Galle es una “perita en dulce”. La ciudad colonial mejor conservada de Sri Lanka y su fortaleza Patrimonio de la Humanidad ¿Quieres saber más? ¡sigue leyendo! 😊
Sólo teníamos un día para ver Galle. En realidad algo menos, porque nuestro hotel no estaba dentro de la fortaleza Patrimonio de la Humanidad de Galle, que es el principal atractivo de esta ciudad.
Pero no me importó mucho. Nos alojamos en el hotel Tamarind Hill, que es un lugar alucinante. Ya te lo comenté en la guía de Sri Lanka, pero si no quieres ir a leerlo todo, te recuerdo: este hotel fue la casa del Almirante de la Armada Holandesa. Y la han mantenido como en sus tiempos.
El mobiliario de las salas comunes y de las habitaciones es puramente colonial y exquisito. El personal es muy atento y la cocina es excelente. Desde luego es un sitio para darse un lujo, y ojo, que el precio de las habitaciones te puede sorprender (para bien) según en qué época del año viajes a Sri Lanka.
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Para visitar Galle debes saber…
🏨 Puedes alojarte dentro del fuerte de Galle y será muy buena idea para pasear por la noche en esas calles, aunque yo no cambiaría mi estancia en el Tamarind Hill. Consulta aquí los alojamientos disponibles.
Si tu hotel o guesthouse están fuera del fuerte, siempre puedes ir en tuc tuc negociando antes el precio, y lo mismo para volver. Cerca de la torre del reloj puedes encontrar tuc tucs después del atardecer.
🚩 Si no dispones de mucho tiempo, siempre puedes contratar una excursión privada desde Colombo para ir a conocer Galle y algunos otros atractivos de los alrededores. Puedes reservar aquí.
ℹ La mayoría de la población de Galle es musulmana. Se nota más dentro del Fuerte, así que mejor vestir con cierta discreción.
🍴 En Galle se puede comer muy bien, aunque los precios son más altos que en otros lugares de Sri Lanka. Sea como sea, no te vayas de Galle sin probar uno de sus helados. Hay muchas heladerías y tienen sabores increíbles. Mejor pedir consejo y recomendación a los dependientes.
🌞 Si quieres ver la puesta de sol desde la muralla, recuerda que no vas a ser la única persona con esa idea. Asegúrate un buen puesto un rato antes de ese momento del día que muchos veneramos.
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La historia de Galle
Galle tiene dos fuertes o fortalezas, pero uno de ellos es el que se lleva la fama y el interés turístico. Conocido simplemente como “el Fuerte”, se trata de un bastión que incluye toda una ciudad colonial dentro de sus murallas. La mayor parte de lo que podemos ver es de la época de los holandeses.
El Fuerte de Galle es Patrimonio de la Humanidad desde 1988 y donde deberías centrarte en primer lugar, sobre todo si no te sobra el tiempo.
Las costas de Sri Lanka fueron el escenario de un gran trasiego comercial en la Ruta de las Especias, y Galle es el mejor ejemplo que queda de aquéllos tiempos. En realidad su historia empieza mucho antes, ya que se trata de un gran puerto natural muy bien situado para las rutas comerciales entre Arabia, India y el Sudeste Asiático.
Se dice que Galle fue Tarshish, el lugar donde el Rey Salomón se proveía de oro, especias, marfil, monos y pavos reales, según la Biblia.
Los portugueses llegaron a Sri Lanka en la segunda mitad del siglo XVI después de arrebatar la hegemonía de las rutas a los árabes del mar, el sultanato de Omán.
Decidieron ocupar sólo las costas, ya que era lo que servía a sus propósitos comerciales. El centro de la isla estaba gobernado por el reino de Kandy y no quisieron plantear batalla. Sin embargo, los portugueses también se pusieron a evangelizar a los singaleses, y esto no gustó nada. Ni al rey, ni a la población local.
El caso es que instalaron un asentamiento en lo que hoy es el fuerte de Galle. Fue en el año 1589. Nada del otro mundo, todo bastante comedido, pero ahí plantaron un pequeño fuerte llamado “Fuerte Santa Cruz”.
En el siglo XVII los holandeses llegaron a Sri Lanka y, siendo más listos, hicieron un pacto con el reino de Kandy para expulsar a los portugueses.
Los holandeses querían, cómo no, hacerse con el comercio de especias y gemas, así que se olvidaron de lo demás y respetaron los asuntos espirituales. También habían ido a Sri Lanka por una poderosa razón: luchar contra los españoles que estaban en Filipinas.
En cuanto al comercio, los holandeses se comprometieron a comerciar sólo con especias y no con elefantes, pero al final también faltaron a su palabra y se llevaron a unos cuantos elefantes a la India y otros lugares.
En el año 1640 los holandeses se hicieron con el fuerte portugués después de sitiarlo durante cuatro días, y a partir de 1667 ampliaron las murallas. Poco a poco fueron dando forma al lugar que hoy podemos disfrutar.
