Mercado de Kashgar, otro mundo

El «mercado de Kashgar» es el mercado semanal que congrega a los habitantes de la región. Es famoso porque a lo largo de las décadas, quizá de los siglos, ha mantenido su autenticidad. Sin embargo, nos cuentan que es un lugar en peligro de extinción, ya que el gobierno chino está decidido a exterminar las culturas locales que disienten del poder central. Por otro lado, el abandono de la vida tradicional, de la vida rural, va mermando su tamaño.

Mercado de Kashgar, una oportunidad para trasladarte a los tiempos de las caravanas

Este es un mercado de ganado y agrícola. Cada ámbito está separado del otro por un murete, con ligeras transgresiones. El ganado se ubica en un recinto grande. Es un recinto que no está lleno, así que va a ser verdad esto de que se va perdiendo. Los productos agrícolas se venden fuera, alrededor de la puerta del recinto del ganado, y en las calles adyacentes.

Un vestigio de tiempos pasados, un espectáculo medieval que justifica todo este viaje.

Entre el polvo levantado por los corderos y vacas, los hombres pululando por aquí y por allí, examinando a los animales, regateando, cerrando negocios, pude ver cómo se vende hielo de los glaciares de las montañas Tian Shan, a un tiro de piedra.

En los laterales, los cocineros se aplican a hacer los famosos fideos de Kashgar. ¡Es algo que me resulta mágico! ¿cómo estirando la masa y moviendo los brazos se van formando los fideos con esa exactitud?? 

Dicen que los fideos de Kashgar son los mejores de toda China. Quizá son los que Marco Polo llevó a su tierra.  

También cocinan arroz pilav, el plato que se come en toda Asia Central (arroz, garbanzos, hortalizas, carne).

Yendo y viniendo me fijo en la venta de complementos para los animales. Cascabeles graciosamente labrados, sillas de montar y otros aperos. 

Prácticamente todos los «actores» del mercado son hombres, por cierto.

Saliendo de la zona del ganado nos esperan los barberos, unas mesas de billar, más puestos de comida y los puestos de verduras de las huertas del río Kashgar con sus melones y sandías, repollos, zanahorias, etc.

Son tantas las imágenes que se prenden en mi retina, tantas las sensaciones bajo el sol, el calor y el polvo implacables, que me quedo pronto sin palabras y prefiero que las imágenes hablen por sí solas.

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