Mucho he tardado en escribir sobre mi visita a Samarcanda, esa ciudad cuyo nombre dispara los sueños viajeros. Y es que me daba mucho respeto.
Por una parte, porque formó parte de un viaje bastante anterior a la creación de este blog, en el año 2007. Pero sobre todo, porque es tanto lo que se podría escribir sobre Samarcanda, tanto lo que se ha escrito, tanto lo que las expectativas pueden dar de sí que… eso, infunde respeto.
Sí me atreví a hablaros de Bukhara, la hermana pequeña de Samarcanda y de Khiva, un sueño de adobe y azulejos. Pero a Samarcanda la iba dejando de lado ocasión tras ocasión. Ya no, por fin ha llegado el día.
Muchos os dirán que Samarcanda no es ni la sombra de lo que fue, y en parte tendrán razón
Digo sólo en parte porque como suele ocurrir, la leyenda supera a la realidad. Seguramente en su tiempo también decepcionaría a más de un viajero o dos. O quizá no, porque edificios tan magníficos como los que se construyeron aquí no se encontraban tan fácilmente. Con permiso de Isfahán, claro.
Samarcanda era una parada clave en la Ruta de la Seda
Un cruce de caminos en Asia Central al que llegaban y partían las caravanas cargadas de mercancías fantásticas para los que las esperaban a uno y otro lado. Eso siempre dispara los sueños. De entonces, y de ahora.
Me imagino que sus calles y mercados serían un bullicio constante. Bullicio amplificado cada vez que llegaban nuevos viajeros, seguramente cansados, acicalados para la ocasión en alguna parada anterior a su entrada en la ciudad.
En Samarcanda se dieron cita grandes maestros de las ciencias: astronomía, geografía, matemáticas, medicina.
Durante una parte de los siglos en que fue considerada y soñada por su magnificencia, aquél que quisiera estudiar, aquél que aspirara a ser «un sabio», haría bien en ir a Samarcanda.
Allí había grandes madrasas (escuelas), rivales con las de Persia (actual Irán).
Ulugh Beg fue el responsable de esta fama, pero mucho antes su abuelo Timur (Tamerlán) ya se encargó de que su fama llegara a lugares tan lejanos como India, Damasco, Bagdad, Ankara. A golpe de sangre y fuego.
Timur el cojo, que en realidad apenas disfrutó de la ciudad que nombró capital de su imperio, sí fue el responsable de erigir los primeros grandes edificios que dejaron sin habla a un buen puñado de viajeros y embajadores de lugares tan remotos como España.
Al final le enterraron aquí, pero él quería haber reposado en otra ciudad a unos 80 Km. de distancia. Los muertos no mandan, por muy aguerridos que hayan sido en vida. Y si no, que se lo pregunten a Ho Chi Min, o a Lenin.
Los vestigios siguen ahí en forma de arquitectura. También en la sonrisa franca de sus habitantes.
Los lugares que no te puedes perder en tu visita a Samarcanda son…
La plaza de Registán, lugar de arena
Allí podréis encontrar bellísimos edificios que antaño conformaban un núcleo de universidades y bazares famoso en el mundo entero. Hoy son Patrimonio de la Humanidad desde 2001.
El Registán significa lugar de arena, porque fue construido en el lecho de un río seco
La mezquita de Bibi-Khanum, esposa de Tamerlán, la reina de todas las mujeres
Cuenta la leyenda que ella la construyó mientras el marido andaba fuera conquistando tierras. El arquitecto se enamoró de ella y le pidió un beso como condición para terminar el edificio. Ella se lo dio, pero quedó marcada. Tamerlán conoció así su infidelidad. Sin embargo, el arquitecto ya había muerto (je, je).
Y más bellos aún los que se erigieron para guardar los restos de los gobernantes…
Shah-i-Zindah
A la cabeza, un conjunto de tumbas impresionante y que me enamoró desde el primer momento. No tenía ni idea de su existencia, y estoy convencida de que es lo mejor de Samarcanda en mi opinión.
Mausoleo de Gur e-Amir
Otro punto clave es donde está enterrado el gran conquistador Timur y varios hijos y nietos. Admirarlo puede llevar un rato u horas… Al atardecer, o a la noche con su iluminación de vivos colores muy del gusto asiático, encandila la proporción y equilibrio de sus formas. El interior guarda un espectáculo de arte que incluso recuerda a la Alhambra.
Otro punto a considerar, aunque mucho menos espectacular sí interesante, es el Observatorio de Ulugh Beg, más que gobernante astrónomo.
Aquí encontraréis un inmenso sextante cuyo fin era medir la posición de las estrellas con una exactitud hasta entonces no conocida. Sólo unos 50 años más tarde de su construcción, allá por el s. XV, se destruyó deliberadamente, pero no tanto como para que a principios del siglo XX no se pudiese excavar y sacar a la luz los restos que hoy se pueden visitar.
Y la vida actual, en el mercado de Samarcanda
Más conocido como bazar que como mercado, en estas latitudes, hoy es nuevo. Tiene un techo de color azul que vierte una luz irreal sobre las mercancías frescas (frutos secos, verduras, frutas, carne, el rico pan…). Como todos los mercados locales, no hay que dejar de visitarlo porque allí están las gentes en su día a día.
Todo ello convive con los modernos hoteles preparados para un turismo que por suerte no llega a ser masivo. Hoteles de arquitectura rectilínea tipo soviet, con servicios de peluquería más que dudosos, y en verano con ruidosas y divertidas celebraciones de bodas uzbekas…
La Samarcanda de hoy también es el ambiente relajado de sus gentes, amables y acogedoras
Salen al fresco al caer la tarde para jugar una partida de backgammon, o sentarse en una de las plataformas de madera muy al estilo persa a tomar un té, comer unos pinchos de carne a la brasa, o charlar un rato disfrutando de unas temperaturas -por fin- más agradables.
Samarcanda es un básico imprescindible que te puede dejar con la boca abierta, incluso aunque coincidas con los preparativos de la celebración del Día de la Independencia de Uzbekistán que puede incluir la instalación de un enorme escenario en la plaza del Registán, «afeando» las vistas. En fin, no se puede tener todo :)
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Samarkanda es uno de los destinos que suenan más exóticos. Siempre ha estado en mi lista de pendientes. Tus fotos son una maravilla, puede que no sea lo que fue, pero sigue siendo impresionante. Un buen regalo de reyes esta entrada, enhorabuena. Un saludito y feliz año!
Muchas gracias Caliope! Desde luego Uzbekistan merece mucho la pena :)
Saludos
Alicia
excelente relato y las fotos son magnificas enhorabuena y gracias por compartir
Muchas gracias Ale! Un placer :))
Ali, me ha encantado el post!! Estoy buscando info de Uzbekistán porque es uno de mis sueños viajeros!! Ojalá algún día pueda ir!
Un saludo,
Marta
Gracias!! Me alegro y ojalá puedas ir!! 😊