El Sahara guarda uno de los grandes legados de la Humanidad. En casi toda su extensión hay numerosas muestras de pinturas y grabados del Paleolítico Superior, el Neolítico y la Edad de Bronce. El arte rupestre en el Sahara es, junto con sus paisajes y la cultura tuareg, la gran excusa para viajar a lo más profundo de este desierto, en el sur de Argelia.
En diciembre de 2018 decidí hacer un viaje al Tadrart, la parte del Parque Nacional del Tassili N’Ajjer visitable en estas fechas.
Aparte de escribir otros posts como el de consejos para viajar a Argelia y el Sahara, o uno dedicado a la Flora y fauna del Sahara, quería hacer un monográfico del arte rupestre en el Sahara porque lo vale.
La increíble colección de arte rupestre en el Sahara
Más de 15.000 pinturas y grabados se concentran en una pequeña porción del desierto del Sahara, si atendemos a sus dimensiones totales.

Aunque Argelia no es el único punto donde puedes encontrar muestras del arte rupestre en el Sahara, sí son, probablemente, las mejores de este gran desierto.
Aun así, te apunto otros lugares donde podrías verlos:
- Sudán: en algunas localizaciones de este país hay grabados preciosos. Por ejemplo, los que te muestro en el diario de viaje a este país, cuando hablo de la Tercera catarata del Nilo.
- Egipto: en una zona remota, el Gilf Kebir, hoy de difícil acceso, hay buenas muestras del arte rupestre del Sahara. El Rincón de Sele te lo cuenta aquí (qué envidia, madre!).
- Chad: en el desierto de Ennedi y la meseta del Tibesti hay muchas pinturas y grabados. Te lo conté en el post Pinturas rupestres de Ennedi.
- Además sé que hay vestigios similares en el Sáhara Occidental, Mauritania, y muchos otros rincones de este gran desierto.
Pero si volvemos al sur de Argelia, hay que decir que las pinturas más bonitas están en la “tableau” del Tassili.
Se trata de una gran meseta que hace frontera con Libia y que ha estado cerrada mucho tiempo por la guerra que vivía el país vecino. Las autoridades argelinas no se la querían jugar permitiendo que los extranjeros andaran por allí.
La meseta del Tassili es un mar de roca laberíntico. De difícil acceso, hay que hacer un trekking bastante exigente y los vehículos no pueden llegar. Esta limitación de movilidad es lo que tampoco gusta al ejército argelino.
Por suerte, ahora se ha vuelto a abrir y es posible visitarla. Ojalá pueda ir un día, y espero no tardar mucho que este tipo de trekkings pesan según vas cumpliendo años 😅
Tassili N’Ajjer significa “meseta entre dos ríos”, una señal de lo que fue esta región del planeta tras la última glaciación hace unos 10.000 años.
Un lugar que es, y se merece serlo, Patrimonio de la Humanidad. Desde 1982.

Un poco de historia sobre el arte rupestre en el Sahara
En la meseta del Tassili N’Ajjer fue donde Henri Lothe pasó muchos meses catalogando y copiando las pinturas que encontró en estos parajes.
En 1956, después de la II Guerra Mundial, se plantó allí con sus colaboradores. Nadie había hecho antes un trabajo como este, entre otras cosas por las limitaciones de acceso que te acabo de contar.
Fue una expedición de las de antes. Piensa en la logística y el tiempo que se necesitan para vivir allí durante meses. Sin apoyo de carreteras y vehículos. Toda la comida, agua, y cualquier objeto que puedas necesitar, debe ser transportado a la espalda o en los lomos de los burritos locales.
En su libro Hacia el descubrimiento de los frescos del Tassili: la pintura prehistórica del Sahara, Henri Lote relata con todo detalle dicha expedición. Si tienes oportunidad, te invito a que lo leas.
Pero ¿cómo son estas pinturas y grabados rupestres del Sahara?
El arte rupestre del Sahara es de trazo fino y preciso. Los colores naturales y vivos, entre el blanco y el negro, pasando por varias tonalidades que van del amarillo a varios tonos de rojo.
En estas pinturas rupestres hay movimiento, vida, belleza y poesía.

Las manos de aquéllos artistas no eran toscas. Tenían talento, y estoy segura de que más de un gran artista de nuestros tiempos se inspiró en ellos. Si no directamente, sí a través de alguna ilustración.
Desde luego fueron la inspiración de las primeras civilizaciones humanas conocidas: egipcios, fenicios, asirios, y un largo etcétera.

Curioso me resulta el hecho de que cuanto más antiguas son las pinturas y grabados, más realistas y mejor trazo presentan. A medida que avanzan los siglos, las manifestaciones artísticas son más esquemáticas. Y parecen más toscas, apresuradas, o infantiles.

