3 días en el Valle de Hushe, un rincón auténtico del norte de Pakistán

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Por Alicia Ortego

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El Valle de Hushe es uno de los lugares más auténticos del Baltistan, en el norte de Pakistán y en plena cordillera de Karakorum. Si no has oído hablar de este lugar, a lo mejor te sorprende saber que sus comunidades tienen fuertes lazos con España ¿Quieres sabes por qué?

Llegamos desde Skardu en un día de verano perfecto. Por el camino, paramos un momento en la confluencia de los ríos Indo y Shyok, cerca de la ciudad de Khaplu o Khapulu. Aquí podemos decir que “termina” el Himalaya y al otro lado ya está la cordillera del Karakorum.

En el verano de 2024, el deshielo fue más rápido de lo normal por el ascenso de las temperaturas, así que los ríos bajaban muy caudalosos. Esto ya no es, por desgracia, nuevo.

En la ruta vemos los campos inundados por el Shyok, que es el río que se dirige a Ladakh. Uno de sus afluentes es el Shyok Hushe.

rio shyok en el norte de pakistan
Confluencia de los ríos Indo y Shyok de camino al Valle de Hushe

Un poco más adelante, contemplamos sus aguas desde un gran puente colgante que cruzan peatones y vehículos. Su bravura da miedo, pero hipnotiza.

Pakistán es el país con más glaciares del mundo fuera de los polos, y esto les pone muy en riesgo con el calentamiento global.

mujeres pakistanies cruzando puente colgante
Un grupo de mujeres cruzando el puente sobre las turbulentas aguas del río Shyok de camino al Valle de Hushe

Dónde está el Valle de Hushe y cuál es su historia

El Valle de Hushe pertenece a la región Gilgit-Baltistán y es la parte más septentrional de Cachemira, que quedó separada entre India y Pakistán tras la guerra entre ambos países (1947-1949).

Con dicha separación, muchas familias se fragmentaron. Y las rutas de comercio e intercambio se interrumpieron. A un lado y otro, la prosperidad de hace unos siglos quedó mermada.

Sus habitantes, los balti, provienen de Tíbet y se asentaron aquí hace ya mucho tiempo.

El 85% de la población profesa la religión Nurbaksi, que proviene del sufismo iraní, una de las interpretaciones del Islam que mezcla el sunismo y chiísmo.

Las mujeres no llevan burka o niqab. Sus vestidos son muy coloridos, dominando el rojo y los tonos azafrán. Sin embargo, están muy sometidas a los hombres.

El decoro y las buenas maneras implican no saludar a los extraños si hay un hombre presente. Si te invitan a comer a una casa local, seguramente no las veas. Además está muy mal visto que les hagas fotos. Muchas se niegan incluso aunque estén solas. Esto no quita para que sean bastante simpáticas si charlas con ellas.

mujeres y niños lavando ropa en el valle de hushe
Mujeres y niños lavando ropa junto a los campos de trigo en el Valle de Hushe

Los balti se dedican en un 90% a la agricultura y algo de ganadería. Cultivan trigo, maíz, patatas y árboles frutales, entre otras cosas.

Las cosechas se obtienen en verano, en los meses en que no hay nieve y las temperaturas ascienden a 30ºC de media. En invierno las temperaturas pueden bajar hasta los -20ºC y los pueblos quedan prácticamente incomunicados por la nieve y el hielo. De los frutos de la tierra depende, por tanto, gran parte del sustento del resto del año.

Como en la fábula de la cigarra y la hormiga, las gentes de estas montañas deben trabajar en verano para poder comer en invierno con lo que han logrado almacenar.

montón de espigas en Machulo
Cosecha en el pueblo de Machulo, Valle de Hushe

Desde hace sólo unas décadas, los hombres jóvenes y de mediana edad trabajan como porteadores, igual que lo hacen los sherpas de Nepal. Sin embargo, la temporada de montañismo es mucho más corta en Baltistan.

