La Península del Peloponeso está repleta de lugares conocidos y muy poco conocidos para mucha gente. Buscando, puedes encontrar lugares impresionantes, y uno de ellos es la Garganta de Louisos o Lusios donde el paisaje se enriquece con pueblos y monasterios preciosos. Te invito a conocer este rincón del Peloponeso, y añadirlo a tus planes 😊
¿Qué es y dónde está la Garganta de Louisos?
La Garganta de Louisos está casi en el centro de la Península del Peloponeso, en la mítica región de Arcadia. Se trata de un gigantesco cañón labrado por el río Louisos o Lusios a lo largo de varios millones de años.
Son sólo cinco kilómetros de extensión, pero alcanza casi los 300 metros de profundidad en su punto más alto y estrecho. Un lugar perfecto donde los revolucionarios de la guerra de la Independencia de Grecia se hicieron fuertes.
Para llegar allí te hará falta una buena dosis de conducción y una buena planificación si quieres aprovechar bien el tiempo. La Garganta de Louisos requiere conducir por carreteras estrechas y llenas de curvas.
Te recomiendo que pases al menos una noche en alguno de los pueblos de la Garganta de Lousios. Dimitsana y Stemnitsa son dos buenas opciones. Ojo, reserva con tiempo porque no hay muchos sitios.
También hay algo de transporte público, por ejemplo un bus regular a Dimitsana desde Trípoli, pero tendrás que informarte bien de sus horarios si vas en temporada baja.
Por los días que teníamos y nuestra (un poco mala) idea de agrupar varias noches en un par de ciudades del Peloponeso para no tener tanto trajín, nosotros solo dedicamos medio día en la Garganta de Louisos.
Por si te sirve de ayuda, este es el resumen de nuestro recorrido:
1️⃣ Salimos de Olimpia tras pasar algo más de media mañana visitando las ruinas y el Museo Arqueológico, y llegamos a Dimitsana, uno de los pueblos de la Garganta de Louisos, a eso de las 14 h.
2️⃣ Por el camino paramos varias veces en la carretera para admirar las vistas.
3️⃣ Tras comer y visitar Dimitsana fuimos a Stemnitsa, donde dimos un buen paseo antes de que se fuera el sol.
4️⃣ Después ya sólo quedaba conducir hasta Kalamata, nuestro siguiente lugar de pernocta para varios días.
Visitando los pueblos de la Garganta de Louisos
En la Garganta de Louisos verás montañas cubiertas de bosques que en otoño lucen sus mejores colores, la costa a lo lejos, y algunos pueblos de piedra. Todo eso justifica que quieras parar una y otra vez en los miradores improvisados.
Si quieres recorrer la Garganta de Louisos “como dios manda”, y no como nosotros, deberías ir preparado para hacer al menos una ruta de senderismo de medio día.
✍ Las rutas que hay en la Garganta de Louisos son de dificultad moderada y no bajan de las dos horas. En dichos recorridos hay puentes medievales como el Puente Kókkoras, y sobre todo monasterios casi colgados en la roca como Timios Prodromos o Néa Moní Filosofóu. Los senderos parten de los pueblos y te puedes informar allí.
❗❗ Se aconseja no entrar en la Garganta de Louisos si ha habido lluvias intensas.
En el blog Viajar sin Fronteras puedes leer su relato del camino al monasterio de Timios Podromos.
Nosotros no llegamos a hacer ninguna de estas rutas, pero al menos pudimos recorrer la carretera escénica y parar en sus pueblos. Lo que vimos nos encantó y es lo que te voy a contar a continuación.
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Dimitsana, un pueblo laberíntico
Dimitsana se alza en la ladera de una colina. Cuando aparcamos en un lado de la carretera y bajamos del coche, casi nos extraña sentir la bajada de temperatura. Se nota que hemos llegado a la montaña y, aunque luzca el sol y sean las dos del mediodía, se siente otro aire distinto al de la llanura. Se me ocurre que debe de ser ideal para escapar del calor si vas en verano.
Dimitsana o Damitsána ocupa el lugar de la antigua Teutis y se considera el centro histórico y religioso de Arcadia.
Aquí nacieron dos clérigos que participaron en la Revolución de 1821 contra los turcos. Cada uno tiene su monumento o placa conmemorativa.
