Khunjerab Pass, la espectacular frontera entre China y Pakistán en la Ruta de la Seda

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Por Alicia Ortego

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Muchos viajes e improvisaciones dentro de los viajes empiezan con un “¿y si…?”. Es lo que ocurrió con mi visita al Khunjerab Pass, ya que no estaba incluida en el plan inicial del viaje al Norte de Pakistán. Pero una vez allí, consensuamos que íbamos. Aquí tienes el relato y cómo nos fue.

Sost, la última población de Pakistán

Estábamos en Passu, una parte del Valle de Hunza. Después de visitar el precioso glaciar de Passu y el vertiginoso puente de Husseini, ese mismo día nos acercamos a Sost, el último pueblo de Pakistán antes del Khunjerab Pass, la frontera de Pakistán y China, en plena cordillera del Karakorum. Fue un día intensito, sí 😅.

Circulamos por la Karakorum Highway entre altísimas paredes rocosas que terminan en punta. Son los “conos de Passu”, unas montañas increíblemente bellas, puntiagudas, vertiginosas. Imposible apartar la mirada de la ventanilla.

montañas de color rojizo en passu
Conos de Passu, de camino a Khunjerab Pass

La carretera, como todas las del Norte de Pakistán, no es para nada amable, e incluso en algún sitio vemos algunas rocas recién caídas. Pero qué paisaje, oiga. Llegamos poco antes de que se haga de noche.

Sost es una localidad con aire fronterizo que consiste en una serie de casas a ambos lados de la carretera. Hay varias gasolineras, muchas tiendas pequeñas abarrotadas de productos chinos y pakistaníes, almacenes y camiones, muchos camiones. La decoración de los camiones pakistaníes contrasta con los severos chinos, más parecidos o iguales a los nuestros.

En Sost, a unos 2.800 metros de altitud, es donde están las aduanas de la frontera entre China y Pakistán. Aunque la frontera oficial está a casi 5.000 metros de altura, la vida se detiene allí arriba durante varios meses al año. De hecho, el Khunjerab Pass sólo está abierto entre junio y septiembre. Demasiada nieve, hielo y temperaturas gélidas.

carretera con gente y casas pequeñas en sost
Calle-carretera de Sost, de camino al Khunjerab Pass
restaurante local en sust
Restaurante de Sost, de camino al Khunjerab Pass

Así pues, en Sost es donde las mercancías se trasladan de unos vehículos a otros. Los camiones chinos se vacían allí y no se adentran en las carreteras de Pakistán, y viceversa. 

Decidimos parar a ver algunos camiones pakistaníes decorados de arriba a abajo. Son todo un espectáculo con su despliegue de decoraciones y color. ¡¡Llevan adornados hasta el acelerador y el freno!! Algunos camioneros vinieron curiosos, intercambiamos algunas palabras y por un rato fue una situación un poco kafkiana. Después, caminamos por esa calle-carretera hasta la barrera de control de la frontera.

camiones pakistaníes aparcados en sost
Camiones pakistaníes aparcados en Sost, mucho antes de subir al Khunjerab Pass
decoración trasera de camión pakistaní con madera llena de dibujos
Detalle de la parte trasera de uno de los camiones – Khunjerab Pass

Al otro lado y detrás de un muro, una mezquita llama a la oración. A nuestras espaldas, elevándose sobre los picos, una preciosa luna creciente protagoniza la hora azul.

luna sobre montañas
Luna, montañas y una nube-gorro
Muchos viajes e improvisaciones dentro de los viajes empiezan con un “¿y si…?”. Es lo que ocurrió con mi visita al Khunjerab Pass, ya que no estaba incluida en el plan inicial del viaje al Norte de Pakistán. Pero una vez allí, consensuamos que íbamos. Aquí tienes el relato y cómo nos fue. khunjerab pass

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¿Y si subimos al Khunjerab Pass?

Era hora de volver a nuestro albergue en Passu, teniendo en cuenta que conducir por la noche en esas carreteras de montaña no es una gran idea.

