Actualizado el 2 mayo, 2019
De nuevo nos ponemos en ruta, esta vez para alcanzar uno de los puntos más remotos de Namibia, el oasis de las cataratas Epupa. Para llegar hasta allí tuvimos un largo día de pistas de arena y polvo. De esos que me gustan, je, je. Y para que te hagas una idea de dónde está este lugar remoto, lo pongo en el mapa y en fotos ;)
Rumbo a las cataratas Epupa cruzando el Kaokoland
La región del Kaokoland es un lugar de paisajes increíbles. Lleno de fauna salvaje, sin necesidad de parques nacionales que la cobijen. Enormes baobabs, pastores con sus pequeños rebaños de vacas, señales de tráfico muy «típicas», kudus asustadizos. El viaje no fue nada, pero que nada aburrido :)
Opuwo es la última localidad «civilizada» antes de llegar a Epupa
La última localidad «civilizada» en la que es aconsejable parar. Tiene gasolineras y supermercados. Ambos necesarios para el repostaje de los viajeros.
Opuwo es un lugar singular. Se te antoja chispeante, animado, después de unos días de campo y más campo. Los Herero y los Himba van y vienen. Aquí volveríamos después de un par de días en Epupa.
Un punto muy interesante de Opuwo es el mercado tradicional que se sitúa detrás de uno de los supermercados que hay junto a la carretera.
Un mercado que me recordó muchísimo a otros puntos de África. Verdaderas chabolas de cañas, maderas y plásticos cobijan a los mercaderes y las mercancías, mientras los clientes van y vienen por las «calles» bajo el solazo. Y ojo, que no está desorganizado. Las carnes con las carnes, los productos manufacturados con los manufacturados.
Es cierto que cuando fuimos el ambiente era un pelín tenso. Quizá porque ya llevaban unas cuantas copas encima. Sí, estaban bebiendo a media mañana, algo nada raro en África. Y porque era domingo, día en el que en Namibia está prohibido vender y consumir alcohol por decreto. Toma nota, por cierto.
Las cámaras no les hacen gracia. Guardo la mía y me dedico a mirar y saborear el lugar.
Enseguida un paisano se acercó a mi, me hizo ir a la sombra donde estaba sentado con sus compadres y entre grandes sonrisas y algo de inglés me preguntó de dónde era. Y ya, porque del resto no entendí absolutamente nada! Una lástima, es otro de esos numerosos momentos en los que lamento que no tengamos un lenguaje más universal para conversar con fluidez.
Estamos en tierra de Hereros y Himbas
Dos tribus que conviven una al lado de la otra. Se diferencian muchísimo en sus atuendos y modo de vida, aunque ambos son de origen bantú y vinieron de Zimbawe.
Las mujeres Herero adoptaron la vestimenta de las europeas en la época colonial victoriana. La adaptaron a sus gustos africanos y hasta hoy. Telas de colores y estampados imposibles.
Es impresionante verlas andar por aquí y por allí con esos vestidos de volantes y enaguas que tanto nos recuerdan a la moda de Lo que el viento se llevó, y los curiosos tocados que llevan en la cabeza.
Pero no podemos olvidar que el pueblo Herero es un pueblo maltratado por la historia
Sufrieron el que probablemente sea el primer genocidio del siglo XX, junto con los namaqua. Una matanza perpretada entre 1904 y 1907 por un general alemán, Lothar Von Trotha.
Todo empezó porque los Herero se rebelaron contra la situación de opresión a la que estaban sometidos. Mataron a unos 500 misioneros, algo que evidentemente no es para aplaudir. Después de tal suceso hubo una batalla, en el que ese general derrota a los herero y los persigue implacablemente por el desierto de Omaheke.
Pero no era suficiente, así que general Von Trotha decidió castigarles «de verdad». Brutalmente. Ordenó envenenar los pozos. Se calcula que hasta 60.000 herero murieron de sed e inanición. Entre el 50% y el 70% de su población. Ídem con los namaqua, otro 50% (unos 10.000) murieron de la misma forma por unirse a la rebelión.
Una matanza en toda regla, de ésas que «el continente negro» ha visto y sigue viendo periódicamente, a pesar de los pesares. Sinsentidos de los que el hombre sigue haciendo gala. Qué pena.
Desde entonces odian a los alemanes, los cuales pidieron perdón oficialmente ¡en el año 2004!! Anda que no tardaron.
Hoy los Herero son aproximadamente 250.000 personas, y la mayoría viven en Namibia, Angola y Botswana. Son cristianos luteranos y polígamos. Sí, buena mezcla, je, je.
Ahora sí: uno de los oasis más bellos que he conocido
Insospechado como todos los oasis, una franja de verde compuesta por altas palmeras, destaca una vez superamos un desnivel del terreno.
En el centro, el río Kunene es uno de esos nombres evocadores de viajes y aventuras. Un río de 1.000 kilómetros de curso que antes alimentaba a uno de los mayores lagos del mundo. El que hoy es un gran salar, Etosha. Dicho salar está situado a unos cientos de kilómetros al sureste porque el curso del Kunene cambió por un gran movimiento tectónico.
Estamos justo en la frontera con Angola. El río es lo que la marca, y no se puede cruzar porque los vecinos no están en su mejor momento. En otras épocas esta era una excursión que más de uno ha realizado. El mundo cambia incluso en sitios tan remotos como éste. A veces para bien, a veces para mal.
