Actualizado el 11 julio, 2023
El festival Esala Perahera de Kandy es una de las principales atracciones de Sri Lanka en verano. Durante diez días, más bien noches, antes de la luna llena de agosto, se hace una procesión que recorre las calles de la ciudad. Es bastante alucinante. Sigue leyendo que te lo cuento 😉
La historia del Festival Esala Perahera de Kandy
La perahera (procesión) de Kandy es la más famosa del país y se hace en el mes de Esala, es decir, el mes que transcurre entre la luna llena de julio y la de agosto.
Se celebra durante los 9 días antes de la luna llena de agosto y finaliza el décimo, el día de Nikini Poya (luna llena de agosto). Es decir, 10 días de fiesta.
Me contaron que el propósito de esta procesión cingalesa es pedir lluvia, tan necesaria para los cultivos y la vida en general. Es llamativo que lo hagan en tiempo de monzón, que es cuando en teoría llueve mucho, pero hay un hecho curioso: lo normal es que no llueva durante la procesión. Si ese día llueve, será antes o después de la misma, pero nunca “durante”. Las estadísticas lo confirman 🧐
Aunque el Festival Perahera de Kandy se remonta al siglo IV, hubo un tiempo en que no se celebró. Los británicos prohibieron la perahera de Kandy por ser una manifestación de “paganismo”.
Sin embargo, les salió el tiro por la culata como se suele decir, porque hubo una gran sequía. Un poco a la desesperada, decidieron autorizarla de nuevo. Funcionó. Se puso a llover inmediatamente.
Desde entonces no han dejado de hacerla nunca, ni siquiera durante la pandemia de covid, aunque ese año fue sin público. Se televisó en directo y por Youtube, cosa que se sigue haciendo.
Como he dicho la historia de la Perahera de Kandy se remonta al siglo IV, cuando el Diente de Buda llegó a Sri Lanka.
- El rey Kirti Siri Meghawanna fue quien decretó que se sacara la reliquia en procesión una vez al año.
- Un cronista chino describió el festival del año 399 como una fiesta espléndida, con procesiones de elefantes con piedras preciosas incrustadas.
👉 Cada día, una hora después de que se haya puesto el sol, la procesión parte del templo del Diente de Buda de Kandy. Y cada día cambian de camino, así que hay que consultarlo en la página web del festival.
La procesión se forma con los grupos llegados de los templos budistas de muchos sitios de Sri Lanka. Y cada día se suman más grupos, por lo que la perahera del día 1 es más corta que la del día 10, aunque no menos espectacular.
Cada templo lleva su bandera, bailarines y músicos o malabaristas, así como elefantes engalanados. Además traen las reliquias de Buda que guardan en dichos templos.
La música a base de trompetas y tambores suena todo el tiempo. Es rítmica, repetitiva, tribal. Los músicos de cada templo se suceden precediendo a sus bailarines y elefantes. ¿Te suena? ¡Me recuerda tanto a las procesiones de nuestra Semana Santa (aunque con menos baile)!
Entre los participantes de la Perahera de Kandy destacan los señores custodios de las reliquias de Buda. Llevan un traje tradicional con grandes hombreras y sombrero.
El del templo de Kandy custodia el Diente de Buda y pertenece a una familia cuyo cargo de custodio ha pasado de generación en generación. Antes también era el Gobernador de la ciudad, pero esos tiempos han quedado atrás.
Este custodio va siempre con un elefante con colmillos enormes y curvados, que es el que transporta en el lomo la caja con el Diente de Buda. Sin embargo, no es el diente original. Este no sale del templo por cuestiones de seguridad.
Los elefantes de la procesión
Los elefantes de la procesión vienen de los distintos templos donde viven con sus cuidadores.
El elefante es un animal venerado en Sri Lanka, pero con todas las contradicciones del mundo (desde nuestro punto de vista). Porque claro, vivir con un animal como este y esperar que no se enfade nunca y no te aplaste con sus patas, es como querer que las ranas críen pelo. Por tanto, los elefantes que viven con los humanos lo hacen en condiciones de cautividad. No viven en jaulas, pero sí en un espacio bastante más reducido que si lo hicieran en libertad, y muchas veces con cadenas.
La visión de los elefantes vestidos con ropas bordadas que llevan lucecitas led de un color concreto (cada templo lleva el suyo) es de cuento de hadas… y también es una visión triste.
