Las pinturas rupestres de Ennedi son una de las maravillas que te esperan en esta región de Chad Patrimonio de la Humanidad. A pesar de que hay poquísima información y han sido muy poco estudiadas, lo cierto es que sorprende encontrar tantas y tantas, incluso las que tú mismo puedes descubrir. Aquí te traigo todas las que pude ver.
Las pinturas rupestres de Ennedi están ahí
Las pinturas rupestres de Ennedi están al alcance de cualquier mirada un poco entrenada. Aunque si no fuera por los guías quizá te pasen desapercibidas, una vez entiendes en qué tipo de cuevas y abrigos puedes encontrarlas, ya sólo se trata de observar atentamente el paisaje.
Desde luego esta fue una de mis actividades favoritas después de ver las primeras del viaje. En cada parada en el Ennedi, en cada nuevo escenario donde había paredes con oquedades que podrían haber sido refugios para los humanos de hace miles de años, ahí me iba a mirar. Buscando esos trazos rojizos, ocres, beige, a veces negros y blancos. Los pigmentos naturales mezclados con grasa animal que, casi inexplicablemente, han llegado hasta nuestros días. Es como buscar setas o fauna salvaje ¡engancha mucho!! 😅
Hablamos de un arte que permanece al aire libre desde hace 9.000 años. Puede que más. Te cuento un poco lo que se sabe del arte rupestre en el Sahara, que ha sido más estudiado en el Tassili de Argelia que en Ennedi porque es algo más accesible. Por cierto, esta historia también se puede ver en el desierto del Namib.
- Se estima que hace unos 14.000 años los grupos de cazadores-recolectores que vivían en el Sahara, entonces un medio verde y lleno de fauna, comenzaron a pintar las paredes de las rocas. Pintaban lo que veían, lo que cazaban. Jirafas, leones, hipopótamos, antílopes, rinocerontes, elefantes. Y se representaban a sí mismos cazando con lanzas y otras armas.
- A partir del 7.200 a.C., es decir, hace algo más de 9.000 años, las pinturas muestran la actividad del pastoreo. Humanos llevando grandes rebaños de vacas, aunque también cazando, y mujeres y niños en campamentos. Parece que la costumbre de asentarse en un sitio, aunque sea de forma transitoria, se iba abriendo camino. También se distingue a las personas vestidas, luciendo peinados diferentes, collares y brazaletes.
- Hace entre 5.000 y 3.000 años aparecen los hombres montados a caballo o camello. Las más recientes con sillas de montar. ¿No te parece fantástico? También hay carros y sobre todo escenas de guerras con lanzas y escudos, muchas con todo tipo de detalles.
¿Cómo sabemos que son de esa época y no de otras? Por las técnicas de datación del radiocarbono, que permiten analizar y datar con cierta exactitud pequeñas muestras de pintura y otros restos orgánicos encontrados en los yacimientos.
La experiencia de contemplar esas pinturas puede ser más o menos emocionante según cómo te acerques a ellas. Mi consejo es que si viajas allí, o al desierto de Argelia, te plantes frente a ellas tomando conciencia de que fueron pintadas hace miles de años. Y observes los trazos. Muchos son delicados, detallistas, buscando retratar el movimiento.
👉 Te enseñé el arte rupestre del Tadrart (Argelia) aquí.
Y verlo allí es un privilegio. También hay que ser consciente de ello. Sin cientos de visitantes a tu alrededor. Sin vallas ni cristales protectores.
Por supuesto hay que ser responsable y cuidadoso. No las toques, no hagas nada que pueda deteriorarlas, no utilices el flash de la cámara o el móvil, que por otro lado no va a mejorar mucho o nada la fotografía. Simplemente déjate hipnotizar por esas escenas.
Los sitios de pinturas rupestres de Ennedi
Terkei Barakatra
Llegamos a unas rocas con forma de abrigos. Lo primero que vemos desde el coche es un montón de monos corriendo y saltando. Sí, en este desierto hay monos. Después distinguimos los trazos rojos de las pinturas rupestres. En ese momento me acordé muchísimo de Argelia y de la emoción que sientes ante una muestra de arte rupestre como esta.
Dicen que las pinturas de Terkei Barakatra son las mejores de Ennedi. O al menos de la zona de Ennedi por donde suele circular el escaso turismo que llega hasta allí, porque es una región inmensa.
Por si te lo preguntas: los monos se escabulleron y no volvimos a verles ni a oírles.
Nos desplazamos por las cornisas de roca a placer, observando las pinturas. Desde luego son impresionantes, aunque no sé si las mejores. Esto también va en gustos.
En Terkei Barakatra destacan los grupos de hombres a caballo que parecen volar. Los artistas los dibujaron en pleno salto, con las patas delanteras extendidas hacia delante y las traseras hacia atrás.
Si atendemos a la clasificación de pinturas rupestres del Sahara, estamos ante una representación artística de hace entre 5.000 y 3.000 años de edad.
Son grupos casi compactos, pero en otros rincones hay jinetes solitarios. Alguno tiene un tocado en la cabeza que podría ser un sombrero.
Pero hay más motivos. Como uno grupo de hombres bien formados, algunos boca abajo, otros parece que flotando, quizá nadando. O una mujer con un niño, una jirafa… y en otra cueva un poco apartada una gran vaca dominando parte del techo.