Puede deberse a que el pensamiento simbólico se abre paso en la mente humana y entonces basta con recurrir a sencillos esquemas. O bien que con el tiempo se prioriza la comunicación entre grupos, no la representación realista.
Quizá, sencillamente, la vida humana se había complejizado y los individuos no disponían de tanto tiempo.
La agricultura, ganadería, producción de artefactos para cocinar y almacenar alimentos, los tejidos. Todo eso implica una inversión de tiempo infinitamente mayor que la caza y la recolección para el sustento básico.
En fin, todo esto son divagaciones de una viajera o turista.
Una extraordinaria representación de la fauna y vida humana de hace miles de años
El caso es que las pinturas y grabados en las rocas del Tadrart y el Tassili son una extraordinaria representación de la fauna y la vida humana de hace entre 8.000 y 5.000 años. Se dice pronto ¡pero no lo es!
Rebaños de vacas con largos cuernos curvados, como las que aún puedes ver vivas en los oasis de Egipto, Sudán, Chad, e incluso Etiopía. Es decir, en la cuenca del Nilo y en el Sahel.
Escenas de pastoreo y guerra, sí, pero también de personas bailando, nadando, cabalgando. Mujeres cocinando, con sus bebés a la espalda.
Incluso rituales religiosos, como una figura de casi tres metros de altura en cuyo vientre se ve el sol con una nube y lluvia, y personas adorándole alrededor de sus pies. No tuve la suerte de verla porque no está en el Tadrat, pero he contemplado miles de veces una foto que hizo mi padre en su primer viaje a la región, en el año 1981.



Entre las que sí pude ver, me emocionó la pintura de una mujer bajo una línea que dibuja un arco ¿su casa, una como las de las tribus que aún viven en otras partes de África? ¿como los masai, los dasanech, los himba, los hamer? seguramente sí.

Las más tardías son de los Garamantes, un misterioso pueblo que construyó sus ciudades en la actual Libia. En el año 2011, gracias a imágenes de satélite, se encontraron vestigios de más de cien villas fortificadas que hablan a gritos de una civilización con todas las letras.
Una cultura que estableció las primeras rutas de caravanas que atravesaban el Sahara, asegurando las fuentes de agua sin las cuales no se podían mover.
Herodoto describió a los garamantes como una gran nación que conducía sus rebaños, cultivaba dátiles y “cazaban trogloditas etíopes”.
La fauna salvaje es el otro gran motivo del arte rupestre en el Sahara, aunque me pareció más presente en los grabados.
Jirafas, elefantes, avestruces, leones, gacelas, rinocerontes, búfalos.
Pocas especies han sobrevivido al innegable cambio climático que allí aconteció, pero sigue habiendo gacelas y muflones, por ejemplo.

Los expertos lo tienen claro, esta es una muestra y testigo de que el Sahara fue un vergel, después sabana, y hoy el desierto que conocemos. Una muestra de lo que puede pasar dentro de unos ¿siglos o años viendo cómo está la cosa del cambio climático? en otros lugares.

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Las pinturas y grabados del Tadrart
Centrémonos en lo que pude ver en los seis días de viaje por el interior del Tadrart.
La primera mañana nos regaló una pared ante la que yo había paseado la tarde anterior sin darme cuenta de nada. No tenía la vista ni la atención entrenadas (todavía), y por eso no vi que allí había una pintura que muestra un precioso rebaño de vacas en tonos blancos y rojos.
Cuando Moussa nos llevó hasta él, con la luz de la mañana incidiendo allí, no pude evitar soltar un gritito de sorpresa. No sería el último. La verdad es que ahora suena ridículo, pero allí no te puedes reprimir.

Todos los días contemplamos nuevos hallazgos. Un día eran varios grabados de gran tamaño en una pared natural, como los de unas vacas perfectamente cinceladas. Con un estilo muy próximo al Antiguo Egipto que por cierto, rompe la regla de perfección que he comentado antes, porque es el periodo más tardío. Y otro día era todo un abrigo de roca lleno de personajes pintados en color rojo.

No se pueden tocar, pero no hay vallas de protección y sí te puedes acercar bastante. A veces tienes que tumbarte para poder apreciarlas, porque están pintadas en el techo de una grieta. Imagino a los artistas de entonces haciendo su obra, hora tras hora, así tumbados.

Cerca suele haber rocas con pequeños huecos naturales donde preparaban los pigmentos. Todos a base de yesos de distintos colores, machacados y probablemente mezclados con grasa animal para conseguir la pasta untuosa con la que pintar.
Me sigue pareciendo increíble que hayan llegado hasta nosotros. Y que se mantenga dicha práctica entre tribus como las que he citado antes, los hamer y los himba.

Bien conservadas gracias a la sequedad del desierto, hay algunas en las que se advierte un deterioro inminente. Las placas de arenisca en las que están pintadas están a punto de desprenderse de la pared original.