Enseguida nos damos cuenta de que la gente de la zona tiene una mezcla rara de rasgos. Algunos son bastante nepalíes, mientras que otros son rubios o pelirrojos, incluso con ojos muy verdes.

cinco niños de machulo cada uno con rasgos distintos
Niños de Machulo, en el Valle de Hushe

Una anécdota curiosa: en una de nuestras paradas, hablamos con un hombre. Nos dice que tiene 37 años y 6 hijos. A nosotros nos parece que tiene unos 60 años. Nuestro guía y anfitrión, Shamsair Ali, nos explica que ellos no celebran el cumpleaños, así que no saben cuántos años tienen a ciencia cierta. No es extraño, pues, que cada uno diga lo que le parezca, aunque esté muy alejado de la realidad.

Qué ver en el Valle de Hushe en 3 días

El Valle de Hushe atesora una riqueza natural y cultural fantásticas. Tres días puede ser una buena cifra para que te dé tiempo a recorrerlo con cierta calma. Aquí tienes una lista de lo que podrías ver y hacer en el Valle de Hushe en este tiempo:

  • Pueblo de Machulo, una de las aldeas principales del valle situado junto a las agujas de Haldi. Sólo por ver su ubicación y recorrer sus huertas dispuestas en terrazas ya merece la pena.
  • Aldea de Hushe, está en el “final” del valle y es la salida del trekking del Baltoro. Tiene una vista fantástica del Masherbrum o K1 (7.821 metros de altura).
  • Khapulu o Khaplu es la ciudad más importante y está, en realidad, fuera del Valle de Hushe, pero muy cerca de su comienzo. Tiene al menos un par de lugares muy interesantes para visitar: el Fuerte de Khapulu y la mezquita Chaqchan.

No parece una lista muy larga, pero hay que tener en cuenta que esta es una zona con muchas opciones de senderismo, y además conviene pasar tiempo con sus gentes y admirar los paisajes. Entre Machulo y Hushe, además, hay varias aldeas en las que puedes parar y dar un paseo.

Si viajas en el mes de agosto, seguro que te encuentras con el momento de la cosecha.

El ambiente es extraordinario. La actividad reina en los campos y las carreteras, junto a las que se colocan las gavillas de trigo y otros cereales para secar. De verdad que es todo un espectáculo.

gente cosechando en los campos del valle de hushe
Cosecha en el Valle de Hushe
joven cargando con gavilla de trigo a la espalda
Tiempo de cosecha en el Valle de Hushe

Además de los cereales, en esta época también se recogen los albaricoques de verano, que son los que se destinan a la venta en mercados, además del autoconsumo de invierno. Son transportados en enormes cestas y se ponen a secar en los tejados de las casas, aportando una gama de colores que va del naranja al marrón.

albaricoques secándose en un tejado plano
Albaricoques secándose, deshuesados, en un tejado de una aldea del Valle de Hushe

Los pueblos se suceden, rodeados de tierras de labranza que se han ganado a las montañas. Aquí se cultiva en terrazas y afianzan el terreno con chopos, un árbol bueno para aprovechar la madera. Son pequeños oasis en un mundo de roca.

campos de cultivo en el valle de hushe
Campos de cultivo en el Valle de Hushe

El pueblo de Machulo

Machulo ofrece una visión de postal increíble ya desde la carretera. Situado debajo de las montañas de roca más puntiagudas que había visto hasta la fecha, las agujas de Haldi.

pueblo de machulo y agujas del valle de hushe
Pueblo de Machulo con las agujas de Haldi detrás, en el Valle de Hushe

Sobre las casas despunta una gran mezquita de arquitectura ladaki. Entramos en el pueblo justo cuando los hombres están saliendo de la oración del mediodía. Es viernes, así que decenas de hombres caminan por un camino estrecho que comunica la mezquita con el mausoleo del imam. Después de presentar sus respetos, retoman su día a día.

hombres saliendo de la mezquita de machulo
Hombres saliendo de la mezquita de Machulo, en el Valle de Hushe

En verano, no obstante, muchos hombres jóvenes y de mediana edad están trabajando en las expediciones de montaña. Por eso en los campos vemos más mujeres, niños y ancianos.