Los elefantes van encadenados y el cuidador lleva un palo muy largo con un pincho en el extremo. No es que les vayan clavando el pincho, no es un espectáculo de sangre ni nada por el estilo, pero sí están atentos por si el elefante se pusiera nervioso y le diera por atacar al público. Ha ocurrido en alguna ocasión, así que esas “medidas de seguridad” son necesarias.
Otro punto triste es que algunos elefantes van cabeceando, balanceándose, como bailando. La música es, como he dicho, rítmica y repetitiva, y creo que se quedan como atontados. Algunos de ellos siguen con ese «baile» también de día, aunque no suene la música.
Los elefantes duermen en los patios del Templo del Diente de Buda y puedes ir a ver cómo les bañan, comen o son desvestidos después de la procesión. Fue allí donde me di cuenta de que algunos seguían con el cabeceo.
La experiencia en la perahera de Kandy
Nos sentamos en las sillas reservadas un rato antes del comienzo, la mejor forma de asegurarse un puesto en la procesión.
Aún hay luz de día, y mientras hago pruebas con la cámara observo a los vendedores de globos y juguetes para los niños del otro lado de la calle. Unas vallas y sobre todo muchos policías y militares impiden que la gente cruce.
Cada pocos minutos se emiten mensajes a través de un sistema de megafonía. Piden a la gente que guarde una actitud respetuosa, que tengan cuidado con el fuego, y que no utilicen flash ni hagan ruidos fuertes para no asustar a los elefantes. Será por eso la quietud del público durante toda la procesión, que me sorprendió mucho.
Por otro lado, la presencia militar y policial tiene una explicación. En los años de la guerra civil hubo un atentado en la Perahera de Kandy. Desde entonces, no se la juegan. Es más, nosotros nos alojábamos en el Queen’s Hotel, y los militares entraron en las habitaciones para asegurarse de que no había nada raro. Si entraron en la mía, lo hicieron cuando yo no estaba, pero imagina que llaman a la puerta y te encuentras con dos o más militares que te piden permiso para entrar. Cosas de Sri Lanka 😅.
Volvamos a la procesión. A nuestra izquierda, junto a la puerta del templo, hay unas gradas protegidas por una gran carpa. Es el sitio de los monjes y autoridades.
Cuando cae la noche empiezo a oír una música a lo lejos. Aún no se ve nada, pero parece que la cosa se empieza a mover. Y en efecto, al poco empezamos a ver y, sobre todo, a escuchar algo.
Boum, chas, boum, chas!! Unos sonidos que no sabemos identificar anuncian el comienzo de la procesión o perahera de Kandy. Mi estómago se agita un poco ¡no puedo evitar emocionarme!
Un grupo de hombres vestidos con ropas tradicionales llevan unos látigos enormes que lanzan contra el suelo. Cuando el extremo choca con el asfalto, se levanta una nubecilla de humo. ¿Llevan petardos? No, es una pieza de metal redonda, quizá una moneda. Avanzan, se paran. Lanzan los látigos, continúan. Impresiona. En un momento dado, la gente les tira monedas y ellos las recogen.
Mientras, los portadores de antorchas iluminan la escena aportando un aire ancestral al espectáculo.
Las farolas de la calle hacen el resto. Justo tengo una enfrente que me fastidia muchas fotos. Menos mal que la cosa dura varias horas y con el tiempo intento aprovechar esa luz como puedo, buscando figuras contrastadas.
Tras los “latigueros” llegan los malabaristas del fuego. Son verdaderos artistas y su coreografía es muy buena. Nos hacen abrir la boca de sorpresa todo el rato.
Hasta que vemos a los primeros elefantes. Vestidos con luces como si fueran un árbol de Navidad, no por eso imponen menos. Creo que ahí se hizo un silencio algo mayor.
A continuación viene un grupo de músicos, bailarines y los elefantes de otro templo. Los bailes y las vestimentas se suceden aportando la espectacularidad esperada. Y así durante tres horas.
La gran mayoría de participantes en la perahera son hombres, pero desde hace unos 10 o 15 años también hay bailarinas.
