Actualizado el 29 diciembre, 2019
Tenía que tener nombre de mujer. La isla Isabela es un pequeño paraíso dentro del Paraíso de las islas Galápagos. Después de un par de días con sus noches en ella, voy a contaros por qué lo creo, y de paso qué ver y hacer por allí.
La isla Isabela es la más grande de Galápagos, pero una de las más despobladas.
Probablemente por eso de ser una de las más despobladas mantenga ese aire de Paraíso. Porque en la isla Isabela hay poca gente. Dicen que allí viven unas 2.000 personas, todas o el 99% en Puerto Villamil. Muchos o todos sonríen. El ritmo es tranquilo y sobre todo parece que libre de preocupaciones. Aunque haberlas, haylas.
También parece el Paraíso porque parece que estés en un lugar muy remoto, y la sensación de desconexión es muy, pero que muy poderosa.
Pero sobre todo la etiqueta de Paraíso se la gana porque aquí se condensan algunos de los paisajes más bellos de las Islas Galápagos.
¿Quién puede resistirse a una ruta entre volcanes, snorkel entre túneles de lava, paseos entre lagunas donde habitan flamencos rosados y atardeceres espléndidos en una playa kilométrica? Todo esto tiene Isabela, y todo esto te voy a contar.
La llegada a Isla Isabela
Antes de entrar en las excursiones que se pueden hacer, tengo que contarte algo de la llegada, porque en sí misma merece la pena :)
Después de casi dos horas y media de ruta en fibra o lancha rápida -el «autobús» que dos veces al día carga y descarga pasajeros entre Santa Cruz e Isabela-, llegas a una hermosa bahía.
No te puedes creer lo que ves. El color del agua, al menos en los días soleados, es impresionante. Toda la gama de turquesas y otros azules se adueñan de tus ojos. Sería mucho mejor sin los yates y barcos, incluso alguno mercante, fondeados aquí y allá, pero no vamos a ponernos quisquillosos.
Hay pequeños islotes de roca volcánica, con algunos matojos verdes, muy verdes, y con suerte podrás ver ya, en ese mismo momento, a alguna tortuga marina nadando por allí.
Para llegar al muelle hay que cambiar de embarcación por una de menos calado. Junto a la pasarela de madera, entre los manglares, algunas iguanas retozan entre la arena y el agua. Alucinante, nunca te acostumbras a tanta fauna rara y tan integrada en el mundo humano. Espera, es al revés ¿no? Nosotros estamos en sus dominios.
Una vez en tierra, hay que pagar una entrada de 10$ por persona en unas mesitas de madera. Todo muy casero. Es la única isla que cobra entrada. Por algo será, me digo.
En menos de un kilómetro ya estás en Puerto Villamil y puedes buscar alojamiento si no lo has reservado antes. Hay suficientes opciones, no preocuparse.
Algunas excursiones que hacer en la isla Isabela
Antes de contártelas, decirte que en GetYourGuide puedes encontrar tours para reservar online, sólo tienes que hacer click aquí.
Excursión al volcán Sierra Negra y Volcán Chico
Aunque represente un pequeño esfuerzo alejarte de ese precioso mar, la verdad es que esta es una de las mejores excursiones que hicimos en las islas Galápagos. Además es una de las más baratas (35$). Y si piensas que no hay muchas oportunidades de adentrarse en un paisaje volcánico joven como este, vamos a catalogarla de imprescindible.
La última erupción de isla Isabela fue en el año 2005. Por suerte no afectó a la única población de la isla, Puerto Villamil.
La ruta son unos 16 kilómetros andando, contando la ida y la vuelta, después de subir hasta el punto de partida. Se hacen con calma y paradas donde el guía de turno te da algunas explicaciones. Las agencias incluyen un picnic, pero debes llevar agua. Todo está medido y bien organizado, y no voy a decir que no es un trekking exigente, pero tampoco hay que llevarse las manos a la cabeza.
Lo que recibes a cambio del esfuerzo es muchísimo.
