Los Kalash son un pueblo animista que vive en tres valles, hasta hace poco muy aislados, del norte de Pakistán. Durante mucho tiempo se creyó que eran los descendientes de las tropas de Alejandro Magno. Te voy a contar quiénes son, dónde viven y algunas de sus costumbres ¿Te vienes?
No me podía creer que en mi viaje al norte de Pakistán iba a coincidir con el Festival de Verano de los Kalash. Tenía mucha curiosidad por conocer a este pueblo animista que vive a dos pasos de Afganistán, pero esto era … ¡lo más!
Quiénes son los Kalash
Los Kalash son una minoría étnica singular, totalmente diferente al resto de la población de Pakistán.
Se reparten en tres valles del Norte de Pakistán en plena cordillera del Hindu Kush: Rumbur, Bumburet y Birir, siendo los dos primeros donde hay más densidad de aldeas y población, y por tanto los más visitados. Estamos a una distancia de entre 8 y 11 kilómetros de Afganistán, y sólo saberlo emociona un poco.
La población kalash es, hoy en día, de sólo unas 4.000 personas según nos contaron allí (en internet encuentro la cifra de 3.000 personas).
Sin embargo, cada vez hay más matrimonios mixtos con población no kalash, lo que está suponiendo una pérdida cultural y religiosa muy importante.

El origen de los Kalash y su historia
En sus canciones y leyendas los kalash hablan de Tsiyam como su lugar de origen. Un lugar que nadie sabe dónde está porque se ha perdido en la memoria.
En el museo etnográfico de Bumburet nos contaron que la denominación de Kalash viene del monte Kailash, ubicado en el Tíbet, pero también he leído que podría venir de la palabra hindi «kalasha» que significa olla o vasija.
Las distintas épocas de este pueblo se entrelazan en cualquier relato sobre su origen e historia. Cuando crees que has completado el puzzle, aparece una pieza nueva que te obliga a ir atrás en los siglos.
En tiempos de Alejandro Magno, los Kalash ocupaban un territorio que abarcaba Gilgit Baltistan, Peshawar, parte del Valle del Swat en Afganistán y Ladakh, en la actual India.
Los Kalash utilizan algunas palabras del hinduismo como “gurú”, que también significa «maestro» en su cultura.
La leyenda dice que los actuales Kalash son descendientes del ejército de Alejandro Magno. Según ellos, a diferencia de otros pueblos, decidieron no luchar contra Alejandro Magno y le permitieron pasar por su territorio. En dicho paso, algunos destacamentos de su ejército se quedaron y se mezclaron con la población.
Sin embargo, según las últimas pruebas genéticas que se han realizado, lo único que se ha podido probar es que están emparentados con los indoarios o tribus centroasiáticas de los Balcanes y el Cáucaso. Ello explicaría que sea frecuente ver ojos claros y cabellos rubios, si bien también los he visto en otros lugares de Pakistán que no eran Kalash.
Lo que no se puede negar es que tienen unos rasgos físicos propios y diferentes que no siempre responden a nuestro concepto de belleza. Por ejemplo, las mujeres suelen tener unas cejas muy pobladas, y los hombres unas narices muy prominentes y/o rasgos muy marcados (nariz, labios, ojos).

Saltando en el tiempo, a principios del siglo XIV los Kalash ocupaban casi todo el valle de Chitral, pero no fue hasta 1928 cuando este pueblo sufrió un gran revés.
En 1928 las tribus turcas invadieron el territorio y mataron al 70% de la población kalash. Un 10% se refugió en las cuevas de las montañas hasta que pasó el peligro. El otro 20% se convirtió al Islam.
¿Te acuerdas de la película El hombre que pudo reinar, con los magníficos Sean Connery y Michael Kaine? En ella, dos aventureros que viajan a la India en 1880, deciden hacer fortuna en el reino de Kafiristán, una tierra casi ignota.
Pues Kafiristán era la “tierra de los infieles” donde se ubicaban los antiguos kalash. Así era conocida en Afganistán, donde vivían los “kafires rojos”. En lo que hoy es Pakistán vivían y viven los “kafires negros”. La distinción del color proviene de la vestimenta de las mujeres, llamada kalasha.
Mientras que en Pakistán consiguieron sobrevivir con sus creencias, sociedad y cultura gracias a que los gobernadores de Chitral les permitieron ocuparse de sus asuntos, en Afganistán la situación fue otra. A finales del siglo XIX fueron convertidos al Islam y su tierra pasó a llamarse Nuristán, “los que han visto la luz”.
Los Kalash a día de hoy
No es que los kafires negros o Kalash de Pakistán lo hayan tenido fácil. Durante muchos años han sido presionados para convertirse al Islam, pero gracias a la geografía de sus montañas y valles han resistido. A cambio, eso sí, de una gran dosis de aislamiento.
Entre los últimos acontecimientos, destaca un episodio que parece sacado de las páginas de un libro de hace siglos, pero desgraciadamente es muy actual.
Entre 2008 y 2011 los talibanes intentaron infiltrarse y atacar los valles Kalash, principalmente el valle de Bumburet. Cruzaron la frontera montañosa desde la vecina región de Nuristán. Hubo enfrentamientos armados con el ejército pakistaní y varios puestos de seguridad fueron atacados. Aunque los Kalash no eran el objetivo principal, la presencia talibán fue vista como una amenaza directa a su forma de vida.
Desde entonces, el ejército pakistaní ha aumentado su presencia militar en los valles Kalash, con controles y puestos fijos para evitar nuevas incursiones.
Desde hace unos años, el propio gobierno paquistaní reconoce el atractivo que representan para el turismo y el valor de esta cultura minoritaria y ancestral. La UNESCO, además, ha reconocido a los Kalash como Patrimonio Cultural Inmaterial en riesgo.
La mayor parte del turismo que reciben es de los propios pakistaníes. Punjabíes con dinero. Los que se pueden permitir unas vacaciones viniendo de las grandes ciudades del sur.
Hoy en día el turismo es ya una fuente de ingresos importante que genera beneficios a través de la venta de artesanía, alquiler de habitaciones, taxis y guías locales.

