
Puede que la palabra “trekking” no se asocie a menudo con Sri Lanka. La isla es más famosa por sus plantaciones de té, playas y templos. Al menos eso creo. Pero también hay otras opciones, y entre ellas está hacer senderismo. En mi caso el lugar elegido fue Horton Plains National Park. Un lugar del que no tenía ni idea antes de ir y que resultó ser muy especial ¿Te vienes? 😊
Horton Plains National Park, un perfecto desconocido
El Horton Plains National Park fue creado en 1988 y está en las tierras altas a medio camino de Nuwara Eliya y Haputale.
En 2010 pasó a ser Patrimonio de la Humanidad, formando parte de las Mesetas Centrales de Sri Lanka.
Estas tierras están a una altitud de entre 2.100 y 2.300 metros y ofrecen un paisaje completamente distinto a lo que hayas visto antes, o lo que verás después en Sri Lanka.
Sus cartas de presentación son los extensos prados de hierba alta, bosques nubosos y altos precipicios de roca.

Este es el hogar del ciervo Sambar (sambhur o sambur en cingalés), una especie que habita en India y Sri Lanka. En Horton Plains es el mamífero más habitual, pero no el único.
También hay leopardos (pocos), monos y una gran cantidad de aves. Hubo elefantes hasta 1940 o poco antes, pero estos terminaron por trasladarse a las llanuras.

Horton Plains National Park se llama así en honor a un gobernador británico llamado sir Robert Willmot-Horton, que visitó este lugar en 1836, aunque fue en 1873 cuando se emitió una orden administrativa para prohibir la tala de árboles en esta y otras regiones. Esto fue el antecedente para conservar este lugar, hasta su nombramiento primero como reserva natural y después como Parque Nacional.
❗ Hoy en día el parque de Horton Plains se enfrenta a la muerte de una parte importante del arbolado. Hay estudios que dicen que la principal causa es la química natural. El suelo es muy pobre en calcio y se acaba volviendo más ácido y tóxico por la cantidad de magnesio y aluminio que puede contener. Un mal que afecta a más de 25 especies de árboles endémicas de Sri Lanka.
El trekking de Horton Plains National Park
Durmiendo en Nuwara Eliya, a unos 20 kilómetros de Horton Plains, madrugamos muchísimo. Salimos a las 5 a.m. en dos furgonetas pequeñas conducidas por los que serán nuestros guías en el parque.
Hace un frío de mil demonios y está medio lloviendo. Tenemos una hora de trayecto hasta el parking y entrada oficial, donde nos registramos ante la atenta mirada de los guardas.
Antes de llegar hacemos una parada técnica en un lugar casi oculto por la niebla. Hay una especie de puerta grande que marca los límites, unas cuantas letrinas, y un cartel con la foto de un leopardo que dice que estamos a punto de entrar en su territorio.
A mí ese tipo de «anuncios» siempre me emocionan porque pienso, tonta de mí, que es a partir de ese punto donde existe la posibilidad de cruzarte con el especímen del cartel. Ni un metro antes 😂😂.
Después seguimos avanzando hasta el parking. Me preocupa la niebla, hay muchísima ¿despejará aunque sea un poco? Las primeras luces del alba hacen que podamos ver un poco más y mejor.

Avanzando hacia la puerta oficial donde iniciaremos el trekking, atravesamos un paisaje de hierbas altas que me recuerda a los paisajes de Connemara en Irlanda. De pronto vemos un grupo de hembras de ciervo sambar entre la niebla ¡Qué bonitas!
Los machos del ciervo sambar desarrollan cornamenta y las hembras tienen unas orejas grandes y redondeadas que les da un aspecto muy entrañable, casi como de dibujo animado.
Cuando llegamos la niebla … ¡ha levantado! No es que haga un sol espléndido ni el cielo esté muy azul, pero es mucho más de lo esperado. Mientras preparamos los bastones de marcha y alguno más va al baño, que también hay allí, contemplo a un macho sambar con pequeños cuernos que está rondando cerca de la caseta de interpretación.


