
Actualizado el 3 noviembre, 2022
Si Líbano es un país de contrastes, Beirut se lleva la palma. Siendo una base desde la que hacer muchas excursiones de ida y vuelta, pasé unos cuantos ratos, la mayoría tardes y noches, en sus calles. Puede que le hubiera debido dedicar más tiempo, pero no estaba así programado porque hice un viaje organizado. Aun así puedo (o me atrevo a) hacer esta pequeña guía de Beirut con lo que puedes ver en un par de días completos, o después de las idas y venidas a otros lugares, para orientarte lo mejor posible.
Sobrevolando Beirut
Desde la ventanilla del avión contemplé la primera imagen de Beirut. Una de esas que no se olvidan fácilmente. Totalmente insospechada.
Parecía que había cruzado el Atlántico y estaba a punto de aterrizar en una especie de Manhattan!
Me sorprendió muchísimo la cantidad de edificios altísimos, abigarrados, con pinta de querer comerse el mar. Acerté a hacer un par de fotos y un pequeño vídeo con el móvil. Lástima que mis reflejos no me dieran para sacar la cámara de la funda y conseguir algo más decente, aunque también es cierto que quise disfrutarla sin mirar por el visor.

Empezando por Al Hamra y La Raoucheh
Llegué al Hotel Gems, situado en una calle paralela a la comercial, destartalada y un tanto fea calle Al Hamra. Muy céntrica, esta calle es un punto de referencia en Beirut, por la que seguramente pasarás porque muchos alojamientos están allí o en sus cercanías. Yo pensaba que tendría algo más de interés, pero la verdad es que no demasiado.
Aun así, te diré que aquí puedes encontrar bastantes casas de cambio de moneda, pastelerías de calidad, librerías (en Beirut hay muchas librerías!), algún centro comercial moderno y sitios de comida rápida libanesa.

Para restaurantes y bares de copas, mejor adéntrate en los callejones perpendiculares, especialmente en el tramo central de Hamra, y en las paralelas como Makdisi, donde está el Gems. De hecho, justo enfrente, hay tres bares hipster la mar de majos para tomarse unas cervezas libanesas y algo de picoteo. Abren hasta la madrugada.

En este barrio hay un restaurante que quiero destacar. Se llama Abu Main y es maravilloso. Te dejo aquí el link a su página de Facebook. Está en un callejón poco prometedor, pero como siempre, en estos rincones es donde encuentras pequeños tesoros. La atención del dueño y sobre todo lo riquísimo de sus platos me llevan a recomendarlo. Por cierto, algunas noches hay música en directo.
Volviendo a la ciudad… En mi primer paseo iba sola y por tanto con algo de desconfianza. Me habían dicho que Beirut es segura, pero aun así me costaba sacar la cámara y trataba de no pensar en las miradas que quizá estuviera atrayendo. No por nada, sino por ser extranjera y recién llegada.
Con el google maps descargado en mi teléfono sin conexión a internet, me fui orientando hacia las Pigeon Rocks. Las Rocas de las Palomas, que resulta que estaban o están habitadas por murciélagos, wak wak en árabe.

Si algo quería hacer en mis primeras horas en Beirut era llegar hasta ese punto para contemplar el atardecer. Ese era mi objetivo y única aspiración, después de un día que había comenzado levantándome a las 3 de la mañana para ir al aeropuerto, en Madrid.
Lo conseguí. Estaba a unos quince minutos andando, aunque fueron unos pocos más porque me perdí un pelín. Pasé delante del Luna Park, un miniparque de atracciones con su gran noria que está en la Corniche.

Las calles estaban bastante vacías, se notaba que era domingo. Los coches pitaban mucho y yo aún no sabía por qué, ni si era a mí. Resulta que son los taxis que buscan clientes.
El tráfico no me pareció tan loco como esperaba o he visto en otras partes del mundo. Los edificios me parecieron muy feos en general. Aquí un rascacielos vacío, oscuro, con marcas de las bombas o cohetes que horadaron su estructura en la guerra civil de Líbano. Allá uno moderno que es hotel. Al lado otro más bajo y destartalado, con los balcones tapados por sucios toldos (la ciudad está llena de viviendas así!)…

Desde el Luna Park tuve que remontar una señora cuesta. Ahí no hay vistas al mar por la base militar que ocupa un saliente de la costa, pero una vez llegas arriba empiezas a ver las Pigeon Rocks, y superando dos o tres cafés con terrazas con vistas al mar, las tienes de frente.

