
Actualizado el 29 mayo, 2019
Beirut tiene unos cuantos lugares dignos de visitar, más allá de respirar su ambiente cosmopolita, caótico, herido y renovado al mismo tiempo. Entre esos sitios concretos está el Museo Nacional de Beirut, «el arqueológico» para los amigos.
A pesar de visitarlo sin comer, entre las dos y las cuatro de la tarde, me encantó. Sin ser un grande en extensión, tiene una colección más que sorprendente a nuestros ojos, o a los de los que no sabemos mucho de la Historia de Oriente Medio. Por eso he querido dedicarle todo un artículo. Porque lo merece y porque te quiero convencer para que no te lo saltes cuando visites la capital de Líbano :)
El Museo Nacional de Beirut supera con buena nota las expectativas
Puede que te esperes un museo lleno de polvo, vitrinas sucias y galerías vetustas. Estás en Oriente Medio y este puede ser uno de los clichés que zumban en tu cabeza. Pero, como muchas otras cosas en Líbano, resulta que no es así.

El Museo Nacional de Beirut se abrió al público por primera vez en 1943, pero tuvo que cerrar en 1975, cuando estalló la guerra civil del Líbano. Y sufrió esa guerra como el que más. Protegieron las piezas como pudieron, y esperaron. ¿Quién? Los trabajadores y los vecinos que entendieron su valor. Cuando llegó la paz se pusieron manos a la obra para rescatarlo como el tesoro que es. Fue un trabajo comunitario y por eso allí mismo puedes ver un audiovisual mostrando cómo fueron esos trabajos, aunque nosotros por razones de tiempo nos lo perdimos.
Reabrió en 1999 y hoy es un museo moderno, del siglo XXI, donde las piezas se disponen con buen gusto y sentido de la estética. No tiene nada que envidiar al MAN de Madrid. En cierto modo se parecen.
Su colección repasa la historia del país desde el Neolítico hasta el periodo de los Otomanos. Tiene tres plantas, y has de empezar por la de arriba para seguir la cronología de la Historia.
La entrada del Museo Nacional de Beirut cuesta 5.000 libras libanesas (a fecha de Abril 2019) y el museo abre de 9.00 a 17.00 h. Cierra los lunes. Tiene ascensor para personas con movilidad reducida para subir al primer piso.
La colección del museo
Empiezas por los objetos neolíticos. Son un poco como en todas partes, es cierto, pero una vez superas estos, llegas a los fenicios. Y ahí es donde puede que abras la boca de sorpresa más de una vez, y que comiences a enamorarte de unas reliquias que nunca habías visto. Ni en libros.

Empezarás amando a las alrededor de mil figurillas de hipopótamos, gatos, perros, pequeños hombres y mujeres de la edad de Bronce y muchas otras representaciones encontradas en Byblos y Beirut.

Hasta que tu corazón se dividirá, o directamente le será infiel, al contemplar los cientos de estatuillas votivas que representan a los dioses fenicios de la guerra y de la fertilidad.

Fue en el Templo de los Obeliscos de Byblos, un lugar precioso junto al mar, donde se encontraron más de 1.500 figurillas de estos dioses. La mayoría tienen más de 4.500 años y están hechas de diferentes metales como el bronce y la plata. Los arqueólogos creen que la gente las compraría a diferentes precios según su metal predominante. Así todo el mundo podía llevar su figurita al templo para rogar a los dioses.

La gran mayoría son figuras masculinas que representan al dios de la Guerra y la Fertilidad, así que sus dotes protectoras serían la defensa y la seguridad de reproducción de la comunidad.
Las femeninas, menos numerosas pero existentes, representan a la diosa de la Fertilidad y la Reproducción.
Todas tienen un gorro cónico que recuerda a la corona de los faraones egipcios (la del Alto Egipto), y se cree que es una prueba de los vínculos entre Byblos y Egipto.

De unos centímetros de altura, algunas revestidas de oro que conservan parcialmente, son preciosas y recuerdan mucho, muchísimo, a las estatuas de Alberto Giacometti. Me temo que este artista no es tan original como algunos piensan.

Me quedé delante de ellas todo el tiempo que pude. Las miré de frente, de espaldas, de perfil… De vitrina en vitrina. No cansan. Más bien hipnotizan. ¿Qué querría decir esa postura con el pie adelantado, ése brazo levantado? Las fotos no les hacen justicia, créeme ¡tienes que verlas!

Hay muchísimas otras piezas fenicias, egipcias, romanas… y sólo cito lo que recuerdo más fácilmente. Estatuas y bustos de distintos materiales, una colección de objetos de cristal fenicio maravillosa, delicadas joyas y cerámica.



