Hoy te voy a contar cómo hacer una excursión a las Cañadas del Teide desde el Sur de Tenerife, saliendo de Los Cristianos, Playa de las Américas o Costa Adeje. Es una ruta circular de medio día que te va a encantar, parando en varios miradores a la ida, y visitando pueblos de montaña a la vuelta ¿preparados, listos…? ya! 😄
Datos esenciales del Parque Nacional del Teide
Si has aterrizado en el sur de Tenerife, estoy segura de que el Teide es tu gran objetivo, y conocerlo un poquito antes de ir nunca viene mal.
El Teide es el pico más alto de España con sus 3.715 metros de altura oficiales ¡Es casi un cuatro mil! Y es precioso. Una montaña única. Y único es que en poco tiempo llegues a su base desde el mar. Sin duda Tenerife tiene muchos atractivos por descubrir, pero el rey es el Teide.
¿Sabías que el Teide es el tercer volcán más alto del mundo? (medido desde su base en el fondo del océano) ¿Y conoces la «polémica» por la altura exacta del pico del Teide? Aquí tienes un artículo donde explican la historia de las mediciones del Teide.
El Parque Nacional del Teide fue nombrado Bien Natural de la lista de Patrimonio de la Humanidad en el año 2007, pero el Parque se creó en el año 1954 para proteger y reconocer su singularidad.
La fauna y flora, la enorme caldera que hay en su base, el conjunto de cráteres, coladas lávicas y paisajes lunares o marcianos que lo rodean, hacen que cada paso por esta tierra sea espectacular.
Las Cañadas del Teide es una gran depresión del terreno que se formó por un monumental desprendimiento de tierras hace unos 180.000 años.
En el Parque Nacional del Teide se encuentran representadas más del 80% de las formaciones volcánicas del mundo. Además, en él se han encontrado más de mil yacimientos arqueológicos guanches que están sin señalizar para evitar el expolio.

Con estos primeros datos… ¿Quieres subir por el camino más rápido? Adelante. Pero si buscas la ruta más espectacular, la que te lleva de sorpresa en sorpresa a través de paisajes que parecen de otro planeta, te recomiendo esta.
Aquí te voy a contar cómo hacer una ruta circular inolvidable, parando en miradores únicos y terminando con un buen plato canario.
Consejos rápidos para esta ruta
Mi Ruta Escénica: Excursión a las Cañadas del Teide desde el Sur de Tenerife
Para hacer esta ruta a las Cañadas del Teide desde Los Cristianos, Playa de las Américas o Costa Adeje, es decir, desde el sur de Tenerife, sólo hay que subir por la TF1 en dirección oeste, hacia Guía de Isora.

A la altura de la localidad de Guía de Isora hay que coger el desvío a la TF38, y ahora sí, ya estás en el camino de esta ruta a las Cañadas del Teide.
Enseguida “empieza lo bueno”, con laderas de lava salpicadas de pinos verdes contrastando con el cielo azul. Ya sólo queda ir atento a los miradores que hay en este recorrido, y que son la razón principal para subir a las Cañadas del Teide.
Subida por la TF-38: Pinadas y Lavas Jóvenes
No tardarás mucho en llegar al Mirador de Los Poleos. Este es un mirador modesto, y diría que bastante menos interesante que los siguientes. Aun así, como es el primero, está bien parar.
Además, desde allí verás el pico del Teide asomar entre rocas volcánicas de aspecto amenazador, y eso a mí me hizo muchísima ilusión ¡Es un cono tan perfecto!

En los carteles de información leo que estoy pisando una de las espinas dorsales de la isla. Es la dorsal Noroeste y aquí es donde se concentran los volcanes más jóvenes de la isla.
Los científicos consideran que es un posible escenario para futuras erupciones. Uf. Con la erupción del volcán Tajogaite de La Palma, yo no sé tú, pero en mi caso leo estas cosas con más atención y respeto.
Estamos en los dominios del volcán Chinyero, que entró en erupción en 1909, siendo el último en hacerlo en esta isla. Cerca de este mirador comienzan algunas rutas de senderismo que están señalizadas y te permiten adentrarte mucho más en este entorno extraño y bello.