Llegué a punto para la puesta de sol, algo que temía no conseguir con la vuelta tonta que había dado. No fue un gran atardecer, pero fue bonito.
Las rocas en cuestión no decepcionan, son impresionantes con sus 60 metros de altura alzándose en el mar. Tanto en esta hora como a plena luz del día. Mira esta pequeña galería y dime si tengo razón, o no…



Volví al hotel con las últimas luces del día por un camino más directo aunque también solitario. Las mezquitas llamaban a la oración, un momento que siempre me gusta. Me encandila y me lo tomo como una bienvenida. Por cierto que en Beirut, siempre que escuché la llamada de las mezquitas, me pareció más melodiosa que en otros países musulmanes.
Esa noche escribí en mi diario:
“Beirut – la sensación es de sitio feo al que se le coge cariño fácilmente. Un lugar que está vivo, muy vivo”
La Corniche de Beirut
La Corniche más moderna está en dirección contraria a las Raouche Rocks y la playa pública que hay a continuación. Es decir, pasando el Luna Park.
Allí van los beirutíes a hacer deporte y los aficionados a la pesca a probar suerte con sus cañas. Andando, andando, te acercas a una zona muy renovada con grandes rascacielos nuevos. La pateé bajo la lluvia y el viento. Estuvo bien pero si el tiempo hubiera acompañado… mejor, je, je.


Subiendo en dirección al barrio de Hamra desde la corniche hay un buen puñado de casas antiguas y palacetes de factura colonial que merece la pena ir descubriendo, aunque te las encuentres en estado ruinoso.




Explorando el Downtown de Beirut
A una media hora larga andando desde Hamra llegas al Downtown, lo que era el corazón de Beirut, el centro. Hoy está muy reconstruido, pues fue bombardeado y tirado abajo en los años de guerra.
Nos contaron que los beirutíes lo llaman “la ciudad fantasma” porque a pesar de la reconstrucción no vive mucha gente y suele estar bastante vacío de público, en especial por las noches. Me temo que volver a levantar los edificios, que ahora son carísimos, no ayuda a que la gente vuelva. Los malos recuerdos y los traumas tampoco.

El primer paseo que nos dimos fue de noche y en efecto, estaba bastante desangelado, pero no te sientes inseguro. Para nada. Es como andar por tu ciudad. Hay algunas calles cortadas al tráfico por el ejército, mucho más visible aquí que en otras zonas de la ciudad. La iluminación es buena y en un paseo más o menos breve, incluso sin llevar un rumbo fijo, te encuentras con varios lugares a visitar durante el día o la noche.
A saber:
La mezquita de Al Amin
La de la cúpula azul. Es inconfundible. Dicen que quería ser una copia de la Mezquita Azul de Estambul. Junto a ella se alza la Catedral de San Jorge y al otro lado la tumba de Harari, el que fue Primer Ministro después de la guerra y que es considerado algo así como el “padre de la patria”.

Junto a estos monumentos y sepultura hay unas ruinas romanas con unas columnas tremendas. Beirut es de esas ciudades en las que das una patada a una piedra y tienes que llamar a los arqueólogos :-)


Harari creó Solidaire, una empresa dedicada a la reconstrucción del centro de Beirut y algunos otros barrios. Dicen que él mismo dedicó buena parte de su fortuna personal, y hablamos de billones de dólares, en esta empresa. Le mataron en un atentado pero Solidaire sigue adelante, aunque me parece que genera bastantes controversias. Algún cartel vi por ahí al respecto.
Cuando llegamos a sus puertas ya eran cerca de las 18.30 y sabíamos que a esta hora iban a llamar a la oración. Nos lo había dicho el imam de otra mezquita que encontramos casi de casualidad, unas calles más arriba. Luego lo cuento.