Estando allí y viéndolo con tus propios ojos, cobras conciencia de su fragilidad y de la suerte que tienes de verlas.
¿Cuánto tardarán en desaparecer? ¿una década, dos, tres? A lo mejor llevan así un siglo y pueden seguir aguantando. O a lo mejor una lluvia torrencial y anormal se las lleva por delante. Pero no quiero pensar que vayan unos arqueólogos a llevárselas de allí y meterlas en un museo. No. Tienen que estar allí. Es así. El que quiera verlas, que vaya.
La sensación es maravillosa. Es como un descubrimiento. Te sientes un poco arqueólogo. Incluso personas que antes de ir me dijeron “yo no soy muy de pinturas rupestres ni esas cosas”, han vuelto diciendo que se quedaron alucinados. Y es que no estamos acostumbrados a ver así este tipo de vestigios del pasado. Ni con tanta calidad, ni en tanta cantidad, ni tan libremente.

Entre los grabados, destacaría dos maravillas y una curiosidad
Unas pequeñas gacelas cinceladas en unas rocas grises, en el suelo irregular, muy cerca de un abrigo con algunas pinturas. Algunas parecen estar saltando, o volando.



Hay un lugar muy concreto que nunca hay que dejar de ver. Es la roca de los grabados de “las vacas que lloran”. Está muy cerca de la ciudad de Djanet.
La leyenda popular dicen que antes había un lago al que iban a beber las vacas. Un día se secó y ellas lloraron. Una historia sencilla pero contundente.
El grabado es digno del gran Picasso.

Otra curiosidad: grabados eróticos. Al menos hay un lugar concreto donde verlos. En un par de rocas enormes, aisladas de la montaña más próxima, pero cerca, hay grabados de jirafas y elefantes por un lado. Por el otro, varias figuras de rasgos negroides en posturas más que explícitas.

La historia por los suelos
Para terminar, te cuento que además de todo lo citado has de mirar con cuidado al suelo.

Podrás encontrar fósiles, puntas de flecha de sílex, restos de cerámica neolítica y molinos usados para moler el grano. Este tipo de molinos, por cierto, se siguen usando.

¡No se te ocurra llevártelos!
Primero, porque no está bien.
Segundo, porque en el aeropuerto son muy meticulosos y te lo quitarán en cuanto los vean en el escaner.
No puedes ni llevarte arena, más allá de la acumulada en las esquinas y bolsillos de tu mochila. La ley argelina lo tiene claro. Los souvenirs los compras, y no pueden ser piezas arqueológicas ni antigüedades.
En esta región hay otros hallazgos curiosos. Y los que quedarán por descubrir… Por ejemplo, las tumbas preislámicas. Curiosamente su «entrada» mira hacia el Este, por donde sale el sol, igual que establece el Islam porque los muertos deben mirar a la Meca, que está al Este.
Nadie sabe a quién pertenecieron. ¿Serían los famosos garamantes? ¿sencillamente los Issabaten, los primeros habitantes del Hoggar así llamados por los tuareg?

Ardo en deseos de volver a Argelia y seguir descubriendo el arte rupestre en el Sahara ¡Hay tanto!
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Hola Ali. Linda reseña pero me queda una duda.
No hiciste ninguna referencia a lo mas interesante que tiene Tassilli y son los seres extraños, sobre todo el conocido como el Gran Dios marciano. Tambien ese grabado inquietante que muestra 4 mujeres en fila siendo llevadas a un ovoide, similar a una nave. En tu recorrida pudiste ver estas pinturas? Que pensas al respecto?
Gracias
Hola! Gracias por tu comentario! Las pinturas que citas están en la meseta alta del Tassili que de momento sigue cerrado para turistas extranjeros (recientemente lo han abierto para argelinos), ya que al hacer frontera con Libia y ser un terreno que sólo se puede recorrer a pie, las autoridades no lo consideran seguro. Ahí están las grandes joyas como las que comentas, ojalá se abra y pueda contemplarlas. No creo en seres de otra galaxia, el gran dios puede ser un chamán, con el sol, nubes y lluvia representados en su estómago y personas orando a sus pies, pero no tiene por qué ser un marciano. Las 4 mujeres siendo llevadas a un ovoide no sé cuál es, pero el ovoide podría ser una cueva o choza circular, no? Sinceramente no estoy en la onda de lo paranormal 😊
Saludos
Ali
Hola Ali
Nombras al principio Gilf Kebir. Lo conoces? Has estado en la cueva de los nadadores d la peli? Por qué dices que es de difícil acceso? Como se iría? Dónde podría consultar sobre esto. Mil gracias. Has hecho una ruta por Tassili increíble. Debe ser fascinante.
Hola Anna! te respondo… No he viajado a Gilf Kebir ¡ojalá! creo que es impracticable. Te recomiendo los posts del blog El Rincón de Sele, él hizo un viaje de prensa y científico. La cueva de los nadadores es uno de mis sueños, sí.
Y sí, Tassili es fascinante :)
Abrazo