Algo que «todo el mundo» hace cuando visita el desierto del Namib es ver el amanecer desde lo alto de la Duna 45. Es una de esas mecas viajeras. Una experiencia maravillosa, por lo grandioso del paisaje. Te lo cuento aquí, no te lo pierdas!
El desierto del Namib
Después del vuelo en avioneta sobre el desierto del Namib de la tarde anterior, llegué a pensar que nada lo superaría. Bueno, no, no lo pensé, je, je, aún no lo había digerido. Y estaba dispuesta para la siguiente gran experiencia de este viaje que promete y mucho.
De hecho, estaba deseando internarme en ese mar de dunas, aunque fuera de manera «civilizada» y monitorizada. No en vano estás es un desierto, y además en una región protegida, que precisamente en el año 2013 ha entrado en el selecto club de los lugares Patrimonio de la Humanidad.
Namib es una palabra de la lengua nama que significa «enorme». No es un nombre muy poético, ni casi imaginativo, pero es su nombre. Y es el desierto más antiguo del mundo, con más de 65 millones de años a sus espaldas (más o menos cuando se extinguieron los dinosaurios).
Estamos en la parte de África que se pobló más tarde, en términos de la Historia de la Humanidad. Lógicamente los humanos sólo llegarían a un terreno ya desértico, y por tanto difícil para sobrevivir, cuando no tuvieran otro remedio.
¿Dónde está la Duna 45?
La Duna 45 está en el área de Sossusvlei, un gran desierto de arenas rojas en muchos puntos, que abarca unos 32.000 Km cuadrados.
La palabra vlei es lago, y de ahí el nombre de esta región. Hay muchos lagos que cuando el agua decide llegar, se llenan y pueblan de multitud de aves. Debe de ser una visión increíble, además de rara.
¿Por qué se llama así esta duna?
La Duna 45 es una más de las dunas del área de Sossusvlei, y no es la única numerada. Esta denominación responde simplemente a la distancia a la que están de Sesriem, o de otras poblaciones según su situación.
Así, la Duna 45 está a 45 kilómetros de Sesriem. La Duna 7 es la más alta del planeta, con 380 metros de altitud, y está cerca de Swakopmund, en la costa de Namibia.
¿Qué tiene de especial la Duna 45?
Quizá su accesibilidad. En realidad no lo sé, pero es muy probable que en su día alguien de la dirección del Parque decidiera que fuera ésta y no otra la duna a la que se podía subir para ver el amanecer. De ahí a que se convierta en un punto mítico, todos somos un poco responsables. La magia de ese momento tendrá la culpa, digo yo 😅
La Duna 45 es un ejemplo de duna estable. A pesar de que suele soplar un viento fuerte que levanta la arena a medio metro de altura y parece ser capaz de mover toda esa masa de arena, no cambia de posición.
Las arenas de Sossusvlei vinieron del mismísimo desierto del Kalahari y probablemente datan de entre 3 y 5 millones de años. Cifras de vértigo. Fueron transportadas por el río Orange hasta el mar, y traídas de vuelta a la costa por la corriente submarina Benguela. El viento hizo y hace su trabajo para traerlas de nuevo al interior.
El color que se aprecia en unas y otras delata su «edad». La arena, cuanto más roja, más antigua es porque más hierro tiene. Este se oxida y ya sabemos que destiñe, impregnando al sílice y el cuarzo de los granitos. Un proceso que dura miles y miles de años. Lástima que no tuviera a mano un imán, porque dicen que si lo acercas a la arena, se pegan las partículas de hierro.

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Trepar a la Duna 45
Insisto en que esto es un área protegida, y por tanto debes saber que la Duna 45 es la única duna del Parque Namib-Naukluft a la que se puede trepar.
El control tiene que ver con no dejar que «la muchedumbre» se disperse por donde quiera. Nos podríamos perder, se podría dañar el ecosistema, se molestaría a la fauna que habita el desierto. Chacales, ratoncillos, Órix, Springboks, etc. La idea de subir para ver el amanecer desde su cumbre es algo compartido por muchos de los que acudimos allí, aunque también observé que otros optaban por llegar más tarde. Allá ellos, porque realmente merece la pena el madrugón (5 de la mañana), llegar antes de que salga el sol y empezar a ascender la duna.
Antes de subir, debes saber que tenemos unos 145 m. de altura por delante. Esta es su altura desde el nivel del suelo, mientras que su altura desde el nivel del mar es de unos 300 m.