Desde que visité la isla de Lanzarote con mis padres cuando era apenas una adolescente, no había andado por un mar de lava como este. Me hizo, por tanto, muchísima ilusión porque desde hace tiempo soñaba con ir a un lugar así, y fotografiarlo. Tuve con contenerme para no parar cada dos por tres y quedarme muy retrasada con respecto al grupo variopinto que formamos :)
El camino transcurre primero entre vegetación muy verde. Predominan los árboles de guayaba, colonizadores que se han impuesto a los bosques autóctonos. Después helechos.
Y enseguida llegas al reino de lava y cactus de distintos tipos, rocas que se recortan contra el cielo azul, y nada más. Un lugar impresionante hecho de distintas texturas y colores, que parece de otro planeta, o de otra era geológica.
El volcán más alto alcanza los 1.707 m. de altura y se llama Wolf (Lobo), pero hay seis volcanes más. Todos juntos dieron forma a la isla Isabela.
No llevando más de 15 minutos andando, de repente se abre un enorme cráter. No puedes abarcarlo en una sola mirada. Allá abajo todo es de color ferruginoso, pero las laderas que dibujan sus límites ya están cubiertas de verde, delatando que ha pasado mucho tiempo desde la última erupción. Aun así, algunas fumarolas salen del subsuelo.
Estamos en el segundo cráter volcánico más grande del mundo, justo por detrás del Ngorongoro (Tanzania). Es curioso, pero este año 2017 he visitado ambas calderas, toma ya!
Girando hacia el norte de la isla, ahora sí, aparecen los volcanes Sierra Negra y Chico. Por aquí fue esa última erupción, y se nota. Los colores son muy vivos, y la vegetación aún no ha llegado a establecerse. Dicen que hace tiempo te cruzabas con iguanas amarillas, pero desde que el tránsito de gente es mayor, han huido.
Hay cráteres aquí y allá, pequeños, como de juguete.
Los cactus llamados acertadamente «candelabro» te permiten hacerte una idea del tamaño de las cosas.
Contemplo el mar de piedra falsamente negro, que termina en el océano. Hay bruma en la costa, pero tenemos mucha suerte porque el sol brilla y corre un aire muy agradable. Estamos a 1500 metros sobre el nivel del mar.
De la montaña al mar: snorkel en Los Túneles
No dejamos la lava, pero volvemos al mar. Esta es una de las excursiones más populares y la más cara de las que hicimos en la isla Isabela: 120 $.
Se trata de ir hasta un lugar de la costa que está en el sur de la isla, a unas millas de Puerto Villamil. El lugar en el que los ríos de lava de los dos volcanes más altos pusieron fin a su recorrido. El resultado es un laberinto de arcos y túneles de lava. Según el nivel de la marea, están más o menos sumergidos.
Navegando en paralelo a la costa, el volcán Wolf se yergue orgulloso en la línea del horizonte. Parece que cuanto más te alejas de él más grande se hace, y viceversa. Cosas de la perspectiva.
El mar bulle de vida. Vemos muchas manta-rayas, o rayas gigantes. Incluso una salta por encima del agua dos veces. Majestuosa, brillando a la luz del sol, es una mole de cinco metros de ancho. Y yo con la cámara en la funda… También vemos tortugas asomando la cabeza, ya más cerca de la costa.
Llega un momento en que tenemos que acercarnos. Hay que pasar una barrera de olas bravas que exige al capitán un par de intentos. Por fin pasamos, con el acelerador a tope y los dientes apretados. Lo mismo para volver…
En los Túneles de isla Isabela es donde viven los tiburones de aleta blanca. Hay también rayas doradas, muchas tortugas marinas enormes que comen algas en el fondo marino, pacíficas y asustadizas, e incluso un caballito de mar que vive en los manglares, minúsculo.
La visión de los tiburones dormitando casi amontonados en las cuevas marinas me deja fascinada. La luz del sol atraviesa el agua y crea un fondo de color verde intenso o azul que contrasta con sus figuras, perfectamente recortadas. Una de las mejores experiencias de snorkel, si no fuera porque el guía que nos tocó nos apremiaba y gritaba demasiado a todos. No, no hay fotos de esta parte, lo siento.
Caminando por encima de los túneles nos llevamos otra perspectiva. Coronados por cactus, con algunos piqueros de patas azules anidando allí mismo, vemos el paisaje de otra forma. Un paisaje que hace pensar en el Jurásico y no en el siglo XXI.