Empezamos a andar. Hay una cosa que no me gusta. El guía que va delante (otro va detrás, cerrando el grupo), impone un ritmo de marcha bastante apresurado. A mí me gusta andar rápido, pero este me obliga a ir forzada, y si encima paro a hacer alguna foto, ni te cuento.
Más tarde nos explica que quería intentar llegar a la cascada cuanto antes para que la pudiéramos ver sin niebla, por si las nubes volvían a bajar. Ya, pero lo que no nos dijo es que la cascada está en el último tercio del camino. Y oye, también hay que disfrutar ¿no?
Como resultado de ese ritmo, el grupo fue estirándose. En algunas ocasiones me encontré andando completamente a solas, algo que por un lado es genial, pero por otro lado… ¿y si sale un leopardo al camino? La vegetación cerrada no permite ver, pero sí escuchar crujidos y movimientos de animales. Pasar, puede pasar. De hecho a la vuelta el guía nos contó que la semana anterior había visto uno cerca del parking 😳. Me hubiera encantado verlo, no obstante.


Un paisaje increíble
El paisaje es de lo más bucólico e interesante. A ratos pareces sumergirte en un bosque jurásico, con árboles y vegetación enmarañada, mucho musgo y también muchos helechos. Durante un tramo bastante largo, el camino es un piso de rocas de cuarzo en tonos rosados y rojizos con grandes irregularidades. Es alucinante andar sobre ellos.



En otros tramos andamos entre prados como los que vimos al principio, salpicados de rododendros en flor que tienen un tamaño muy grande.

El guía nos contó que los helechos son una especie invasora que está haciendo bastante daño a la flora autóctona.

Y algunas veces escuchamos a los monos, que es otro de los mamíferos que habitan en Horton Plains, pero sólo vemos alguno muy de lejos.
La leyenda cuenta que el dios hindú Hanuman (cara y cuerpo de mono) creó los prados de hierba que contemplamos. Lo hizo porque quería vengar el asesinato de Sita, y para ello se ató a la cola una antorcha de fuego con la que barrió las llanuras, creando áreas de hierba sin árboles.
Los miradores del Fin del Mundo
Por fin, después de caminar durante un buen rato, llegamos al primero de los miradores. Se trata del Small World ‘s End (Fin del Mundo Pequeño). Un mirador desde donde se ven las montañas cubiertas de bosques y al fondo las tierras bajas.

Un poco más adelante llegamos al World ‘s End principal. Aquí sí que las vistas son de aúpa. Las paredes de roca tienen más de 800 metros de altura y las vistas se extienden hasta varios kilómetros. Si tienes suerte y está despejado, como fue en nuestro caso.


Fue allí donde aprovechamos para comer parte del desayuno que nos habían preparado en el hotel, antes de continuar hacia la cascada, volviendo a entrar en el bosque húmedo.
La cascada prometida
La famosa cascada se llama Baker’s Fall y es una caída de unos 20 metros que, sinceramente, no me resultó demasiado espectacular. Como todas las cascadas es bonita y siempre es una alegría ver correr el agua. Pero creo que Horton Plains National Park tiene muchos otros atractivos que lo hacen diferente y singular aun prescindiendo de esta cascada. De todas formas, entiendo que la quieran enseñar porque es la única cascada natural del Parque. Más adelante veremos otra, mucho más pequeña y que forma parte de una represa que hicieron los hombres hace mucho tiempo.
Por cierto, el nombre de Baker viene del explorador Samuel Baker. El mismo que después llegó a descubrir el Lago Alberto en África y también participó en la búsqueda de las Fuentes del Nilo en dicho continente.

Cuando ya salimos del parque y comenzamos a bajar las montañas en dirección a Haputale para ir a visitar el Lipton’s Seat, llegamos a ver unos monos langur subidos a las ramas de los eucaliptos más altos que he visto hasta la fecha.

Información práctica para hacer el trekking de Horton Plains National Park
Este no es un trekking que puedas hacer a tu aire. El tráfico rodado está prohibido en la zona más protegida, y sólo se puede recorrer andando.
Hay tres senderos, siendo el más popular el que yo hice, que es el circular. Sale del Centro de Visitantes y tiene una longitud de entre 8 y 9 kilómetros. Supone una caminata de unas tres horas y media con algunas paradas.
Las otras opciones son el sendero de Kirigalpota de 22 km, y el Topatolakanda de 6 km.

Para hacer cualquiera de estos senderos tendrás que pagar la entrada al parque, que no es barata. Está en torno a las 13.000 rupias (desde mediados de agosto 2022) + pago por vehículo + pago por conductor + guía.
Para llegar a Horton Plains National Park necesitarás un vehículo, aunque sea un tuc tuc, que te lleve desde donde te alojas. Como te decía, el parque está entre Haputale y Nuwara Eliya.
Creo que el acceso al parque es mejor desde Nuwara Eliya, ya que desde Haputale hay que ascender mucho más en la montaña, lo que puede suponer un viaje un poco más incómodo de madrugada.

