El Triángulo Cultural de Sri Lanka puede ser muy buena idea para iniciar tu viaje en la isla de los mil nombres. Esta región central acumula los orígenes de la isla, y por tanto está llena de tesoros arqueológicos. Eso sí, hay que reservar unos tres días si quieres hacerte una idea relativamente completa porque ¡es enorme! ¿Te vienes?
Hoy no te voy a hablar de tooodo el Triángulo Cultural, porque me voy a eternizar y ya nos vamos conociendo. Pero sí voy a hablarte de la mayoría de los sitios que visité, dejando Sigiriya (la Roca del León, que te lo cuento aquí) y Kandy para otros artículos. Aun así no es un post corto, pero es lo que tiene tanto contenido, incluyendo retazos de la historia de estos lugares 🤗
Nota: estas visitas las hicimos en tres días, combinándolas con un safari de medio día en el Ecopark de Hurulu. A ello habría que sumar un día para Sigiriya y otro par de días para Kandy.
El Triángulo Cultural de Sri Lanka
¿Por qué se llama Triángulo Cultural? Aunque agrupa muchos sitios que ver, el nombre viene del triángulo que forman las ciudades de Anuradhapura, Polonnawura y Kandy.
Viajamos a Dambulla desde Colombo, en un trayecto de unas tres horas y media sin apenas tráfico por la crisis económica que golpea el país en el verano de 2022. Dambulla sería nuestra base de operaciones para los tres días siguientes recorriendo buena parte del Triángulo Cultural de Sri Lanka.
Como he dicho al principio, esta es una región que está en el centro de la isla, al norte de Kandy. El paisaje es una gran llanura rodeada de montañas y, aunque es la zona más seca de Sri Lanka, los antiguos moradores crearon un gran sistema de canalizaciones y lagos artificiales para asegurar el suministro y los cultivos, aprovechando el agua de los monzones.
Un sistema que cambió totalmente el aspecto de estas tierras. Y este fue uno de los secretos de su prosperidad.
Lo fascinante del asunto es que esos miles de lagos y depósitos de agua siguen en su sitio, siguen sirviendo a los propósitos de la agricultura, y siguen marcando el paisaje. Campos de arroz y verduras se suceden allá por donde vayas.
Por otra parte, en toda la zona verás grupos de columnas de piedra, algunas con relieves grabados y otras no. Casi siempre dispuestas en cuadrados. Son los pilares de los templos y quizá otros edificios importantes. Sostenían tejados de paja o madera que han sucumbido al tiempo y los incendios.
Están ahí, entre los árboles, en medio de un complejo monástico o rodeando dagobas como la de Thuparamaya, que es la más antigua. Me encantaba ir descubriéndolos.
De todo lo que hay que ver, que es muchísimo, quédate al menos con los siguientes nombres: Anuradhapura, Polonnaruwa, Sigiriya, Aukana, Dambulla y Mihintale. Hay más ¿eh? así que si te va la marcha de las ruinas arqueológicas y los templos, puedes invertir una semana tranquilamente 😉
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Anuradhapura, la primera capital de Sri Lanka
Anuradhapura es uno de los sitios más sobresalientes del Triángulo Cultural de Sri Lanka. Nombrado Patrimonio de la Humanidad en 1982, como indiqué en la guía de Sri Lanka, la entrada para extranjeros cuesta 25$ (verano 2022).
Nada más llegar, junto al museo de Anuradhapura, que es donde se compran las entradas, nos encontramos con un montón de monos langur de cara negra. Me encantan, aunque siempre conviene estar a una distancia prudente 😅.
✍ Algunos datos de Anuradhapura
- Estamos en la que fue la primera capital de Sri Lanka, la primera civilización singalesa de Sri Lanka registrada.
- Mantuvo su posición entre los siglos V a. C. y XI d.C. Ojo, casi 1.500 años. De hecho, se considera la capital más longeva del mundo.
- Se calcula que aquí vivían más de tres millones de personas.
