Actualizado el 1 febrero, 2023
La excursión a Um Qays y Ajlun es una de las mejores opciones para hacer desde Amman. Se trata de un yacimiento arqueológico de la Antigua Roma y una fortaleza que vio pasar a los Cruzados, casi nada. Pero además es un «paseo» por la Jordania menos conocida y eso tiene sus alicientes.
Invertir un día en visitar Um Qays y Ajlun desde Amman es una buena idea
Um Qays y su situación geoestratégica
Aproximadamente a 90 minutos en coche desde Amman está Um Qays. Es el extremo norte de Jordania y mira al famoso Mar de Galilea o lago de Tiberíades, donde dicen que Jesús caminó sobre las aguas.
Estamos también muy cerca de una de las fronteras de Jordania. Desde esta colina que está a 357 metros de altitud, se ve perfectamente el país vecino, Siria. Sumido en una cruel y horrible guerra cuando lo visité. No pude evitar pensar en toda la gente que estaba allí sufriendo, siendo asesinada impunemente.
Igualmente, frente a nosotros se alzan los Altos del Golán, escenario de la Guerra de los Seis Días (1967) y la Guerra de Yom Kipur (1973). Un territorio disputado largamente entre Israel y Siria, con su mayor parte ocupado por el primero, y el resto por las fuerzas de la UNDOF y Siria.
Israel y Líbano se extienden también en el horizonte, y se pueden ver en los días claros. Es éste, pues, un territorio histórico y clave para la geopolítica local de Oriente Próximo.
El yacimiento arqueológico de Um Qays
Lo que se puede ver en Um Qays son los restos de la antigua Gádara, de la que tres evangelistas, Mateo, Marcos y Lucas, hablaron en su día.
Um Qays fue una ciudad que se hizo famosa por sus fuentes termales, alrededor de las cuales se construyeron ricos baños frecuentados por la gente de la comarca.
Hay dos teatros y una columnata que merecen tu atención, y por lo visto también un interesante cementerio que, sin embargo, nosotros no logramos encontrar… Además de numerosas ruinas de edificios.
Ruinas entre las que me confieso feliz e interesada siempre. Imaginando la vida en la calle de los comercios, en el teatro, o incluso en las casas.
Disfruto buscando pequeños detalles, una voluta, un capitel caído con su decoración de hojas mirando hacia el horizonte, o el mármol que dibuja preciosas figuras en la piedra torneada.
También hay otra cosa… lagartos! Los hay a patadas, asomándose por los restos de las columnas, y yo encantada persiguiéndoles con la cámara, ja, ja!
De todas formas a nosotros lo que más nos gustó de aquél caluroso día de abril fue que, al ser sábado, nos topamos con un montón de turismo local. En su mayoría excursiones escolares, pero también algunas familias y parejas.
Se notaba que no están acostumbrados a ver guiris por allí. Muchos nos saludaban y posaban encantados para nuestras cámaras. O nos hacían fotos con las suyas. Generalmente las de sus smartphones. Sí, muchísimos jordanos hacen ya uso del smartphone y parece que han pegado el salto a esta tecnología para hacer fotos. Muy pocos llevan además una cámara.
Visitamos también el pequeño museo situado en un patio junto a la comisaría de la policía local, en la entrada al yacimiento.
Cuando ya nos íbamos de Um Qays…
Oímos música. Sonaba en el teatro pequeño y decidimos ir a ver qué pasaba. Allí se habían concentrado unos 200 niños con sus profesoras -éstas cubiertas con el chador de pies a cabeza- tocando y cantando a voz en grito. ¡¡Se lo estaban pasando genial!!
Supongo que les demostraban la acústica del sitio. De cuando los hombres no se servían de artificios tecnológicos para hacerse escuchar, sino de una cuidada arquitectura.
Entre los niños, también a un par de vendedores de juguetitos para los críos, prestos a intentar que éstos se gastaran las perras que quizá sus madres les habían dado para la excursión. Un pequeño viaje a mi propia infancia 😉
¿Quieres comprobar la fiesta que tenían montada? ¡Dentro vídeo!!
Las ruinas de Pella suelen ser incluidas en esta excursión, pero no merecen la pena
Pella es un pequeño yacimiento romano que en realidad son cuatro columnas detrás de una valla metálica. Te lo puedes saltar tranquilamente, la verdad. Si quieres ir te aviso: la carretera hasta Pella es una comarcal estrecha y llena de curvas que discurre por las laderas de estos montes. En ella te encontrarás con varios puestos militares. Tendrás que parar y es probable que te pidan el pasaporte, como nos ocurrió a nosotros.
Impresiona ver a los soldados en los tanques junto a la carretera. Con la metralleta (o batería antiaérea) presta para disparar. Estamos frente a la frontera con Israel. Es un punto caliente de este mundo loco en el que vivimos.
