Imagino que tiene que ver con la traducción de su alfabeto al nuestro. Pero también puede ser que los nombres hayan evolucionado con el paso de los siglos, como ocurre en nuestro idioma. Algo que siempre me ha fascinado 🥰
📍 El Museo del Folklore de Metsovo o Archontiko Tositkas abre de 10 a 16h todos los días excepto los Jueves. La entrada cuesta 5€ en temporada baja, no sé si será más cara en temporada alta. Las visitas se hacen cada media hora, pero mientras esperas puedes ver un vídeo sobre la vida y obra de Tositkas y Averoff, los dos personajes ilustres de la ciudad. Te recomiendo su página web donde puedes ver algunas fotografías e interaccionar en ellas.
Decidimos dar otro giro y bajar hacia un punto señalado como “mirador” en el mapa. Resulta ser un parque con enormes castaños y una pequeña ermita. Detrás de ella te puedes asomar a los Montes Pindo y a los tejados de Metsovo que quedan por debajo y a un lado del parque. El lugar es precioso, y allí estamos un ratito hasta que decidimos volver a la plaza.
📍 El otro lugar “famoso” que ver en Metsovo está junto a la plaza. Se trata del Museo Averoff.
Evángelos Averoff fue un escritor y político que murió en 1990 a la edad de 80 años. Gran benefactor de la ciudad, además de tener una calle con su nombre (la que utilizamos para llegar al Museo del Folklore), a lo largo de su vida reunió una colección de más de 200 pinturas y esculturas. Su intención era crear un museo de arte griego en Metsovo, y al final digamos que lo consiguió. Tampoco nos decidimos a entrar, pero si te interesa o vas a pasar más tiempo en Metsovo, aquí tienes el dato.
Un pueblo que conserva sus tradiciones
Un detalle encantador de Metsovo es que es muy fácil cruzarse con mujeres mayores que visten con el traje típico. Es de colores oscuros, incluye un delantal negro con algunas flores bordadas y pañuelo en la cabeza. Algunas llevan el pelo recogido en dos largas trenzas a la espalda. Resulta extraño y un poco emocionante verlas andar en las calles del siglo XXI, pero ahí están.
Los hombres mayores van a todas partes con su cayado de pastor, cuyo pomo suele lucir una forma curvada que recuerda a una cabeza de cisne. También es fácil verles sentados al sol, si es un día despejado, en dicha plaza.
Primero llega uno, luego otro. Forman pequeños corrillos según la disposición de los bancos. Conversan con tranquilidad, otras veces se quedan callados mirando al tendido. A los coches que vienen y van. A los escasos visitantes de un día laboral del mes de noviembre.
🏨 Te puede interesar alojarte en Metsovo para profundizar tanto en la ciudad como en su gran entorno natural o, si te gusta el esquí, ir a probar sus pistas! Aquí puedes ver su oferta hotelera.
Ya sólo por esto, y por dar una vuelta por sus calles tranquilas con el sol de noviembre acariciando mi rostro, me pareció que merecía la pena parar en Metsovo. Un punto del norte de Grecia hasta entonces desconocido para mí ¿y para ti?
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