Pese a todos estos esfuerzos, como te decía antes la población de los Kalash está cambiando. Cada día hay más chicas que se casan con jóvenes musulmanes y ello tiene consecuencias muy claras. Ellas deben convertirse al Islam, dejar de llevar sus ropas tradicionales y abandonar muchas de sus costumbres, como la relativa libertad e independencia que tienen en la sociedad Kalash. Las hay, incluso, que se ven obligadas a llevar el burka.

Por otro lado, cada vez son más las influencias de la vida moderna. Los jóvenes emigran para estudiar en la universidad, utilizan las redes sociales y se ven expuestos al mundo exterior de muchas formas. No es que yo considere que esto está mal, ni mucho menos, pero es innegable que implica un proceso de aculturación, y además muy acelerado.
Ojo, también hay jóvenes kalash influencers que realizan publicaciones en redes sociales, en especial Tik Tok (en el verano de 2024 era la red social que hacía furor), mostrando al mundo sus tradiciones y forma de vida 🥰

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La religión del pueblo kalash
Lo que es cierto es que los Kalash todavía son una isla en el mundo musulmán de Pakistán. Aunque se les clasifica como “animistas”, según nos contaron allí su religión mezcla el animismo, el hinduismo y la religión védica (predecesora del hinduismo).
Los Kalash veneran a la Naturaleza y todos sus elementos, y de hecho esta es su deidad única, sin personificarla en ningún ser o ente concreto. Además creen en “espíritus mensajeros”, que son los que pueden elevar las plegarias hasta la deidad.
Ciertas personas tienen la capacidad de soñar, y es ahí cuando pueden “contactar con los espíritus” y conseguir que las plegarias lleguen a su deidad. En el pasado había chamanes, pero aseguran que esta práctica ha desaparecido.
Aunque suene contradictorio con lo anterior, y quizá por la necesidad de protección, la práctica de su religión es bastante individual y privada.
No tienen ritos concretos ni calendario religioso, aunque sí tienen centros para ir a rezar. De hecho, fuimos a visitar uno de estos templos y lo encontramos bastante descuidado, señal del poco uso que se le da. En la puerta había dos carneros tallados a los lados, y es que este es uno de los animales sagrados que suele sacrificarse en las fiestas.

Únicamente tienen una fecha señalada: el 20 de diciembre, donde todos acuden al templo principal y se hacen sacrificios. Se trata del festival Chaumos, también escrito como Chawmos o Chawmoss, que dura dos semanas, entre el solsticio de invierno y el fin de año. En principio este festival tiene un carácter más íntimo además de solemne, y parece que no se puede visitar fácilmente si no estás en contacto con la comunidad, pero esto puede que ya esté cambiando…
Sus oraciones y plegarias tienen que ver con la salud, tener descendencia para que la comunidad se pueda perpetuar (pero sin exceso, nos puntualizaban), y la petición de buenas cosechas que aseguren su supervivencia.
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Curiosidades del pueblo kalash
La gran peculiaridad de los kalash ya la he mencionado: no profesan el Islam y son fundamentalmente animistas. Esto, a su vez, conlleva otra serie de rasgos que los diferencia de la cultura dominante.
Su organización social se divide en clanes, y las tierras de cultivo se distribuyen en función de dichos clanes. Cuando una pareja contrae matrimonio, son las mujeres las que tienen que trasladarse al clan del marido con todas sus pertenencias. La línea de descendencia se establece por vía paterna, así que es una sociedad patriarcal.
En contraste con el Islam, las mujeres tienen un papel más activo y público en la sociedad. Trabajan en el campo, llevan la cara y el cabello descubiertos, son más independientes y digamos que tienen voz e incluso voto.
Además, parece que son las mayores defensoras de la tradición. Visten el traje tradicional tanto en los festivales como en su día a día, con diferencias en cuanto a la cantidad de adornos. En las fiestas, por ejemplo, muchas llevan grandes plumas en el tocado de la cabeza y más joyas.
La mayoría de los hombres, en cambio, han adoptado la vestimenta habitual de los paquistaníes.

