Agrigento, un paraíso para los amantes de la antigua Grecia

Te presento a la antigua Akragas, hoy en día conocida como Agrigento, una ciudad que fue muy importante en la Antigüedad. Fundada por los griegos, cuna del filósofo Empédocles y posteriormente del escritor y dramaturgo Luigi Pirandello, Premio Nobel de Literatura en 1934. Sin duda uno de los grandes atractivos de Sicilia 😊

Agrigento, uno de los mejores yacimientos arqueológicos de Sicilia

Cómo llegar a Agrigento en transporte público

Las ruinas de Agrigento o Valle de los Templos están bien comunicada con la ciudad moderna del mismo nombre. Yo fui en tren desde Palermo pero también puedes ir desde Catania.

El trayecto es de unas dos horas y media desde Palermo, y de tres horas y media desde Catania.

Una vez allí, justo enfrente de la estación de tren de Agrigento, puedes coger el bus que tiene una parada en la entrada del Valle de los Templos, en la carretera. El trayecto de sólo 15 o 20 minutos. Eso sí, no te olvides de comprar el billete en el bar de la estación del tren, en el apartado de «estanco». Ojo, no podrás pagar al conductor, hay que comprar el billete antes de subir. Se venden en quioscos y estancos.

Y para volver, lo mismo, sólo hay que esperar a que pase el bus (cada 20 ó 25 minutos).

Otras alternativas para llegar y visitar el Valle de los Templos

Descartando la opción del coche, aunque sé que es la mayoritaria, también puedes ir a pie desde la ciudad de Agrigento. Se trata de una caminata de 30-40 minutos, según tu ritmo. Ahí tienes que valorar si te merece la pena, porque luego vas a andar un buen rato entre las ruinas.

Y por último, puedes apuntarte a una excursión con guía al Valle de los Templos. Lo bueno es que te explicará bien la historia de este lugar, y que muchas de estas excursiones incluyen otros sitios a visitar, según de dónde salgan. Lo malo es que tienes que ir a su ritmo. Te dejo aquí algunas sugerencias:

El Valle de los Templos: cómo es la visita

En la web oficial del Valle de los Templos encontrarás el precio de la entrada vigente, así como los horarios según la época del año en la que vayas.

Debes saber que la zona arqueológica está dividida por la carretera (¡¡!!), pero comprando la entrada en uno de los lados, hay unos modernos tornos por los que se accede al yacimiento, tanto en un lado como en el otro.

Agrigento fue toda una sorpresa, a pesar de ser uno de los lugares de Sicilia de los que más había leído y visto en fotos. Y a pesar de que el día tenía una luz un poco rara, con nubes blancas y ese «resol» tan molesto para la vista.

Quizá Píndaro exageraba, pero la verdad es que tanto su emplazamiento como lo que podemos imaginarnos a partir de lo que queda, es precioso.

Pasear entre templos y restos de ciudades de la antigüedad siempre me ha fascinado. Quizá porque me da la posibilidad de imaginar cómo sería, o sencillamente de maravillarme sobre el hecho de poder ver aún, en pie, algo que se construyó hace miles de años.

El centro arqueológico más importante de Sicilia

Hoy en día se conserva sobre todo el Valle dei Templi o Valle de los Templos, que es Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Aquí se dan cita una serie de templos construidos con la piedra rojiza y porosa de la zona, piedra ya trabajada por los vientos, lluvias y soles de los siglos.

Lo que vas a ver en Agrigento son templos griegos de puro estilo dórico. Magníficos. Y todo ello en un entorno absolutamente Mediterráneo, rodeados de almendros y olivos, presidiendo una llanura de cultivos verdes que dan paso al mar.

Entre otros, te encontrás con:

Como decía antes, si cerramos los ojos y le echamos imaginación, podemos ver los carros circulando por la avenida principal, las gentes haciendo sus plegarias a los dioses, y qué sé yo cuántas escenas más de la vida cotidiana y no tan cotidiana.

Y entre templo y templo, te encuentras con una necrópolis paleocristiana excavada en la roca. Murallas de no sé bien qué época y olivos milenarios (¿acaso estaban ya allí cuando los griegos?)…

Más allá, en uno de sus extremos, está el templo de Cástor y Pólux, del que sólo quedan en pie cuatro columnas que son el símbolo de la ciudad de Agrigento.

Estatua colosal hoy tumbada, de camino al templo de Cástor y Pólux

A pesar de lo exiguo de los restos, esta fue la zona que más me gustó de todo el parque. Quizá por el camino que hay que seguir hasta allí, entre bosquecillos de olivos y un suelo cubierto de piedras de las antiguas construcciones.

O quizá por unas construcciones circulares que hay junto al templo y que se parecen a grandes ruedas de molino. Resulta que eran parte de santuarios dedicados a Deméter (diosa de la agricultura, una de mis preferidas) y Perséfone.

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La moderna Agrigento

La moderna Agrigento queda justo enfrente del Valle de los Templos y en un nivel de terreno más alto. Allí se fueron los habitantes de la antigua Agrigento en el siglo IX, durante el dominio árabe.

Construyeron otra ciudad de intrincadas callejuelas que mucho más adelante fue bombardeada en la Segunda Guerra Mundial.

Después de aquello, la ciudad resurgió una vez más, pero en forma de bloques de hormigón. Algo queda sin embargo de aquella otra antigua Agrigento, por eso decidí darme una vuelta antes de coger el tren que me llevaría a Palermo. Cierto es que eran las 16 h. y no había ni Dios por las calles.

Y así pasé el día, entre ir y volver en tren, y los templos de Agrigento… un suspiro de Historia 😉