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Ajlun y su castillo
El otro punto con el que cerraríamos esta visita es Ajlun, a 73 km de Amman. Ajlun es un pueblo o pequeña ciudad con una comunidad de cristianos y un par de iglesias que conviven en paz con los vecinos musulmanes.
Aquí recaló el gran viajero Ibn Battuta. Sólo por eso, por pisar el mismo suelo que él, ya merece la pena acercarse. Pero no te preocupes que hay más 😊
A tres kilómetros del pueblo se alza la fortaleza de qala’at al-Rabadh. Fue construida para intentar detener el avance de los Cruzados por estas tierras. Una fortaleza o castillo con su foso bien excavado en la roca, su pozo aún en uso y su puente levadizo.
Las malas lenguas dicen que «psché, castillos los hay mejores en España». Y yo digo que bueno, a mí este tipo de afirmaciones, hayan estado allí o no, me parecen prepotentes e incultas. Y además afirmo que en este caso es incierta. ¿Por qué? Porque es un castillo impresionante y muy bien conservado, y punto.
El ambiente en Ajlun
De nuevo, no obstante, aunque el castillo de Ajlun es muy chulo, lo que nos encandiló fue el ambiente de ese día. Aquí había mucho más turismo local que en Um Qays. A lo mejor era la hora punta, porque ya estábamos cerca del mediodía.
Un buen número de mujeres circulaban por allí en grupo y tenían muchas ganas de interactuar con nosotras y nosotros! (éramos cinco, tres mujeres y dos hombres). Supongo que formamos parte del acontecimiento del día festivo.
De hecho, al poco de entrar en el interior del castillo, nos encontramos posando para sus móviles entre un nutrido grupo de mujeres y niños. Todo aquél que llegaba se sumaba a la «fiesta».
Nos hacíamos fotos y nos las mostrábamos. Pedían más. Nos pasaban al bebé (asustadillo el pobre) para liberarse los brazos y hacernos más fotos. Estuvimos con ellas un buen rato, entre risas y gestos de cariño. No sé muy bien cómo empezó la cosa, pero sí sé que fue uno de esos grandes momentos sencillos y bonitos que nos regalan los viajes.
Cómo subir a la fortaleza de Ajlun y tips para la visita
El castillo de Ajlun está a tres kilómetros del pueblo y todo el tiempo es cuesta arriba. Si has llegado en autobús a Ajlun, lo mejor es coger un taxi que te suba. O bien prepara agua y para arriba! Si llevas tu propio vehículo, puedes subir hasta el parking próximo a la entrada.
En el castillo no hay donde comer, pero sí alguna tienda donde venden helados y patatas fritas en el exterior. Nos vino muy bien para aguantar la vuelta dado que ya eran casi las 15.00 h. y no habíamos comido. Por cierto, si te animas a comer un helado (manufacturados o «de marca»), te recomiendo el cono de nata, canela y pistacho. Sabor árabe a tope y riquísimo! 😊
👉 La entrada al castillo es muy barata, no recuerdo bien pero son 1 ó 2 dinares.
💡 Una buena solución para visitar Ajlun es apuntarte a esta excursión que te además te lleva a las fantásticas ruinas de Jerash o Gerasa y a una playa del Mar Muerto. ¡Completísima y en 1 día!
Las calles de Ajlun
Tanto al subir como al bajar del castillo, observamos las calles del Ajlun actual. Nosotros íbamos en coche con conductor, tipo taxi, y no paramos a dar una vuelta. Debíamos volver a Amman o el chófer nos mataba, ja, ja!
Pero observé atentamente esa Jordania que no está en las guías de viaje. Y me gustó. Me hubiera quedado un buen rato, la verdad.
Ese día el mercado estaba abierto. El panadero estaba a tope sacando los deliciosos panes del horno. Las calles tenían un aspecto ruinoso y polvoriento, pero un ambiente muy tranquilo.
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Buenas noches Ali , Jordania es un oasis por ahora allí , es con suerte que se pueda viajar , uno a traves de la distancia conoce Petra , pero esos lugares que nos muestras aqui , no son muy conocidos , cada uno tiene su historia , quizas para los amantes de los viajes , pero – principalmente – y de la tranquilidad , es un lugar perfecto , quizas no haya mucho para ver , pero me encanta los registros o evidencias pasadas de antiguos pueblos que pasaron por allí , y me sorprende la sencillez de esas personas , lejos de la guerra en sus cercanías , tras fronteras , espero que vivas muchísimos años , así sigo desde mi casa , viajando por aquellos lugares por donde tus pies recorre , saludos y cuídate .
Hola Hugo! Muchas gracias por tus bonitas palabras y reflexiones. Me alegro de que viajes conmigo, aunque sea virtualmente 🙂 saludos!