Excursión a Las Tintoreras
Las Tintoreras es un islote que está bastante cerca del muelle de Puerto Villamil. Otra excursión bastante económica si la comparas con muchas otras de las Islas Galápagos: 40 $.
Se le llama «las tintoreras» adivina por qué… Sí, has acertado. Aquí en vez de túneles hay canales canales de lava. Y ahí se concentran decenas de tintoreras o tiburones tigre (en España se llama así a los tiburones azules, y a los tiburones pequeños). No tuvimos suerte, el agua aún está caliente en Abril y no los vimos en dichos canales. Pero sí vimos tres tiburones de aleta blanca en el rato de snorkel que tuvimos después. Estaban en uno de esos canales, sobre el fondo, quietos, dormidos. Los canales son muy estrechos y los abarcas con tus brazos extendidos. Pasamos por encima de ellos lentamente, en silencio.
¿No lo he dicho ya? Es increíble ver a estos bichos tan cerca de ti.
Junto a esos canales, un verdadero mar de lava se extiende hasta la orilla del mar. Las rocas puntiagudas duelen sólo de mirarlas. Las normas del Parque Nacional avisan de que no te salgas del camino y claro que no lo vas a hacer, porque no hay por dónde cogerlo. Ni un resquicio seguro para los pies.
Tanto al ir como al volver, la visión de la costa es increíble. Seguramente el barco se acerque a varios islotes. En nuestro caso pudimos ver a placer algunos pingüinos de Galápagos, que son más pequeños de lo habitual. También piqueros de patas azules, leones marinos y pelícanos.
La viva imagen de los folletos turísticos del Caribe (aunque no estemos en ese mar), pero con fauna, que es más especial aún.
La Laguna Villamil
Actividad gratuita y para hacer cuando te plazca, mejor al atardecer. Ya has terminado la excursión del día y lo único que queda es relajarte.
El planazo se llama Laguna Villamil, a la salida de Puerto Villamil. Aquí puedes saborear el silencio sólo roto por los ruiditos de las aves del lugar, y tus pasos sobre las pasarelas de madera. Al final del camino hay un Centro de Crianza de tortugas de Galápagos, pero se hacía ya de noche así que no llegamos.
Seguro que te encuentras con más gente, pero todos respetan el silencio, regla de oro para no molestar y observar con tranquilidad a los flamencos, patos de distintas clases, y otras aves.
Una gran puesta de sol (o dos)
El relax lo puedes extender a la puesta de sol en la kilométrica playa que se extiende frente al acceso a la Laguna. Creo que con una foto de cada atardecer os podéis hacer una idea ;)
Justo ahí, por cierto, hay un lugar llamado la Casa Rosada. Tiene nombre de poema, libro romántico, o canción de Maná. Es alojamiento pero también restaurante y bar de copas, y su terraza está plantada directamente sobre la arena. Tumbarte en una de las hamacas y tomarte un mojito o cenar el pescado del día… ¿quién quiere más en la vida? ;)
Nos faltó…
Ir al Muro de las Lágrimas, un lugar que está a siete kilómetros de Puerto Villamil, de acceso gratuito. La gente suele alquilar una bici, pero también puedes ir andando por la carretera. No fuimos por falta de tiempo y cansancio acumulado. Este muro lo construyeron los presos del penal que hubo en la isla hasta 1959, y guarda mucho sudor y sufrimiento. Lo mantienen como recordatorio de la infamia que supuso.
También el Lago Darwin parece ser una buena opción. Se accede en barca y desde allí puedes contemplar las laderas volcánicas de la isla.
Siempre nos quedará la espinita clavada de no haber dedicado un día más, como mínimo, a esta isla, pero no siempre aciertas.
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- Imágenes y sensaciones de las islas Galápagos
Como siempre, sabes cómo inspirar y añadir nuevos destinos a la lista de los deseos ;)
A través de tus fotos parece un gran destino.
Gracias Kate!! Pues te aseguro que en este caso es así, incluso supera a las fotos a veces… 🙂
Alicia te esperamos pronto de vuelta en Casa Rosada donde siempre tendrás una hamaca reservada para disfrutar de un coco loco y otra atardecer paradisíaca de nuestra isla la más bella, Isabela, Galápagos . Cheers y bon voyage …. Claudia
Qué gran lugar, gracias!