El paisaje da sensación de ser joven. Las lavas que cubren las laderas parecen casi recién caídas, rodeando a los pinos y matorrales. Y así será durante el resto de la ascensión de esta excursión a las Cañadas del Teide.
¿Sabías que Cristóbal Colón avistó una de las erupciones volcánicas de Tenerife, en 1492, cuando se trasladaba con sus carabelas de La Gomera a Gran Canaria para ultimar los preparativos de su primera expedición a “las indias”? Dejó registro de ello en su diario, y algunos creen que pudo ser una erupción del Teide.
Mirador Sámara
Continuando por la TF38 al cabo de un ratito llegas al siguiente mirador ¡Qué bonito cuando llegas a Sámara! y qué bonito nombre, por cierto.
El mirador se encuentra en una recta de la carretera y tiene unas cuantas plazas de coche, no muchas, pero ofrece una perspectiva del Teide maravillosa.

En la base, un pequeño mar de pinos verdes alegran la vista entre las coladas de lava, y sobre ellos se alza, majestuoso, el Teide. Ahora sí que lo verás bien. Vuelve a ilusionar.
Desde este mirador también sale un sendero que seguro lleva a contemplar el paisaje con más perspectiva aún. Sin embargo, nosotros queríamos seguir para cubrir toda la ruta antes de bajar a comer a Vilaflor, así que lo dejamos para otra ocasión. Estoy segura de que voy a volver 😊

Mirador Narices del Teide
Ya vamos cogiendo altura y los árboles han desaparecido. De nuevo acometemos una ruta en la que la carretera de asfalto negro se confundiría con los campos de ambos lados, si no fuera por las líneas blancas de los carriles.
Llegamos a este mirador con nombre curioso y gracioso a partes iguales. Mirador «Narices del Teide». El paisaje es lunar. Domina la escala de grises, el negro y los tonos rojizos de las lavas que ya se han oxidado con el paso del tiempo. Es muy espectacular, créeme.

En primer término tenemos el Pico Viejo, que a pesar del nombre es el más joven de los que ocasionaron una erupción a gran escala en Tenerife. No contamos con el Chinyero, porque la última erupción del Pico Viejo ocurrió en 1798.
Las bocas de las que manaron los ríos de lava son perfectamente visibles, y parece que fue ayer cuando dejaron de hacerlo. El corte más grande mide 700 metros, y el que está debajo fue una fuente de lava que duró tres meses.


Cruzando la carretera puedes andar por los senderos y sumergirte en el malpaís. Nunca un paisaje tuvo un nombre tan acertado.

Por cierto, en todos estos miradores han puesto una especie de bandas en la carretera, con un pavimento de color marrón claro que empieza unos metros antes de cada extremo. Sirve para que los coches reduzcan la velocidad y para que los peatones escuchen el ruido de las ruedas. De esta forma puede evitarse algún accidente que otro. En cualquier caso, mira bien antes de cruzar 😊
La visión de las montañas de ese lado, cortadas y recortadas por fuerzas poderosas es… no sé, como transportarte a otro continente.

Se puede ascender al Pico Viejo o Montaña Chachorra (ojo también a este nombre), con el atractivo de que va mucha menos gente que al Teide. Pero te aviso: es una subida de unas 9 horas y tienes que estar bien preparado. Este volcán alcanza, además, una altura de 3129 metros.
Mirador Boca Tauce
Seguimos adelante. Recorriendo unos dos kilómetros llegarás a la bifurcación de la carretera TF38 con la TF21, que es la que lleva al Parador del Parque Nacional del Teide y a las Cañadas del Teide.

Ahí mismo, en la TF21, está el mirador Boca Tauce, también pequeño pero igualmente precioso.
La vista del Teide desde el mirador Boca Tauce es algo más frontal, con el Pico Viejo a la izquierda y la caldera delante. Además hay una serie de riscos o roques a la derecha del todo, que anuncian el paisajazo que vas a ver más adelante. En realidad son los Roques de García, que están en las Cañadas del Teide. Nuestro objetivo ya está cerca.
En el cartel informativo de este mirador puedes ilustrarte sobre los distintos tipos de lavas, que se ven ahí mismo.