En la segunda mitad del siglo XIX llegaron los británicos, consiguieron expulsar a los holandeses e hicieron algunas reformas en el Fuerte de Galle.
Galle significa Roca, aunque curiosamente su símbolo es el gallo que trajeron los portugueses.
Galle en 1 día: qué ver y hacer
Nos dirigimos a la Puerta Principal del fuerte de Galle. Estas son las murallas más recientes, un añadido de los ingleses en 1873 para habilitar la entrada de tráfico rodado.
Nada más traspasarla, parece que hemos entrado por un túnel del tiempo. Hace un calor cargado de humedad que tira abajo a cualquiera, pero es difícil resistirse a caminar por esas calles de casas coloniales.
La mayoría de las casas del Fuerte de Galle están ocupadas por tiendas y restaurantes y, aunque esto puede romper un poco la magia del lugar, también nos ofrece una gran ventaja: poder curiosear en el interior de los antiguos edificios. El mobiliario colonial, los patios frescos, a veces con estanques, los techos, las puertas, etc.
Y esto es lo mejor que se puede hacer en Galle.
Callejear y callejear.
Detenerte en los detalles. Los balcones, las puertas y ventanas, los interiores de los establecimientos.
Contemplar las casas de la época holandesa, las iglesias, mezquitas y el templo budista.
Saludar al faro que sustituyó al antiguo en 1934 tras un gran incendio, y que señala a los marinos dónde está la costa.
Subir y recorrer el paseo de las murallas y dejarte sorprender por el tamaño de ese bastión que en realidad son varios, ya que cada vez que llegaban nuevos ocupantes lo ampliaban. Hoy puedes pisar el bastión de la Luna, el del Sol, y el de las Estrellas. Poético ¿no?
Sea como sea, subirte a las murallas es toda una invitación a dejarse hipnotizar por el mar, mejor al atardecer.
¿Sabías que el fuerte de Galle resistió el tsunami de 2004?
También te puedes asomar a la playa que hay junto al faro. Allí, sobre todo en los días festivos, podrás ver a los esrilanqueses, y sobre todo a las parejas, divertirse.
En el edificio de los juzgados y a su alrededor verás la actividad cotidiana de los abogados, jueces y clientes.
Y en la Mansión Histórica (Historical Mansion Museum) podrás recorrer una casa tradicional repleta de objetos de anticuario la mar de curiosos. La fundó un tal Señor Gaffar, que a los 50 años decidió exhibir la enorme colección de antigüedades que había reunido. La casa tiene algunos empleados, incluidos un par de artesanos a los que puedes ver trabajar las joyas que venden allí mismo.
No te puedes perder tampoco el edificio que fue el Hospital Holandés de Galle. Hoy es un centro comercial con dos pisos, pero si te olvidas del contenido, el continente impresiona. Se construyó en el siglo XVIII y en él se atendía a los oficiales de alto rango de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales.
Otro sitio que ver en Galle es la Torre del Reloj, una construcción también británica de finales del siglo XIX, situada en la parte conocida como el bastión de la Luna. Desde allí tendrás una buena vista del Fuerte y el mar.
Más allá de las murallas se extiende la ciudad moderna de Galle. No tuvimos tiempo de recorrerla, pero si tú si lo tienes, te animo a que lo hagas porque seguro que tiene su interés 😊
Qué ver cerca de Galle
Si te diriges al sur, hay un par de sitios muy chulos en los que hacer una parada breve.
La primera, la isla que fue del escritor Paul Bowles y que se llama Ta Pro Vein. Está en Welligama y se trata de un islote perfecto, a poca distancia de la playa, ocupado en buena parte por la casa que habitó el escritor. Hoy es un hotel al que, si no te importa meter los pies en el agua, puedes ir a curiosear.
La segunda es la playa de Kosggoda, donde puedes tener un encuentro con los famosos pescadores zancudos o Rittipanna. Esta es una de las imágenes más típicas y pintorescas de Sri Lanka. Ellos suelen estar atentos a si viene algún turista, y posarán para tu cámara subidos en los zancos a cambio de un pago por persona que puede estar en torno a las 1.000 Rps., quizá algo más.
Si quieres verles en acción de verdad, entonces tendrás que madrugar mucho, ya que ellos van a pescar muy muy temprano.
Los rittipanna nos contaron que utilizan dos tipos de anzuelos. El típico gancho de hierro muy curvado al que hay que añadir un cebo. Si te lo dan para que lo cojas en tus manos, ten cuidado porque están oxidados… yo me pinché. Y el otro anzuelo es una pieza de metal que brilla, y por tanto es suficiente para atraer a las pequeñas sardinas que pescan en la orilla sin necesidad de poner un cebo.
Hasta aquí lo que puedes ver en Galle en un día escaso, y un par de pinceladas de lo que puedes encontrar un poco más al sur. Estoy segura de que hay más, y que da para más días, así que… ¡ya tengo excusa para volver! 🤩
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