Con los pies hundiéndose en la arena… no es tarea fácil. Pero una vez aprendido el viejo truco de pisar donde otros han pisado ya, si no vas en cabeza, la cosa cambia por completo. Anótate este tip para tus próximas subidas a dunas 😉
Llegamos con las primeras luces del alba, y una vez situamos el punto por el que el sol saldría, comenzamos a subir. Cada uno a su ritmo, tras los pasos de unas cuantas personas más. Me agobió un poco ver ya gente arriba, pero resulta que la duna es mucho más grande de lo que tu vista te dice. Al final no tuve la sensación de estar en un lugar masificado.
Faltaría una media hora para el amanecer, así que cuando llegara el momento pararía para verlo.
El viento soplaba con fuerza. Y con él la arena que levantaba, haciéndome temer por la cámara.
Consejo para proteger la cámara de la arena y el polvo: envuélvela en papel film de cocina, especialmente en la parte de la junta del objetivo con el cuerpo. Evitarás que entre en el sensor y se estropee!! Además, trata de llevarla fuera de la funda sólo cuando vayas a hacer fotos.
La luz iba cambiando a cada paso y los colores con ella. Una maravilla de tonalidades se iban revelando poco a poco. Paré. No había llegado a la cumbre aún, pero tenía que prepararme para vivir el momento y fotografiarlo.
El gran momento llegó: amanecía
La bolita roja empezó a salir entre las montañas del horizonte. El astro que con su luz y calor hace la vida posible en este mundo. Un momento mágico que nunca olvidaré. Que se quedó en mi cabeza y del que disfruté intensamente.
Con la luz, siempre la luz, llegaron los detalles que se ocultaban entre las sombras. Un Órix solitario pacía tranquilamente a unos cuantos metros de distancia. ¡Era más de lo que podía pedir, mucho más!!
Un «proceso de revelado» natural que me iba mostrando el paisaje poblado de más dunas, más colores, más detalles. Un amanecer interminable y a la vez rápido y fugaz como sólo aquí lo he visto. Cuando te quieres dar cuenta, el sol ya está arriba y calienta ¡Pura belleza señores!
Seguí ascendiendo y ampliando mi campo de visión. Grandes dunas se levantaban a mi alrededor. Grandes cañones horadados por las lluvias por donde quizá alguna vez corra el agua. No todos los años, pero de vez en cuando…
Los alrededores de la Duna 45, ya desde el suelo
Abajo nos esperaba el desayuno, y la perspectiva de los alrededores, ahora ya con más calma. Árboles secos y no tan secos, el Órix que allí seguía, alejándose un poco más cada vez que alguien trataba de acercarse para fotografiarle.
Después seguiríamos camino adentrándonos en el desierto hacia el siguiente gran objetivo del día: Deadvlei, pero esta ya es otra historia.
Espero que este post te haya servido para teletransportarte un ratito, o para confirmar que Namibia es una gran apuesta.
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Las dunas me parecen hipnotizantes… El desierto es de los paisajes más sobrecogedores que he visto, y aún no he visto un desierto como ese. No será por ganas…
Es impresionante, Víctor, tanta inmensidad y tanta variedad en lo que en principio promete como algo "monótono". Hay gente que se angustia en un espacio así, y otros en cambio nos enamoramos irremediablemente. Seguro que algún día puedes ir, y espero que te enamores!! :)
Un beso
Alicia
Eso para los que digan que los desiertos no son bellos, a mi este tipo de paisajes me encantan y siempre son de esos lugares en que te quedas congelado viendo ese paisaje que parece monótono, pero que realmente tiene una belleza especial :D
Saludotes!!!
Completamente de acuerdo, José Carlos!! de monótono nada, y de belleza, toda la que quieras, es maravilloso :)
Abrazo!!
Alicia
brutal! tengo que ir alli! tengo que ir alli!!
Ja, ja, y yo tengo que volver!! Con un imán por cierto! XD
Hola Alicia , estar lejos de la civilización es viajar a lugares remotos , lleno de paz y aire puro , es una forma de comunión entre el hombre y la naturaleza – en este caso , entre una mujer , tú , y la naturaleza – y ver el amanecer no tiene precio y son de esas cosas que al mirar atrás en el tiempo , se disfruta , de que eres afortunada y viste esta Tierra en su máxima expresión , saludos y que siempre tengas salud para eternos viajes ;) .
Gracias Hugo!!