
Actualizado el 2 noviembre, 2022
Las iglesias y mercados de Palermo son dos elementos inevitables vayas por donde vayas en esta ciudad, y creéme si te digo que no debes perderte ninguno de los que te ofrezca el camino. Ellas, las iglesias, porque son muy distintas unas de otras. Ellos, los mercados, porque también tienen sus ritmos y ambientes distintos según la hora del día ¿Me acompañas? 😊
Las iglesias y mercados de Palermo
Palermo está lleno de iglesias, ya lo he dicho. Mira que yo no soy muy de entrar a todas las que se me ponen delante, pero resulta que aquí la mayoría son impresionantes. De hecho, a medida que pasaban los días yo lo tenía cada vez más claro: ¿está abierta esa iglesia? ¡adentro! Se convirtió casi en una adicción, esperando lo que pasaba en muchas ocasiones: sorprenderme con un diseño distinto, especial…

Hay una que parece un teatro, otras que son como un decorado de peli de miedo, otras muy antiguas. Aquí te traigo un par de ejemplos, seguidas de un par de mercados, pero hay más.

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Chiesa San Giovanni degli Eremite
Prácticamente a la vuelta de la esquina del Palazzo dei Normanni, encontrarás la Iglesia San Giovanni degli Eremite, que es muy fácil de identificar.
En efecto, sus tres cúpulas rojas se adivinan una vez rodeas el Palazzo desde el acceso principal. Luego sólo queda mezclarte con el tráfico rodado ya que las aceras son minúsculas, y buscar la entrada. No confundir con la iglesia que está a continuación.

En realidad la entrada está modestamente señalada por un cartelito que apunta a lo que es un callejón sin salida. Se entra por una minúscula puerta al jardín que la rodea, después de pagar la «módica» cantidad de 6 € (año 2012). Reconozco que el precio de la entrada me hizo dudar de si merecería la pena este rincón, pero afortunadamente decidí pagar.
Me encontré con un lugar de paz, serenidad y belleza... aunque sigo pensando que la entrada es un poco cara.

La iglesia
La iglesia fue levantada sobre una antigua mezquita por orden de Roger II. Las cúpulas rojas de estilo árabe la delatan, y en realidad aún quedan restos de la mezquita en el interior. Más allá de esto, el interior es diáfano y con pocos detalles que distraigan de su arquitectura.

Los jardines
Los jardines de esta iglesia se distribuyen en varios niveles con especies vegetales mediterráneas y tropicales. Invitan a sentarse y contemplar el conjunto todo lo que quieras. Más o menos en el centro hay un pequeño claustro del siglo XIII muy bonito.

Una vez más, el lugar estaba prácticamente vacío de visitantes, así que pude ir y venir a mi antojo, con total tranquilidad, saboreando las vistas y ángulos del sitio.

Al salir, completamente relajada y no sé por qué, contenta por dentro, decidí tirar por la primera callejuela que vi. Estaba un poco vacía de gente, aunque salían voces y música alta de los balcones. Balcones llenos de ropa tendida, como en las películas italianas que tan bien retratan el día a día de sus ciudades.

El mercado de Ballaró
Y de repente desemboqué en un mercado callejero. Era el mercado de Ballaró, uno de los mercados populares de Palermo.
Con carácter de zoco, los vendedores gritan alegremente sus mercancías. Carne, pescado, verduras, artículos para el hogar, ropa, calzado, comida para llevar.

Me llamó mucho la atención la gran cantidad de inmigrantes, en su mayoría africanos y asiáticos (hindúes y pakistaníes) que pululaban por el mismo, comprando o incluso haciéndose cargo de los puestos de venta.
También me «quedé nota» con el hecho de que todos los puestos tuvieran varias lámparas -de bajo consumo eso sí-, encendidas en pleno día.
Si quieres exprimir todo el jugo a este y otros mercados, te recomiendo que hagas un tour guiado por los mercados de Palermo.



Iglesia de San Domenico
Después de dar unas vueltas por las calles de Ballaró, seguí caminando y de nuevo salí a Vitorio Emanuele y Vía Roma, desde donde subí a la iglesia de San Domenico. Esta es la iglesia más grande de Palermo. Dicen que puede albergar a unos 8.000 fieles, ahí es ná!!
No pude entrar en esta ocasión, pero sí lo hice un par de días más tarde, justo antes de la misa, y es realmente grande!!

Me llamó mucho la atención el altar, con una gran tela pintada de fondo, y las lámparas artísticamente dispuestas. Era como un decorado gótico, o barroco, de películas de vampiros. Al menos eso me pareció a mi, je, je.



Otra cosa que me dejó pasmada fue ver cómo los feligreses que andaban por allí iban a uno de esos confesionarios de madera típicos de las iglesias, donde un cura esperaba pacientemente a sus «clientes».
Intenté hacer una foto discretamente, pero no lo conseguí desde la distancia y sin luz. Por respeto no iba a acercarme, así que lo dejé. Me pareció una escena de hace siglos, o de la España de los años 60, aunque también he visto algo similar en la Basílica del Pilar de Zaragoza hace no tantos años.
El caso es que el cura tardaba no más de un par de minutos en despachar a cada fiel y enseguida llegaba otro a arrodillarse. No guardaban cola pero debían conocer sus turnos.
Y eran hombres y mujeres bastante jóvenes, entre 35 y 60 años. No sé si iban más bien en busca de una bendición rápida, o tenían poco que contar, je, je, pero desde luego clientes no faltaban!

El mercado de La Vucciria ¿paramos a comer?
Ése día decidí comer pasta y opté por un restaurante tranquilo con terraza en una callejuela, en plena zona de La Vucciria. En esa misma calle se extiende uno de los mercados más famosos de Palermo, y por tanto con más turistas.


De hecho, el restaurante que elegí llamaba así, la Vucciria. Me recibió una mujer muy simpática y acogedora que se despedía de todos los clientes con besos. Los espaguetti a la marinera estaban muy buenos… y la birra Moretti con que los acompañé, también ;-)
Una vez repuestas las fuerzas, fui andando, esta vez en dirección contraria, hacia el Teatro Real. Allí me encontré con un espectáculo de ballet en la calle justo delante del Teatro. No sé si tenía carácter reivindicativo o era sólo una performance de estudiantes de ballet, pero la verdad es que fue muy chulo.
De paso pude observar el gusto de los palermitanos por este tipo de cosas, ya que prácticamente todo el público allí congregado eran locales. Por cierto, una de las piezas musicales era un conocido bolero cantado en español…

Caía la tarde, así que me bajé al puerto de La Cala, a despedir el día entre iglesias y mercados de Palermo :)

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