Ellas tienen un sitio especial llamado Bashali. Es el lugar de reunión de las mujeres, al que pueden ir cuando quieran. Pero también están obligadas a permanecer allí cuando tienen la regla. Durante los días del periodo se considera que son impuras. Eso sí, no es un encierro completo porque pueden (y deben) salir a trabajar en el campo 🤔
Por otro lado, las embarazadas acuden al Bashali para dar a luz con ayuda de sus matronas, y en general parece que ellas reivindican este lugar como una isla en la que pueden hablar y comportarse libremente, sin los hombres alrededor.
Su idioma es el kalasha o kalashi, que nada tiene que ver con el urdu, y su transmisión de la historia es oral, transmitida de los mayores a los jóvenes.
La agricultura y el ganado ha sido siempre su principal actividad, distribuyendo sus cultivos en terrazas para poder aprovechar el terreno de las montañas tan verticales que los rodean.
En los años 2010 y 2015 hubo grandes riadas que arrasaron el valle de Bumburet y se perdieron el 40% de los terrenos cultivables. Este fue un punto de inflexión para abrirse más al mundo exterior.

Entre los productos que extraen de la tierra y sus animales hay que destacar la producción de vino local. Este es, probablemente, el único sitio de Pakistán donde es legal, o al menos posible, beber alcohol. Aunque no se vende en las tiendas, según entendí. Nosotros lo probamos en el festival de verano y tengo que decir que es bastante malo, avinagrado, pero no me cabe duda de que es una rareza 😅
En cuanto a los ritos funerarios, en el pasado dejaban los ataúdes al aire libre y los cementerios estaban lejos del pueblo. Los muertos eran confinados en sus cajas con joyas y objetos queridos, pero como terminaban siendo saqueados, empezaron a enterrarlos bajo tierra. Más tarde se extendió la costumbre de poner la cama (el somier) del difunto sobre la tumba.
Después del entierro no vuelven a visitar el cementerio, aunque los kafires rojos (venidos de Afganistán) tienen la costumbre de encargar una estatua con el rostro del difunto y la ponen en la tumba un año después del fallecimiento.


Qué ver en los valles Kalash
Avanzamos desde el pueblo de Ayun, la última localidad musulmana antes de entrar en territorio kalash. La carretera va haciéndose cada vez más agreste y estrecha, y poco a poco empiezan a aparecer los pueblos. Casi se continúan unos con otros y están atravesados por esta carretera. La única.
Cada vez que se cruzan dos coches es una pequeña movida.
La mayoría de las casas son tradicionales. Están construidas en piedra, ensambladas con vigas de madera, son de dos pisos y están dispuestas trepando en la ladera de las montañas. Además tienen grandes balcones a los que se asoman sus habitantes. Hay veces en que te acuerdas del tebeo 13 Rue del Percebe.


Cuando empezamos a cruzarnos con las mujeres kalash todo cambia. Es impresionante. Casi todas van vestidas con sus vestidos negros pero adornados con bordados de colores, botones y conchas de cauri. Se peinan el pelo con largas trenzas y llevan una especie de corona con una pieza rectangular que cubre la parte posterior de la cabeza y la nuca. Está hecha con bolitas de colores y preciosos diseños florales o geométricos. Algunas, además, tienen pequeños tatuajes en el rostro y las manos.


Es un ambiente de cuento, de leyenda. Cuesta aguantar las ganas de hacer fotos sin descanso, pero esta es una de las principales reglas o peticiones que nos han hecho. Pedir permiso para hacer fotos y respetar las negativas. Y tienen toda la razón. La mayoría, de todas formas, se prestan a que les hagamos fotos.