- A día de hoy se pueden ver muchas estructuras correspondientes a edificios de la ciudad, pero las excavaciones se han centrado en los templos. Hay mucho que descubrir aún.
- Anuradhapura estuvo vacía de turistas durante buena parte de la guerra civil que terminó en el año 2009. La guerrilla tamil hacía incursiones por aquí, y de hecho aún permanecen muchos cuarteles militares en la zona.
- Aquí se puede observar el sistema de regadío a base de canales y molinos que muchos siglos después copiarían los holandeses.
Y ahora, vamos a ver qué hay que ver en Anuradhapura.
🛕 Jethavana o Jetavanaramaya Dagoba
Empezamos la visita en la dagoba o estupa de Jethavana, tras un corto paseo desde el museo.
Enorme, destaca con su imponente altura por encima de árboles de troncos también gigantescos. Muchos de estos árboles, por cierto, están sobre montículos. Es una visión un poco extraña, pero el guía nos explicó que la altura de dichos montículos indica la profundidad de las excavaciones arqueológicas.
La Jethavana Dagoba es la más grande de Sri Lanka. Guarda una reliquia de Buda, en concreto una parte de su cinturón, pero no se puede acceder a su interior ni ver dicha reliquia. Esto es así en todas las dagobas. Sí se puede entrar en las pequeñas capillas que hay alrededor, incluido un pequeño templo budista donde los peregrinos van a dejar sus ofrendas. No te extrañe ver imágenes de dioses hinduistas, en Sri Lanka se mezcla constantemente.
Hecha de ladrillos rojos hoy poblados por los macacos de flequillo gracioso, cuando se construyó era el tercer edificio más alto del mundo con sus 120 metros (hoy mide menos). Sólo las Pirámides de Giza lo superaban.
También fue la estupa más grande del mundo, pero es que a día de hoy sigue siendo el edificio de ladrillo más grande del mundo. O al menos así te lo explican allí, claro.
Impresiona mucho, la verdad, y no hay que dejar de rodearla por completo. Siempre en el sentido de las agujas del reloj como marcan los preceptos budistas. Así descubrirás que hay cuatro capillas coincidiendo con los cuatro puntos cardinales, una constante en todas las dagobas, y cosillas más curiosas como unos juegos “de mesa” grabados en las losas del suelo.
🛕 Ruwanwelisaya Dagoba
De una dagoba de ladrillo nos vamos a una blanca, como son muchas de Sri Lanka. La llaman “la gran dagoba”, aunque sólo es la tercera más alta del país, con 55 metros de altura. Su visión impresiona tanto o más que Jethavana.
No sé qué tienen las superficies blancas que me dan una sensación de paz increíble. Será por eso que es el color preferido para rodear a Buda, aunque en el interior de los templos budistas lo que domina es un colorido rabioso, brillante, en todas las estatuas. A lo que iba, que me lío…
Ruwanwelisaya es impresionante, pero por desgracia el día estaba muy nublado y no contrastaba como lo hubiera hecho con un cielo azul. Me temo que las imágenes no transmiten del todo cómo es el sitio. Fíate de mí y no dejes de visitarla 😇
Un detalle: antes de llegar a la estupa hay unos canalillos de agua donde te mojas los pies y de paso te los limpias.
La estupa está construida sobre una gran plataforma en cuya base hay toda una hilera de elefantes que parecen salir de la pared, además de muchas banderas budistas. Simbólicamente, los elefantes están soportando el peso del mundo. Terrenalmente, los constructores utilizaron elefantes para alzar el edificio.
Este es un gran complejo monástico lleno de vida, es decir, de peregrinos y monjes que van a hacer ofrendas a Buda con flores de loto y nenúfares. Sólo hay que dejarse llevar (en el sentido de las agujas del reloj) tranquilamente y observar el ambiente.
Justo cuando llegábamos un grupo de monjes y asistentes estaban rodeando la estupa con una gran bandera. ¡Una pasada!