Para entrar en la mezquita de Al Amin las mujeres debemos ponernos una abaya, que es como una túnica negra con capucha. Nos hace parecer el emperador malvado de la saga Star Wars. Hay unas cuantas dispuestas en un perchero junto a la puerta. Son gratis, igual que la entrada.
Al Amin tiene un gran vestíbulo, inmenso, coronado con cúpulas llenas de pinturas que recuerdan, en efecto, a la famosa mezquita de Estambul. Las lámparas de cristal son de un tamaño descomunal. Me acordé de la mezquita de Muscat.

Más a la derecha hay una zona para las mujeres, así como unas escaleras para subir al balcón también destinado a ellas. Nosotras nos quedamos en la parte de atrás del vestíbulo general y nadie nos dijo nada. En efecto, un señor que estaba reunido con un grupo de hombres junto al mirhab, parece que en tertulia religiosa, se levantó y se dirigió al micrófono. Empezó a cantar mirando a La Meca y fue increíble, bellísimo. Aquí te dejo unos segundos:
La gran mezquita Al Amin se sitúa frente a la Plaza de los Mártires, donde una gran estatua recuerda a las vidas que cayeron bajo las bombas. A su alrededor hay un par de puestos militares, policías e incluso soldados de la ONU. No sé muy bien qué hacen allí, parece que están de descanso, charlando en grupos. Puedes hacer fotos y rendir tu homenaje, si quieres, a los mártires.

También te diré que buena parte de la plaza está en obras hoy en día (abril 2019) y tampoco es nada del otro mundo. Beirut es así, un rincón de cal y otro de arena, constantemente.

Mezquita de Amir Munzer
Buscando una mezquita que antes fue iglesia románica, nos topamos con esta otra. Nos asomamos, nosotras nos cubrimos la cabeza, todos nos descalzamos, y entramos.
El vestíbulo principal tiene una fuente en el centro y la cúpula se sostiene con columnas romanas en perfecto estado. Por supuesto, las lámparas de cristal enormes no pueden faltar, ya sea una o varias :)

En una sala contigua está el mirhab, y allí estaba el imam. Es un tipo joven al que le pregunté si podía hacer fotos y me dijo que sí. Muy amable, miró con curiosidad la cámara y me dijo que había vivido un par de años en Alemania y allí fue fotógrafo. Él fue quien nos aclaró cómo funcionan los relojes digitales que señalan las horas de oración, e incluso se arrancó a cantar unos segundos de la llamada, en voz bajita eso sí. ¡Menuda voz tenía el muchacho!

Mezquita Al Omari
Esta mezquita fue una iglesia románica. Conserva su estructura, pero por dentro está reconvertida a mezquita.

Con sus alfombras, lámparas, y su balcón para las mujeres, al que esta vez sí subimos, es distinta a las demás. Unas ancianas de Etiopía también estaban por allí y nos confundieron con libanesas que iban a orar, ji, ji. Fue un momento simpático.
Y es que en Líbano confluyen gentes de muy diversas procedencias. Hay mucho turismo que viene de África, los países del Golfo, y otros del entorno, no sólo de Europa. Otro punto distinto que rompe nuestros clichés.

Los baños romanos del Downtown de Beirut
En pleno centro de Beirut te puedes encontrar con muchos restos romanos y entre ellos destacan estos baños. Muy bien reconstruidos, no se pueden pisar pero sí observar por los cuatro costados desde las barandillas del suelo actual, unos niveles superior del de aquélla época.
Se ve muy bien la estructura de canalización de aguas y aire caliente. Son los precursores de los hammams y baños turcos, no cabe duda. Incluso hay un apartado con asiento reclinado de obra que, dicen los arqueólogos, se reservaba a los ricos y poderosos que no querían ser observados por el populacho. Un reservado de toda la vida, y nunca mejor dicho. ¿He dicho ya cuánto nos parecemos a los romanos?

Beirut Souks
En el centro del centro o del Downtown hay unas cuantas calles nuevísimas. Todos los edificios están construidos con la misma piedra de tono tostado con la que está hecha la mezquita Al Amin. Sus locales comerciales están ocupados por las firmas de lujo más caras del mundo. Los ricos del Golfo vienen aquí a comprar, ya que les sale más barato que ir a otros sitios de Europa, o de su mismo país. Supongo que también es más discreto, aunque entre tú y yo, no sé si esa gente busca la discreción.