🚩 Merece la pena, por tanto, que te apuntes a una excursión organizada. Echa un ojo a esta opción con precio por grupo.
Más cosas que debes saber antes de ir:
- En el parque de Horton Plains no hay nada excepto la casa que también ejerce de Centro de Interpretación. Lo que vayas a comer y beber lo tienes que llevar tú.
- Antes de entrar en el parque te piden que dejes allí las bolsas de plástico, bricks de zumo y cosas así. Sí puedes llevar botella de agua y algo de comer. Por supuesto, deja el sitio como lo encuentras o incluso más limpio. Nosotros nos encontramos con alguna prenda de ropa que se le había caído a alguien.
- Te recomiendo mucho caminar en silencio si quieres ver de cerca aves y no ahuyentar a los leopardos, ciervos o monos.
- Debes llevar prendas de abrigo, incluso en verano. Las temperaturas son muy bajas debido a la altitud y humedad. Lo mejor es vestirse por capas, porque al terminar hará algo más de calor.


Nuwara Eliya, el punto de salida para ir a Horton Plains
Ya que estoy, te voy a hablar un poco de Nuwara Eliya, la ciudad más alta de Sri Lanka.
Más allá de este dato geográfico, Nuwara Eliya es muy agradable y un buen punto de partida para visitar las plantaciones de té, además de hacer este trekking.

En 1847 Samuel Baker, de quien te he hablado antes, decidió que este era un buen sitio para introducir el estilo de agricultura de los ingleses. Y así fue como Nuwara Eliya se convirtió en un centro de producción de verduras y frutas que sigue siendo tan importante como para exportar al resto de la isla.

En realidad Nuwara Eliya (pronunciado Nureliya) es una ciudad creada por los británicos en el siglo XIX. Algo que se nota en sus calles porque la arquitectura que predomina es típicamente victoriana. Eligieron este lugar porque, como hicieron también en India, el verdor y la humedad les recordaban a su patria.
Porque sí, el paisaje se puede parecer a Gran Bretaña. Hoy se la conoce como “Little England”, y es que además mantiene algunas costumbres típicamente inglesas. A saber: los mercadillos de fin de semana donde la gente vende cosas de su casa, las carreras de caballos con todo el boato de sombreros y guantes, los concursos de pastel de manzana o eventos similares. Incluso tienen un campo de golf.
Nuwara Eliya se recorre en un rato y tiene algunos servicios que no hay que desechar. Por ejemplo, un mercado de ropa de montaña que te puede venir muy bien si no incluiste en tu maleta un forro polar o pantalones más abrigados. Fue mi caso. Está en pleno centro de la ciudad, en una calle secundaria, y tiene un par de decenas de tiendas donde se venden prendas de NorthFace y otras primeras marcas, originales y copias, a buen precio. Más si regateas un poco. Está muy cerca del Mercado Central y de la estación de autobuses.

El Mercado Central es otro punto a visitar en Nuwara Eliya. Es pequeño y abigarrado, pero podrás ver el ambiente local alrededor de puestos con pescados de muchos tipos, frutas, verduras y carnicerías «de las de allí».
Otro atractivo es el Gregory Park. Se extiende junto a al lago Gregory’s Lake que en realidad es un ensanche del río Nanu Oya, y tiene incluso barcas para dar un paseo. Eso sí, hay que pagar entrada para andar por la parte principal, pero siempre puedes contemplarlo desde las orillas que no se incluyen en dicho parque. Puedes ver incluso garzas reales en sus orillas.


Y por último, te alojes o no en ellos, has de saber que hay al menos un par de hoteles clásicos victorianos que fueron grandes mansiones. A pesar del lujo, echa un vistazo a los precios porque te pueden sorprender mucho. Si se sale de tu presupuesto, siempre puedes ir a cotillear un poco mientras te tomas algo en sus bares y salones de té, o cenas en uno de sus restaurantes. De verdad que te puedes quedar pasmado con ese ambiente inglés de aires colonialistas.
Por si quieres una referencia concreta, yo me alojé en The Grand Hotel, un lugar con más de un siglo de historia. Maravilloso. El buffet del desayuno es una locura, la piscina climatizada también, tiene un pub irlandés, sala de billar, y las habitaciones son high level.

Te recomiendo que pases un par de noches en Nuwara Eliya, para hacer excursiones a las plantaciones de té y a Horton Plains National Park.
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