
Una de las «visitas» que se pueden hacer en la ciudad nabatea es de la que os hablo hoy: subir al Monasterio de Petra, el Ad-Deir. Algo más de 750 escalones de piedra y parte de camino, entre paredes de piedra y abismos. Tan espectacular como el resto del yacimiento arqueológico más famoso de Jordania.
¿Merece la pena emplear unas 2 horas y media (esto es muy variable, depende mucho de las paradas que hagáis, el ritmo, el tiempo que paséis arriba, etc.) en subir y bajar de allí?
Sí!! merece muchísimo la pena!
La subida al Monasterio de Petra
El camino es esforzado, no lo voy a negar. Además hay que ir pendiente de los burritos que suben a los turistas y viajeros que no quieren o no pueden andar. Si no os echáis a un lado podéis caeros, y de hecho le ocurrió a una mujer que bajaba cuando nosotros subíamos. No se dio cuenta de que se le venía encima un burro, se asustó, resbaló y se partió el labio. ¡Avisados estáis!
Pero bueno, eso, que también se puede subir en burro aunque con la verticalidad de algunos tramos no sé yo qué es mejor.
Efectivamente, la pendiente es importante en varias zonas, y la piedra ha tornado en resbaladiza de tantos pasos dados sobre ella. O bien hay arena y piedrecillas sueltas que también pueden ocasionar un resbalón.
Y con todo y con eso, es un paseo bonito, y una meta magnífica.
Por el camino os encontraréis con los beduinos, algunos de los cuales parece ser que aún viven en Petra. Tienen puestos de souvenirs, y agradecen mucho desde una sonrisa hasta una naranja. Vistos de cerca, te das cuenta de que son realmente pobres. El calzado que llevan se cae a pedazos, la ropa también… y sin embargo son amables y sonrientes, como la grandísima mayoría de jordanos que he conocido.
El Monasterio de Petra
Cuando llegamos arriba, la gran fachada del Monasterio nos compensa del esfuerzo, del calor y del sudor.
Personalmente me resultó más impresionante que la fachada del Tesoro. Quizá porque aparenta estar mejor conservada. Es perfecta, y se puede entrar en el interior, si se os dan bien los saltos claro. ¡Si parece que fue construida ayer mismo!
Más allá del Monasterio de Petra
Ahí no acaba la cosa.
Cuando hayáis repuesto fuerzas, ya sea comiendo algo que llevéis encima o repostando en un chiringuito muy agradable que hay justo frente al Monasterio, seguid subiendo un poco más. Hay varios miradores.
Si vais hacia la derecha, evitando el que concentra más gente y que es donde (creo) se ubica la tumba de Aarón, llegaréis a un peñasco desde el que divisar un paisaje lunar impresionante con el desierto al fondo. Se trata del valle de la Araba y el desierto de Cades.
Tomaos un momento de disfrute solitario, sin conversación. Vosotros y vuestros pensamientos, y… a disfrutar!
Y al volver, no dejéis de admirar una vez más esa colosal obra de los antiguos habitantes de Jordania.