Pero antes, nuestro guía Álex habló con uno de los policías de la barrera fronteriza, justo después de que arriaran la bandera dando fin a su jornada laboral. Este confirma que la frontera real está mucho más arriba, y que podríamos subir sin problema.

Fue entonces cuando Álex nos planteó la gran pregunta: ¿Y si madrugamos más al día siguiente, volvemos a Sust y continuamos hasta subir al Khunjerab Pass? ¿Y si subimos para pisar ese paso fronterizo, ver la “puerta de China” de este lado de la cordillera del Karakorum, y bajamos para continuar con nuestro viaje?

Casi todos dijimos que sí. Nuestros argumentos eran:

  • No todos los días vas hasta esas latitudes y si hay algo de interés y puede encajar en tus planes ¿por qué dejarlo pasar?
  • Tienes al alcance de la mano pisar un punto geográfico especial, que además es un lugar mítico (por aquí transcurría la antigua Ruta de la Seda). Para algunos puede sonar absurdo, pero para otros este es uno de los motores por los que viajar.

Total, que fuimos todos excepto dos compañeras que prefirieron quedarse en Passu descansando y esperándonos pacientemente hasta el medio día.

barrera frontera pakistán en sost
La barrera de aduanas de Sost, en el camino al Khunjerab Pass

Khunjerab National Park

Antes de que amanezca ya estamos en pie y preparándonos para subir a casi 5.000 metros de altura. Cuando llegamos a Sost, la barrera se alza y continuamos. El paisaje es el mismo, haciéndose cada vez más escarpado, más de alta montaña si cabe.

La entrada al Parque Nacional de Khunjerab está a 70 kilómetros de Sost. Es un sitio discreto que podrías confundir con un pequeño pueblo, pero hay un cartel y una barrera.

Toca pagar la tasa turística. Conseguimos que sean 20€ por cabeza (agosto 2024), regateando un poco. No se puede pagar con tarjeta de crédito, no cambian euros o dólares a rupias, ni te devuelven el cambio con moneda distinta. Si no tienes el dinero justo, tendrás que pagar más. O menos, si insistes en que no tienes más dinero, pero imagino que dentro de un orden. Ah, si tienes dólares en lugar de euros, el precio no cambia aunque haya una diferencia entre ambas monedas. Todo a 20…

Aprovechamos también para ir al baño y para mirar los carteles informativos del parque, que incluyen una relación de las especies de fauna salvaje que habita su territorio.

A partir de este punto, quedan 52 kilómetros hasta la frontera del Khunjerab Pass.

khunjerab pass
52 km hasta la frontera con China – Khunjerab Pass

El control de paso del Parque Nacional, por cierto, está al fondo de un valle y a nuestro alrededor hay una especie de bosque lleno de vegetación tupida. Es como si hubiéramos salido de las montañas, para volver a entrar un poco más adelante.

karakorum highway entre montañas
Poco después de pasar por la entrada del Parque Nacional – Khunjerab Pass

El paisaje se va desplegando a ambos lados de la carretera. Valles con prados, picos altísimos, algunos con glaciares y nieve, otros desnudos. Las laderas de roca de distintos colores nos van arrancando “ooohhh”.

paisaje alpino de camino a khunjerab pass
Paisaje en una parada técnica para ir al baño – Khunjerab Pass
carretera que sube al khunjerab pass
Carretera en medio del reino mineral de la cordillera Karakorum – Khunjerab Pass

En los tramos donde las laderas se suavizan y hay más vegetación, las marmotas doradas asoman la cabeza saliendo de sus madrigueras. Curiosas, muy prudentes, se esconden en cuanto paramos, ante la mínima señal de peligro. Las vemos en solitario, pero sobre todo formando grupitos. ¿Serán familias de marmotas?

marmota dorada del himalaya
Marmota dorada de camino al Khunjerab Pass

Cuando ya estamos muy altos y quedan pocos kilómetros para llegar al Khunjerab Pass, vemos a un hombre observando algo con un telescopio pequeño, en el mismo borde la carretera. Paramos a preguntar y resulta que es un guarda del Parque Nacional, y lo que hay al otro lado es un nutrido grupo de Íbices del Himalaya. Aparcamos a un lado y el hombre nos permite mirar con el telescopio. Son realmente preciosos.