La planta principal y sus sarcófagos
En el nivel de la entrada principal se exponen grandes mosaicos bizantinos. Destaca el mosaico de los Siete Sabios, encontrado en Baalbek, pero hay muchos otros en el suelo y las paredes. Exquisitos, representan a la naturaleza, los dioses y diosas…
Pero lo que más llama la atención son los sarcófagos romanos y fenicios.
Los sarcófagos romanos están decorados con relieves que son casi estatuas independientes. Escenas de las guerras con los griegos, procesiones, damas con sus túnicas, la historia de Aquiles, los difuntos recostados en sus triclinios…
El alfabeto fenicio
La estrella de todos no es, sin embargo, un sarcófago romano, sino fenicio. La tumba del rey Ahiram de Byblos, del siglo diez, contiene una larga inscripción en alfabeto fenicio. Uno de los primeros alfabetos. Sin él, quizá ahora no estaba yo escribiendo esto.

Esta inscripción es la más antigua encontrada (de este alfabeto), y recorre todo un lado de la tapa del sarcófago. En el frontal del mismo varias mujeres se lamentan. Son plañideras. Además la tapa termina en forma de cabeza de león, y su base en las patas de este noble animal.
Los fenicios se dedicaban al comercio con muchos otros países. Ellos, que tenían bien claras las cosas, se dieron cuenta de que necesitaban tener un sistema de comunicación y contabilidad práctico, ágil, y que pudiera aprender todo el mundo con facilidad. Los jeroglíficos, ideogramas, no servían. Suponen un tiempo de aprendizaje mucho mayor y estaban reservados a las élites: sacerdotes y poderosos. No, la escritura tenía que ser más simple.
De ahí lo de inventarse un conjunto de signos que representan sonidos correspondientes a las vocalizaciones de los humanos. Los que en cualquier idioma se pronuncian. Nació el alfabeto, aunque no de manera inmediata: llevó unos 400 años desarrollarlo. Pero mereció la pena ¿no? Con esto cambiarían muchas cosas.
Por cierto, los fenicios leían de derecha a izquierda, como los árabes ahora, y también has de saber que este primer alfabeto no tenía vocales. Puedes leer más información en la Wikipedia.

Continuamos el paseo por la planta principal. A los lados se abren otras salas con pocos pero muy escogidos objetos. Está la estatua de la diosa romana de la Salud, Hygeia, y otra estatua grande, misteriosa, que parece egipcia pero que no se sabe a qué deidad está dedicada. Ni siquiera si es una deidad, faraón, o quién sabe.


Y en el subsuelo del museo, más sorpresas
Bajando a la planta -1 esperan nuevas salas. Comenzamos con los enterramientos calcolíticos que albergan momias muy bien conservadas en tinajas, con objetos cotidianos para que el espíritu pueda estar en la otra vida como dios manda. Me acordé de las momias de Chauchilla en Perú.
Y llegamos hasta una sala completamente dedicada a varias decenas de sarcófagos fenicios con forma antropomórfica y los rostros de los muertos perfectamente cincelados en el mármol. Son de la época en que los fenicios cayeron bajo dominio asirio, en el siglo IV antes de Cristo.
Todos diferentes, muy realistas, sorprendentes. Nunca había visto algo así. Fueron encontrados en Sidón (también llamado Saida).


No termina aquí la cosa. Un poco más allá hay una tumba romana que encontraron en Tiro y que han trasladado al museo enterita. Sus paredes están llenas de escenas mitológicas pintadas al fresco, pero este es el único punto en el que no se pueden hacer fotos ni ningún tipo de filmación, así que no te lo puedo enseñar.
Cuándo visitar el Museo Nacional de Beirut en tu viaje a Líbano
Creo que antes de ir debes plantearte cuándo visitar el Museo Nacional de Beirut.
¿Antes, o después de visitar los yacimientos arqueológicos del país?
Nosotros lo visitamos después de pisar Tiro y Sidón, y antes de ir a Baalbek y Byblos. O sea que «ni pa ti, ni pa mi».
Pero te invito a pensar en ello y tomar una decisión al respecto a la hora de planificar tu viaje.
Por una parte, ver esta colección antes de visitar los yacimientos arqueológicos puede enriquecer dicha visita. Recordarás qué se encontró allí y le darás más valor al sitio.

Pero por otro lado, los turistas muchas veces no retenemos fácilmente tanto dato histórico en tan poco tiempo. Y claro, puede ser que no recuerdes bien qué piezas se encontraron dónde. En cambio, si vas al museo después de haber visitado los yacimientos, pondrás más en valor cada pieza. Es decir, creo que es más fácil que recuerdes los escenarios donde se encontraron.
Otra solución que me planteé era visitarlo dos veces. Disponía de casi una mañana de domingo antes de ir al aeropuerto. Al final lo dejé correr, pero creo que hubiera sido muy chulo y me arrepiento un poquito de no haberlo hecho.

Por supuesto el día te debe cuadrar con el resto de visitas que tengas planeadas, dentro y fuera de la ciudad. Y está claro que los lunes está cerrado. Tampoco lo dejes para el final del día porque cierra pronto, como te conté más arriba. Horario de funcionarios.
El precio de la entrada ya te lo he dicho: los adultos pagan 5.000 libras libanesas, lo que al cambio no llega a los 3€, por lo que no debería ser un freno para una segunda visita :)
En serio, no dejes de ir, antes o después de visitar Tiro, Sidón, Byblos, Baalbek, Anjar…
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