No hay muchos sitios concretos que visitar, pero callejear ya es suficiente atractivo. Además, hay dos puntos que no hay que perderse: el antiguo cementerio de Karakul, creado hace 150 años aproximadamente, y el Museo etnográfico de Bumburet o Kalash Dur Museum.
El Kalash Dur Museum está en el Valle de Bumburet y también se le conoce como Museo Bumburet o Bumburait, la localidad más importante del valle.
Fue construido por voluntarios griegos y se terminó en el año 2005. El objetivo es rescatar y preservar la cultura kalash. Tiene varios edificios, con el museo como protagonista. Además incluye una librería, una escuela, un consultorio médico, así como un hostal y un centro de investigación.
En el museo, hecho en madera y piedra siguiendo en parte los diseños tradicionales kalash, hay una buena muestra de joyas, vestidos, muebles y representaciones del interior de sus viviendas, además de muchos otros objetos de la vida cotidiana o relacionados con sus creencias. También se exhiben algunas fotografías antiguas. No es muy grande y creo que es interesante visitarlo.

Los festivales kalash
Los Kalash tienen tres festivales al año que duran varios días:
Para los festivales, los pastores bajan de las montañas con queso y leche que reparten entre los asistentes. Además, se sacrifican carneros y otros animales, y como digo se bebe bastante vino.
Nosotros asistimos al Festival de Verano en los valles de Rumbur y Bumburet. Durante varios días se celebran bailes diurnos y nocturnos en distintos sitios, las mujeres llevan sus mejores galas y todo el mundo come y bebe hasta hartarse.

Además de la celebración de las cosechas, es una buena ocasión para encontrar pareja. Y no había más que observarles para darse cuenta de que efectivamente había muchos coqueteos entre ellos 🥰

En algunos momentos me recordaba a las fiestas de mi pueblo y otros pueblos a los que yo iba de joven, y me gustó mucho ver ese “parecido razonable”.
Otra curiosidad que observamos es que las mujeres se saludan entre sí con tres besos en las mejillas y uno en la mano de la otra. Es un gesto tan rápido que tienes que estar atento, pero es precioso. También se dan muchos abrazos.
La fiesta consiste, principalmente, en bailar y cantar. Las chicas kalash se mueven en círculos formando filas, cogidas por la cintura o los hombros. Los chicos forman otras filas similares, y juegan a encontrarse y perseguirse. La música cambia de ritmo cada cierto tiempo y les obliga a ir muy rápido o muy lento.

En el centro del baile hay varios hombres mayores. Son los jefes de los clanes que cuentan historias, aunque la algarabía general no deja oírles si no te acercas mucho. Hablan sobre los sucesos más importantes que han ocurrido en las aldeas, o sobre personas que fueron importantes para la comunidad. Lo hacen improvisando poemas y se pasan el turno con un bastón. Algunos llevan billetes en el sombrero. Por lo visto son los líderes espirituales. A su alrededor están los hombres de la siguiente generación escuchando.
Es la tradición oral en vivo y en directo.

Las niñas y niños, por otro lado, se ponen hasta arriba de chucherías. Dulces, salados, refrescos, a todas horas. ¡¡Espero que sea sólo por las fiestas!!
Por la noche nos trasladamos a Bumburet para ver otro baile. Se celebra en una plaza rodeada por las coquetas casas que ya habíamos visto de día. El público, prácticamente todo hombres punjabíes, se apretuja alrededor del centro donde bailan las chicas y chicos kalash.
Nos cuentan que este es el primer año que se acordona la plaza para que sólo entren a bailar los kalash. Por lo visto, en los años anteriores se armaba una tremenda, sobre todo con los punjabíes que van “de fiesta” y se creen que las chicas kalash son “unas frescas” con las que se puede ligar libremente.
El hombre que nos contaba esto también se quejaba de que los chicos kalash ya no respetan la tradición ni en las fiestas. Visten con vaqueros o jeans y camisetas, en lugar del traje tradicional que él mismo llevaba. Terminó apostillando “las chicas son las que se esfuerzan y ellos no ayudan a mantener nuestras tradiciones”.
También se quejaba de que los adornos festivos, que parecían de Navidad, no tienen nada que ver con su cultura. El choque de la modernidad y la tradición en vivo y en directo.

Con todo, nos dice que agradece mucho el turismo occidental y que sabe que nosotros hemos viajado mucho antes de decidir viajar a Pakistán. Y nos pide que hablemos bien de los Kalash y de Pakistán. Ningún problema, jefe. Os lo merecéis y os guardo un gran cariño 🥰🥰
Mapa de los valles Kalash
Aquí te dejo un mapa donde puedes ver la ubicación de los valles Kalash, el museo y otros lugares. Puedes ampliarlo o hacerlo más pequeño con el ratón, los dedos en la pantalla, o utilizando los botones + / -. Además, puedes buscar alojamiento utilizando las funciones de «escoger fechas», número de personas, y muchos más filtros en el icono que hay, antes de darle al botón «Ver Alojamientos». He señalado el Peace Café, un buen lugar donde comer rico queso Kalash entre otras delicias 😉
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