Todos nos saludan de buen grado, sobre todo al saber que somos españoles, y tiene mucho que ver con la historia de los españoles que llegaron a estos valles y abrieron el paso del Gondogoro para que el trekking del glaciar Baltoro pudiera ser una ruta circular. Así, parte de la riqueza que llega con el turismo de montaña deja algo en este valle aislado y lleno de grandes retos alpinistas.

¿Quiénes eran esos españoles? Quizá recuerdes el programa Al Filo de lo Imposible de Televisión Española. Pues bien, los montañeros que formaban parte de esas expediciones conocieron y entendieron las necesidades de las gentes de este valle.

La Fundación Felix Baltistan (FFB)

En Machulo conocimos la historia de la Fundación Félix Baltistan, cuyo enfoque es ayudar a mejorar la calidad de vida de los habitantes del Valle de Hushe y Machulo. Siempre con ellos, escuchando sus necesidades y alentando a la participación.

El proyecto empezó con una escuela de montañismo después de que Ibrahim Rustam, apodado cariñosamente como Big Rustam, fuera elegido como miembro de una expedición para escalar el Everest.

En su viaje a Nepal, Rustam visitó una escuela de escalada y se le ocurrió que podrían hacer lo mismo en el Valle de Hushe, tan necesitado de todo. En 1997, con ayuda de la ONG Baltistan Fundazioa del País Vasco, abrieron dicha escuela. Fue la primera de todo Pakistán.

big rustam del valle de hushe
Big Rustam hace honor a su apodo, no sólo por su altura física, también por su gran sonrisa y humor. Nos acompañó en una comida en Machulo, Valle de Hushe

Poco después los sueños se fueron ampliando. Más allá de dotar a los jóvenes de una formación que les permitiera tener un futuro más digno, podían actuar en ámbitos tan importantes como las infraestructuras, salud y educación.

La educación de las niñas ha tenido que superar importantes barreras. En la cultura tradicional, escudada en la religión, ellas no son las más favorecidas al respecto. Pero eso está cambiando en el Valle de Hushe. Al menos hasta donde han llegado las escuelas.

escuela de machulo en el valle de hushe
Escuela secundaria de Machulo, con las agujas de Haldi de fondo, en el Valle de Hushe

En el año 2024, que es cuando yo les he conocido, tienen proyectos de desarrollo agrícola con cultivos locales, instalan bombas, depósitos de agua y sistemas de riego. También tienen un proyecto de empoderamiento de las mujeres baltis, agrupadas en una cooperativa, para que puedan tener su propia independencia económica. Dan trabajo a unas 3.000 mujeres de todo el Valle de Hushe con una industria local propia a base de talleres de costura, fabricación de bolsos, carteras, sombreros, bufandas, guantes de lana…

Tras casi 30 años, la Fundación Félix Baltistan se ha independizado y ya ruedan “solos”, obteniendo fondos del gobierno de Pakistán y de todos aquéllos que quieran hacer donaciones públicas o privadas. Eso siempre es una buena noticia, porque no tiene sentido que siempre estén tutelados por los de fuera.

Una buena forma de conocerles y contribuir es alojándose en la Felix Guesthouse. Te dejo aquí el enlace a su página de Facebook. El edificio está a las afueras del pueblo, en dirección al pueblo de Hushe, junto a la escuela que han levantado.

Queda mucho por hacer, pero también han avanzado mucho. Por ejemplo, en el momento en que nosotros visitamos el Valle de Hushe nos dijeron que tres mujeres ya se habían formado como enfermeras y trabajaban dando asistencia de primeros auxilios y servicio de matronas en todo el valle.

Sin embargo, hay ocasiones en que la montaña cobra su tributo de tierras, casas y vidas humanas.