🛕 Sri Mahabodi
Continuando por el camino que sale a la izquierda si miras de frente a la Gran Estupa, llegarás a este templo, que es un sitio muy especial.
En Sri Mahabodi está el árbol sagrado que proviene de un esqueje del árbol bajo el que se iluminó Buda.
Se dice, de hecho, que es el único vestigio vivo relacionado con Buda y que es el árbol más antiguo registrado del mundo, con unos 3.000 años de antigüedad. Bueno, hay que aclarar que el árbol original se quemó por un incendio, pero el actual, que es enorme también, procede de un esqueje suyo. Y eso es lo que cuenta 😊
Este árbol se considera símbolo del feminismo en Sri Lanka porque el esqueje lo trajo Sangamita, la hermana de Mahinda, que es el monje que trajo el budismo a la isla. Por eso en este templo se suelen ver más monjas que en otros lugares (son franca minoría frente a los monjes).
El caso es que aquí vienen muchas mujeres a hacer una ofrenda al árbol para favorecer su fertilidad. También traen a los niños pequeños de 1 o 2 años para que sean bendecidos, portando una flor.
Hoy en día ya no pueden acercarse a dejar las ofrendas en el mismo árbol, que está rodeado de una verja precisamente para protegerlo. Dejaban tantas ofrendas, que las raíces se empezaron a pudrir y peligraba su supervivencia. En su lugar, hay un cuerpo de guardianes religiosos (no recuerdo el título oficial) que se encargan de recoger las ofrendas. Y a cambio de unas rupias te ponen una pulsera de hilo de algodón blanco y te bendicen.
Antes de pasar a la siguiente localización, te dejo este enlace del blog viajaresdescubrir con una completa guía de Anuradhapura para visitarla por tu cuenta, porque incluyen unos cuantos sitios más que yo no he visitado y quizá te interese conocerlos 😉
Mihintale, la cuna del budismo en Sri Lanka
Nos trasladamos en coche a Mihintale, pues está a 12 kilómetros de Anuradhapura. Este es otro punto más que interesante del Triángulo Cultural de Sri Lanka.
👉 La entrada cuesta 1.000 Rp (menos de 3€).
Varias leyendas cuentan que el monje Mahinda llegó en un artefacto volador y aterrizó en esta colina desde donde se domina buena parte de la llanura central. También dicen que se han encontrado dibujos donde se ve dicho artefacto, y por lo visto se parece mucho a un dron.
El caso es que desde aquí, desde este punto, Mahinda expandió el budismo a toda la isla.
Para llegar arriba hay que subir por unas escaleras antiguas sombreadas por árboles. Un escenario perfecto para una serie tipo Juego de Tronos.
Arriba nos encontramos con una estupa pequeña rodeada de los pilares antiguos que sostenían una especie de soportal techado. Se conoce como “la estupa del árbol de mango”. Junto a ella hay un Buda sentado bajo techo y rodeado con una verja pintada de oro y plata.
Alrededor de este templo hay tres colinas o puntos más altos, con sus correspondientes escaleras. Tú decides por cuál empiezas, pero no dejes de subir al menos a dos de ellos, ya que las vistas desde arriba son espectaculares.
Dicen que en Mihintale hay 1.850 escalones contando la subida desde la planicie, aunque lo normal es que subas en coche o bus hasta el parking .
También me contaron que los monjes que viven allí tenían un ciervo pequeñito porque, según la historia, Mahinda se encontró con el rey de Anuradhapura cazando. El budismo se lleva mal con la caza, así que los monjes lo cuidaban para recordar que no se debe matar a los animales. Un buen día se fue al bosque y no regresó.
Empecé por la dagoba blanca que hay a la izquierda, llamada Mahaseya. Es un edificio enorme y desde la terraza que lo rodea hay unas vistas buenísimas. Incluso se distinguen las enormes dagobas de Anuradhapura. El lugar está poblado de monos, como siempre, y en el interior te espera Buda, pintado de brillantes colores.
