El viaje al Norte de Pakistán ha quedado en mi memoria como uno de los más bonitos y entrañables que he hecho. La amabilidad de sus gentes, los paisajes alucinantes y las montañas son inolvidables. Aquí tienes un artículo donde resumo qué ver en Pakistán (Norte) para que te hagas una idea global.
Qué ver en Pakistán, de las montañas a sus gentes
Tenía mis dudas a la hora de viajar a Pakistán, y de ello hablé en las primeras impresiones de este país, pero todas mis expectativas se vieron muy superadas.
En el norte de Pakistán se dan cita tres grandes cordilleras, las más altas del planeta: Himalaya, Karakorum e Hindu Kush. La gente, desde los baltíes hasta los kalash, es realmente amable y acogedora. Hay muchos pueblos encantadores, y los paisajes no se detienen en las cimas. Los valles, los altiplanos y los ríos son una maravilla.
Es difícil elegir una ruta, en especial si vas a viajar por tu cuenta y sólo tienes unas semanas, pero también puedo decirte que es difícil no encontrar sitios impresionantes allá por donde vayas. Lo malo, que te dé pena haberte perdido otros igual de bonitos.

Yo no puedo hablarte de todos, lógicamente, pero el viaje que hice en el verano de 2024, con una agencia española, era bastante completo y sí puedo señalar los más importantes e impresionantes.
Si buscas consejos prácticos para viajar a Pakistán como tramitar el visado, seguridad, moneda, idioma, normas de comportamiento, fotografía, etc., te animo a que leas mi guía del Norte de Pakistán donde encontrarás toda esta información.
Aquí tienes la lista de sitios de los que voy a hablar, por si tienes un poco de prisa:
En este mapa interactivo puedes ver señalados todos los sitios, además de los hoteles en los que me alojé. Haciendo zoom y utilizando los filtros de la parte superior, puedes encontrar más alojamientos 😊
Islamabad y Rawalpindi, las grandes urbes del Norte de Pakistán
Islamabad es la capital de Pakistán y la puerta de entrada más común si vas a hacer un recorrido por el norte del país.
Se trata de una ciudad bastante nueva, de arquitectura racional y moderna, con amplias avenidas. A primera vista, hay poco “tipismo”. Pero es el paso obligado y siempre puedes visitar la gran mezquita, el monumento de Pakistán, subir a las colinas cercanas, y tomar el pulso a la calle en la zona más comercial y llena de restaurantes.

Rawalpindi es la otra cara de la moneda. Caótica, viva, llena de bazares con mucho colorido y gente. Con restos de la ciudad palaciega que fue. Puede resultar muy intensa, sobre todo para un primer día en el país, pero también muy interesante, así que no te la pierdas.
Aquí tienes una guía con lo que puedes ver y hacer en Islamabad y Rawalpindi.

Fairy Meadows, a los pies del Nanga Parbat
Aunque llegar no sea fácil, y suponga sufrir un tratamiento de choque contra el vértigo, no subir a Fairy Meadows es un pecado.
Desde este balcón de alta montaña tienes unas vistas increíbles del Nanga Parbat, uno de los ochomiles que hay en Pakistán. Estamos en las estribaciones del Himalaya y es un paraíso montañero en el que hay que pasar al menos una noche. De mis recuerdos más bonitos del país, y eso que tengo muchos.
Si te gusta el trekking, hay rutas de no mucho tiempo y dificultad desde Fairy Meadows, aunque es mejor que te informes bien y vayas con un guía local que seguro puedes conseguir allí mismo, sobre todo si no es la temporada alta de expediciones.

Tarishing, en el otro lado del Nanga Parbat
¿Te conformas con ver una vez el Nanga Parbat? ¿Estaba demasiado nublado en Fairy Meadows para saborear esa montaña en la distancia? Pues en Tarishing tienes otra oportunidad de verla, desde su cara norte.
Tarishing está al fondo de un valle precioso en el que las aldeas se alternan con cultivos de cereales y árboles frutales. El viaje de varias horas, necesariamente en 4×4, ya merece la pena en sí mismo.
Para llegar hay que cruzar el cañón de Astore, que es sencillamente espectacular, y desviarse después de pasar el pueblo de Gori Kote, que también es muy chulo.

Cuando llegas a Tarishing te encuentras con que estás casi debajo de la cara norte del Nanga Parbat, con la difícil Pared Rupal a la vista (si no hay nubes). Es otro plato fuerte del que muchos prescinden por falta de tiempo y que te recomiendo mucho.

Parque Nacional de Deosai
Para ir a Skardu desde Tarishing, lo mejor es cruzar las planicies del Parque Nacional de Deosai, la “tierra de los gigantes” según la cultura popular.
Este Parque Nacional sólo abre en verano, cuando la nieve se retira y da paso a las praderas y flores en las que habitan miles de marmotas. Este es uno de los grandes tesoros naturales de la región del Baltistán y te lo enseño en detalle aquí.