En el pueblo de Talis hubo una gran riada en el año 2010. Se llevó por delante 43 casas. Sucedió por la noche, así que muchos estaban durmiendo. Murieron 13 personas y otras cinco fueron arrastradas por la corriente hasta el siguiente pueblo, aunque lograron sobrevivir.

La Fundación Félix construyó dos muros para tratar de proteger el pueblo. Sin embargo, al año siguiente hubo una riada similar y destruyó las mismas casas. Por suerte esta vez fue durante el día y la gente pudo huir.

Cuando sucede alguna desgracia de este tipo, los proyectos de largo recorrido deben frenar y prestar ayuda de emergencia e infraestructuras. La ayuda del gobierno muchas veces no llega, o lo hace demasiado tarde.

La vida en el Valle de Hushe es muy dura, aunque el paisaje sea imponente y luzca sus mejores galas en cualquier época del año.

Semsher de Machulo treks&tours
Shamsair Ali contándonos la historia de la Fundación Félix, con sus amadas montañas detrás, en el Valle de Hushe

El pueblo de Hushe

Avanzando desde Machulo hacia Hushe, observamos el K1 o Masherbrum al fondo. Una gran mole de más de 7.000 metros de altura sobre el nivel del mar, con forma piramidal. Pero no es lo único. Aunque dejamos atrás las Agujas de Haldi, las Torres del Trango y la aguja de Kanday hacen su aparición. Son imponentes.

mashernbrum o K1 en el valle de hushe
K1 o Masherbrum al fondo del Valle de Hushe
torres del trango, norte de pakistán
Torres del Trango desde el Valle de Hushe

El pueblo de Hushe es un núcleo de casas de adobe, muchas pintadas de colores. Las casas están protegidas por muros y tienen un jardín o huerta interior. Las calles suelen tener un canal por el que circula agua y algo de basura.

calle del pueblo de hushe
Calle del pueblo de Hushe

La aldea cuenta con al menos dos mezquitas y un cementerio por el que, si pasas con descuido y hay algún niño o adulto pendiente, te dirán que no pises el suelo sagrado. Me pasó.

De trazado laberíntico, los niños dominan la calle durante el día. Aquí se nota que aún no ha llegado la relativa prosperidad de los pueblos como Machulo. La pobreza de sus vestimentas, la falta de higiene, se hace patente por todas partes. Pero la gente es adorable.

niños de hushe
Niñas del Valle de Hushe

Los hombres, no obstante, preguntan entre curiosos e inquisidores quiénes somos. A pesar de que hay un refugio de montaña abierto por Sebastián Álvaro con la Fundación José Ramón de la Morena, y que por aquí transitan montañeros de todas partes del mundo, quieren saber quién pisa sus calles. En este refugio dormimos, por cierto, y muy bien.

El carácter de estas gentes es introvertido, forjado por la dureza de las condiciones en las que viven. También amable, y más cuando saben que venimos de España.

En un improvisado paseo con una amiga, al poco rato nos encontramos rodeadas de una comitiva infantil que nos sigue. Se ríen, curiosean, y cuando cogen algo de confianza nos ponen música con su móvil y nos piden que bailemos para ellos. La juerga está asegurada. Mientras, me fijo en que las niñas siempre se sitúan un poco separadas de los niños.

niñas del valle de hushe
Niñas del Valle de Hushe

Siendo dos mujeres, cuando nos encontramos con las adultas nos saludan, nos preguntan de dónde somos, y nos invitan a tomar un té a su casa. Incluso, nos invitan a entrar en la casa de Little Karim y saludar a su viuda.

Cuentan que Chris Bonington le descartó en su selección de porteadores porque era muy bajito. Entonces Karim se lo subió a la espalda y dio varias vueltas al hotel con él encima. Por supuesto, ganó su puesto en la expedición.

No te pierdas este artículo de la Librería Desnivel donde cuentan esta y otras anécdotas de este pequeño-gran-hombre al que seguro me hubiera encantado conocer. Falleció en 2022.

Es increíble la cantidad de héroes locales, para nosotros anónimos, que vamos descubriendo en este viaje.