grupo de ibices del himalaya en una ladera
Grupo de íbices del Himalaya cerca del Khunjerab Pass
íbices del himalaya a través del telescopio
Íbices del Himalaya a través del telescopio – Khunjerab Pass

El Khunjerab Pass

Después, continuamos. El paso del Khunjerab está en una especie de planicie, con una gran puerta en el lado chino, que es inconfundible. En el lado pakistaní hay un cartel enorme I ❤️ Pakistan, y algunos edificios un poco dispersos. Un muro de alambradas completa y señala los márgenes del país.

Me paro también a leer los carteles que informan de las localidades chinas que hay más allá de la frontera. Entre ellas, Kashgar, ciudad uigur que visité hace ya un montón de años, a 420 km de distancia. Otra mítica parada de la Ruta de la Seda. Tomé más conciencia aún de que estaba en otra esquina de la fascinante Asia Central.

Paremos a imaginar un poco retrocediendo varios siglos atrás. Imaginemos a esos hombres avanzando por estos pasos de montaña. Muchos, seguramente, muy jóvenes para nuestros estándares actuales. Vienen de cruzar el desierto del Taklamakán, con sus mercancías, camellos y quizá esclavos. Ascendiendo poco a poco por estas montañas. Soportando el clima extremo. Por aquél entonces las rutas caravaneras no tenían un nombre tan evocador como la Ruta de la Seda, y no creo que su vida fuera evocadora. Más bien arriesgada y durísima. Pero comerciaban con los sueños de otros. Con objetos y materias primas exóticas, raras y codiciadas, además de caras.

cartel I love pakistan en el khunjerab pass
I love Pakistán en el Khunjerab Pass
paisaje del khunjerab pass
Paisaje del Khunjerab Pass
alambradas en la frontera del khunjerab pass
Que no se nos olvide, estamos en una frontera… – Khunjerab Pass
cartel con kashgar, urumqi y otros sitios con las distancias
Carteles que hacen soñar con otros viajes – Khunjerab Pass

Nos acercamos hasta la verja principal. Al otro lado hay un grupo de chinos y, de manera espontánea, empezamos a saludarnos a gritos. Parece una escena de refugiados llamándose entre ambos lados de la frontera. Al final nos llaman al orden y nos obligan a volver hacia atrás, saliendo de la “primera línea” de esta curiosa frontera.

puerta de china en la frontera de khunjerab
Puerta de China en el Khunjerab Pass

El paisaje es precioso, con algo de nieve en las cumbres. Pero la altura no perdona. Subir más de 2.000 metros de desnivel en unas horas es una burrada, aunque sea para poco rato.

Aun caminando como un astronauta, la falta de oxígeno atiza la cabeza, y en mi caso los oídos. Se me taponaron al subir, y ya no se desbloquearían hasta varias semanas después. Terrible. También me mareé un poco, pero bebiendo más agua y con un paracetamol, lo controlé bastante bien.

Khunjerab Pass
Edificios de la frontera de Pakistán en el Khunjerab Pass
edificios de toilets en el khunjerab pass
Toilets o, como escriben ellos Tolit en el Khunjerab Pass

Al volver a bajar por la Karakorum Highway, seguimos admirando ese paisaje brutal, de roca viva y altas cumbres, y saludamos a un rebaño de yaks que circula por la carretera conducidos por su pastor.

karakorum highway entre montañas
Bajada desde el Khunjerab Pass hacia Sost
rebaño de yaks en la carretera
Yaks en la carretera que sube al Khunjerab Pass

Llegamos a Passu a la hora de comer, unas cinco horas después de haber salido, y continuamos el día de vuelta por el Valle de Hunza hasta Gilgit. Pero esto ya es otra historia…

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¿Mereció la pena subir al Khunjerab Pass? Rotundamente sí. Lo volvería a hacer 😊

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