Comemos sentados en la arena, bajo la mirada de esos caballeros de hace miles de años. Enfrente hay más rocas con abrigos de este tipo y pregunto si también hay pinturas. La respuesta es vaga. En principio no, este es el sitio principal, aunque quién sabe. Si hubiéramos acampado allí, teniendo mucho más tiempo para explorar la zona, habría ido a comprobarlo. Y estoy segura de que habría encontrado más pinturas, aunque no sé si mejores 😊
Valle de Noi
Esa misma noche elegimos acampar en el Valle de Noi junto a un gran pináculo de arenisca. Nos rodean paredes con algunas cuevas pequeñas. Una vez instalado el campamento, picada por la visita a Terkei Barakatra, me voy a dar una vuelta. Los guías no saben si hay pinturas por allí, pero yo no cejo en mi empeño 😅.
Andando por el centro del valle decido acercarme a unas cuevas pequeñas que hay a mi derecha. Y en la primera… ¡bingo! No me lo podía creer. Estaba ahí sola y totalmente emocionada. No es que fuera un sitio enorme, pero había unas cuantas, la mayoría de vacas y algunas personas.
Se estaba haciendo casi de noche así que fui a contárselo a mis compañeros. Decidimos volver al día siguiente para verlas por la mañana, con más luz.
Al día siguiente, después de mostrar el sitio a mis compañeros, nos desperdigamos un rato por el ouadi o valle. Alonso y yo decidimos buscar más pinturas metiéndonos por las cuevas y pasillos entre altas paredes que hay en los alrededores. No tuvimos mucha suerte, pero encontré una figura de un hombre con lo que podría ser una herramienta agrícola, quizá una hoz. Había más pero estaban muy deterioradas. Es lo malo de estar al aire libre…
Tocaba continuar viaje. Circulando por los distintos valles que se sucedían vimos muchas pequeñas cuevas. Seguramente haya más pinturas rupestres. Es inabarcable y emocionante.
Manda Guele
Manda Guele es otro yacimiento con pinturas de gran calidad. Personalmente me gustaron más que las de Terkei Barakatra. Me cautivaron sus trazos finos, el uso de varios colores, los detalles de las sillas de los camellos, los peinados africanos de las personas, las figuras femeninas…
Son espectaculares, aunque están a cierta altura y no se pueden ver de cerca. Quizá por eso también parecen mejor conservadas que las anteriores. O porque son más modernas que Terkei Barakatra.
Entre todas las figuras descubro a un jinete que parece tener puestas unas gafas de buceo con dos antenas. Los amigos del ocultismo, entre los que no me encuentro, seguro que piensan que puede ser un marciano. Me inclino a pensar que quizá lleve una máscara de guerra. En los brazos se distinguen brazaletes pintados de blanco para destacarlos del ocre. Fascinante.
Gaora Halagana
A Gaora Halagana llegamos de noche, escapando del harmatán que nos perseguía por la Depresión de Murdi. Aunque no estaba planeado así, fue una noche extra en Ennedi en el camino de vuelta a la “civilización”. Y todo un regalo inesperado, sobre todo en términos de arte rupestre.
A pesar de la oscuridad, había una luna suficientemente potente que nos permitió entender que estábamos rodeados de grandes rocas con cuevas. Hamit nos condujo a una de ellas para instalar nuestro campamento al abrigo del viento.
Gaora Halagana significa en tubu “el sitio de la gente elegante”, y es un lugar que desde siempre se ha utilizado para celebrar fiestas. Se nota que sigue estando vigente, porque hay muchos huesos de cabra y corderos, restos de hogueras, y desgraciadamente latas y botes que han dejado allí. También es el nombre de un pico de Ennedi de 519 metros de altura que está en la zona.
Me dormí pensando en que por la mañana daría una vuelta para ver si veía alguna pintura rupestre, je, je. Y así fue. Además Hamit confirmó que había unas pinturas bastante buenas allí al lado, pero como estaba ocupado recogiendo el campamento después del desayuno, decidí ir por mi cuenta.
De nuevo viví esa maravillosa sensación de ir encontrando vestigios de hace miles de años a solas, dependiendo sólo de mi vista.
En Gaora Halagana dominan los grupos de hombres en fila y cogiéndose por los hombros, como si estuvieran danzando. Muy acorde con el uso actual y la memoria del pueblo tubu, lo cual vuelve a ser un dato realmente fascinante.
Buscando más información en internet, encontré un sitio donde hay una foto composición de estas pinturas y un sello postal de Chad donde se representa una de las escenas de Gaora Halagana. Pone la piel de gallina, porque es el funeral de una mujer que está tumbada en el suelo sobre una estera. Ojalá lo hubiera visto antes de ir, porque estuvimos delante de ese mural pero no lo distinguimos bien… Aquí puedes verla.
También hay mujeres con faldas acampanadas, y por supuesto mucho ganado. Hay, además, símbolos extraños. Algunos podrían ser las bolsas de pertenencias de las familias. Otros, planos de una casa o poblado. En el peñasco principal, que parece un ovni caído del cielo, es donde están las mejores.
Y hasta aquí los sitios de pinturas rupestres de Ennedi que he podido ver. Espero que te resulten tan fascinantes como a mí 🥰
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