Pero quizá lo más espectacular, y también esforzado, es subir a la Aradhana Gala, la roca de “la Invitación”. Dicen que este es el sitio donde Mahinda pronunció su primer sermón.
La subida se las trae, y si ha llovido no quiero ni imaginármelo porque hay sitios donde resbala. Hay tramos de escalones irregulares excavados en la roca, otros superpuestos, y al final unas escaleras metálicas que llevan a la cumbre. Si tienes vértigo, aquí te curas o no puedes subir.
Pero cuando llegas arriba oh!! Al ser el punto más alto de Mihintale, puedes ver todo el complejo desde arriba. Un sitio impresionante, créeme.
Polonnaruwa, la segunda capital de Sri Lanka
Al día siguiente fuimos a Polonnaruwa, que fue la segunda capital de Sri Lanka después de que los cholas del sur de la India invadieran Anuradhapura. Nos trasladamos al medievo esrilanqués, pues este lugar data de los siglos XI a XIII.
De nuevo estamos en un lugar Patrimonio de la Humanidad, y de nuevo has de pagar 25$ de entrada, pero merece la pena a nada que te guste la arqueología. La visita te puede llevar una mañana si vas con guía.
Porque este lugar, bastante más pequeño que Anuradhapura, es puro yacimiento arqueológico. Es decir, aquí no encontrarás templos en activo.
Polonnaruwa está en la jungla y a ratos parece que estás en una peli de Indiana Jones.
Hay pájaros que hacen un sonido misterioso, penetrante. Por supuesto hay muchos macacos a los que no puedes evitar observar, como ellos a ti. Y los árboles con enormes troncos y lianas compiten por tu atención. Los muros de ladrillo oscuro, algunos cubiertos con algo de verdín, aportan el toque fantástico.
“Quien tiene el diente de Buda, tiene el poder”. Los indios invadieron Polonnaruwa buscando la codiciada reliquia del diente de Buda, pero cuando llegaron ya la habían trasladado en secreto a otro sitio. El diente pasó por siete ciudades hasta su ubicación actual en Kandy.
🏫 El palacio real de Polonnaruwa
Uno de los sitios más espectaculares de este yacimiento del Triángulo Cultural de Sri Lanka es el Palacio Real.
Construido en ladrillo rojo, los restos de los muros del primer piso destacan entre las estructuras de las dependencias del palacio. En realidad el palacio tenía siete pisos, pero como eran de madera excepto el primero, sólo ha sobrevivido lo que vemos.
Por lo visto estaba construido en estilo pagoda y tenía 55 puestos vigía a su alrededor. Todas las paredes interiores tenían un encofrado hecho con ceniza de ostras, cáscara de arroz, miel y otros componentes, y dicho encofrado estaba decorado con frescos hechos con pigmentos naturales. Una especie de casa de Pompeya.
Muy cerca está la Sala de Audiencias, una plataforma alzada cuya base está llena de relieves con elefantes y leones. Unas escalinatas flanqueadas por grandes leones dan paso a lo que fue el salón donde el rey despacharía los asuntos con sus visires, gobernadores, o como se llamara a las autoridades.
Y por último el recinto de los templos, de planta cuadrada. Preciosos, de distintos estilos porque cada rey construyó el suyo, aquí se puede ver algunas de las mejores “piedra luna” que están en todos los templos del país.
La Piedra Luna se trata de un medio círculo que está en la entrada de todos los templos y también de algunas casas. Se cree que representa el ciclo de la vida.
En el Vatadage, que tiene planta circular y es el templo más espectacular, están los “guardianes de las escaleras” mejor conservados de toda Sri Lanka. Se puede ver claramente que están protegidos por una serpiente de siete cabezas, y tienen enanos a sus pies, que se cree eran bufones.