Un trekking fácil en el Valle de Hushe

Si bien el pueblo de Hushe es el destino final de los que hacen el trekking del Baltoro, también hay opciones de senderismo bastante asequibles. La que nosotros hicimos fue caminar desde Hushe hasta la base del glaciar del Masherbrum o K1.

porteador volviendo del trekking del baltoro
Porteador volviendo del treking del Baltoro, Valle de Hushe

Se trata de un paseo precioso de unos 10 kilómetros que se hacen en unas 6-7 horas, con paradas para descansar y comer.

Comienza por las cuidadas huertas que hay más allá del pueblo, junto al río. Después el camino transcurre entre praderas y abetos.

campo de trigo y río en el valle de hushe
Campos de trigo en el camino hacia el Glaciar del K1, Valle de Hushe

Durante la ruta cruzamos pequeños grupos de casitas de piedra. Son aldeas de pastores, más bien pastoras, que usan cuando llevan los rebaños a la montaña.

pueblo de pastores en el valle de hushe
Pueblo de pastores vacío en el Valle de Hushe

Las mujeres se trasladan con el ganado por periodos de unos 15 días en primavera y verano. Van ascendiendo poco a poco, según se retira la nieve. En cada viaje, cargan con grandes cestas llenas de comida para su estancia en los pastos.

Mientras están en los pastos con sus animales, se ocupan de pastorear y ordeñar el ganado para hacer el yogur y mantequilla que consumirán en invierno. De vez en cuando bajan para llevar estos productos al pueblo y subir con más comida.

Nos cruzamos con algunas que, precisamente, están haciendo uno de esos viajes para reponer sus suministros. Todas son jóvenes o de mediana edad.

Me las imagino en el campo, sin hombres a la vista, hablando de sus cosas, sus sueños. Quizá echando de menos a su pareja, su amor. Quizá frustradas porque ellas querrían estar en el pueblo, estudiando o dedicándose a otras cosas.

Antes de llegar al glaciar hay un cruce de caminos con uno de estos pueblos de piedra. Es el más grande que hemos visto y tiene, incluso, una mezquita que también es de piedra. Lo encontramos vacío porque el verano está avanzado y las pastoras deben estar en un asentamiento más alto. El paisaje allí es brutal, con las distintas cumbres asomando a la izquierda, la derecha y de frente.

pueblo de pastores en el trekking al glaciar del K1
Pueblo de pastores con la mezquita (edificio grande con pilotes) en el Valle de Hushe
montaña k1 o mashernbrum
Montaña k1 o Mashernbrum desde el Valle de Hushe

Confieso que decidí quedarme allí junto a una compañera. Aún faltaban dos horas más hasta el glaciar, a sumar a las que ya llevábamos andadas y lo mismo para la vuelta. No quise forzar, y creo que hice bien.

pico con glaciares en el valle de hushe
Aguja de roca increíble en el Valle de Hushe

Algunos consejos para el trekking

Conviene ir preparado con un buen calzado y ropa de abrigo. Si el día está bueno, en verano, puede que haga mucho calor, pero también puede cambiar el clima en muy poco tiempo.

Llevar bastones de senderismo suele ayudar, en especial para no cargar las rodillas. Aunque en este caso el camino es bastante fácil en su mayor parte, a mí no me sobraron. Los bastones que yo uso son estos de Decathlon. Llevo años con ellos y me encantan.

Lleva comida y agua suficiente. Esto último es especialmente importante. El agua de los arroyos te puede sentar mal, dado que hay bastante ganado en la zona.

También, mucho más importante, debes ir con un guía que conozca la zona. Es una ruta lineal y como ya he dicho es fácil, pero puede cambiar de un año para otro por los desprendimientos.

cruzando un arroyo por puente hecho con tronco
Cruzando un arroyo en el Valle de Hushe

Khaplu, el antiguo reino y las leyendas de la llegada del Islam

Khaplu fue la capital del reino Ganche y hoy en día es la capital administrativa. Un reino que, por cierto, existió durante siete siglos, hasta 1974. Esta ciudad fue un punto importante para la vigilancia de la ruta comercial a Ladakh.

