Desde Douala, el sur de Camerún se abre a través de carreteras con vegetación tropical a un lado y a otro. Nos vamos a Kribi, la joya playera a la que los habitantes de la capital económica del país escapan cada vez que tienen ocasión. Es época de lluvias, así que no la veremos en su máximo apogeo, pero no por eso decepciona.
De camino a Kribi, observando los detalles
El camino a Kribi supone la transición entre el norte y el sur de Camerún. Selva, selva y más selva con árboles de tronco blanco y sin ramas salvo en la copa. Altísimos, despuntando aquí y allá. Bambúes gigantes, que forman enormes ramilletes. Y camiones transportando troncos enormes, recién cortados o arrancados de la Madre Tierra.
Paramos en un sitio de carretera, a eso de las 11 de la mañana, y ya tienen preparado el guiso del día: antílope y puercoespín. En sendas ollas, aunque al puercoespín no le terminamos de “reconocer”. Demasiado pronto para comer, si bien después se nos hace tarde en ruta y tampoco lo hacemos. En fin, Kribi nos espera con sus pescados a la brasa.
También hemos cambiado de contexto. Aquí la mayoría son cristianos, y los rasgos físicos son diferentes al Norte. Caras más anchas, ellos con cuerpos muy musculosos. No muy altos y en general de piel más oscura. A veces nos lanzan besos desde su coche o moto. Humor no les falta.
Otro gran cambio que percibimos en la gente es la pachorra. Pachorra caribeña de la buena. Por ejemplo, el personal del hotel: caída de ojos, movimientos casi imperceptibles, frases a media lengua donde cuesta saber si “sí”, o si “no”, pasividad total.
El sitio vacacional de Camerún
Estamos en el Golfo de Guinea y Kribi es el sitio de vacaciones para el turismo local. Como estamos en monzón, es temporada baja, así que no hay mucho público.

Hasta aquí llegaron los portugueses, con Vasco de Gama a la cabeza, pero no sería hasta el siglo XIX cuando se establecieron los primeros europeos. Estos fueron alemanes, responsables de la conversión al cristianismo de la población. La mayoría son de etnia batanga.
Además, construyeron un puerto desde donde exportar caucho y marfil. También madera, algo que se sigue haciendo, sobre todo desde la construcción del Puerto Autónomo de Camerún por los chinos, posterior a mi viaje en 2011.


Qué ver en Kribi
Kribi en sí mismo no tiene muchos sitios a los que ir. La playa es el gran atractivo, y luego tienes el pueblo. Pero en los alrededores están las cascadas de La Lobé, a sólo 7 kilómetros y la Rocher du Loup. Como ya he hablado de estos dos últimos sitios y tienes aquí los enlaces, me centro sólo en Kribi.
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Las playas de Kribi
Las playas de Kribi son una chulada. Con palmeras y árboles con las raíces al aire, cuyas ramas se extienden formando lugares de sombra bastante amplios.
La arena es clara, pero con manchas negras aquí y allá. Después de unos días en esta costa, comprobamos tristemente que es brea o petróleo. Las plantas de los pies se nos tiñeron de negro, y no lo conseguimos quitar hasta la vuelta a España.

En este mar hay pozos de petróleo y gas, a menudo bastante cerca de la costa. El “paraíso” deja de serlo a pasos agigantados.
Con todo y con eso, la playa estaba bastante limpia en cuanto a residuos humanos o basura se refiere. Hay pocas conchas, pero muchas semillas y hojas de los árboles próximos y de las que trae el mar. Un mar bravo, indómito, que hace el baño bastante peligroso, que te revuelca en la misma orilla con mucha facilidad…
Pero no sólo encontramos el atractivo natural de las playas de Kribi. Al menos en la playa pública, la más cercana al pueblo, hay una actividad de pesca tradicional que es todo un espectáculo a nuestros ojos.

Las barcas son fabricadas con troncos, de una sola pieza. A su alrededor siempre hay actividad. Las que entran o salen a la mar. Los pescadores arreglando las redes o preparando los aperos. Las mujeres vendiendo el pescado del día sobre la arena.





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El pueblo de Kribi
Esta primera tarde en Kribi la dedicamos a conocer el pueblo y tomar algo, después de tanto tren y carretera. Nos encontramos con varias calles anchas llenas de tráfico y todo tipo de pequeños comercios a un lado y otro. Entre ellos, me llama la atención una funeraria con los ataúdes expuestos en la calle y la cantidad de peluquerías que hay 😅


Ah! También hay una oficina de turismo en el cruce central, frente a una de las muchas gasolineras que hay en Kribi. Una modernidad que no había visto antes en el país.
Aquí abundan más los que no quieren vernos haciendo fotos, aunque sea a la calle sin enfocar claramente a nadie. Nos vienen con el argumento de que tenemos que pedir permiso a la chéfferie, aunque no es así.