Están las lavas “aa”, que forman un paisaje cortante por el que no se puede caminar. Son las que conforman el malpaís.
Y están las lavas “pahoe-hoe”, nombre que viene de Hawaii, donde saben bastante de volcanes. Estas son lavas más fluidas que al solidificarse forman un suelo arrugado y retorcido. Pahoe-hoe significa que puedes andar descalzo por ellas.

Mirador Zapatilla de la Reina
Continuando hacia los Roques de García, a poco más de un kilómetro, puedes volver a parar en el siguiente mirador, que también está en una recta generosa. Además, tiene más plazas de coches que los anteriores.
Ahora tenemos más de frente el Teide, y a nuestras espaldas hay un sendero que te lleva hasta un arco de piedra cuyo hueco tiene forma de zapato o zapatilla. De ahí el nombre de este lugar.

¡Y es todo tan bonito! Puedes andar a un lado y otro de la carretera, admirando el paisaje, distinto. Te advierto que es difícil dejar de mirar al Teide, pero haz un esfuerzo, que te va a gustar también lo demás 😉
Estas formaciones rocosas son debidas a la oscilación de las temperaturas, de hasta 20 grados en un mismo día. También a la acción del hielo y la nieve en invierno, y los vientos en cualquier época del año.

Cañada Blanca y Llano de Ucanca
Después del mirador de la Zapatilla de la Reina nos vamos acercando a los Roques de García por un tramo de carretera tan precioso como todo lo anterior.
Siempre con el Teide a la vista, con las rocas de las Cañadas del Teide con formas fantásticas, cada ángulo es distinto. Las sombras, la luz, la vegetación parca y a la vez rica, te trasladan a desiertos antiguos, paisajes de cine.
En primavera este paisaje está salpicado de tajinastes rojos y muchas otras flores, así que… ¡creo que es la época ideal!
Roques de García
Por fin llegamos al punto más icónico de esta excursión a las Cañadas del Teide. Aquí está la típica imagen del billete de 1000 pesetas que muchos hemos visto en nuestros tiempos.
Puedes dejar el coche en el parking del Parador Nacional o en el que está cruzando la carretera. Ármate de paciencia si hay mucha gente, porque este es el Parque Nacional más visitado de España, y se nota. Lo bueno es que hay bastante rotación porque la mayoría de visitantes paran un ratito y se van.

El camino es claro y está bien señalizado. De hecho, hay que recordar que estás en un Parque Nacional y por tanto no está permitido salir del sendero, y mucho menos llevarte algún «recuerdo» en forma de roca o planta.
El Teide se eleva majestuoso a nuestra derecha, según caminamos hacia los Roques de García. Está a unos kilómetros, pero parece que está mucho más cerca.
Un cono perfecto ¿lo he dicho ya? con distintos colores realzados por el cielo azul y las manchas de nieve que luce a finales de otoño.

Andamos hacia la zona de pináculos o pequeñas torres de lava antigua. Alguna luce formas geométricas como las columnas de basalto que se pueden ver en Islandia y muchos otros lugares de origen volcánico, aunque aquí no son negras.

La más llamativa, y el símbolo del lugar, es el Roque Cinchado. Parece una columna retorcida. Junto con el Teide forma la imagen de los billetes que he mencionado antes. Otras se llaman “la Catedral” o “la Cascada”.

Si te desvías un poco a la izquierda te puedes asomar a ver una imagen aérea de los Llanos de Ucanca con más pináculos en primer plano. Después, te sugiero que andes más allá del Roque Cinchado, siguiendo el camino trazado y su amplia curva. El paisaje cambia a cada vuelta del camino y es precioso.





Como todo lo bueno, y afortunadamente lo malo, llega la hora de volver al punto de partida, pero mi propuesta es hacerlo por un camino distinto, sobre todo porque ¡ya es la hora de comer!
El broche de oro: Bajada y Gastronomía en Vilaflor
Vilaflor es el pueblo más alto de Tenerife. Está a unos 17 kilómetros de los Roques de García, yendo por la TF21, y para ello hay que volver a cruzar el llano de Ucanca (no nos vamos a quejar 😜).
Pasado el mirador Boca Tauce (el que está junto a la bifurcación), continuamos por la TF21 y enseguida empezamos a bajar de altura. Es posible que tus oídos lo noten.
Los bosques de pinos vuelven a hacer acto de presencia y ya no podemos ver el Teide. Al cabo de un ratito llegamos a Vilaflor.