El “después” de la procesión
Cuando pasaron los últimos bailarines y elefantes, nos fuimos a cenar en el restaurante del hotel. Llevábamos tres horas de procesión en el cuerpo. Tres horas haciendo fotos y moviéndome en un espacio muy reducido. Estaba cansada y con los sentidos embotados.
Para colmo, en la cocina se organizaron mal y, aunque habíamos elegido el menú con antelación, tardaron muchísimo en servirnos la cena. Terminamos a las 23.30 h o algo así, pero para entonces ya había descansado un poco y la idea de irme a la cama se me hacía poco atractiva.
Varios de nosotros decidimos acercarnos a la entrada lateral del templo. Allí hay unos jardines y es donde los elefantes pasan la noche. Justo estaban llegando los últimos después de haber hecho todo el recorrido por Kandy. Pasaron delante de nosotros, y pudimos ver cómo desvestían a uno, llevándose primero la reliquia con gran pompa.
Uno de los cuidadores nos dijo que nos acercáramos a hacernos una foto con el elefante al que estaba dando de comer. Probablemente nos pediría unas rupias, pero más allá de eso, no me gustó la idea para nada. Rechacé su oferta.
Al día siguiente, no obstante, volví al templo después del desayuno y pude pasear por los patios igual que los peregrinos y curiosos, todos esrilanqueses. Había una docena de elefantes de distintos tamaños, separados entre sí, comiendo.
Cuándo se puede ver el festival Esala Perahera de Kandy y consejos prácticos
- Aunque el festival Esala Perahera de Kandy dura 10 días, con un día es suficiente para verlo y vivirlo. El espectáculo es el mismo, lo único que cambia es la duración.
- Te recomiendo que intentes asistir a una de las procesiones de los días intermedios. Las primeras serán más cortas porque hay menos templos desfilando, como ya te he explicado. Las últimas serán larguísimas. Además muchos de los participantes están cansados. Piensa que ya llevan un montón de días de fiesta y los cuerpos lo notan.
- Puedes verlo gratis haciéndote sitio entre el público, pero mucha gente toma posiciones desde por la mañana y es bastante difícil encontrar un hueco. Lo mejor es que reserves asientos en alguno de los lugares donde se alquilan: hoteles, restaurantes, balcones.
- El hotel Queens es un gran referente porque está situado junto a la puerta del templo, que es desde donde parte la procesión. Haz esta reserva también con tiempo.
- Si dudas entre escoger un balcón o una silla a pie de calle, te diría que lo segundo. Desde el balcón se debe de ver muy bien y es una perspectiva que me hubiera gustado tener, pero creo que a pie de calle es una experiencia más completa.
- Por otro lado, la ciudad está algo cambiada en estos días. Hay mucha más gente y los precios de los hoteles suben bastante. De ahí mi siguiente consejo…
- Es muy importante que reserves hotel con tiempo si viajas por tu cuenta. Cuanto antes, mejor, una vez tengas claro que vas a viajar a Sri Lanka en agosto. Intenta, además, que sea céntrico para mayor comodidad, ya que las procesiones son nocturnas. Dos buenas opciones son el Queen’s Hotel (junto al templo del Diente de Buda) y el Hotel Suisse (al otro lado del lago, por allí no pasa la procesión).
- Debes saber que durante los días de Perahera no se puede beber alcohol ni fumar en toda la ciudad. Recuerda que es una fiesta religiosa y estas son sus normas. Si no te aguantas, puedes comprar alcohol y beberlo en tu habitación. En cuanto al tabaco, puedes buscar algún sitio discreto, pero mejor pregunta.
- Para consultar las fechas y la información oficial, te dejo aquí la web del festival donde además puedes ver muchas fotos y vídeos.
- Si te gustan los festivales de este tipo, hay otro en el templo de Kataragama muy afamado también, en las mismas fechas aproximadamente. Nosotros lo visitamos de día y el ambiente era genial, pero no nos quedamos a la procesión de la noche. Me hubiera gustado, pero todo no se puede tener.
👉 Si quieres saber más sobre qué ver en Kandy, lee este post.
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Espero que haya gustado el relato y fotos de esta experiencia. Creo firmemente que el festival Esala Perahera de Kandy es una gran excusa para viajar a Sri Lanka, aunque la experiencia en este país puede ser igual de satisfactoria sin esta fiesta. Y si no me crees, lee los posts que ya he publicado y verás 😊
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