Muy cerca hay una estupa de seis pisos de forma cuadrada. Es una copia de las de Angkor Wat, lo que prueba que había contactos internacionales en aquellos tiempos. De hecho, se sabe que se comerciaba con especias y piedras preciosas con otros países, entre ellos Camboya.
Por último, pero no menos importante, junto a la estupa de estilo camboyano hay una piedra enorme. Si te acercas, verás que está cubierta de escritura cingalesa en bajo relieve. En realidad en todos los templos hay una piedra como esta, y lo que está escrito es la historia del lugar. En su día estaban recubiertas de oro. La de Polonnaruwa cuenta que dicha piedra fue traída por elefantes desde Mihintale, que está a 180 kilómetros.
A continuación visitamos la Rankon Dehera Dagoba con sus 62 metros de altura y 180 metros de diámetro.
Y… sí, hay más. Un último sitio. Espectacular. Los budas de Gal Vihara. Esculpidos en los grandes bloques de roca magmática que hay en la región, y que son de granito (magma que se ha enfriado en el interior). Son enormes.
Las expresiones de los Budas, las vetas de color de la roca… la visión es muy especial, aunque el techo que han colocado para protegerlas desvirtúe un poco la experiencia.
Buda de Aukana
Otro lugar muy especial y poco frecuentado por el turismo es Aukana. Aquí hay un Buda gigantesco labrado en la roca, como los de Gal Vihara pero más grande aún.
El gran Buda de Aukana tiene 14 metros de altura, es del siglo V y dicen que después de la destrucción de los budas de Bamiyan a manos de los talibanes (en un gran alarde de ignorancia), es la escultura de Buda en piedra más grande del mundo.
El monasterio está habitado por tres monjes. El “jefe” suele estar de viaje, y allí quedan un monje joven y otro de mediana edad. Cuando alguien hace una ofrenda, el monje más mayor recita una oración delante de un micrófono. Modernidades.
El caso es que son muy amables y como el joven conoce a nuestra guía desde que era pequeño, nos invitaron a un té con miel solidificada, que es la manera tradicional de tomarlo. Nos contó, además, que se levantan a las 6 de la mañana para rezar, y después se dedican a sus quehaceres.
👉 La entrada a Aukana cuesta 1.500 Rps. (agosto 2022).
Dambulla
Dambulla, nuestro sitio de operaciones, también guarda una gran sorpresa que es Patrimonio de la Humanidad desde 1991. Son las cuevas de Dambulla.
Este era uno de los sitios que más ilusión me hacía conocer, porque mirando información antes de ir, vi que estas cuevas están revestidas de frescos antiguos. Las expectativas no se cayeron al verme allí, más bien lo contrario.
Las Cuevas de Dambulla son accesibles por dos caminos, hallándose sobre una roca de 160 metros de altura. Se trata de un complejo monástico con cinco cuevas a las que sólo se puede subir andando. Hay muchas más cuevas en la montaña, pero no son visitables.
Las primeras pinturas y estatuas están datadas en el s. I a.C.
Nosotros subimos por las escaleras que suben por el costado de la montaña, casi por debajo de las cuevas. Tratando de esquivar a los monos, las vistas de la llanura se van revelando a medida que asciendes entre las copas de los árboles y las grandes rocas redondeadas, recuerdo del pasado volcánico de la isla.
Una vez arriba, un gran portal pintado de blanco marca el acceso a una terraza amplia. En la pared de roca hay un edificio adosado a la roca, una especie de corredor con arcos, obra de los británicos del siglo XIX.
Tras descalzarnos y dejar las zapatillas en un puestecillo que hay unos metros antes de llegar a la entrada, guardado por un personaje con un look fascinante, entramos.
Repartidas entre las cuevas hay 150 estatuas de Buda con todas las posturas que se conocen. Las pinturas representan escenas de la vida de Buda.
De arriba a abajo, es una visión sencillamente espectacular. También hay imágenes de dioses hindúes, y de hecho la segunda cueva es un templo dedicado a Vishnu.