La estancia en las cataratas Epupa es sí o sí en camping
Entre las palmeras del lado namibio hay tres camping. Con diferentes categorías. El más lujoso es el que está más cerca de las cataratas, mejor dicho, frente a ellas. Nosotros vamos al último, el del fondo, el más modesto pero también el más tranquilo.
La verdad es que es un oasis de paz donde además por primera vez nos duchamos bajo las estrellas. Esto es, amigo, ¡¡impagable!!
Consejos para sobrevivir en las cataratas Epupa:
Una de las primeras recomendaciones es quedarse siempre a una distancia de unos 4 metros de la orilla del río. Sí, ese junto al que acampamos.
Otra: mantener siempre ojo avizor -pero de verdad- cuando andemos por ahí. Los cocodrilos del río Kunene son enormes, silenciosos y efectivamente pueden saltar hasta dos o tres metros. Pueden dejarte K.O. antes de que te des cuenta qué te está pasando.
El agua cristalina, de colores incluso turquesa, las palmeras y el calor me dan la sensación irreal de estar en otro punto del planeta.
Y las ganas de darte un baño, que aquí es impensable, hay que consolarlas con una cervecita fría en el bar del camping, o un paseo por los alrededores para ver los miles de pajarillos que no paran quietos entre matorrales y árboles. Qué le vamos a hacer, ja, ja!
Dos días agradecidos de descanso
Horas para perder y paseos largos al atardecer para ir a las cataratas, a unos 2 km. de nuestro campamento, mientras te cruzas con los Himba. Tanto los que viven por allí (más occidentalizados), como los que vienen de sus villas repartidas por la región (nómadas).
Una de esas noches nos acercamos al «bar Himba», a medio camino de las cataratas y el camping. Uno de esos «momentazos» que te recomiendo si vas a dejarte por allí.
Es un edificio rectangular de cemento y piedra, anodino por fuera y que además se anuncia como «mini market». No tiene pérdida, los últimos éxitos de música africana se oyen desde lejos, incluso por la mañana.
Aquí se reúnen los himba y algunos otros como nuestro chófer a beber, jugar al billar y bailar al son de la música de una máquina de CDs increíble.
Chicas que nos retan a salir a bailar y chicos muy borrachos (al menos a la hora que fuimos, sobre las 22 h.), son los clientes.
La barra es muy alta, y la «hipótesis» de por qué es así es que está hecha para que los parroquianos no se la salten y, o bien ataquen a la camarera (es una chica joven), o bien a las existencias de cerveza. Porque cuando se ponen, se ponen…
La cerveza es de un litro y pico, templada. Es lo que se bebe por aquí. Desde luego un alterne totalmente recomendable si quieres ver el ambiente real. No suele haber extranjeros.
Las cataratas Epupa
Y… ah, sí, las cataratas, je, je.
Un paisaje impresionante de rocas ocres y naranjas rodean a la franja de palmeras y el río.
A partir de un punto hay menos vegetación, y es justo tras la caída de unos 20 metros de agua que dicha vegetación se hace mucho más exigua.
A cambio proliferan enormes baobabs que hacen equilibrio al borde del cañón formado por el agua. Un cañón estrecho y de aproximadamente un kilómetro y medio.
Epupa es un nombre herero y significa «aguas que caen».
Si se sigue el caminillo más allá de las últimas palmeras, que asciende por la ladera de un monte junto a las cataratas, las vistas son cada vez mejores. Y andando, andando, no demasiado en realidad, se llega a una playa de arena y rocas preciosa.
Según íbamos haciendo esta caminata, oímos unos gritos extraños al otro lado, en Angola, y afinando la vista terminamos por divisar a unos enormes simios subidos a los baobabs pelados en esta época del año. Increíble. Es lo que tiene esta parte de África, nunca sabes a quién te puedes encontrar :)
Te dejo con algunas fotos más de este bello oasis:
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Si quieres seguir leyendo sobre Namibia aquí tienes más posts!
- Tres semanas en Namibia, Botswana y Zimbawe.
- Primeras impresiones de la Ruta del Okavango.
- Windhoek, la capital de Namibia.
- Inmersión en el desierto de Namib.
- Deadvlei, el valle de la muerte namibio.
- Amanecer en la Duna 45, una gran experiencia.
- Solitaire, el campamento de Yuri y las estrellas.
- Spitzkoppe, donde los sueños son de granito.
- Patrimonio de la Humanidad de Namibia: Twyfelfontein.
- Swakopmund, la ciudad de la costa de los esqueletos.
- Cape Cross y los leones marinos.
- Parque Nacional de Etosha, capítulo 1.
- Parque Nacional de Etosha, capítulo 2.
- Los himba, una tribu muy simpática.
- De Rundu a la frontera con Botswana.
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Que preciosidad, me leido otro paquete de post tuyos africanos. Dan ganas de volverse antropologo. No hay muchos blogs con estos destinos.
saludos
Qué bien Salvador!! Gracias, me alegro de que te gusten! Yo antropóloga ya soy, je, je, pero no practicante, no hay mucha salida laboral ? aunque el espíritu e interés los mantengo! Buen finde ?
Una explicación apasionante, Namibia es realmente un lugar insospechado, y la ruta del Okavango es realmente apasionante.
Continua viajando y haciendo disfrutar a la gente.
Gracias Pablo! me alegra mucho de que te guste y sobre continuar viajando… en la medida de lo posible, así lo haré!! :)