Justo antes de entrar en el casco viejo encontrarás un parking público, amplio y gratuito, junto a un pequeño parque infantil.

En Vilaflor hay varios restaurantes, pero sólo te puedo hablar del Restaurante Fuente Hermano Pedro, en la base de la plaza, junto al ayuntamiento.
Es un sitio sencillo, nada caro y con una carta repleta de platos canarios como el guiso con carne de cabra o el puchero canario. Son amables, y comer al sol siempre es un plus.

Más allá de su oferta gastronómica, Vilaflor merece un paseo. Tranquilo, agradable, quieto incluso en un día festivo, luce una plaza en desnivel con un jardín central presidido por la Iglesia de San Pedro Apóstol.


Encalada en el exterior, pulcra, su interior está protagonizado por un retablo de colores. Su construcción es del siglo XVII, precedida por una ermita que poco a poco se fue ampliando.

En una esquina de esta iglesia hay una reproducción del reloj solar que existió entre el siglo XVII y la década de los 70 del siglo XX, y en una placa te explican cómo leer la hora.
Detrás de la iglesia está la Casa de los Soler, otro de los puntos de interés de Vilaflor. Es la casa de Pedro Soler, catalán que fundó la villa junto a su esposa Juana de Padilla, a principios del siglo XVI.
A pesar de su estado de abandono, es un buen ejemplo de arquitectura tradicional canaria, con su corredor con pórtico y columnas de piedra. Aquí vivieron unas cuantas generaciones de este ilustre apellido, que tenían el título de marqueses.


A mediados del siglo XVII los chasneros (habitantes de la comarca) se sublevaron contra la familia Soler y derribaron los pilares de piedra de la casa. La familia tuvo que salir huyendo con lo puesto hacia la montaña.
Al otro lado de la plaza que da paso a la carretera se alza otro templo de color gris. Es el Santuario Convento del Hermano Pedro y su historia comienza en 1766, pero no fue terminado hasta… ¡el año 2002! coincidiendo, por cierto, con la canonización del Hermano Pedro.
Pedro San José de Betancour nació en Vilaflor y fue bautizado en la ermita de San Pedro. Fue misionero en Guatemala y canonizado por Juan Pablo II en el año 2002, siendo el primer santo canario.

El pueblo de Arona
Antes de volver a Los Cristianos, Playa de las Américas o Costa Adeje, te recomiendo que pares en Arona, que está también en la TF21. Te pilla de paso y merece la pena.

Arona es el centro administrativo y “capital” de esta comarca que incluye los centros costeros ya citados. Su casco antiguo es otro ejemplo de arquitectura canaria, y se concentra alrededor de la plaza del ayuntamiento.
Casas blancas, puertas, ventanas y balcones de madera, y la vegetación propia de la isla te recibirán con los brazos abiertos.
Un placer pasear con el sonido de los pájaros como única compañía, saludar a algún vecino y observar a los gatos cruzar furtivamente las calles adoquinadas. Poco más que contar y mucho que disfrutar allí, en vivo y en directo.

Ya sólo queda bajar hacia la costa, de curva en curva, admirando el mar de frente. Si es un día con calima como el que me tocó, disfrútalo igualmente.

Mi hoja de ruta: Consejos prácticos y enlaces de interés
Preguntas frecuentes sobre el Parque Nacional del Teide
Y con esto, el círculo se cierra. Después de un día de contrastes, de sentir la fuerza de la naturaleza en sus lavas jóvenes y de asombrarme con la majestuosidad del Teide, estoy convencida de que esta ruta escénica es la mejor opción. Espero que esta guía te haya animado a dejar a un lado la prisa y a disfrutar de cada parada. No olvides llevarte tu cámara y la mente abierta para absorber la magia de este lugar. ¡La Excursión a las Cañadas del Teide desde el Sur de Tenerife es un recuerdo que llevarás contigo para siempre!
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