Nuestra visita fue más bien breve porque priorizamos el Valle de Hushe, pero no podíamos perdernos sus dos principales atractivos: el Fuerte de Khaplu o Khapulu y la Mezquita Chaqchan.

Fuerte de Khaplu

El Fuerte de Khaplu era el palacio donde vivían los gobernantes de la dinastía Yabgo, y fue construido a mediados del siglo XIX.

El edificio del Fuerte de Khaplu cayó en el olvido después de que el reino dejara de existir, hasta que la Fundación Aga Khan se hizo cargo de él y lo restauró. Una parte es museo, y otra es un hotel de la cadena Serena. En 2013, esta restauración ganó el Premio para la Conservación del Patrimonio Cultural en Asia y Pacífico de la UNESCO.

Tras pagar la entrada, pasamos al jardín delantero y contemplamos el edificio de arquitectura cachemir y ladakí. Tiene 65 habitaciones, cada una con un techo decorado diferente, y pasear por sus dependencias es viajar en el tiempo.

Se pueden visitar las antiguas cocinas, la sala del trono o de audiencias, el patio, los dormitorios -algunos son hoy habitaciones para los clientes del hotel-. Entre las cosas más bonitas y que después veremos en otros fuertes o palacios, están los trabajos en madera de las puertas y ventanas. Pura filigrana.

fuerte de khaplu pakistán
Fuerte de Khaplu
pasillo interior del fuerte de khaplu
Pasillo del interior del fuerte de Khaplu cerca del Valle de Hushe

La mezquita Chaqchan o “mezquita milagrosa”

El otro lugar a visitar en Khaplu es la Mezquita Chaqchan.

Fue construida en 1370 por Mir Sayyid Ali Hamadani con una mezcla de estilo tibetano, mogol y persa, y es escenario de leyendas que narran la llegada del Islam a estas tierras, cuando eran budistas.

fachada de la mezquita chaqchan
Fachada de la mezquita Chaqchan de Khaplu

Te cuento una de ellas:

Antes del Islam, la población de Cachemira era budista. Un profeta musulmán viajó por la región predicando el Islam. Llegó a Khaplu y fue al templo budista para hablar con él.

El lama, decidido a evitar la amenaza que suponía el Islam, le mostró un caballo de hierro que se sustentaba en el aire. En realidad estaba sostenido por varios imanes puestos de manera estratégica.

El lama retó al profeta a que hiciera que dejara de flotar el caballo. El otro, que no era tonto, se dio cuenta del truco de los imanes, así que los quitó y el caballo se cayó al suelo.

Entonces el lama le impuso otro reto.

Hizo un gran fuego debajo del caballo de hierro para que se pusiera al rojo vivo. Si el profeta era capaz de cabalgar sobre él, la comunidad se convertiría al Islam.

Sayyid Ali Hamadani subió al caballo incandescente, salió volando y dio tres vueltas sobre la gente. Por aquél entonces a los líderes se les atribuía el poder de volar.

Con esta demostración incontestable, la gente se convirtió al Islam.

Después se construyó la mezquita Chaqchan con las indicaciones del profeta. Por supuesto, en el mismo lugar que ocupaba el templo budista original.

Al principio se llamó Shajchan, que significa “Justicia”, ya que era el mulá quien impartía la misma cuando había conflictos por robos, propiedades, etc., pero con el tiempo y las leyendas de la tradición oral, se ha quedado con el nombre de “milagrosa”.

En conclusión: si viajas al Norte de Pakistán te invito a que explores el Valle de Hushe, Machulo y Khaplu. Saldrás de los caminos más trillados, sin renunciar a la belleza de las montañas y su gente.

niños junto a una casa pintada de colores
Niños de una aldea del Valle de Hushe
paisaje del valle de hushe
Paisaje del Valle de Hushe
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