Nos sentamos en una terracita (sí, hay un par de “terracitas”) a tomar algo, y al rato se acerca un joven a saludarnos, y charlar. Al final lo que quería era ofrecernos una excursión a no sé qué pueblo. Lo rechazamos, pero fue muy educado en todo momento.

Dónde y qué comer en Kribi
En las calles de Kribi el pescado a la brasa es el rey, aunque también se pueden encontrar algunos puestos de pinchitos de carne. Todas las opciones se concentran en un par de calles céntricas, no hay mucha pérdida.
Elegimos entre las opciones del día, en mi caso barbo, pero hay también carpa de mar (muy rica), lenguado, y algún otro pez. Regateamos un pelín los precios, aunque no suelen hincharlos mucho, y siempre depende del tamaño del pescado. Mientras lo preparan nos vamos a un bar con música bastante alta a pedir las bebidas y a esperar a que nos traigan el pescado.
Esto de pedir la comida en un puesto de la calle y que te lo lleven al bar, donde puedes beber, es la forma clásica de toda esta zona de África. Lo mismo pasa en DJamena (Chad), y en algunos sitios de Nigeria.
Aquí se come con las manos. Siempre traen un barreñito con agua y jabón para que te las laves, antes y después. Por cierto, comer con las manos es un placer que he podido experimentar en muchos otros países. Realmente todo sabe mejor, así que te invito a que dejes de lado los remilgos y pruebes 😉

Las discusiones por los billetes viejunos
En este bar tenemos, una vez más, una absurda discusión con la camarera. Digo una vez más porque es algo que nos ha pasado varias veces a lo largo del viaje, y que nos seguirá pasando.
No quieren coger los billetes viejos y rotos. Billetes que a nosotros nos dan en el banco o en cualquier otra compra.
Intentamos mantenernos en nuestro sitio. No tenemos otro, o lo tomas o lo dejas, y además este billete nos lo han dado en el banco, qué quieres que te diga. Pero ella también se mantiene en su sitio. La partida en tablas se prolonga media hora o más, mientras vamos acabando la cena y las bebidas.
Al final cedemos. Buscamos un billete que no esté roto, y nos prometemos rechazar todos los billetes así que nos intenten colar. Spoiler: creo que no lo llegamos a hacer.
Tras esta primera cena, tocaba volver al hotel. Con la linterna por delante, la carretera no tiene iluminación y está oscura como la boca del lobo. Menos mal que Kribi es es bastante seguro, al menos lo era en el año 2011.

Dónde alojarse en Kribi
Nosotros nos alojamos en el Hotel Le Paradis C2 suite, a unos 20 minutos andando desde el centro del pueblo y frente a la playa.
Es un lugar bastante curioso, con edificios de madera que albergan las habitaciones, el restaurante donde desayunamos, y unos jardines muy bien cuidados. Las habitaciones son bastante modestas, pero están limpias.
Si quieres buscar alojamiento en Kribi, te dejo este mapa interactivo donde puedes seleccionar las fechas, número de personas y añadir los filtros que más te interesen (rango de precios, puntuación, etc).
Curiosamente, en los días en que nos alojamos allí coincidimos con el rodaje de un culebrón para la televisión camerunesa, que al menos por aquélla época hacían furor.
De hecho, andando por la playa nos encontramos con el equipo de rodaje y nos llaman para incluirnos en la escena, pero francamente, no nos apetecía sin ir al peluquero antes 🤣🤣

Fue buenísimo porque el protagonista, un tipo bastante bajito pero atractivo, vestido con una americana y vaqueros, atravesó el restaurante mirando a todas las mujeres que estábamos desayunando con aire de “Soy irresistible, lo sé, tranquilas”.
Con un bonjour de voz profunda, llegó hasta las camareras (que por cierto, ni se inmutaron. Su pachorra es tremenda). Después les hicimos unas fotos y ahí nos ofreció su “lado bueno” y nos tiró besos mientras se las hacíamos.

La estancia en Kribi puede ser un buen balón de oxígeno en tu viaje a Camerún, así que te lo recomiendo mucho.
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Vaya, qué curioso lo del guiso de puercoespín, no me imagino a qué puede saber, jejejeje.
Es una pena lo de las playas, a este paso se las van a cargar todas…
El hombre de la telenovela la verdad que muy gracioso, podrías haber aceptado salir en la grabación, lo mismo hasta te podías hacer famosa, jejejeje. Genial!!!! Tiene que ser chulo el país!!! ;-)
Gracias Adela! Ja, ja, me dio mucho corte lo de la telenovela… :)
Hola Ali,
Muy buena la descripción de la "pachorra", jeje…
Lástima de las playas, con las manchas de petróleo que encima con lo que cuesta luego quitarla de los pies !!
Un abrazo.
Gracias Victor! Al principio creímos que como mas al norte hay playas volcánicas, quiza parte de la arena era x eso, pero las plantas de los pies ennegrecidas no mienten no?