El patriarca Gregorio V fue ahorcado en Estambul cuando el sultán se enteró de la revuelta. Hoy tiene un museo religioso en Dimitsana.
En la guerra de la Independencia, Dimitsana contaba con 14 fábricas de pólvora. En el Museo del Molino de Agua hay exposiciones sobre su fabricación.
Dimitsana tiene un balcón con mirador a la Garganta de Louisos. También unas cuantas iglesias, entre las que me llama muchísimo la atención una especie de cúpula de cobre en el campanario. El campanario Pyrsogiannítiko tiene tres plantas y lo erigieron los albañiles del Epiro en 1888.
Adaptado a la montaña, toca casi escalar para recorrer sus calles, pero merece mucho la pena. Es un pueblo de piedra y calles adoquinadas, con mansiones que hablan de su edad de oro comercial, allá por el siglo XVIII.
Dimitsana es muy laberíntica y te vas a dar cuenta cuando pasees por sus calles. Con la primera pensamos que había sido un simple error, pero poco a poco nos fuimos encontrando con calles que terminan en casas y patios cerrados. Nos tocó dar marcha atrás en más de una ocasión, y de alguna forma nos sentimos como en un escape room del que tienes que aprender a salir 😅.
Antes de pasear por sus calles, como llegamos a las dos de la tarde, decidimos comer en una taberna que hay junto a la carretera. Al otro lado de la calle tiene una terraza cubierta que está a continuación del mirador del pueblo.
Mientras los gatos van y vienen entre nuestros pies, probamos las chuletas de jabalí salvaje y una ensalada griega riquísima. Resultó ser menos barato de lo que pensábamos, pero el lugar lo merece.
Stemnitsa o Estemnitsa y su balcón perfecto para el atardecer
Después de recorrer Dimitsana, nos fuimos a Stemnitsa, un pueblo que está en uno de los extremos de la Garganta de Louisos. El trayecto entre un pueblo y otro es de unos 15 minutos en coche, y menos mal porque las tardes de noviembre son realmente cortas.
Situado en una gran hondonada, Stemnitsa parece protegida por una fortaleza natural.
En la época medieval fue uno de los principales centros de metalistería de Grecia y prueba de ello es que hoy tiene una escuela de orfebrería de oro y plata.
Caminando por sus calles dando vueltas sin sentido, guiándonos por nuestro instinto, salimos a los márgenes y nos encontramos con la visión de la montaña cubierta de bosques multicolores.
Volviendo atrás, un poco más adelante me pareció que la calle estaba cerrada, pero un lugareño nos dijo que continuáramos hasta una iglesia del siglo XII y el mirador. Desde allí tendríamos unas vistas maravillosas.
En efecto, así es. La iglesia románica estaba cerrada, pero siguiendo la calzada que sube con escalones, llegamos a la cima de un promontorio rocoso. Allí hay un memorial dedicado a los caídos en la guerra de la Independencia. Quizá sea este el lugar llamado moni Zöödochou Pígis, donde los jefes de la Revolución celebraron su primera convención.
Sea como sea, las vistas prometidas no se hacen de rogar. El panorama es magnífico. A nuestra espalda podemos contemplar todo Stemnitsa con sus casas de piedra y tejados rojos. De frente, las montañas que forman la Garganta de Louisos y que poco a poco se oscurecen con el descenso del sol.
Decidimos quedarnos, a pesar del viento, para contemplar cómo el astro rey se hundía en las montañas. Precioso.
Después de este espectáculo natural decidimos continuar para que no se nos hiciera muy tarde. Teníamos que llegar a la ciudad de Kalamata, donde habíamos reservado un apartamento para las siguientes tres noches, y el camino es de una hora y media, la mayoría por la misma carretera sinuosa.
Me hubiera encantado conocer el pueblo de Andritsena, pero ya no había margen de tiempo. Anótalo para tu visita 😉
Creo que fue aquí, en estos parajes, donde empecé a sentir de verdad que estábamos en un lugar remoto de Grecia. En los siguientes días exploraríamos más lugares poco transitados del Peloponeso y por tanto este pensamiento se confirmó, pero la Garganta de Louisos fue el primero. No me importaría nada volver y pasar un par de días con tiempo para recorrerlo como se merece 😊
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