Voidokilia, Pilos, Metoni, Koroni… Si buscas sitios que ver en Grecia continental, coge papel y boli porque esta ruta por la costa sudoeste del Peloponeso te va a interesar, y si pasas por aquí sólo por el placer de leer, también 😉
Preparando la ruta por la costa sudoeste del Peloponeso
De los días reservados a la zona de Kalamata, habíamos acordado hacer esta ruta por la costa sudoeste del Peloponeso. O la costa de la región de Mesenia, como prefieras.
Confieso que Pilos, Metoni o Modona, Voidokilia y Koroni son nombres que no había oído en mi vida hasta que me puse a buscar qué ver en el Peloponeso. Y claro, como siempre ocurre en Grecia, cuando lees sobre los sitios ya sólo quieres ir.
¿Qué nos íbamos a encontrar en la costa sudoeste del Peloponeso? Por lo que había investigado, pasaríamos por playas de aguas transparentes y castillos medievales. La cosa prometía.
Sin embargo, este fue uno de los dos días pasados por agua que tuvimos en las dos semanas de este viaje a Grecia en el mes de noviembre. Hay que tener mala suerte, aunque visto de otro modo, que en este mes otoñal sólo lloviera en un par de ocasiones no es para lamentarse precisamente.
El caso es que llovió con ganas y los lugares que visitamos no se ven muy lucidos en las fotos, pero te aseguro que son impresionantes.
💡 A tener en cuenta: estos cuatro lugares están bastante cerca entre sí, así que no requiere de mucho tiempo de conducción. Si duermes en Kalamata, el trayecto más largo será de esta ciudad a la playa de Voidokilia, 1 hora aproximadamente, y lo mismo de Koroni a Kalamata para la vuelta.
📍 Si te preguntas dónde dormir para visitar la costa sudoeste del Peloponeso, te doy varias referencias:
- Si viajas en temporada baja, te aconsejo que busques sitio en Kalamata, la ciudad más poblada y con más servicios. No es bonita, pero sí una buena base para explorar la costa. Puedes ver los alojamientos para esta ciudad en Booking.
- Si viajas en verano, merece la pena que busques alojamiento en la zona de Pilos. Así tendrás muy a mano las fantásticas playas de la Bahía de Navarino.
Y ahora sí, vamos con estos lugares y su historia.
Voidokilia, la playa de Telémaco
¿Conoces a Telémaco, el hijo de Odiseo y Penélope?
Telémaco era un niño cuando su padre se fue a la guerra de Troya. Esta guerra duró unos 10 años, aunque los historiadores no terminan de ponerse de acuerdo. El caso es que la guerra fue muy larga y después Odiseo se pasó años intentando volver a su patria, por lo que Telémaco se hizo mayor. Y tuvo que soportar ver cómo los hombres asediaban a su madre.
Ante esta situación, Telémaco se encargó de echar a los pretendientes de su madre y después se dirigió a Pilos a buscar información de su padre.
Dicen que Telémaco desembarcó en la playa de Voidokilia con la idea de pedir al rey Nestor dichas noticias, y cuentan que se encontró con el monarca en una gruta que hay en la montaña y que domina dicha playa.
Otra leyenda cuenta que fue en esa cueva donde Hermes escondió el ganado que le robó a Zeus. Recuerdo perfectamente este mito de las lecturas de mi infancia 🥰
Con la leyenda de Telémaco en la cabeza, llegamos al final de una pista y nos encontramos ante una bahía muy cerrada con forma de herradura.
La playa de Voidokilia está separada de una gran laguna salada llamada Gialova o Divari por un cinturón de dunas, y en los extremos hay dos montañas de roca caliza. En una de ellas está la cueva de la leyenda.
Aunque había un coche y una caravana, la playa estaba desierta. Estacionamos el nuestro y echamos a andar por la orilla que, en verano, seguro que se llena. Sólo hay que ver los desperdicios de papel higiénico que hay entre las dunas. Increíble lo desaprensivos que somos los humanos con nuestro entorno 🤬🤬
Voidokilia forma parte del extremo norte de la bahía de Navarino, donde ocurrió la famosa batalla, y es un lugar de gran valor natural por el ecosistema de humedal que forma la laguna contigua.
La batalla de Navarino ocurrió el 20 de octubre de 1827 y determinó la guerra de la Independencia de Grecia. Los aliados franceses, rusos e ingleses comandaban 27 barcos e irrumpieron en la bahía de Navarino, donde la armada de 89 barcos otomana estaba anclada. Al atardecer ya habían sido hundidas tres cuartas partes de la flota otomana, mientras que las bajas aliadas eran muy pocas.
Decidimos pasear por la orilla de la playa y, al final, subir a las dunas. Desde allí hay buenas vistas de la «herradura», los acantilados y la laguna al otro lado. Por el camino, observamos las plantas características de suelos salinos. Algunas me recordaron muchísimo a las que vi en Fuerteventura.