En lo que se denomina “zoco”, y que antes era un zoco de los de siempre, se despliegan las marcas más normalitas. Las mismas que puedes encontrar en cualquier centro comercial medio de España.
Entiendo que a los beirutíes más castizos no les entusiasme este ambiente pulcro, tan poco oriental, tan de parque temático, tan de lo que hay en todas partes. Si no te apetece, puedes saltarte esta zona pero las mezquitas que he señalado están por aquí.

Avenida Gouraud y Gemmayzeh
La gran avenida que pasa junto a la mezquita Al Amin se cruza con Gemmayzeh cruzando la plaza de los Mártires.
Allí podrás encontrar grandes mansiones vetustas, bombardeadas, pero que aún conservan la estética modernista de la época de los franceses. Esta calle es perfecta para tomarte una copa en alguno de los bares que, chulísimos, abren sus puertas al jolgorio por las noches. Al menos en fin de semana están de lo más animados. Seguramente la gente hable contigo, te pregunte de dónde eres y te cuenten cosas de la ciudad, del país. Porque a los libaneses les gusta la fiesta tanto como a nosotros!

Además de las copas también hay varios restaurantes para cenar. Los precios no son bajos, pero tampoco se disparan, así que te recomiendo que reserves una noche en esta zona.
Museo Nacional de Beirut
El Museo Nacional de Beirut es en mi opinión un imprescindible de la ciudad que no te debes perder. Más si vas a visitar los yacimientos arqueológicos de ciudades como Tiro, Sidón, Byblos y Baalbek.
La colección de objetos fenicios es una pasada, tiene mosaicos maravillosos y más cosas. No es muy grande pero da para invertir unas tres horas. Me gustó tanto que le dedico un post entero que puedes leer aquí, así que no me extiendo más.

Te dejo un mapa de Beirut con los sitios que te recomiendo visitar sí o sí, para que te sitúes si estás preparando tu viaje a Líbano.
Me faltó visitar…
Muchas cosillas. Beirut está llena de propuestas artísticas, históricas, y de rincones interesantes. Al menos en el centro de la ciudad. También hay que informarse sobre qué barrios no son muy recomendables para los extranjeros, pero están bastante alejados del centro así que no hay que preocuparse demasiado.
👉 Si quieres planificar tu visita con antelación, aquí tienes algunas propuestas de actividades y excursiones, así como traslados al aeropuerto.
Quería haber ido al pequeño barrio armenio de Mar Mikhael, donde hay buenos restaurantes para degustar su cocina, tiendas de artesanía, iglesias y ambiente diferente a otras zonas de Beirut. Pero sólo tenía el domingo por la mañana y me dijeron que ese día el barrio está casi desierto, todo cerrado, y hay poco que ver y hacer por allí. Para la próxima.
La Universidad Americana de Beirut. Mira que la tenía cerca del hotel. Pero igual que con Mar Mikhael, en domingo no hay nada que hacer. Tiene un pequeño museo arqueológico que pinta muy bien pero cierra justo este día. También hay un parque que mira al mar y varios edificios históricos, y está fuertemente custodiada por soldados. Pero lo dicho, en domingo, nada que hacer.
Lo que no dejé de hacer fue volver a las Pigeon Rocks para contemplarlas por última vez. El viaje terminaba como empezaba, con un paseo en solitario, aunque con más lluvia que al llegar.
Y sí, cuando el avión se alzaba hacia el cielo, el sol volvía a brillar. El pronóstico del tiempo para los siguientes días era muy bueno. ¿Has oído hablar de la Ley de Murphy? Yo me encuentro pruebas de su existencia cada día, ji, ji.
No me he quedado con muchas ganas de estar más en Beirut, pero me hubiera gustado tener un poco más de tiempo. Como siempre, el tiempo…

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Gracias, Alicia , por el trabajo que te has tomado en el post. Yo anduve por allí al mes siguiente y tuve más suerte porque me acompañó un tiempo excelente. Me ha gustado mucho la descripción que haces de los lugares visitados, sencilla pero concreta, y el tono desenfadado de tus comentarios. ¡Enhorabuena!, a seguir viajando y enriqueciendo el espíritu y el conocimiento
Hola! muchas gracias, me alegro de que te haya gustado :)