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Skardu, la puerta a las maravillas del Karakorum
Skardu es una de las ciudades más importantes de Gilgit-Baltistán y es una parada obligada para todos los que van a explorar los valles de esta parte de la cordillera del Karakorum.
En sí misma no parece bonita, pero sus bazares están bien y son otra oportunidad para relacionarse con la gente local. También puedes ir a ver el Budha Mantal Rock, un vestigio muy importante de los tiempos en que Baltistán era tierra budista.
Además, cerca de ella están los desiertos Katana y Sarfaranga, los “desiertos fríos”. Por desgracia yo no fui a verlos, el tiempo no es infinito y al final hay que priorizar. Sólo te digo que las fotos que he visto de estos sitios son bastante flipantes.


Valle de Hushe
Llega el turno de otro de mis sitios favoritos del Norte de Pakistán.
El Valle de Hushe es una preciosidad llena de aldeas, cultivos, y unas montañas de pura roca que no te dejan parpadear.
En el mes de agosto la cosecha del trigo anima las carreteras, caminos y pueblos. También se recogen y ponen a secar los albaricoques, aunque en primavera o en otoño hay otra cosecha de esta fruta.
Se necesitan unos tres días para visitarlo y hacer algún trekking. Estos serían mis imprescindibles:
No te pierdas mi relato y guía del Valle de Hushe, con las historias y personas que conocí, además de muchas fotos.


Gilgit, la ciudad de los bazares
Volviendo a Skardu después de visitar el Valle de Hushe, lo normal es que continúes hacia Gilgit, otra ciudad por la que hay que pasar sí o sí para llegar a otro de los sitios más famosos y bonitos de estas montañas.
Para llegar a Gilgit hay que ir por el Cañón de Rondu, una carretera vertiginosa junto al río Indo y sus aguas bravas.

Gilgit está rodeada de picos de más de 7.000 metros y es otra de las ciudades importantes de la región Gilgit-Baltistán. Antigua parada importante de la Ruta de la Seda, conserva sus bazares y un ambiente tradicional muy interesante. Puedes leer más de Gilgit en este artículo.

Valle de Hunza
El Valle de Hunza es, quizá, el sitio más visitado del norte de Pakistán. Tanto por el turismo local (punjabí en su mayoría), como por los extranjeros. Pero es que no es para menos.
Hunza condensa un montón de sitios A-L-U-C-I-N-A-N-T-E-S y desde luego no debe faltar en tu lista de qué ver en Pakistán. Nosotros le dedicamos cinco días, poca broma.
Se trata de un valle de unos 120 kilómetros de longitud al que se asoman un montón de grandes picos del Karakorum que superan los 7.000 metros de altura, algunos acercándose a los ochomil como el Rakaposhi (7.788 m.s.n.m.).
En el Valle de Hunza no te debes perder:
No te pierdas mi experiencia en los glaciares Hopar y Passu.






Paso de Khunjerab
El Paso de Khunjerab es accesible desde Passu, siguiendo la carretera hacia la frontera con China. Porque ahí está la frontera con el país vecino.
Se trata de una excursión ex-professo, de varias horas y de ida y vuelta, pero si te gusta pisar sitios míticos y simbólicos, ya que fue un importante paso de la Ruta de la Seda, te animo a que lo hagas.
Además, el paisaje de las montañas, los altiplanos, y la fauna salvaje que, con un poco de suerte, puedes ver, compensan la pequeña paliza que supone. ESo sí, cuidado con los efectos de la altitud, porque está a 4.693 metros de altura. Aquí te conté mucho más sobre esta espectacular frontera.
Te recomiendo que leas mi post sobre cómo evitar el mal de altura, si vas a viajar al Norte de Pakistán.

Paso de Shandur
Volviendo a recorrer el Valle de Hunza para salir de él, es hora de ir hacia Chitral para la última parte del viaje.
Para alcanzar esa ciudad, también importante, hay que ir por el Paso de Shandur. Este es otro puerto de altura (3.760 m.s.n.m.), y es famoso porque allí está el campo de Polo, el deporte nacional de Pakistán, más alto del mundo.
Se trata de una jornada de conducción larga, pero el paisaje es, de nuevo, impresionante.

Chitral
Chitral tampoco destaca por ser una ciudad monumental, ni mucho menos, pero es un buen sitio para hacer noche antes de ir a los valles de los Kalash.
Además, esta ciudad nos sorprendió por el “buen rollo” de su gente, o de sus hombres debería decir, ya que apenas se ven mujeres en la calle.
La mezquita de Chitral es uno de los sitios a visitar. Es preciosa y, pidiendo permiso, puedes entrar a verla. Tampoco hay que perderse las calles del bazar, sobre todo a partir del atardecer y primera hora de la noche, cuando se llenan más de vida.


Valles Kalash
Otra de las joyas que ver en Pakistán son los valles de los Kalash, una etnia animista que ha vivido aislada durante mucho tiempo.
Sus pueblos de arquitectura tradicional son encantadores, las mujeres visten con su ropa tradicional de color negro y con bordados de colores, y el entorno natural es realmente bonito.
En la segunda quincena de agosto celebran uno de sus tres festivales anuales, el Festival de Verano Kalash, por la cosecha, y es toda una experiencia.

Preguntas frecuentes sobre el norte de Pakistán
Espero que este post-resumen de qué ver en Pakistán, centrado en las regiones del norte, te ayude a visualizar la riqueza de este país. Yo estoy deseando volver para conocer el sur y cuando lo haga… te lo contaré 😉
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