Lo que no hicimos fue subir hasta la cueva e incluso hasta el castillo medieval que hay más arriba. La subida es exigente y llovía. Además el castillo está cerrado a las visitas. Por lo visto desde esas alturas se obtiene una vista de la playa mucho más completa, así que si hace buen tiempo y no te importa subir por la montaña, yo que tú no me lo saltaba 😊
Atravesando las dunas en dirección a la laguna localizamos un puesto de observación de aves, pero no había forma de acceder a él entre los juncos.
En la laguna se pueden ver muchas aves de distintos tipos, entre ellas flamencos, y está rodeada de olivares y huertas. Se puede rodear por una pista que lleva a Pilos, aunque he de advertir que es una «pista, pista».
📍 Voidokilia está a sólo una hora de coche desde Kalamata. En esta playa no hay servicios de ningún tipo, al menos no en temporada baja, cuando es realmente fácil no encontrarte con nadie. Por favor, deja el entorno como te lo encontraste o, aún mejor, sin ningún residuo.
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Pilos, una gran fortaleza sobre el acantilado
Desde Voidokilia se tarda una media hora en llegar a Pilos yendo por la carretera (tendrás que desandar la parte del desvío hasta la playa, que no es muy largo).
Pilos o Pylos es una ciudad apacible. No nos pareció que tuviera mucha gracia hasta que llegamos al gran castillo. En el pasado se conocía a esta población como Navarino, y en realidad fue ante estos muros donde sucedió la famosa batalla.
Pero su historia comienza mucho antes. Los hallazgos que se han encontrado en Pilos atestiguan que este fue un importante puerto comercial entre los siglos III y I a.C. En realidad ya era un asentamiento en la Prehistoria, tanto por sus fértiles tierras como por su ubicación en la entrada a la bahía de Navarino.
La colina de Koryphasio es donde se erige la fortaleza medieval que podemos ver hoy, cuya función principal era controlar los puertos de la región de Metoni durante el dominio veneciano.
¡Toda una sorpresa!
Su tamaño es enorme y consta de varias partes. Para empezar, entramos en el pequeño museo arqueológico que exhibe restos encontrados en la zona de Navarino. Dos figuras de bronce nos saludan. Son dos atletas que parecen gemelos, uno de los símbolos de Pylos.
En la exposición podemos observar también diversos objetos de vidrio, un producto que venía de Mesopotamia y Egipto, y que sustituía a las piedras preciosas democratizando ciertos objetos de lujo.
Después volvemos a salir y, caminando en línea recta, nos acercamos a la iglesia de la Transfiguración del Salvador. Esta iglesia fue mezquita en su origen y su arquitectura así lo confirma. Como puedes ver en la foto, tiene mucha más pinta de mezquita otomana que de otra cosa. En el interior, no obstante, nos recibe el altar y las pinturas de una iglesia ortodoxa.
Muy cerca de la iglesia hay otro pequeño museo que exhibe esculturas y ánforas recuperadas del fondo del mar. Es una sala pequeña, pero suficiente para disfrutar. La arqueología submarina me parece tan fascinante como la terrestre 😊
Y ya desde ahí subimos a la fortaleza interior, que es espectacular. Se trata de un recinto octogonal con varios pisos, lleno de celdas o habitaciones y con la posibilidad de subir hasta la parte más alta. Desde allí, entre las almenas, las vistas de la fortaleza y de las islas que hay enfrente son maravillosas. Incluso en un día de lluvia a tope como este.
📍 Entrada al castillo de Pilos: 3€ entre noviembre y marzo, 6€ entre abril y octubre.
📍 Horarios: abre todos los días de la semana excepto los martes, en las siguientes horas:
- 1 noviembre a 31 de marzo: 8.30 a 15.30 h.
- 1 abril a 31 agosto: 8.00 a 20 h.
- 1 septiembre a 30 octubre: desde las 8.00 h. hasta la puesta de sol.
📍 Tiempo de visita: estuvimos una hora y media, y eso que fuimos con cierta prisa por la lluvia.
Metoni, Methoni o Modona, la postal perfecta de la costa sudoeste del Peloponeso
Después nos dirigimos a Metoni, que está a sólo 15 minutos en coche. La encontrarás en el mapa con su otro nombre: Modona.
Ya íbamos con la hora un poco justa porque en invierno cierran pronto, pero nos dio tiempo a entrar y verlo con cierta calma. Y ooohhhh… si Pilos nos había gustado, Metoni ni te cuento.
De nuevo estamos ante una gran fortaleza con varias particularidades. Un gran foso la separa de la ciudad, las murallas son enormes y gruesas, capaces de resistir los embates de los cañones, y… voy a contarlo con más calma.
- El origen de Metoni es bizantino, si bien fue conquistado por los venecianos en el siglo XII, quienes arrasaron la fortaleza anterior.