Dicen que el rey Valagamba de Anuradhapura se escondió en el monasterio de Dambulla cuando los cholas de la India invadieron Sri Lanka. Estuvo escondido durante 15 años.
Durante el periodo de Polonnaruwa, el rey Nissanka Malla recubrió algunas estatuas de oro y puso 70 estatuas más.
La primera cueva es la más pequeña y angosta, puede ser incluso un poco claustrofóbica si hay mucha gente, pero no hay que perderse la decoración de las plantas de los pies del gran buda yaciente, ni el rincón del fondo a la derecha.
La segunda, como he dicho, es el templo dedicado a Vishnu. Justo cuando nos íbamos del recinto coincidimos con la hora de la ofrenda. Un señor con turbante estaba tocando dos tambores ante la puerta del templo. Al lado, dos hombres preparaban una ofrenda con frutas. Cuando está la ofrenda cierran el templo para que los feligreses puedan hacer la ceremonia en la intimidad.
A continuación vienen las cuevas más espectaculares. Las dos primeras son muy grandes y la profusión de dibujos y estatuas te dejan con la boca abierta. Podría haber estado horas contemplando los detalles y no me habría cansado, así que sí, tienes que ir 😊
La salida la hicimos por el camino más oficial, que son otras escaleras que bajan hasta la entrada. Justo abajo hay un gran templo hecho con dinero japonés que es tan kitsch que parece un parque temático. Allí abajo hay baños, por cierto.
- La entrada para extranjeros son 2.000 Rp.
- Se pueden hacer fotos y vídeos, pero sin flash y con la prohibición de posar. Recuerda que está prohibido dar la espalda a Buda mientras te haces una foto, aunque aquí es realmente difícil porque estás rodeado de budas por todas partes. En cualquier caso ni los selfies ni los posados de cualquier forma se pueden hacer. Hay un circuito de cámaras de vigilancia, así que ni lo intentes.
- Lo que sí puedes hacer es fotos con gente que “pasa por allí”. Es decir, no tienes que esperar a que se vaya todo el mundo para hacer tu foto. Algo es algo.
Aspectos prácticos para la visita del Triángulo Cultural
- No te asustes por el precio de las entradas de Anuradhapura, Polonnaruwa y Sigiriya (la más cara de todas). Aparte de estas tres, el resto son muy económicas. Sabiéndolo, inclúyelo en tu presupuesto.
- Bebe agua con frecuencia. Suele hacer calor y hay mucha humedad. A consecuencia de ello sudas mucho pero no tienes sed, y sin darte cuenta te deshidratas. Cerca de la entrada de los templos suele haber sitios para “repostar” e incluso comprar algún snack. O beberte un coco. El agua de coco es muy nutritiva y va genial para reponerse de las sudadas 😊
- Lleva calzado cómodo y de fácil extracción, ya que tendrás que descalzarte para entrar en los recintos sagrados. Suele haber un lugar donde dejar los zapatos, a veces a cambio de unas pocas rupias (unos céntimos de euro). Si no, déjalos donde los dejen los demás. Y no te olvides de los calcetines, sobre todo si hace sol porque los suelos arden.
- Recuerda que hay que llevar las piernas cubiertas hasta la rodilla por lo menos, así como los hombros. Un par de pareos pueden solucionarte la vida pero mejor si llevas pantalones o faldas largas. Además hay que descubrirse la cabeza.
- En algunos templos está prohibido posar en cualquier postura, y con carácter general no puedes dar la espalda a Buda, ni para fotos ni para nada más.
- Lleva repelente de mosquitos y protección solar a mano. Es un mejunje para la piel, pero ¡nadie dijo que la vida del turista sea fácil! 😂
En resumen, el Triángulo Cultural de Sri Lanka es toda una región repleta de historia y cultura. Aquí están los testigos de las primeras civilizaciones de la isla y el budismo. La cantidad de datos, leyendas e historias son tales que abruman, pero es fascinante ¿no crees?
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