- Entre el siglo XIII y el XV los venecianos fueron los dueños y señores de Mesenia, e hicieron de este lugar un gran puerto comercial en el Mediterráneo junto con Koroni, Creta y Chipre.
- Esta era, de hecho, una parada importante para los viajeros y peregrinos que se dirigían a Tierra Santa. Aquí llegaban a descansar y a reparar sus barcos si era necesario.
- En el año 1500 los turcos conquistaron Pilos igual que el resto de la costa sudoeste del Peloponeso. La población fue capturada y los otomanos trajeron a gente de otras partes de la península para repoblar el lugar.
- No obstante, los venecianos reconquistaron Metoni y allí volvieron a asentarse durante algo menos de un siglo, hasta que los otomanos volvieron a echarles de allí.
Está claro que estos puertos eran más que disputados en las turbulentas aguas de los siglos XVIII y XIX.
Fueron los franceses quienes, tras la rendición de la fortaleza, decidieron edificar la ciudad nueva fuera de los muros, y destruir la ciudadela.
Metoni fue, junto con Koroni, uno de los puertos llamados “los ojos de Venecia”.
La visita al castillo de Metoni
Como decía, nada más llegar al castillo de Metoni alucinas con las murallas exteriores. Son enormes y están muy bien conservadas. Esa sensación se hace más intensar cuando cruzamos un enorme puente con 14 arcos y entramos por una también enorme puerta.
Tras pasar por la taquilla, andamos por un camino que va entre la fortaleza exterior y la interior, igualmente enorme, hasta traspasar la puerta central. Todo aquí es gigante.
Dentro nos encontramos con un recinto bastante despejado. Quedan pocas ruinas de los edificios que poblaron el lugar, recordemos que los franceses los destruyeron, pero aún hay restos que no tienen desperdicio. Por ejemplo hay dos hamman antiguos que aún conservan la típica bóveda con tragaluces en forma de estrella para que entre la luz.
A la izquierda, un gran edificio con arcos apuntados parece saludarnos. Era la torre Sureste y estaba construida justo encima del punto central del antiguo puerto. Sus dimensiones son alucinantes.
Puedes recorrer las murallas por todo el perímetro, pero si vas con el tiempo justo, te recomiendo que vayas por el camino recto que va hacia el mar, dejando la torre sureste a tu izquierda. Tras un paseo de 200 o 300 metros llegas a un pasaje en forma de arco. Al otro lado está una de las postales más famosas de la zona, si no la que más: el islote de Bourtzi.
El islote de Bourtzi está unido a la costa por un camino construido sobre las rocas puntiagudas de la costa. Y está ocupado casi por entero por una torre octogonal del siglo XVI. Este era el sitio de los guardias que protegían la fortaleza, y también sirvió de prisión.
La visión del “castello da mare” es sencillamente espectacular y muy fotogénico. Además puedes cruzar y ver el panorama desde el otro lado, e incluso subir a la parte superior de la torre.
Volviendo a la fortaleza principal, continuamos andando por el perímetro de las murallas que dan al mar hasta rodearla. Llegamos a otra zona fortificada, separada de la principal por una gran muralla con torres cada pocos metros. Al estar más elevada, las vistas son buenísimas desde lo alto de los muros.
📍 Entrada de Metoni o Modona: 2€ entre noviembre y marzo, y 4€ entre abril y octubre.
📍 Horarios de Metoni: de noviembre a marzo abre de 8.30 a 15.00 h y de abril a octubre de 8.30 a 20.00 h. Seguro que es una pasada ver la puesta de sol con el islote de Bourtzi.
Tiempo de visita: reserva una hora y media como mínimo. Nosotros no pudimos estar más tiempo porque iban a cerrar el recinto, volvía a llover y además aún no habíamos comido, pero seguro que nos habríamos entretenido más de haber podido.
Koroni, el otro «ojo de Venecia»
Decidimos terminar esta ruta por la costa sudoeste del Peloponeso en Koroni, el otro “ojo veneciano”. Como no puede ser de otra forma, aquí también hay un castillo, pero resulta un poco confuso porque en su interior hay viviendas, campos de olivos, varias iglesias y un cementerio. Bueno, en realidad así serían los castillos en sus tiempos 🧐
El pueblo, por otro lado, se extiende bajo las murallas. Es chulísimo, así que es un buen sitio donde ir a comer o cenar, además de dar un buen paseo.
Hay calles que parecen recién salidas de las islas Cícladas, grandes mansiones venecianas de los antiguos comerciantes y un puerto pesquero.
Terminamos volviendo a Kalamata con la sensación de haber vivido un día intenso bajo la lluvia. Atrás quedaba esta ruta por la costa sudoeste del Peloponeso, o la costa de Mesenia, que me hubiera encantado que fuera tan soleado como los días anteriores y los siguientes. Pero no se puede tener todo, y mejor así que nada ¿no crees? 😉
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